Batalla de los 6 reinos: Los otros Temporada 1 y 2 completas
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Batalla de los 6 reinos: Los otros Temporada 1 y 2 completas
Alto ahí, joven creyente (?). Lo que estas a punto de ver, es "Los Otros", el spin off de Batalla de los 6 reinos. ¿Qué es Batalla de los 6 reinos? pues el mega fic que escribo masomenos desde que entre al foro donde doy mi versión (originalmente intentaba ser canon) de la historia de las 7 sagas clásicas de MK una por una. Actualmente al momento de esta resubida me encuentro por la ¿mitad? de la temporada 6, que suena a que falta poco, pero ando subiendo dos capitulos por año con suerte, así que no. ¿Y que es "Los Otros"?, bueno, es complicado, pero tiene que ver con la tercera temporada del fic (la del MK3) pero la idea es que fuera un fic que tomara como protagonistas humanos comunes (o casi) en medio de la invasión de Kanh, alguien lo describió como un "Survival Horror" ambientado en MK. ¿Se puede leer sin leer el fic troncal? Ni, al principio un poco si, pero luego se entrelaza. De hecho la primer temporada de Los Otros esta pensada para que cada uno de sus 19 capítulos se lean después del capitulo correspondiente del fic troncal (que la tercera temporada duro 20), o sea, el orden de lectura seria:
Fic troncal, temporada 3, capitulo 1.
Los Otros capitulo 1.
Fic troncal, temporada 3, capitulo 2.
Los Otros capitulo 2.
Etc.
Esto no es super mega importante (salvo una o dos veces) pero es la manera en que se concibió esto.
¿Este fic importa para "Batalla de los 6 reinos"? pareceria que no, de hecho, es mi idea que no lo parezca, pero si, importa, pasa en el mismo mundo, y los personajes que salen aca aunque algunos son creados por mi, son importantes a su forma. Parte de eso ya se vio, parte no.
Ahora bien, "Los Otros" tiene una segunda temporada de 5 capítulos que se entrelaza con la cuarta del fic troncal (la del MK4), cada dos capitulos del troncal, se lee un capitulo de esta. Tambien lo voy a subir aca cuando termine la primera, asi no lleno de (mas) posts el foro, y queda todo juntito y mas facil. Ya hablare de ella cuando la resuba. Como siempre que hago resubidas, hay algo de corrección, pero mas que nada ortografica y gramatical, la idea es que se siga notando el espiritu del original.
Links al fic troncal:
Temporada 1: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewtopic.php?t=20167
Temporada 2: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20210
Temporada 3: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20251
Temporada 4: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=18917
Temporada 5: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20417
Temporada 6 (Actual): viewtopic.php?f=9&t=21572&p=331370#p331370
Todavía es de noche en el Earthrealm, pero lentamente el día se acerca. En una pequeña casa en las afueras de la ciudad, una familia duerme plácidamente sin saber lo que acontecerá dentro de muy poco tiempo.
Un sonido de alarma detiene el silencio.
Una mujer se mueve en la cama somnolienta con su largo cabello rojo tapando su bello rostro, y golpea a su marido, “levántate, ya está sonando tu alarma”.
El hombre del otro lado, de pelo rubio brillante, se levanta y da un pequeño bostezo.
“Buenos días, querida”.
“Son las cinco de la mañana, aun no es de día, déjame dormir un poco más”.
El hombre sonríe, “puedes dormir pero no te olvides de despertarte a las seis”.
“A partir de la semana que viene”.
La risa ahora es notoria, “siempre la misma”.
El hombre dio un beso a su mujer, se puso su remera de color azul, y sus pantalones negros, una gorra en la cabeza, y se preparó para salir, no sin antes ver a su hija que dormía tranquilamente en su cama.
“Bien, hora de trabajar”.
Unos pocos minutos después, el hombre se encontraba con sus compañeros formando un cordón y portando gigantescos escudos.
“Como odio esto”, dijo uno de los hombres, “¿acaso estos malditos manifestantes no duermen?”.
“No deberías decir eso”, nuevamente, era el hombre rubio el que hablaba, “ellos defienden lo que quieren, y está bien, pero nosotros también tenemos que defender lo que valoramos”.
“Si…, el salario mínimo…, Stryker, ¿por qué no dejas de ser tan simplón?”.
“¿De qué hablas?”.
“La vida no es siempre pura alegría como tú la ves, solo porque has tenido suerte por un tiempo, no significa que el infierno no te alcance algún día, tenlo por seguro”.
“Yo podría decirte exactamente lo contrario a ti”.
“Pero…”.
“Ya cállate, Gus”, levantó la voz otro hombre de gran altura y brazos que resaltaban debajo del escudo, “sabes que no puedes ganarle una discusión, allí vienen”.
Los manifestantes se acercaron lentamente al ministerio que Stryker y su grupo cuidaban, los policías se prepararon para cualquier problema, pero no para esto.
Uno a uno los manifestantes soltaron cada elemento que portaban, carteles, cacerolas, cualquier cosa, y todos miraron al cielo.
Los policías no sabían qué hacer, hasta que lentamente se dieron vuelta y sacaron sus cascos.
En lo alto, un gigantesco rayo había partido el cielo en dos y lo cubría todo con un color rojo como la sangre.
Lentamente, cada persona que se encontrara allí se fue desvaneciendo hasta convertirse en una vaga luz que salió flotando al infinito.
Todos no, Stryker quedó allí, rodeado de la nada en medio de la calle, estaba solo…, tal vez para siempre.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 1: “Solos”.
Alakran pestañeó varias veces, de una cosa estaba muy seguro, hasta hace un segundo, enfrente de él estaba una mujer muy hermosa a punto de recibir su cuchillo directo en el cuello, y no metafóricamente, pero ahora, no había nada.
Miró hacia el cielo, el color rojo era algo extraño, pero Alakran había visto cosas peores y no se sorprendió. Tarde o temprano, se adaptaría a lo que esto significara, como siempre.
Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió fácilmente, decidió empezar a caminar.
El es un asesino, no solo porque se gane la vida con eso, el directamente es un asesino por naturaleza, buscado en más de treinta países a lo largo de tres continentes, se ha hecho muchos enemigos a lo largo de los años, y amigos…, en general no le duran mucho.
Se sacó su chaqueta negra, de repente hacía mucho calor, raro, porque estaban en otoño, y se apoyó en un pequeño Mercedez abandonado en medio de la calle.
A lo lejos había explosiones, fuego por todos lados, pero nada vivo, significaba que alguien había hecho su trabajo mejor que él.
Al menos no tendría problemas para conseguir cigarrillos.
En medio del rojo, Alakran no resaltaba mucho, su remera era de ese color, rota en varias partes por los años y sin mangas, sus pantalones raidos de color negro, como su pelo.
Muchas chicas opinaban que entraba en la categoría de guapo, algunas de ellas murieron, las otras solo se sintieron un poco utilizadas.
Una persona apareció caminando en la calle, se lo veía desorientado, aunque se notaba que era un policía o algo similar.
De repente, sacó una pistola.
“Tu, quédate quieto”, gritó.
“No pienso ir a ningún lado”, respondió Alakran sin expresar el menor sentimiento.
El policía se acercó lentamente.
“¿Qué ha pasado aquí?”.
“Yo diría, oficial, que llegó el apocalipsis y solo quedamos nosotros, habrá que repoblar la tierra, pero tu serás el pasivo”.
“No te pases de listo conmigo”, el policía estaba nervioso, tal vez demasiado, pero Alakran sabía que no dispararía, era conocido, Curtis Stryker, un oficial modelo, salía en la televisión o en los diarios a veces, “espera, yo te conozco, ¿eres…?”.
“Si, soy Santa Claus”.
“No te rías de mi”, Stryker levantó la pistola, “eres el tal Alakran, se bien de ti, te buscan en muchos lados”.
“Me halagas”.
“No te muevas o disparo”.
“No lo hare, no quiero un hoyo en la cabeza”.
“…, Toma, ponte esto”.
Stryker le tiró unas esposas.
“Eres el primer policía que le da las esposas al criminal”.
“Póntelas o disparo”.
“Mira, lo voy a hacer, pero dudo que sirva de algo, no sé adónde podrás llevarme”.
“Dije que te las pongas”.
“…, Si, si, ya va”, Alakran se las puso, miró a Stryker, que sudaba en grandes cantidades mientras jadeaba sin parar, “¿feliz?”.
“Bien, ahora date vuelta con las manos en la espalda”.
“Me hubieras avisado antes de ponerme las esposas, sácamelas y empezamos de nuevo”.
“Da igual, ponte contra el auto”.
Alakran se apoyó en el auto, Stryker palpó los bolsillos y sacó dos cuchillos muy afilados y una Desert Eagle.
“Tienes derecho a un abogado, en caso de no…”.
“Ya, párale, no tiene sentido nada de lo que haces, dudo que haya un maldito abogado vivo”.
“Y sobre todo tiene derecho a guardar silencio, y espero que lo cumpla”.
Después de unos segundos así, Stryker volvió a hablar, “levántate”.
“¿Para qué me pusiste aquí ya que estamos?”.
“Ahora dime… ¿Qué está pasando?”.
“Tengo tanta idea como tú”.
“No te pases de listo”.
“Mira, tienes suerte de que no suelo matar policías, pero si quisiera te hubiera arrancado la tráquea sin problemas…”.
“Cállate”.
“Cállate tu”, el asesino largó un insulto, “me harte de esta basura”, Alakran rompió las esposas con una pequeña púa que tenía en el dedo y de una patada arrojó el arma de Stryker lejos.
Stryker se corrió hacia atrás, Alakran agarró uno de sus cuchillos y lo lanzó con precisión apuntando a la cara de su enemigo, pero este lo frenó con la mano en el aire.
“Ah, esto será más interesante de lo que esperaba”.
Alakran golpeó una patada pero Stryker la frenó, y devolvió con un golpe. Alakran agarró el brazo de su oponente y se preparo para doblarlo, pero antes de que pudiera hacerlo recibió una patada en el estomago, y al caer lejos vio como caía una granada de humo al lado suyo.
“No me hagas reír”, de todas formas Alakran al no ver nada empezó a sufrir golpes por todos lados, hasta que logró agarrar la mano de Stryker y con una toma lo mandó lejos.
Stryker se levantó con dolor, y recibió una patada en la nariz que lo hizo sangrar, cuando abrió los ojos Alakran lo miraba con un cuchillo en la mano, y lo arrojó.
Dio al lado de la cara de Stryker.
“Vamos, levántate”, dijo Alakran.
“¿Qué haces?”.
“No sé qué piensas tu realmente, pero me parece que somos los únicos dos en kilómetros a la redonda, así que mejor que trabajemos juntos”.
“No hago acuerdos con criminales”.
“No sé si tienes otra opción ahora”.
Stryker quedó con mala cara unos segundos, y entonces le dio la mano a su oponente.
“No estoy de acuerdo con esto”.
“¿Te crees que yo sí?, pero es lo que hay, ¿me pregunto dónde estarán todos?”.
De repente se escuchó un ruido.
“¿Qué fue eso?”.
“Abajo”, gritó Alakran.
Un extraño rayo pasó por arriba de ellos.
Un ser de aspecto arrugado y dientes horribles salió de arriba de una loma, y con furia sacó dos cuchillas de sus manos.
“OK, esto se está poniendo raro”.
“Al menos es uno solo”, dijo Stryker.
Entonces por todos lados siguieron saliendo seres con esa forma.
“Hubiera preferido que te callaras”.
Continuara…
Todavía es de noche en el Earthrealm, pero lentamente el día se acerca. En una pequeña casa en las afueras de la ciudad, una familia duerme plácidamente sin saber lo que acontecerá dentro de muy poco tiempo.
Un sonido de alarma detiene el silencio.
Una mujer se mueve en la cama somnolienta con su largo cabello rojo tapando su bello rostro, y golpea a su marido, “levántate, ya está sonando tu alarma”.
El hombre del otro lado, de pelo rubio brillante, se levanta y da un pequeño bostezo.
“Buenos días, querida”.
“Son las cinco de la mañana, aun no es de día, déjame dormir un poco más”.
El hombre sonríe, “puedes dormir pero no te olvides de despertarte a las seis”.
“A partir de la semana que viene”.
La risa ahora es notoria, “siempre la misma”.
El hombre dio un beso a su mujer, se puso su remera de color azul, y sus pantalones negros, una gorra en la cabeza, y se preparó para salir, no sin antes ver a su hija que dormía tranquilamente en su cama.
“Bien, hora de trabajar”.
Unos pocos minutos después, el hombre se encontraba con sus compañeros formando un cordón y portando gigantescos escudos.
“Como odio esto”, dijo uno de los hombres, “¿acaso estos malditos manifestantes no duermen?”.
“No deberías decir eso”, nuevamente, era el hombre rubio el que hablaba, “ellos defienden lo que quieren, y está bien, pero nosotros también tenemos que defender lo que valoramos”.
“Si…, el salario mínimo…, Stryker, ¿por qué no dejas de ser tan simplón?”.
“¿De qué hablas?”.
“La vida no es siempre pura alegría como tú la ves, solo porque has tenido suerte por un tiempo, no significa que el infierno no te alcance algún día, tenlo por seguro”.
“Yo podría decirte exactamente lo contrario a ti”.
“Pero…”.
“Ya cállate, Gus”, levantó la voz otro hombre de gran altura y brazos que resaltaban debajo del escudo, “sabes que no puedes ganarle una discusión, allí vienen”.
Los manifestantes se acercaron lentamente al ministerio que Stryker y su grupo cuidaban, los policías se prepararon para cualquier problema, pero no para esto.
Uno a uno los manifestantes soltaron cada elemento que portaban, carteles, cacerolas, cualquier cosa, y todos miraron al cielo.
Los policías no sabían qué hacer, hasta que lentamente se dieron vuelta y sacaron sus cascos.
En lo alto, un gigantesco rayo había partido el cielo en dos y lo cubría todo con un color rojo como la sangre.
Lentamente, cada persona que se encontrara allí se fue desvaneciendo hasta convertirse en una vaga luz que salió flotando al infinito.
Todos no, Stryker quedó allí, rodeado de la nada en medio de la calle, estaba solo…, tal vez para siempre.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 1: “Solos”.
Alakran pestañeó varias veces, de una cosa estaba muy seguro, hasta hace un segundo, enfrente de él estaba una mujer muy hermosa a punto de recibir su cuchillo directo en el cuello, y no metafóricamente, pero ahora, no había nada.
Miró hacia el cielo, el color rojo era algo extraño, pero Alakran había visto cosas peores y no se sorprendió. Tarde o temprano, se adaptaría a lo que esto significara, como siempre.
Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió fácilmente, decidió empezar a caminar.
El es un asesino, no solo porque se gane la vida con eso, el directamente es un asesino por naturaleza, buscado en más de treinta países a lo largo de tres continentes, se ha hecho muchos enemigos a lo largo de los años, y amigos…, en general no le duran mucho.
Se sacó su chaqueta negra, de repente hacía mucho calor, raro, porque estaban en otoño, y se apoyó en un pequeño Mercedez abandonado en medio de la calle.
A lo lejos había explosiones, fuego por todos lados, pero nada vivo, significaba que alguien había hecho su trabajo mejor que él.
Al menos no tendría problemas para conseguir cigarrillos.
En medio del rojo, Alakran no resaltaba mucho, su remera era de ese color, rota en varias partes por los años y sin mangas, sus pantalones raidos de color negro, como su pelo.
Muchas chicas opinaban que entraba en la categoría de guapo, algunas de ellas murieron, las otras solo se sintieron un poco utilizadas.
Una persona apareció caminando en la calle, se lo veía desorientado, aunque se notaba que era un policía o algo similar.
De repente, sacó una pistola.
“Tu, quédate quieto”, gritó.
“No pienso ir a ningún lado”, respondió Alakran sin expresar el menor sentimiento.
El policía se acercó lentamente.
“¿Qué ha pasado aquí?”.
“Yo diría, oficial, que llegó el apocalipsis y solo quedamos nosotros, habrá que repoblar la tierra, pero tu serás el pasivo”.
“No te pases de listo conmigo”, el policía estaba nervioso, tal vez demasiado, pero Alakran sabía que no dispararía, era conocido, Curtis Stryker, un oficial modelo, salía en la televisión o en los diarios a veces, “espera, yo te conozco, ¿eres…?”.
“Si, soy Santa Claus”.
“No te rías de mi”, Stryker levantó la pistola, “eres el tal Alakran, se bien de ti, te buscan en muchos lados”.
“Me halagas”.
“No te muevas o disparo”.
“No lo hare, no quiero un hoyo en la cabeza”.
“…, Toma, ponte esto”.
Stryker le tiró unas esposas.
“Eres el primer policía que le da las esposas al criminal”.
“Póntelas o disparo”.
“Mira, lo voy a hacer, pero dudo que sirva de algo, no sé adónde podrás llevarme”.
“Dije que te las pongas”.
“…, Si, si, ya va”, Alakran se las puso, miró a Stryker, que sudaba en grandes cantidades mientras jadeaba sin parar, “¿feliz?”.
“Bien, ahora date vuelta con las manos en la espalda”.
“Me hubieras avisado antes de ponerme las esposas, sácamelas y empezamos de nuevo”.
“Da igual, ponte contra el auto”.
Alakran se apoyó en el auto, Stryker palpó los bolsillos y sacó dos cuchillos muy afilados y una Desert Eagle.
“Tienes derecho a un abogado, en caso de no…”.
“Ya, párale, no tiene sentido nada de lo que haces, dudo que haya un maldito abogado vivo”.
“Y sobre todo tiene derecho a guardar silencio, y espero que lo cumpla”.
Después de unos segundos así, Stryker volvió a hablar, “levántate”.
“¿Para qué me pusiste aquí ya que estamos?”.
“Ahora dime… ¿Qué está pasando?”.
“Tengo tanta idea como tú”.
“No te pases de listo”.
“Mira, tienes suerte de que no suelo matar policías, pero si quisiera te hubiera arrancado la tráquea sin problemas…”.
“Cállate”.
“Cállate tu”, el asesino largó un insulto, “me harte de esta basura”, Alakran rompió las esposas con una pequeña púa que tenía en el dedo y de una patada arrojó el arma de Stryker lejos.
Stryker se corrió hacia atrás, Alakran agarró uno de sus cuchillos y lo lanzó con precisión apuntando a la cara de su enemigo, pero este lo frenó con la mano en el aire.
“Ah, esto será más interesante de lo que esperaba”.
Alakran golpeó una patada pero Stryker la frenó, y devolvió con un golpe. Alakran agarró el brazo de su oponente y se preparo para doblarlo, pero antes de que pudiera hacerlo recibió una patada en el estomago, y al caer lejos vio como caía una granada de humo al lado suyo.
“No me hagas reír”, de todas formas Alakran al no ver nada empezó a sufrir golpes por todos lados, hasta que logró agarrar la mano de Stryker y con una toma lo mandó lejos.
Stryker se levantó con dolor, y recibió una patada en la nariz que lo hizo sangrar, cuando abrió los ojos Alakran lo miraba con un cuchillo en la mano, y lo arrojó.
Dio al lado de la cara de Stryker.
“Vamos, levántate”, dijo Alakran.
“¿Qué haces?”.
“No sé qué piensas tu realmente, pero me parece que somos los únicos dos en kilómetros a la redonda, así que mejor que trabajemos juntos”.
“No hago acuerdos con criminales”.
“No sé si tienes otra opción ahora”.
Stryker quedó con mala cara unos segundos, y entonces le dio la mano a su oponente.
“No estoy de acuerdo con esto”.
“¿Te crees que yo sí?, pero es lo que hay, ¿me pregunto dónde estarán todos?”.
De repente se escuchó un ruido.
“¿Qué fue eso?”.
“Abajo”, gritó Alakran.
Un extraño rayo pasó por arriba de ellos.
Un ser de aspecto arrugado y dientes horribles salió de arriba de una loma, y con furia sacó dos cuchillas de sus manos.
“OK, esto se está poniendo raro”.
“Al menos es uno solo”, dijo Stryker.
Entonces por todos lados siguieron saliendo seres con esa forma.
“Hubiera preferido que te callaras”.
Continuara…
Fic troncal, temporada 3, capitulo 1.
Los Otros capitulo 1.
Fic troncal, temporada 3, capitulo 2.
Los Otros capitulo 2.
Etc.
Esto no es super mega importante (salvo una o dos veces) pero es la manera en que se concibió esto.
¿Este fic importa para "Batalla de los 6 reinos"? pareceria que no, de hecho, es mi idea que no lo parezca, pero si, importa, pasa en el mismo mundo, y los personajes que salen aca aunque algunos son creados por mi, son importantes a su forma. Parte de eso ya se vio, parte no.
Ahora bien, "Los Otros" tiene una segunda temporada de 5 capítulos que se entrelaza con la cuarta del fic troncal (la del MK4), cada dos capitulos del troncal, se lee un capitulo de esta. Tambien lo voy a subir aca cuando termine la primera, asi no lleno de (mas) posts el foro, y queda todo juntito y mas facil. Ya hablare de ella cuando la resuba. Como siempre que hago resubidas, hay algo de corrección, pero mas que nada ortografica y gramatical, la idea es que se siga notando el espiritu del original.
Links al fic troncal:
Temporada 1: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewtopic.php?t=20167
Temporada 2: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20210
Temporada 3: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20251
Temporada 4: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=18917
Temporada 5: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20417
Temporada 6 (Actual): viewtopic.php?f=9&t=21572&p=331370#p331370
Todavía es de noche en el Earthrealm, pero lentamente el día se acerca. En una pequeña casa en las afueras de la ciudad, una familia duerme plácidamente sin saber lo que acontecerá dentro de muy poco tiempo.
Un sonido de alarma detiene el silencio.
Una mujer se mueve en la cama somnolienta con su largo cabello rojo tapando su bello rostro, y golpea a su marido, “levántate, ya está sonando tu alarma”.
El hombre del otro lado, de pelo rubio brillante, se levanta y da un pequeño bostezo.
“Buenos días, querida”.
“Son las cinco de la mañana, aun no es de día, déjame dormir un poco más”.
El hombre sonríe, “puedes dormir pero no te olvides de despertarte a las seis”.
“A partir de la semana que viene”.
La risa ahora es notoria, “siempre la misma”.
El hombre dio un beso a su mujer, se puso su remera de color azul, y sus pantalones negros, una gorra en la cabeza, y se preparó para salir, no sin antes ver a su hija que dormía tranquilamente en su cama.
“Bien, hora de trabajar”.
Unos pocos minutos después, el hombre se encontraba con sus compañeros formando un cordón y portando gigantescos escudos.
“Como odio esto”, dijo uno de los hombres, “¿acaso estos malditos manifestantes no duermen?”.
“No deberías decir eso”, nuevamente, era el hombre rubio el que hablaba, “ellos defienden lo que quieren, y está bien, pero nosotros también tenemos que defender lo que valoramos”.
“Si…, el salario mínimo…, Stryker, ¿por qué no dejas de ser tan simplón?”.
“¿De qué hablas?”.
“La vida no es siempre pura alegría como tú la ves, solo porque has tenido suerte por un tiempo, no significa que el infierno no te alcance algún día, tenlo por seguro”.
“Yo podría decirte exactamente lo contrario a ti”.
“Pero…”.
“Ya cállate, Gus”, levantó la voz otro hombre de gran altura y brazos que resaltaban debajo del escudo, “sabes que no puedes ganarle una discusión, allí vienen”.
Los manifestantes se acercaron lentamente al ministerio que Stryker y su grupo cuidaban, los policías se prepararon para cualquier problema, pero no para esto.
Uno a uno los manifestantes soltaron cada elemento que portaban, carteles, cacerolas, cualquier cosa, y todos miraron al cielo.
Los policías no sabían qué hacer, hasta que lentamente se dieron vuelta y sacaron sus cascos.
En lo alto, un gigantesco rayo había partido el cielo en dos y lo cubría todo con un color rojo como la sangre.
Lentamente, cada persona que se encontrara allí se fue desvaneciendo hasta convertirse en una vaga luz que salió flotando al infinito.
Todos no, Stryker quedó allí, rodeado de la nada en medio de la calle, estaba solo…, tal vez para siempre.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 1: “Solos”.
Alakran pestañeó varias veces, de una cosa estaba muy seguro, hasta hace un segundo, enfrente de él estaba una mujer muy hermosa a punto de recibir su cuchillo directo en el cuello, y no metafóricamente, pero ahora, no había nada.
Miró hacia el cielo, el color rojo era algo extraño, pero Alakran había visto cosas peores y no se sorprendió. Tarde o temprano, se adaptaría a lo que esto significara, como siempre.
Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió fácilmente, decidió empezar a caminar.
El es un asesino, no solo porque se gane la vida con eso, el directamente es un asesino por naturaleza, buscado en más de treinta países a lo largo de tres continentes, se ha hecho muchos enemigos a lo largo de los años, y amigos…, en general no le duran mucho.
Se sacó su chaqueta negra, de repente hacía mucho calor, raro, porque estaban en otoño, y se apoyó en un pequeño Mercedez abandonado en medio de la calle.
A lo lejos había explosiones, fuego por todos lados, pero nada vivo, significaba que alguien había hecho su trabajo mejor que él.
Al menos no tendría problemas para conseguir cigarrillos.
En medio del rojo, Alakran no resaltaba mucho, su remera era de ese color, rota en varias partes por los años y sin mangas, sus pantalones raidos de color negro, como su pelo.
Muchas chicas opinaban que entraba en la categoría de guapo, algunas de ellas murieron, las otras solo se sintieron un poco utilizadas.
Una persona apareció caminando en la calle, se lo veía desorientado, aunque se notaba que era un policía o algo similar.
De repente, sacó una pistola.
“Tu, quédate quieto”, gritó.
“No pienso ir a ningún lado”, respondió Alakran sin expresar el menor sentimiento.
El policía se acercó lentamente.
“¿Qué ha pasado aquí?”.
“Yo diría, oficial, que llegó el apocalipsis y solo quedamos nosotros, habrá que repoblar la tierra, pero tu serás el pasivo”.
“No te pases de listo conmigo”, el policía estaba nervioso, tal vez demasiado, pero Alakran sabía que no dispararía, era conocido, Curtis Stryker, un oficial modelo, salía en la televisión o en los diarios a veces, “espera, yo te conozco, ¿eres…?”.
“Si, soy Santa Claus”.
“No te rías de mi”, Stryker levantó la pistola, “eres el tal Alakran, se bien de ti, te buscan en muchos lados”.
“Me halagas”.
“No te muevas o disparo”.
“No lo hare, no quiero un hoyo en la cabeza”.
“…, Toma, ponte esto”.
Stryker le tiró unas esposas.
“Eres el primer policía que le da las esposas al criminal”.
“Póntelas o disparo”.
“Mira, lo voy a hacer, pero dudo que sirva de algo, no sé adónde podrás llevarme”.
“Dije que te las pongas”.
“…, Si, si, ya va”, Alakran se las puso, miró a Stryker, que sudaba en grandes cantidades mientras jadeaba sin parar, “¿feliz?”.
“Bien, ahora date vuelta con las manos en la espalda”.
“Me hubieras avisado antes de ponerme las esposas, sácamelas y empezamos de nuevo”.
“Da igual, ponte contra el auto”.
Alakran se apoyó en el auto, Stryker palpó los bolsillos y sacó dos cuchillos muy afilados y una Desert Eagle.
“Tienes derecho a un abogado, en caso de no…”.
“Ya, párale, no tiene sentido nada de lo que haces, dudo que haya un maldito abogado vivo”.
“Y sobre todo tiene derecho a guardar silencio, y espero que lo cumpla”.
Después de unos segundos así, Stryker volvió a hablar, “levántate”.
“¿Para qué me pusiste aquí ya que estamos?”.
“Ahora dime… ¿Qué está pasando?”.
“Tengo tanta idea como tú”.
“No te pases de listo”.
“Mira, tienes suerte de que no suelo matar policías, pero si quisiera te hubiera arrancado la tráquea sin problemas…”.
“Cállate”.
“Cállate tu”, el asesino largó un insulto, “me harte de esta basura”, Alakran rompió las esposas con una pequeña púa que tenía en el dedo y de una patada arrojó el arma de Stryker lejos.
Stryker se corrió hacia atrás, Alakran agarró uno de sus cuchillos y lo lanzó con precisión apuntando a la cara de su enemigo, pero este lo frenó con la mano en el aire.
“Ah, esto será más interesante de lo que esperaba”.
Alakran golpeó una patada pero Stryker la frenó, y devolvió con un golpe. Alakran agarró el brazo de su oponente y se preparo para doblarlo, pero antes de que pudiera hacerlo recibió una patada en el estomago, y al caer lejos vio como caía una granada de humo al lado suyo.
“No me hagas reír”, de todas formas Alakran al no ver nada empezó a sufrir golpes por todos lados, hasta que logró agarrar la mano de Stryker y con una toma lo mandó lejos.
Stryker se levantó con dolor, y recibió una patada en la nariz que lo hizo sangrar, cuando abrió los ojos Alakran lo miraba con un cuchillo en la mano, y lo arrojó.
Dio al lado de la cara de Stryker.
“Vamos, levántate”, dijo Alakran.
“¿Qué haces?”.
“No sé qué piensas tu realmente, pero me parece que somos los únicos dos en kilómetros a la redonda, así que mejor que trabajemos juntos”.
“No hago acuerdos con criminales”.
“No sé si tienes otra opción ahora”.
Stryker quedó con mala cara unos segundos, y entonces le dio la mano a su oponente.
“No estoy de acuerdo con esto”.
“¿Te crees que yo sí?, pero es lo que hay, ¿me pregunto dónde estarán todos?”.
De repente se escuchó un ruido.
“¿Qué fue eso?”.
“Abajo”, gritó Alakran.
Un extraño rayo pasó por arriba de ellos.
Un ser de aspecto arrugado y dientes horribles salió de arriba de una loma, y con furia sacó dos cuchillas de sus manos.
“OK, esto se está poniendo raro”.
“Al menos es uno solo”, dijo Stryker.
Entonces por todos lados siguieron saliendo seres con esa forma.
“Hubiera preferido que te callaras”.
Continuara…
Todavía es de noche en el Earthrealm, pero lentamente el día se acerca. En una pequeña casa en las afueras de la ciudad, una familia duerme plácidamente sin saber lo que acontecerá dentro de muy poco tiempo.
Un sonido de alarma detiene el silencio.
Una mujer se mueve en la cama somnolienta con su largo cabello rojo tapando su bello rostro, y golpea a su marido, “levántate, ya está sonando tu alarma”.
El hombre del otro lado, de pelo rubio brillante, se levanta y da un pequeño bostezo.
“Buenos días, querida”.
“Son las cinco de la mañana, aun no es de día, déjame dormir un poco más”.
El hombre sonríe, “puedes dormir pero no te olvides de despertarte a las seis”.
“A partir de la semana que viene”.
La risa ahora es notoria, “siempre la misma”.
El hombre dio un beso a su mujer, se puso su remera de color azul, y sus pantalones negros, una gorra en la cabeza, y se preparó para salir, no sin antes ver a su hija que dormía tranquilamente en su cama.
“Bien, hora de trabajar”.
Unos pocos minutos después, el hombre se encontraba con sus compañeros formando un cordón y portando gigantescos escudos.
“Como odio esto”, dijo uno de los hombres, “¿acaso estos malditos manifestantes no duermen?”.
“No deberías decir eso”, nuevamente, era el hombre rubio el que hablaba, “ellos defienden lo que quieren, y está bien, pero nosotros también tenemos que defender lo que valoramos”.
“Si…, el salario mínimo…, Stryker, ¿por qué no dejas de ser tan simplón?”.
“¿De qué hablas?”.
“La vida no es siempre pura alegría como tú la ves, solo porque has tenido suerte por un tiempo, no significa que el infierno no te alcance algún día, tenlo por seguro”.
“Yo podría decirte exactamente lo contrario a ti”.
“Pero…”.
“Ya cállate, Gus”, levantó la voz otro hombre de gran altura y brazos que resaltaban debajo del escudo, “sabes que no puedes ganarle una discusión, allí vienen”.
Los manifestantes se acercaron lentamente al ministerio que Stryker y su grupo cuidaban, los policías se prepararon para cualquier problema, pero no para esto.
Uno a uno los manifestantes soltaron cada elemento que portaban, carteles, cacerolas, cualquier cosa, y todos miraron al cielo.
Los policías no sabían qué hacer, hasta que lentamente se dieron vuelta y sacaron sus cascos.
En lo alto, un gigantesco rayo había partido el cielo en dos y lo cubría todo con un color rojo como la sangre.
Lentamente, cada persona que se encontrara allí se fue desvaneciendo hasta convertirse en una vaga luz que salió flotando al infinito.
Todos no, Stryker quedó allí, rodeado de la nada en medio de la calle, estaba solo…, tal vez para siempre.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 1: “Solos”.
Alakran pestañeó varias veces, de una cosa estaba muy seguro, hasta hace un segundo, enfrente de él estaba una mujer muy hermosa a punto de recibir su cuchillo directo en el cuello, y no metafóricamente, pero ahora, no había nada.
Miró hacia el cielo, el color rojo era algo extraño, pero Alakran había visto cosas peores y no se sorprendió. Tarde o temprano, se adaptaría a lo que esto significara, como siempre.
Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió fácilmente, decidió empezar a caminar.
El es un asesino, no solo porque se gane la vida con eso, el directamente es un asesino por naturaleza, buscado en más de treinta países a lo largo de tres continentes, se ha hecho muchos enemigos a lo largo de los años, y amigos…, en general no le duran mucho.
Se sacó su chaqueta negra, de repente hacía mucho calor, raro, porque estaban en otoño, y se apoyó en un pequeño Mercedez abandonado en medio de la calle.
A lo lejos había explosiones, fuego por todos lados, pero nada vivo, significaba que alguien había hecho su trabajo mejor que él.
Al menos no tendría problemas para conseguir cigarrillos.
En medio del rojo, Alakran no resaltaba mucho, su remera era de ese color, rota en varias partes por los años y sin mangas, sus pantalones raidos de color negro, como su pelo.
Muchas chicas opinaban que entraba en la categoría de guapo, algunas de ellas murieron, las otras solo se sintieron un poco utilizadas.
Una persona apareció caminando en la calle, se lo veía desorientado, aunque se notaba que era un policía o algo similar.
De repente, sacó una pistola.
“Tu, quédate quieto”, gritó.
“No pienso ir a ningún lado”, respondió Alakran sin expresar el menor sentimiento.
El policía se acercó lentamente.
“¿Qué ha pasado aquí?”.
“Yo diría, oficial, que llegó el apocalipsis y solo quedamos nosotros, habrá que repoblar la tierra, pero tu serás el pasivo”.
“No te pases de listo conmigo”, el policía estaba nervioso, tal vez demasiado, pero Alakran sabía que no dispararía, era conocido, Curtis Stryker, un oficial modelo, salía en la televisión o en los diarios a veces, “espera, yo te conozco, ¿eres…?”.
“Si, soy Santa Claus”.
“No te rías de mi”, Stryker levantó la pistola, “eres el tal Alakran, se bien de ti, te buscan en muchos lados”.
“Me halagas”.
“No te muevas o disparo”.
“No lo hare, no quiero un hoyo en la cabeza”.
“…, Toma, ponte esto”.
Stryker le tiró unas esposas.
“Eres el primer policía que le da las esposas al criminal”.
“Póntelas o disparo”.
“Mira, lo voy a hacer, pero dudo que sirva de algo, no sé adónde podrás llevarme”.
“Dije que te las pongas”.
“…, Si, si, ya va”, Alakran se las puso, miró a Stryker, que sudaba en grandes cantidades mientras jadeaba sin parar, “¿feliz?”.
“Bien, ahora date vuelta con las manos en la espalda”.
“Me hubieras avisado antes de ponerme las esposas, sácamelas y empezamos de nuevo”.
“Da igual, ponte contra el auto”.
Alakran se apoyó en el auto, Stryker palpó los bolsillos y sacó dos cuchillos muy afilados y una Desert Eagle.
“Tienes derecho a un abogado, en caso de no…”.
“Ya, párale, no tiene sentido nada de lo que haces, dudo que haya un maldito abogado vivo”.
“Y sobre todo tiene derecho a guardar silencio, y espero que lo cumpla”.
Después de unos segundos así, Stryker volvió a hablar, “levántate”.
“¿Para qué me pusiste aquí ya que estamos?”.
“Ahora dime… ¿Qué está pasando?”.
“Tengo tanta idea como tú”.
“No te pases de listo”.
“Mira, tienes suerte de que no suelo matar policías, pero si quisiera te hubiera arrancado la tráquea sin problemas…”.
“Cállate”.
“Cállate tu”, el asesino largó un insulto, “me harte de esta basura”, Alakran rompió las esposas con una pequeña púa que tenía en el dedo y de una patada arrojó el arma de Stryker lejos.
Stryker se corrió hacia atrás, Alakran agarró uno de sus cuchillos y lo lanzó con precisión apuntando a la cara de su enemigo, pero este lo frenó con la mano en el aire.
“Ah, esto será más interesante de lo que esperaba”.
Alakran golpeó una patada pero Stryker la frenó, y devolvió con un golpe. Alakran agarró el brazo de su oponente y se preparo para doblarlo, pero antes de que pudiera hacerlo recibió una patada en el estomago, y al caer lejos vio como caía una granada de humo al lado suyo.
“No me hagas reír”, de todas formas Alakran al no ver nada empezó a sufrir golpes por todos lados, hasta que logró agarrar la mano de Stryker y con una toma lo mandó lejos.
Stryker se levantó con dolor, y recibió una patada en la nariz que lo hizo sangrar, cuando abrió los ojos Alakran lo miraba con un cuchillo en la mano, y lo arrojó.
Dio al lado de la cara de Stryker.
“Vamos, levántate”, dijo Alakran.
“¿Qué haces?”.
“No sé qué piensas tu realmente, pero me parece que somos los únicos dos en kilómetros a la redonda, así que mejor que trabajemos juntos”.
“No hago acuerdos con criminales”.
“No sé si tienes otra opción ahora”.
Stryker quedó con mala cara unos segundos, y entonces le dio la mano a su oponente.
“No estoy de acuerdo con esto”.
“¿Te crees que yo sí?, pero es lo que hay, ¿me pregunto dónde estarán todos?”.
De repente se escuchó un ruido.
“¿Qué fue eso?”.
“Abajo”, gritó Alakran.
Un extraño rayo pasó por arriba de ellos.
Un ser de aspecto arrugado y dientes horribles salió de arriba de una loma, y con furia sacó dos cuchillas de sus manos.
“OK, esto se está poniendo raro”.
“Al menos es uno solo”, dijo Stryker.
Entonces por todos lados siguieron saliendo seres con esa forma.
“Hubiera preferido que te callaras”.
Continuara…
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Bueno, me re colgué con actualizar esto, se me fueron un toque las ganas porque estaba en otra cosa, la idea es no hacer tanto flooding, así que masomenos a medida que vaya actualizando el fic troncal, que sigue en la temporada 6, iré actualizando esto. Hice un poco de edición en este capitulo, se nota que es algo que escribí hace mucho (es del 2009 masomenos). Le mantuve las onomatopeyas y los localismos que es algo que ya no uso, pero reduje un poco las partes donde los insultos a los transexuales se ponen un poco molestos, aunque casi todos quedan de parte de un personaje en particular lo que lo hace un poco menos pior (además de que esto esta ambientado en 1997, era otra época). La idea no es alterar mucho del material original, pero bueno, yo me veía venir que esto no iba a envejecer tan bien.
Las misteriosas figuras se acercaron lentamente esgrimiendo sus cuchillas y sus dientes afilados.
Alakran y Stryker se encontraban en el medio de tan curioso grupo.
“Pueden ser pacíficos”, dijo Stryker.
“No pienso arriesgarme”, dijo Alakran, y tomó la pistola de la cartuchera de Stryker.
“Hey”.
De un disparo, la bala dio en el pecho de uno de los seres cayendo al suelo estrepitosamente, los otros se taparon los oídos por el ruido y no entendían lo que pasaba.
“Bueno, parece que ha servido de todos modos, pero avisa antes de…”, en ese momento Stryker notó que estaba hablando solo.
“Vamos, idiota, ¿acaso quieres que te maten?”, gritó Alakran a bastante distancia.
Stryker lo siguió sin dificultad, Alakran había seleccionado un auto en medio de la calle, y estaba pateando la puerta.
“¿Qué haces?”.
“Necesitamos irnos de aquí rápido”.
“Pero ese auto no te pertenece”.
“¿Si?, pero que problema, ¿sabías que esta pistola tampoco?, claro, pero tu arrojaste la mía, que seguro valía el doble”.
Finalmente la puerta cedió y Alakran y Stryker ingresaron.
“Parece que este tipo estaba a punto de arrancar el auto y dejo la llave puesta, genial, odio tener que sacar la ganzúa”.
Alakran aceleró con furia, dio una vuelta y siguió hacia los seres de dientes puntiagudos.
“¿Qué haces?”, le gritó Stryker.
“Enseñarles lo que se merecen”.
Uno a uno fueron atropellados sin darse cuenta de lo que pasaba, hasta que algunos empezaron a clavarse en el auto, llegando a romper el parabrisas y todo.
“Mueran, malditos bastardos”.
Uno de los “malditos bastardos”, empezó a disparar rayos de sus cuchillas pinchando las ruedas del auto.
Alakran se arrojó antes de estrellarlo contra un muro disparando sin parar…, es un decir, solo disparo cinco veces.
“Que #)=$, solo tiene seis balas”.
Stryker, que a duras penas había logrado salir del automóvil empezaba a correr hacia Alakran, “así nos las dan en el trabajo, tengo otro cartucho”.
Stryker le arrojó un rectángulo que se sacó del cinturón, y Alakran lo pone en el arma.
“Bien, tomen esto”, empieza a disparar con suma precisión hasta que se le acaban las balas, “vamos, pásame otro”.
“No dije que tenía más de uno de reserva”.
“Como te odio”.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 2: “Asistencia médica”.
Los seres con cuchillas, conocidos como Tarkatans, seguían saliendo de todos lados, y empezaron a reírse mientras Alakran y Stryker seguían corriendo.
“Genial, ahora se ríen, AAAGGG”, Alakran recibió un disparo en el pecho.
“Alakran”.
“No te preocupes por mí, sigue corriendo”, Alakran tenía una mueca de dolor en el rostro mientras salía humo de su pecho, “metete ahí”.
Ambos entraron corriendo a una farmacia y trabaron la puerta tirando unas cuantas góndolas del lugar.
“¿Crees que esto los detendrá?”.
“Ni de coña, pero al menos quiero agonizar unos momentos más”, Alakran se arrojó al suelo, tenía una herida por quemadura bastante grande en medio del pecho, “parece que tendré que conseguirme otra remera”.
“Espera, buscare algo para la quemadura”.
“Gay”.
“…, Solo quédate ahí, ¿sí?”.
Stryker empezó a caminar entre las góndolas buscando algo, pero no sabía tanto de medicamentos, fue entonces cuando sintió una respiración.
Fue corriendo rápidamente y encontró a alguien agachado en el mostrador, parecía una mujer vista de atrás.
“Señorita, ¿se encuentra bien?”.
“Ay, gracias a Dios que vino alguien, ya pensaba que estaba sola, encima un hombre tan guapo”, La mujer resaltaba por tener una gruesa mandíbula, y la nuez sobresaliendo en el cuello, dio un gran abrazo a Stryker que no podía soltarse.
“Hey, ¿qué pasa ahí?”, preguntó Alakran que se había levantado, “oh, por favor”.
Se empezaron a escuchar ruidos de golpes en la puerta del lugar.
La mujer se separó de Stryker y con una voz sumamente gruesa dijo, “¿trajeron a esos bichos para acá?, si no fuera porque también me matarían a mí los tiraría allá con ellos”.
“…, Eso porque eres un maldito travesti”, dijo Alakran.
“Por favor, Alakran, no molestes, mira, ¿hay alguna otra salida de este negocio?”.
“Si la hubiera, ¿no crees que ya me hubiera ido?”.
“Yo no, eres un maldito travesti cagón y te hubieras quedado aquí dentro”.
“¿Podrías decirle a tu amigo que se calle?”.
“Alakran, cállate, en este momento hay cosas más importantes…, la verdad no se que podríamos hacer, ¿armas?”.
“Es una farmacia”, gritó Alakran.
“Si, si, entiendo que la pregunta fue medio estúpida, ¿tienes alguna pomada a mano para quemaduras?”.
“Si, justamente tengo una aquí”.
“¿En serio?”.
“No, dudo que encuentre algo antes de que entren y nos maten a todos, pero al menos podre hacer algo que me recuerde a mi vida hasta hoy a la mañana”, y empezó a buscar mientras entonaba una canción.
Alakran se levantó con esfuerzo, “ojo, Stryker, que estas casado”.
“No molestes… ¿Cómo lo sabes?”.
“Dah, tienes el anillo ahí para que todos lo vean”.
“Cierto, me había olvidado por unos segundos”, la expresión de Stryker cambio de una sonrisa a una de terror, “no, tengo que irme de aquí, rápido”.
“¿Eh?”.
“Necesito saber si mi mujer y mi hija están bien”.
Stryker empezó a correr todas las cosas que tapaban la puerta.
“Maldito, ¿estás loco?”.
Alakran intentó agarrarlo para detenerlo.
“¿Saben qué?, encontré algo y…, bueno, no se detengan por mí, me quedare aquí sentada”.
Finalmente la puerta terminó cediendo ante los Tarkatans.
“Si”, dijo uno, “al fin tomaremos a nuestras presas”.
“¿Estas cosas hablan?”, dijo Alakran.
Uno de los Tarkatans sacó su lengua bífida exhibiendo los dientes, cuando una gigantesca explosión lo hizo pedazos y mandó a Alakran y a Stryker lejos.
“Uh, ¿alguien anotó la matricula?”, Alakran abrió bien los ojos y vio a una hermosa mujer de pelo rojo largo levantando una Bazooka.
“Rápido, suban al Jeep”, gritó.
“No te preocupes por el travesti, es todo tuyo”, le dijo Alakran a Stryker.
Subieron rápidamente al Jeep, mientras la chica apuntaba a los Tarkatans con la Bazooka, que acechaban pero no se atrevían a atacar.
Al rato ya estaban arrancando.
“Bien hecho, pero yo los hubiera destrozado a todos con la Bazooka”.
“Solo tenía una bala, suerte que no se dieron cuenta”.
“…, Uh”.
“… ¿Y como se llaman?”.
“Claro, mi nombre es Alakran, este es Stryker y el de allá se llama travesti de #)/@%”.
“Me llamo Jeannette”.
“Claro, claro, lo que yo dije”.
La chica pelirroja sacó un arma y apuntó a la cabeza de Alakran.
“Hey, baja eso, créeme que no querrás quedarte sola con estos dos”.
“Eres un criminal buscado, podría destrozarte aquí y ahora”.
“¿Y qué ganas?”.
“Buen punto”, la chica bajó el arma, “me llamo Dalia, soy oficial del ejército de los Estados Unidos, hay algunas armas en el baúl, cuando bajemos podrán tomar las que quieran, aunque créanme, contra esas cosas no son tan útiles como deberían”.
“Espera”, dijo Stryker, “¿adónde vamos?”.
“Donde sea que no haya de esas cosas, pero hay algunas peores”.
“No, tenemos que ir a mi casa, mi familia podría seguir con vida en alguna parte”.
“¿MMM?, bueno, supongo que es prácticamente lo mismo, dime la dirección”.
“Si morimos va a ser por culpa de esos dos”, le dijo Alakran a Jeannette, “y sigues siendo un maldito travesti”.
Continuara…
Las misteriosas figuras se acercaron lentamente esgrimiendo sus cuchillas y sus dientes afilados.
Alakran y Stryker se encontraban en el medio de tan curioso grupo.
“Pueden ser pacíficos”, dijo Stryker.
“No pienso arriesgarme”, dijo Alakran, y tomó la pistola de la cartuchera de Stryker.
“Hey”.
De un disparo, la bala dio en el pecho de uno de los seres cayendo al suelo estrepitosamente, los otros se taparon los oídos por el ruido y no entendían lo que pasaba.
“Bueno, parece que ha servido de todos modos, pero avisa antes de…”, en ese momento Stryker notó que estaba hablando solo.
“Vamos, idiota, ¿acaso quieres que te maten?”, gritó Alakran a bastante distancia.
Stryker lo siguió sin dificultad, Alakran había seleccionado un auto en medio de la calle, y estaba pateando la puerta.
“¿Qué haces?”.
“Necesitamos irnos de aquí rápido”.
“Pero ese auto no te pertenece”.
“¿Si?, pero que problema, ¿sabías que esta pistola tampoco?, claro, pero tu arrojaste la mía, que seguro valía el doble”.
Finalmente la puerta cedió y Alakran y Stryker ingresaron.
“Parece que este tipo estaba a punto de arrancar el auto y dejo la llave puesta, genial, odio tener que sacar la ganzúa”.
Alakran aceleró con furia, dio una vuelta y siguió hacia los seres de dientes puntiagudos.
“¿Qué haces?”, le gritó Stryker.
“Enseñarles lo que se merecen”.
Uno a uno fueron atropellados sin darse cuenta de lo que pasaba, hasta que algunos empezaron a clavarse en el auto, llegando a romper el parabrisas y todo.
“Mueran, malditos bastardos”.
Uno de los “malditos bastardos”, empezó a disparar rayos de sus cuchillas pinchando las ruedas del auto.
Alakran se arrojó antes de estrellarlo contra un muro disparando sin parar…, es un decir, solo disparo cinco veces.
“Que #)=$, solo tiene seis balas”.
Stryker, que a duras penas había logrado salir del automóvil empezaba a correr hacia Alakran, “así nos las dan en el trabajo, tengo otro cartucho”.
Stryker le arrojó un rectángulo que se sacó del cinturón, y Alakran lo pone en el arma.
“Bien, tomen esto”, empieza a disparar con suma precisión hasta que se le acaban las balas, “vamos, pásame otro”.
“No dije que tenía más de uno de reserva”.
“Como te odio”.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 2: “Asistencia médica”.
Los seres con cuchillas, conocidos como Tarkatans, seguían saliendo de todos lados, y empezaron a reírse mientras Alakran y Stryker seguían corriendo.
“Genial, ahora se ríen, AAAGGG”, Alakran recibió un disparo en el pecho.
“Alakran”.
“No te preocupes por mí, sigue corriendo”, Alakran tenía una mueca de dolor en el rostro mientras salía humo de su pecho, “metete ahí”.
Ambos entraron corriendo a una farmacia y trabaron la puerta tirando unas cuantas góndolas del lugar.
“¿Crees que esto los detendrá?”.
“Ni de coña, pero al menos quiero agonizar unos momentos más”, Alakran se arrojó al suelo, tenía una herida por quemadura bastante grande en medio del pecho, “parece que tendré que conseguirme otra remera”.
“Espera, buscare algo para la quemadura”.
“Gay”.
“…, Solo quédate ahí, ¿sí?”.
Stryker empezó a caminar entre las góndolas buscando algo, pero no sabía tanto de medicamentos, fue entonces cuando sintió una respiración.
Fue corriendo rápidamente y encontró a alguien agachado en el mostrador, parecía una mujer vista de atrás.
“Señorita, ¿se encuentra bien?”.
“Ay, gracias a Dios que vino alguien, ya pensaba que estaba sola, encima un hombre tan guapo”, La mujer resaltaba por tener una gruesa mandíbula, y la nuez sobresaliendo en el cuello, dio un gran abrazo a Stryker que no podía soltarse.
“Hey, ¿qué pasa ahí?”, preguntó Alakran que se había levantado, “oh, por favor”.
Se empezaron a escuchar ruidos de golpes en la puerta del lugar.
La mujer se separó de Stryker y con una voz sumamente gruesa dijo, “¿trajeron a esos bichos para acá?, si no fuera porque también me matarían a mí los tiraría allá con ellos”.
“…, Eso porque eres un maldito travesti”, dijo Alakran.
“Por favor, Alakran, no molestes, mira, ¿hay alguna otra salida de este negocio?”.
“Si la hubiera, ¿no crees que ya me hubiera ido?”.
“Yo no, eres un maldito travesti cagón y te hubieras quedado aquí dentro”.
“¿Podrías decirle a tu amigo que se calle?”.
“Alakran, cállate, en este momento hay cosas más importantes…, la verdad no se que podríamos hacer, ¿armas?”.
“Es una farmacia”, gritó Alakran.
“Si, si, entiendo que la pregunta fue medio estúpida, ¿tienes alguna pomada a mano para quemaduras?”.
“Si, justamente tengo una aquí”.
“¿En serio?”.
“No, dudo que encuentre algo antes de que entren y nos maten a todos, pero al menos podre hacer algo que me recuerde a mi vida hasta hoy a la mañana”, y empezó a buscar mientras entonaba una canción.
Alakran se levantó con esfuerzo, “ojo, Stryker, que estas casado”.
“No molestes… ¿Cómo lo sabes?”.
“Dah, tienes el anillo ahí para que todos lo vean”.
“Cierto, me había olvidado por unos segundos”, la expresión de Stryker cambio de una sonrisa a una de terror, “no, tengo que irme de aquí, rápido”.
“¿Eh?”.
“Necesito saber si mi mujer y mi hija están bien”.
Stryker empezó a correr todas las cosas que tapaban la puerta.
“Maldito, ¿estás loco?”.
Alakran intentó agarrarlo para detenerlo.
“¿Saben qué?, encontré algo y…, bueno, no se detengan por mí, me quedare aquí sentada”.
Finalmente la puerta terminó cediendo ante los Tarkatans.
“Si”, dijo uno, “al fin tomaremos a nuestras presas”.
“¿Estas cosas hablan?”, dijo Alakran.
Uno de los Tarkatans sacó su lengua bífida exhibiendo los dientes, cuando una gigantesca explosión lo hizo pedazos y mandó a Alakran y a Stryker lejos.
“Uh, ¿alguien anotó la matricula?”, Alakran abrió bien los ojos y vio a una hermosa mujer de pelo rojo largo levantando una Bazooka.
“Rápido, suban al Jeep”, gritó.
“No te preocupes por el travesti, es todo tuyo”, le dijo Alakran a Stryker.
Subieron rápidamente al Jeep, mientras la chica apuntaba a los Tarkatans con la Bazooka, que acechaban pero no se atrevían a atacar.
Al rato ya estaban arrancando.
“Bien hecho, pero yo los hubiera destrozado a todos con la Bazooka”.
“Solo tenía una bala, suerte que no se dieron cuenta”.
“…, Uh”.
“… ¿Y como se llaman?”.
“Claro, mi nombre es Alakran, este es Stryker y el de allá se llama travesti de #)/@%”.
“Me llamo Jeannette”.
“Claro, claro, lo que yo dije”.
La chica pelirroja sacó un arma y apuntó a la cabeza de Alakran.
“Hey, baja eso, créeme que no querrás quedarte sola con estos dos”.
“Eres un criminal buscado, podría destrozarte aquí y ahora”.
“¿Y qué ganas?”.
“Buen punto”, la chica bajó el arma, “me llamo Dalia, soy oficial del ejército de los Estados Unidos, hay algunas armas en el baúl, cuando bajemos podrán tomar las que quieran, aunque créanme, contra esas cosas no son tan útiles como deberían”.
“Espera”, dijo Stryker, “¿adónde vamos?”.
“Donde sea que no haya de esas cosas, pero hay algunas peores”.
“No, tenemos que ir a mi casa, mi familia podría seguir con vida en alguna parte”.
“¿MMM?, bueno, supongo que es prácticamente lo mismo, dime la dirección”.
“Si morimos va a ser por culpa de esos dos”, le dijo Alakran a Jeannette, “y sigues siendo un maldito travesti”.
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Bueno, realmente no esperaba respuestas, pero como dije iba a seguir subiendo esto a medida que actualizó el fic troncal. Este capitulo compite para ser una de las peores cosas que escribí para batalla, y de hecho la recepción en su momento fue tan negativa que cambió bastante el enfoque que iba a tener Los Otros, abandonando el concepto "Survival horror de gente sin poderes durante el Mortal Kombat 3 enfrentándose a peligros distintos en cada capítulo" yendo hacia una trama mas general y menos episódica. El plan era eventualmente llegar a eso pero después de "divertirme" un rato mas. De hecho la trama de la primera temporada de Los Otros se resuelve unos cuantos capítulos antes del final, y después son como unas historias que se cruzan con lo que pasaba en el fic principal, como para que fuera mas molesto seguirle el hilo. En si no se si decir que es tan malo, pero se nota que es distinto a lo que viene después.
“Veo, veo”.
“¿Qué ves?”.
“Vos no jugas”, le dijo Alakran a Jeannette.
“…”.
“Nah, bromeo, dale, adivina, es de color rojo”.
“¿El cielo?”.
“No, eso sería tonto”.
“MMM, ¿la sangre coagulada de tu herida?”.
“…, Eso es trampa”.
“¿Eh?”.
“Seguro lees mentes o algo de eso”.
“…, Espero que lleguemos rápido a donde sea que vayamos”.
“¿Siempre son así?”, preguntó Dalia.
“No los conozco”, respondió Stryker con la mano en el rostro.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 3: “Nadie”.
El Jeep siguió camino por calles desoladas, alejándose de la ciudad y llegando a los suburbios, ningún animal se veía a la vista, los arboles eran la única expresión de vida fuera de los que se encontraban en el vehículo.
Al notar su casa, Stryker no razonó y saltó del Jeep en movimiento, corriendo hasta abrir la puerta. Dalia frenó como pudo y salió rápidamente yendo hacia la casa también.
“Maldita, se llevó la llave”, se quejó Alakran revisando el asiento del conductor.
Stryker abrió rápidamente la puerta de su hogar, y dio varias vueltas por ella, pero era como en todas partes, ni un alma rondaba allí.
“No”, dijo, y se sentó en el suelo con las manos en la cabeza, “maldición, esto no puede estar pasando…, tal vez este en el mercado”, terminó diciendo con esperanza.
Se levantó para salir, pero Dalia lo detuvo, “no”, le dijo, “ya es tarde”.
“No, no puede ser”, Stryker dio un golpe pero Dalia lo barrió y lo arrojó al suelo.
“Sé que es doloroso, pero tienes que seguir viviendo, además, no sabemos que les ha pasado, tal vez siguen en alguna parte, y cualquier cosa es mejor que lo que nosotros estamos pasando aquí”.
“Pero no lo entiendes, ellas eran mi vida, si no están, ¿qué sentido tiene que este aquí?”.
“Eras policía, ¿no?”.
“¿Qué tiene que ver?”.
“Servir y proteger, eso es lo que tu hacías, demuéstralo, no sabemos cuántas personas quedan con vida ahora, pero esas cosas que nos atacaron irán a por ellas también, necesitan a alguien que las proteja…, alguien como tú”.
Stryker no se levantó por unos segundos, siguió pensando en el suelo, eventualmente habló, “tienes…, razón, vamos, no conviene que nos quedemos mucho tiempo acá”.
“Espera”, dijo Alakran entrando a la casa, “¿tienes cereal o algo?”.
“¿Qué?, no, largo de aquí, no te vas a llevar la comida”.
“Hey, algo tenemos que comer”.
“Alakran tiene razón”, dijo Dalia, con una clara voz de soldado, “necesitamos provisiones”.
“¿Ves?”.
“Pero no es necesario que las tomemos de aquí”, siguió la mujer, “¿dijiste que hay un mercado cerca?”.
“Si, unas cinco cuadras hacia allá”, marcó Stryker señalando hacia el Norte.
“Perfecto, será más eficiente si vamos allí”.
Así, dejaron la casa detrás, pero antes de que todos suban al Jeep, Alakran se dio vuelta y arrojó algo en dirección a Jeannette.
“AAAAAHHHHH”, gritó ella, pero el objeto pasó al lado de su rostro y se clavó en algo a lo lejos.
Una larga soga salía del brazo de Alakran, conectándose con el objeto que había arrojado.
“¿Estás loco?”, le gritó Jeannette.
Alakran no dijo nada, se encontraba extremadamente serio, y lentamente la soga se fue acercando a él, en la punta tenía algo similar a un puñal.
“¿De dónde sacaste ese Spear?”, preguntó Stryker, “te había sacado todas las armas”.
“Estaba dividido en varias partes en mi ropa, no me cuesta nada armarlo y es muy útil, aunque preferiría mi Desert”.
“Olvida eso, ¿por qué hiciste esto?”, se quejó Jeannette.
“Mira”, Alakran levantó la punta del Spear, había algo clavado en ella, como un pequeño insecto.
“¿Qué es eso?”, preguntó Stryker.
“Ugh”, hizo Jeannette.
“No lo sé, pero no me gusta”.
Alakran arrojó la cosa al suelo, esta parecía una mosca, pero tenía las patas mucho más largas y peludas, y un extraño aguijón debajo de los ojos, del que goteaba un líquido negro.
El vehículo arrancó, y justo detrás de ellos varios insectos como el anterior empezaron a revolotear.
El mercado estaba tan abandonado como todo lo demás, pero la comida seguía en buen estado salvo la que había sido atacada por las ratas, además, las heladeras aun seguían funcionando.
Dalia agarró varias cajas de alimentos deshidratados, latas y algunas botellas de agua, “no agarren nada que no podamos conservar sin frio, no sabemos cuánto duraran los sistemas eléctricos antes de caer”.
“Esto no me gusta”, se quejó Stryker, “se que necesitamos sobrevivir, pero puede haber personas en alguna parte de la zona y si nos llevamos tantas cosas…”.
“Espabílate”, dijo Alakran, “no hay nadie, tendrían que haber aparecido si no, en este momento lo importante es seguir adelante”.
No tardaron mucho en agarrar alimentos en el pequeño lugar.
“Está oscureciendo”, dijo Jeannette.
“Si, me di cuenta”, ¿hace falta decir quien lo dijo?, “este lugar me da escalofríos, vámonos de una maldita vez”.
“MMM”, Dalia se sentía extraña, “algo anda mal aquí”.
“Yo también lo siento”, dijo Stryker.
“¿Nadie nota que hay muchos más insectos?”.
El comentario de Alakran causó que Dalia y Stryker notaran muchas cosas como la de la otra vez sobrevolando por la zona.
“Todos al auto”, gritó Dalia, y rápidamente todos saltaron al mismo.
De una fuerte patada Dalia aceleró con fuerza. Al instante detrás de ellos notaron una gigantesca nube negra formada por esos extraños insectos que se acercaba rápidamente.
“Ve más rápido”, gritó Alakran.
“Esta cosa no puede acelerar mas”.
Stryker agarró una de las armas y empezó a disparar, pero muy pocos de los disparos llegaban a su objetivo.
“Eso no sirve”, Alakran usó su Spear y rebanó a la mitad un montón de insectos en un solo ataque, pero muchos de ellos se quedaban unidos a la soga y la mordían, “estos malditos son fuertes, si uso esto unas tres veces más la cortaran, ¿hay algún lanzallamas por aquí?”.
“No, estas armas las saque de una armería cerca de mi casa, no tenía cosas que no fueran de venta al público general”.
“Eso no suele cambiar la facilidad con la que yo conseguía de esas cosas”.
Dalia dobló en una esquina a gran velocidad haciendo que los demás estuvieran cerca de caerse del Jeep, pero no pudo alejar a los insectos.
“Stryker”, gritó Alakran, “tu vivías por aquí, ¿hay alguna fuente de agua considerable cerca?”.
“Hay un parque doblando en la próxima esquina a la izquierda, tres cuadras mas para allá, tiene un lago en el medio, ¿por qué lo necesitas?”.
“Dalia, acelera hacia al parque”.
“Ya estamos al máximo de velocidad”.
“Pero entendiste lo que dije. Travesti, fíjate si hay granadas entre las armas”.
“No me digas así”.
“OK, POR FAVOR, travesti, fíjate si hay granadas, ¿ahí está mejor?”.
“…, Ya busco”.
“Debería haber una caja de cinco por allí”, dijo Dalia, “¿para que las quieres?”.
“Solo ve al parque y ya”.
Los insectos cada vez estaban más cerca, y los intentos de Stryker para alejarlos no servían de mucho.
Para el momento que el Jeep ingresó al parque los insectos ya habían llegado y comenzaron a picar a Jeannette y Stryker.
“Demonios, ¿dónde está el maldito lago?, ahí”.
Alakran arrojó con precisión dos granadas de las que Jeannette le había pasado y la explosión mojó a todos, matando a muchos de los insectos que no podían volar con las alas mojadas, pero la cantidad seguía siendo grande.
“Esto no sirvió demasiado, todos, arrojen las armas afuera del Jeep”, gritó Alakran.
“¿Qué?”, llegó a responder Dalia.
Antes de que pasara cualquier otra cosa, Alakran había cambiado la dirección del volante y el Jeep cayó directo al lago.
Los insectos dieron varias vueltas y se fueron, luego cuatro cabezas salieron del agua.
“Idiota, ¿por qué hiciste eso?, podrías haber arrojado las demás granadas”, dijo Dalia.
“Prefiero guardarlas por si acaso aparece algo mas grande, ¿que lograron arrojar afuera?”.
Cinco segundos después.
“Malditos idiotas”, gritó Alakran, “solo arrojaron comida y una estúpida nueve mm, ¿cómo esperan sobrevivir sin armas?”.
“Mira, en esa situación hice lo que pude, además, tenemos las tres granadas que te quedaron”, dijo Stryker.
“Oh, claro, con tres granadas y tres cartuchos de balas vamos a sobrevivir contra un ejército de cosas que…, son cosas, eres un maldito genio”.
Mientras tanto, dos figuras se encontraban cerca de allí, una de ellas estaba rodeada de esos insectos, era un hombre con una túnica blanca, pelo negro corto y anteojos de sol.
“MMM, parece que se arrojaron al lago, es probable que hayan sobrevivido”.
La otra figura se mostró, parecía un gigantesco motoquero con el cráneo en llamas al aire, su nombre era Firehead.
“¿POR QUÉ NO HICISTE QUE TUS INSECTOS ESPERARAN?”.
“No te preocupes, el veneno de mis insectos para los hombres es doloroso, pero no mortal salvo que se realicen cerca de cien picaduras, en cambio, a las mujeres les plantan huevos al picarlas, y al nacer salen unos doscientos insectos destrozando el cuerpo del huésped en solo unos pocos minutos”.
“¿PICARON A UNA DE LAS MUJERES?”.
“Si, ellos me dijeron que llegaron a hacerlo…, ahora bien, ¿qué opina Kanh de mis experimentos?”.
“DICE QUE TIENES UN GRAN NIVEL”.
“Gracias”.
“Y POR LO TANTO ERES PELIGROSO”.
“¿Qué?”.
En segundos una cuchilla que colgaba del brazo de Firehead rebanó la cabeza del científico, el demonio luego se subió a una moto y se alejo rápidamente, debía cerciorarse de que sus victimas habían muerto, no confiaba en el Guerrero elegido al que acababa de matar, aunque hubiera prometido ayudarlo a cambio de vivir.
Los insectos se acercaron al cuerpo de su creador, y empezaron a devorarlo.
“¿Te duele mucho?”, preguntó Dalia.
“Si, ay, parece que hubieran querido picarme más a mí que a los demás”, se quejó Jeannette.
“Veremos de pasar por una farmacia, espero que no sea venenoso”.
“¿A ti no te picaron?”, preguntó Alakran.
“No, por suerte no llegaron a mi”.
Así, caminando lentamente, los cuatro se alejaron, Alakran nunca supo que la operación de Jeannette les había salvado la vida, se hubiera reído bastante.
Continuara…
Epilogo: Una mujer abraza a un niño llorando en una habitación oscura mientras canta una canción de cuna, de repente, se escuchan unos ruidos extraños.
La mujer se levanta, pero el niño quiere detenerla, “no te preocupes”, dice ella, “solo son mas de esos seres con cuchillas”.
La mujer sale lentamente por la puerta, aunque su pelo no es completamente blanco se nota que tiene unos cincuenta años.
Se escuchan unos ruidos raros y algunos gritos.
La mujer vuelve a entrar y abraza al niño, entonces sigue cantando.
“Veo, veo”.
“¿Qué ves?”.
“Vos no jugas”, le dijo Alakran a Jeannette.
“…”.
“Nah, bromeo, dale, adivina, es de color rojo”.
“¿El cielo?”.
“No, eso sería tonto”.
“MMM, ¿la sangre coagulada de tu herida?”.
“…, Eso es trampa”.
“¿Eh?”.
“Seguro lees mentes o algo de eso”.
“…, Espero que lleguemos rápido a donde sea que vayamos”.
“¿Siempre son así?”, preguntó Dalia.
“No los conozco”, respondió Stryker con la mano en el rostro.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 3: “Nadie”.
El Jeep siguió camino por calles desoladas, alejándose de la ciudad y llegando a los suburbios, ningún animal se veía a la vista, los arboles eran la única expresión de vida fuera de los que se encontraban en el vehículo.
Al notar su casa, Stryker no razonó y saltó del Jeep en movimiento, corriendo hasta abrir la puerta. Dalia frenó como pudo y salió rápidamente yendo hacia la casa también.
“Maldita, se llevó la llave”, se quejó Alakran revisando el asiento del conductor.
Stryker abrió rápidamente la puerta de su hogar, y dio varias vueltas por ella, pero era como en todas partes, ni un alma rondaba allí.
“No”, dijo, y se sentó en el suelo con las manos en la cabeza, “maldición, esto no puede estar pasando…, tal vez este en el mercado”, terminó diciendo con esperanza.
Se levantó para salir, pero Dalia lo detuvo, “no”, le dijo, “ya es tarde”.
“No, no puede ser”, Stryker dio un golpe pero Dalia lo barrió y lo arrojó al suelo.
“Sé que es doloroso, pero tienes que seguir viviendo, además, no sabemos que les ha pasado, tal vez siguen en alguna parte, y cualquier cosa es mejor que lo que nosotros estamos pasando aquí”.
“Pero no lo entiendes, ellas eran mi vida, si no están, ¿qué sentido tiene que este aquí?”.
“Eras policía, ¿no?”.
“¿Qué tiene que ver?”.
“Servir y proteger, eso es lo que tu hacías, demuéstralo, no sabemos cuántas personas quedan con vida ahora, pero esas cosas que nos atacaron irán a por ellas también, necesitan a alguien que las proteja…, alguien como tú”.
Stryker no se levantó por unos segundos, siguió pensando en el suelo, eventualmente habló, “tienes…, razón, vamos, no conviene que nos quedemos mucho tiempo acá”.
“Espera”, dijo Alakran entrando a la casa, “¿tienes cereal o algo?”.
“¿Qué?, no, largo de aquí, no te vas a llevar la comida”.
“Hey, algo tenemos que comer”.
“Alakran tiene razón”, dijo Dalia, con una clara voz de soldado, “necesitamos provisiones”.
“¿Ves?”.
“Pero no es necesario que las tomemos de aquí”, siguió la mujer, “¿dijiste que hay un mercado cerca?”.
“Si, unas cinco cuadras hacia allá”, marcó Stryker señalando hacia el Norte.
“Perfecto, será más eficiente si vamos allí”.
Así, dejaron la casa detrás, pero antes de que todos suban al Jeep, Alakran se dio vuelta y arrojó algo en dirección a Jeannette.
“AAAAAHHHHH”, gritó ella, pero el objeto pasó al lado de su rostro y se clavó en algo a lo lejos.
Una larga soga salía del brazo de Alakran, conectándose con el objeto que había arrojado.
“¿Estás loco?”, le gritó Jeannette.
Alakran no dijo nada, se encontraba extremadamente serio, y lentamente la soga se fue acercando a él, en la punta tenía algo similar a un puñal.
“¿De dónde sacaste ese Spear?”, preguntó Stryker, “te había sacado todas las armas”.
“Estaba dividido en varias partes en mi ropa, no me cuesta nada armarlo y es muy útil, aunque preferiría mi Desert”.
“Olvida eso, ¿por qué hiciste esto?”, se quejó Jeannette.
“Mira”, Alakran levantó la punta del Spear, había algo clavado en ella, como un pequeño insecto.
“¿Qué es eso?”, preguntó Stryker.
“Ugh”, hizo Jeannette.
“No lo sé, pero no me gusta”.
Alakran arrojó la cosa al suelo, esta parecía una mosca, pero tenía las patas mucho más largas y peludas, y un extraño aguijón debajo de los ojos, del que goteaba un líquido negro.
El vehículo arrancó, y justo detrás de ellos varios insectos como el anterior empezaron a revolotear.
El mercado estaba tan abandonado como todo lo demás, pero la comida seguía en buen estado salvo la que había sido atacada por las ratas, además, las heladeras aun seguían funcionando.
Dalia agarró varias cajas de alimentos deshidratados, latas y algunas botellas de agua, “no agarren nada que no podamos conservar sin frio, no sabemos cuánto duraran los sistemas eléctricos antes de caer”.
“Esto no me gusta”, se quejó Stryker, “se que necesitamos sobrevivir, pero puede haber personas en alguna parte de la zona y si nos llevamos tantas cosas…”.
“Espabílate”, dijo Alakran, “no hay nadie, tendrían que haber aparecido si no, en este momento lo importante es seguir adelante”.
No tardaron mucho en agarrar alimentos en el pequeño lugar.
“Está oscureciendo”, dijo Jeannette.
“Si, me di cuenta”, ¿hace falta decir quien lo dijo?, “este lugar me da escalofríos, vámonos de una maldita vez”.
“MMM”, Dalia se sentía extraña, “algo anda mal aquí”.
“Yo también lo siento”, dijo Stryker.
“¿Nadie nota que hay muchos más insectos?”.
El comentario de Alakran causó que Dalia y Stryker notaran muchas cosas como la de la otra vez sobrevolando por la zona.
“Todos al auto”, gritó Dalia, y rápidamente todos saltaron al mismo.
De una fuerte patada Dalia aceleró con fuerza. Al instante detrás de ellos notaron una gigantesca nube negra formada por esos extraños insectos que se acercaba rápidamente.
“Ve más rápido”, gritó Alakran.
“Esta cosa no puede acelerar mas”.
Stryker agarró una de las armas y empezó a disparar, pero muy pocos de los disparos llegaban a su objetivo.
“Eso no sirve”, Alakran usó su Spear y rebanó a la mitad un montón de insectos en un solo ataque, pero muchos de ellos se quedaban unidos a la soga y la mordían, “estos malditos son fuertes, si uso esto unas tres veces más la cortaran, ¿hay algún lanzallamas por aquí?”.
“No, estas armas las saque de una armería cerca de mi casa, no tenía cosas que no fueran de venta al público general”.
“Eso no suele cambiar la facilidad con la que yo conseguía de esas cosas”.
Dalia dobló en una esquina a gran velocidad haciendo que los demás estuvieran cerca de caerse del Jeep, pero no pudo alejar a los insectos.
“Stryker”, gritó Alakran, “tu vivías por aquí, ¿hay alguna fuente de agua considerable cerca?”.
“Hay un parque doblando en la próxima esquina a la izquierda, tres cuadras mas para allá, tiene un lago en el medio, ¿por qué lo necesitas?”.
“Dalia, acelera hacia al parque”.
“Ya estamos al máximo de velocidad”.
“Pero entendiste lo que dije. Travesti, fíjate si hay granadas entre las armas”.
“No me digas así”.
“OK, POR FAVOR, travesti, fíjate si hay granadas, ¿ahí está mejor?”.
“…, Ya busco”.
“Debería haber una caja de cinco por allí”, dijo Dalia, “¿para que las quieres?”.
“Solo ve al parque y ya”.
Los insectos cada vez estaban más cerca, y los intentos de Stryker para alejarlos no servían de mucho.
Para el momento que el Jeep ingresó al parque los insectos ya habían llegado y comenzaron a picar a Jeannette y Stryker.
“Demonios, ¿dónde está el maldito lago?, ahí”.
Alakran arrojó con precisión dos granadas de las que Jeannette le había pasado y la explosión mojó a todos, matando a muchos de los insectos que no podían volar con las alas mojadas, pero la cantidad seguía siendo grande.
“Esto no sirvió demasiado, todos, arrojen las armas afuera del Jeep”, gritó Alakran.
“¿Qué?”, llegó a responder Dalia.
Antes de que pasara cualquier otra cosa, Alakran había cambiado la dirección del volante y el Jeep cayó directo al lago.
Los insectos dieron varias vueltas y se fueron, luego cuatro cabezas salieron del agua.
“Idiota, ¿por qué hiciste eso?, podrías haber arrojado las demás granadas”, dijo Dalia.
“Prefiero guardarlas por si acaso aparece algo mas grande, ¿que lograron arrojar afuera?”.
Cinco segundos después.
“Malditos idiotas”, gritó Alakran, “solo arrojaron comida y una estúpida nueve mm, ¿cómo esperan sobrevivir sin armas?”.
“Mira, en esa situación hice lo que pude, además, tenemos las tres granadas que te quedaron”, dijo Stryker.
“Oh, claro, con tres granadas y tres cartuchos de balas vamos a sobrevivir contra un ejército de cosas que…, son cosas, eres un maldito genio”.
Mientras tanto, dos figuras se encontraban cerca de allí, una de ellas estaba rodeada de esos insectos, era un hombre con una túnica blanca, pelo negro corto y anteojos de sol.
“MMM, parece que se arrojaron al lago, es probable que hayan sobrevivido”.
La otra figura se mostró, parecía un gigantesco motoquero con el cráneo en llamas al aire, su nombre era Firehead.
“¿POR QUÉ NO HICISTE QUE TUS INSECTOS ESPERARAN?”.
“No te preocupes, el veneno de mis insectos para los hombres es doloroso, pero no mortal salvo que se realicen cerca de cien picaduras, en cambio, a las mujeres les plantan huevos al picarlas, y al nacer salen unos doscientos insectos destrozando el cuerpo del huésped en solo unos pocos minutos”.
“¿PICARON A UNA DE LAS MUJERES?”.
“Si, ellos me dijeron que llegaron a hacerlo…, ahora bien, ¿qué opina Kanh de mis experimentos?”.
“DICE QUE TIENES UN GRAN NIVEL”.
“Gracias”.
“Y POR LO TANTO ERES PELIGROSO”.
“¿Qué?”.
En segundos una cuchilla que colgaba del brazo de Firehead rebanó la cabeza del científico, el demonio luego se subió a una moto y se alejo rápidamente, debía cerciorarse de que sus victimas habían muerto, no confiaba en el Guerrero elegido al que acababa de matar, aunque hubiera prometido ayudarlo a cambio de vivir.
Los insectos se acercaron al cuerpo de su creador, y empezaron a devorarlo.
“¿Te duele mucho?”, preguntó Dalia.
“Si, ay, parece que hubieran querido picarme más a mí que a los demás”, se quejó Jeannette.
“Veremos de pasar por una farmacia, espero que no sea venenoso”.
“¿A ti no te picaron?”, preguntó Alakran.
“No, por suerte no llegaron a mi”.
Así, caminando lentamente, los cuatro se alejaron, Alakran nunca supo que la operación de Jeannette les había salvado la vida, se hubiera reído bastante.
Continuara…
Epilogo: Una mujer abraza a un niño llorando en una habitación oscura mientras canta una canción de cuna, de repente, se escuchan unos ruidos extraños.
La mujer se levanta, pero el niño quiere detenerla, “no te preocupes”, dice ella, “solo son mas de esos seres con cuchillas”.
La mujer sale lentamente por la puerta, aunque su pelo no es completamente blanco se nota que tiene unos cincuenta años.
Se escuchan unos ruidos raros y algunos gritos.
La mujer vuelve a entrar y abraza al niño, entonces sigue cantando.
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Lider de la asociasion Barras de Pescado, unetenos, quiquecomadreja@hotmail.com
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Bueno, este capitulo tiene algo tremendamente idiota metido en el medio, básicamente una resolución para un conflicto. Como que no comprendí que poner personajes con poder nivel Mortal Kombat contra gente común no iba a salir bien. Decidí no cambiarlo para mantener el espíritu del original, y también por pocas ganas de cambiarlo, hay que ser honesto con eso.
“Esto no es bueno”, dijo Alakran.
El grupo ya llevaba varios días yendo de un lado para el otro sin encontrar nada, siempre había Tarkatas en cualquier parte, como si los estuvieran siguiendo. Aunque encontraban varias armerías en el camino, en general no había suficientes balas, y las terminaban gastando todas, solo tenían una granada más y se quedarían sin nada, no habían encontrado supervivientes, ni nada que los ayudara en su camino más que los viejos autos, que terminaban siendo destrozados de una u otra forma.
“¿Por qué lo dices?”, Dalia había logrado mantener la calma todos estos días, incluso con los problemas.
“En la ciudad era sencillo encontrar lugares donde escondernos en las noches, acá en el medio del campo dudo que encontremos algo”.
“Si”, dijo Stryker, “pero ten en cuenta que esos seres que nos atacan continuamente rastrean humanos en la ciudad, no saldrán a las afueras, así que es mucho mejor”.
“Creo que tienen alguna manera de rastrearnos”.
“Tal vez uno de nosotros es un traidor”, dijo Jeannette y empezó a reír.
Dalia frenó con firmeza el auto, “miren, no se ustedes pero dudo que el que dirija esto esté tan interesado en acabar con cuatro humanos…”.
“Si hay un traidor serian tres humanos”, acotó Alakran.
“Bueno, tres humanos que además no aportan nada para la batalla. Nuestros encuentros demuestran que nuestra elevadísima capacidad de pelea no sirve para nada contra esas cosas”.
“¿Era necesario frenar el auto?”, preguntó Jeannette.
“No…, pero logró el efecto que quería”.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los Otros Capitulo 4: “Huésped indeseado”.
El auto seguía avanzando por las planicies del centro de Norteamérica, en general siempre se encontraban abandonadas a simple vista, pero el cielo rojo había podrido la mayoría de las cosechas, dándole un aspecto más siniestro todavía. Viejos tractores se agrietaban en la lejanía, pero algo sobresalía entre todo lo demás, una vieja fábrica donde se refinaban granos para su posterior reparto, llevaba abandonada más tiempo del que uno podría suponer, habiéndose transformado en hogar de vagabundos alejados y oprimidos por una sociedad que no cubre sus necesidades básicas.
Fue cuando se encontraban cerca de ese lugar que el auto se detuvo.
“Parece que se agotó la gasolina”, dijo Dalia, “Stryker, pon alguno de los tanques que tenemos en el baúl, deberían quedarnos dos”.
Stryker se bajó, pero se llevo una gran sorpresa al encontrar el baúl todo mojado, “esto no suena bien, parece que los rayos que lanzan las cosas esas agujerearon los tanques de gasolina”.
“¿Qué?”, Alakran se bajó rápido y vio lo que pasaba, “m1erda, esto no puede estar pasando justo ahora”.
“Bueno, aun no ha oscurecido”, dijo Dalia, “podríamos ver si encontramos algo dentro de esta fabrica”.
“Yo iré a ver los tractores, dudo que entremos todos en alguno, pero el combustible podría servirnos”, dijo Stryker, paró un pequeño tronco para que sirviera de indicación del lugar por encima de las plantaciones, y se adentró entre las cosechas.
“Yo me quedare cuidando el auto”, dijo Jeannette.
“¿Acaso tienes miedo?”, Alakran empezó a hacer ruidos de imitación de gallina.
“No, idiota”, pero no parecía muy convincente.
“No te preocupes”, dijo Dalia, “no tenemos suficientes cosas en el auto que no podamos llevar con nosotros, y es mejor no estar solos en terreno descampado como este”.
Dalia resultaba muy convincente, lo que causó que Jeannette asintiera y los tres se dirigieran hacia el siniestro lugar, desde afuera no se veía que estuviera iluminado, un gigantesco portón marcaba la puerta de ingreso.
Dalia y Alakran se quedaron muy quietos al verlo, Jeannette se puso más nerviosa, “hey, ¿pasa algo?”.
Pero antes de recibir una respuesta, notó el pequeño candado destrozado en el suelo, y las marcas de cortes en la zona de separación de las dos partes del portón.
“Sera mejor que nos quedemos lejos de aquí”, dijo Alakran, “espero que los tractores sirvan, soy capaz de subirme a uno yo solo”.
“Aun no sabemos si esas cosas siguen aquí, tal vez no encontraron nada y se fueron”.
“También puede que encontraran algo, pero ya debe ser historia”, Jeannette y Dalia no dijeron nada, “¿qué?, solo marco lo obvio, es poco probable que alguien sobreviviera a un ataque en un lugar pequeño”.
“Este no es pequeño, puede haber sobrevivientes”.
“Tendríamos que entrar”, dijo Jeannette.
Luego de unos segundos de silencio, Alakran cambió su cara de incredulidad y se golpeó con la mano en el rostro, “ahora llega la valentía, ¿acaso estás loco?”.
“No podemos dejar atrás la posibilidad de que hayan seres humanos”.
“Alakran lo entiende, Jeannette, aunque su maldito machismo de simio no le permita expresarlo, pero lo más importante es que nosotros sobrevivamos”.
“¿Para qué?”.
“…”, Dalia miró hacia el suelo, en un mundo en el cual solo se puede huir deseando que no los encuentren mientras duermen, ¿qué sentido tenía seguir adelante?
“Está bien”, dijo Alakran, “entremos”, y comenzó a avanzar.
“¿Eh?”, Dalia intentó entenderlo.
“Vamos también”, contestó Jeannette “cuando se convence de algo no se puede discutir con él, además sabemos que si Stryker estuviera aquí estaría de acuerdo”.
“MMM, está bien, pero igual esperemos que vuelva antes de ingresar”.
“Te ves muy sexy cuando piensas”, le dice Alakran dándose vuelta.
“Ya me parecía raro que parecieras normal unos segundos”.
“Ya sabes cómo soy, no puedo…”, Alakran se quedó duro.
Dalia reacciono, “¿qué sucede?”.
Repentinamente, unas extrañas formas cercanas a algo humano salieron de la tierra y los agarraron de las piernas, Alakran había logrado saltar, pero lograron alcanzarle en el aire, tenían dientes blancos y ojos rojos resaltando en medio de su color marrón, no quedaba claro donde terminaba cada uno y empezaba el suelo.
Jeannette no paraba de gritar mientras Dalia y Alakran intentaban zafarse.
“¿De dónde salieron estas cosas?”.
“NO PODRAN ZAFARSE DE LOS MUSTER”, dijo una gigantesca figura que salió de una esquina de la fábrica, era el mismísimo Firehead, con su cráneo en llamas, arrastrando las cadenas de su pesada y negra ropa, “SON CREADOS EN LAS MISMAS LLAMAS DEL INFIERNO, Y RESISTEN CUALQUIER COSA, AUN LA FUERZA DE UN SHOKAN JOVEN”.
“¿Qué eres tú?”, dijo Alakran.
“¿ACASO CREES QUE TIENES EL DERECHO A PREGUNTARME ALGO?, NO PUEDO CREER QUE UNOS IMBECILES COMO USTEDES ME HAYAN TENIDO SIGUIENDOLOS TANTOS DIAS, Y HAYAN MATADO TANTOS TARKATAS, PERO SU SUERTE SE ACABA AQUÍ. ESTE TERRENO SE HABIA CONVERTIDO EN EL HOGAR DE ESTAS CRIATURAS, LEJOS DE LOS EXTRAÑOS MATERIALES CON LOS QUE ARMAN SUS HORRENDAS CIUDADES, EL AMO KANH ESTARA COMPLACIDO DE SABER QUE AUN ASI FUERON UTILES PARA LA INVASION”.
“¿Quién es el amo Kanh?”, Jeannette y Dalia no se atrevían a decir palabra, pero Alakran insistía, Firehead se le acercó hasta el punto de que el asesino sentía el calor del cráneo de su enemigo.
“SIN LUGAR A DUDAS TU ERES BASTANTE PECULIAR, PERO QUE CAREZCAS DE MIEDO NO TE HACE ALGO VALIOSO, COMO TODOS LOS DEMAS GUERREROS ELEGIDOS, MERECES UNA MUERTE LENTA Y DOLOROSA”.
Firehead levantó su cadena rápidamente, lista para dar un profundo golpe, cuando un tractor salió a gran velocidad de la maleza y le dio un fuerte golpe, los Muster perdieron la concentración en ese momento, y sus formas humanoides, falsas para su especie, se difuminaron volviendo a lo que son, simples charcos de lodo con vida.
Arriba del tractor se encontraba Stryker, “rápido, abran la puerta”.
Antes de que los Muster llegaran a cambiar su forma nuevamente, Alakran y Dalia habían abierto la puerta y tras pasar por ella la trabaron con una tabla del lugar.
“Apurémonos”, gritó Stryker, “o esas cosas ingresaran”.
“No”, dijo Alakran, “si algo entendí de lo que dijo ese motoquero sin piel es que a las cosas esas no les gusta el metal, así que no pasaran”.
Se empezaron a escuchar golpes en la puerta.
“Si”, dijo Jeannette, “pero al grandote dudo que eso le importe demasiado”.
Los cuatro empezaron a correr por los pasillos del lugar, no se encontraban muy iluminados, salvo por tenues luces blancas de seguridad que titilaban lentamente, pero eso significaba que había alguien que activó el sistema eléctrico.
De repente detrás de ellos pudieron ver a Firehead que entró corriendo destrozando todo a su paso.
“Bien, supongo que me quedo aquí”, Alakran se frenó para sorpresa de todos.
“¿Acaso estás loco?”, gritó Stryker y estuvo a punto de darse vuelta, pero Dalia lo frenó.
“El no se suicidaría, debe tener alguna idea”.
“No podemos dejarlo solo de todas formas”.
“Mira, en este momento debes concentrarte en ti…”.
“No me importa”, Stryker se dio vuelta, pero Dalia lo dejo inconsciente con un golpe en la nuca, y lo levantó sobre su hombro, “no sé qué idea tienes, Alakran, pero espero que te salga bien”.
En cuanto Firehead llegó frente a Alakran, este saltó y le dio una fuerte patada entre las piernas, pero su enemigo ni se inmutó.
“OK, eso normalmente sirve”, Firehead agarró a Alakran y lo levantó en el aire, una sola de sus manos era necesaria para aplastarlo en su totalidad.
“PATETICO, NO PUEDO NEGAR LA DIVERSION DE ARRANCARTE LA PIEL LENTAMENTE”.
“Tendrás que guardártela, Ghost Rider”, Alakran llevaba su ultima granada en la mano, y la soltó, logrando pegarle con el pie directo para dar en la cara de Firehead, el golpe fue lo suficientemente grande como para que este soltara a Alakran, que al caer salió con rapidez para donde estaban los demás, “buen viaje”.
La explosión de la granada derrumbó buena parte del camino, y mandó a Alakran bien lejos hacia delante.
“Eres un idiota, ¿lo sabías?”, dijo Dalia cuando Alakran se levantó estando cerca de ella.
“De nada”.
Cuando Stryker abrió los ojos se encontraba en medio de una larga sala, se escuchaba el goteo de las cañerías destrozadas, y el caminar de las ratas entre los escombros, no había ni una sola luz, exceptuando por las que venían de la siguiente sala.
“¿Qué pasó?, ¿y Alakran?”, dijo sobresaltado.
“Estoy aquí, idiota”, dijo con pocas ganas el asesino masticando un pan viejo que tenia guardado, “suerte que Dalia te detuvo o hubieras arruinado mi plan, encima de todo me quedé sin cigarrillos”.
“La verdad no sé ni que pasó, ¿me perdí algo importante?”.
“No, el idiota detuvo a ese demonio que nos ataco, por un tiempo, así que mientras tanto intentamos ubicarnos en este lugar”.
“¿Qué han visto?”.
“Nada aun, pero parece que nos encontramos bajo tierra, como el edificio no tenía otras salidas, el único camino posible es a través de las cañerías que deben estar más adelante, nos llevaran a la ciudad otra vez probablemente, pero no hay otro lado a donde ir, el tema es que debemos pasar a la siguiente habitación si o si”.
“¿Cuál es el proble…?”, Stryker se levantó, y notó el gigantesco charco de sangre que se veía en la dirección que señalaban.
“Que hay algo más aquí”.
Continuara…
“Esto no es bueno”, dijo Alakran.
El grupo ya llevaba varios días yendo de un lado para el otro sin encontrar nada, siempre había Tarkatas en cualquier parte, como si los estuvieran siguiendo. Aunque encontraban varias armerías en el camino, en general no había suficientes balas, y las terminaban gastando todas, solo tenían una granada más y se quedarían sin nada, no habían encontrado supervivientes, ni nada que los ayudara en su camino más que los viejos autos, que terminaban siendo destrozados de una u otra forma.
“¿Por qué lo dices?”, Dalia había logrado mantener la calma todos estos días, incluso con los problemas.
“En la ciudad era sencillo encontrar lugares donde escondernos en las noches, acá en el medio del campo dudo que encontremos algo”.
“Si”, dijo Stryker, “pero ten en cuenta que esos seres que nos atacan continuamente rastrean humanos en la ciudad, no saldrán a las afueras, así que es mucho mejor”.
“Creo que tienen alguna manera de rastrearnos”.
“Tal vez uno de nosotros es un traidor”, dijo Jeannette y empezó a reír.
Dalia frenó con firmeza el auto, “miren, no se ustedes pero dudo que el que dirija esto esté tan interesado en acabar con cuatro humanos…”.
“Si hay un traidor serian tres humanos”, acotó Alakran.
“Bueno, tres humanos que además no aportan nada para la batalla. Nuestros encuentros demuestran que nuestra elevadísima capacidad de pelea no sirve para nada contra esas cosas”.
“¿Era necesario frenar el auto?”, preguntó Jeannette.
“No…, pero logró el efecto que quería”.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los Otros Capitulo 4: “Huésped indeseado”.
El auto seguía avanzando por las planicies del centro de Norteamérica, en general siempre se encontraban abandonadas a simple vista, pero el cielo rojo había podrido la mayoría de las cosechas, dándole un aspecto más siniestro todavía. Viejos tractores se agrietaban en la lejanía, pero algo sobresalía entre todo lo demás, una vieja fábrica donde se refinaban granos para su posterior reparto, llevaba abandonada más tiempo del que uno podría suponer, habiéndose transformado en hogar de vagabundos alejados y oprimidos por una sociedad que no cubre sus necesidades básicas.
Fue cuando se encontraban cerca de ese lugar que el auto se detuvo.
“Parece que se agotó la gasolina”, dijo Dalia, “Stryker, pon alguno de los tanques que tenemos en el baúl, deberían quedarnos dos”.
Stryker se bajó, pero se llevo una gran sorpresa al encontrar el baúl todo mojado, “esto no suena bien, parece que los rayos que lanzan las cosas esas agujerearon los tanques de gasolina”.
“¿Qué?”, Alakran se bajó rápido y vio lo que pasaba, “m1erda, esto no puede estar pasando justo ahora”.
“Bueno, aun no ha oscurecido”, dijo Dalia, “podríamos ver si encontramos algo dentro de esta fabrica”.
“Yo iré a ver los tractores, dudo que entremos todos en alguno, pero el combustible podría servirnos”, dijo Stryker, paró un pequeño tronco para que sirviera de indicación del lugar por encima de las plantaciones, y se adentró entre las cosechas.
“Yo me quedare cuidando el auto”, dijo Jeannette.
“¿Acaso tienes miedo?”, Alakran empezó a hacer ruidos de imitación de gallina.
“No, idiota”, pero no parecía muy convincente.
“No te preocupes”, dijo Dalia, “no tenemos suficientes cosas en el auto que no podamos llevar con nosotros, y es mejor no estar solos en terreno descampado como este”.
Dalia resultaba muy convincente, lo que causó que Jeannette asintiera y los tres se dirigieran hacia el siniestro lugar, desde afuera no se veía que estuviera iluminado, un gigantesco portón marcaba la puerta de ingreso.
Dalia y Alakran se quedaron muy quietos al verlo, Jeannette se puso más nerviosa, “hey, ¿pasa algo?”.
Pero antes de recibir una respuesta, notó el pequeño candado destrozado en el suelo, y las marcas de cortes en la zona de separación de las dos partes del portón.
“Sera mejor que nos quedemos lejos de aquí”, dijo Alakran, “espero que los tractores sirvan, soy capaz de subirme a uno yo solo”.
“Aun no sabemos si esas cosas siguen aquí, tal vez no encontraron nada y se fueron”.
“También puede que encontraran algo, pero ya debe ser historia”, Jeannette y Dalia no dijeron nada, “¿qué?, solo marco lo obvio, es poco probable que alguien sobreviviera a un ataque en un lugar pequeño”.
“Este no es pequeño, puede haber sobrevivientes”.
“Tendríamos que entrar”, dijo Jeannette.
Luego de unos segundos de silencio, Alakran cambió su cara de incredulidad y se golpeó con la mano en el rostro, “ahora llega la valentía, ¿acaso estás loco?”.
“No podemos dejar atrás la posibilidad de que hayan seres humanos”.
“Alakran lo entiende, Jeannette, aunque su maldito machismo de simio no le permita expresarlo, pero lo más importante es que nosotros sobrevivamos”.
“¿Para qué?”.
“…”, Dalia miró hacia el suelo, en un mundo en el cual solo se puede huir deseando que no los encuentren mientras duermen, ¿qué sentido tenía seguir adelante?
“Está bien”, dijo Alakran, “entremos”, y comenzó a avanzar.
“¿Eh?”, Dalia intentó entenderlo.
“Vamos también”, contestó Jeannette “cuando se convence de algo no se puede discutir con él, además sabemos que si Stryker estuviera aquí estaría de acuerdo”.
“MMM, está bien, pero igual esperemos que vuelva antes de ingresar”.
“Te ves muy sexy cuando piensas”, le dice Alakran dándose vuelta.
“Ya me parecía raro que parecieras normal unos segundos”.
“Ya sabes cómo soy, no puedo…”, Alakran se quedó duro.
Dalia reacciono, “¿qué sucede?”.
Repentinamente, unas extrañas formas cercanas a algo humano salieron de la tierra y los agarraron de las piernas, Alakran había logrado saltar, pero lograron alcanzarle en el aire, tenían dientes blancos y ojos rojos resaltando en medio de su color marrón, no quedaba claro donde terminaba cada uno y empezaba el suelo.
Jeannette no paraba de gritar mientras Dalia y Alakran intentaban zafarse.
“¿De dónde salieron estas cosas?”.
“NO PODRAN ZAFARSE DE LOS MUSTER”, dijo una gigantesca figura que salió de una esquina de la fábrica, era el mismísimo Firehead, con su cráneo en llamas, arrastrando las cadenas de su pesada y negra ropa, “SON CREADOS EN LAS MISMAS LLAMAS DEL INFIERNO, Y RESISTEN CUALQUIER COSA, AUN LA FUERZA DE UN SHOKAN JOVEN”.
“¿Qué eres tú?”, dijo Alakran.
“¿ACASO CREES QUE TIENES EL DERECHO A PREGUNTARME ALGO?, NO PUEDO CREER QUE UNOS IMBECILES COMO USTEDES ME HAYAN TENIDO SIGUIENDOLOS TANTOS DIAS, Y HAYAN MATADO TANTOS TARKATAS, PERO SU SUERTE SE ACABA AQUÍ. ESTE TERRENO SE HABIA CONVERTIDO EN EL HOGAR DE ESTAS CRIATURAS, LEJOS DE LOS EXTRAÑOS MATERIALES CON LOS QUE ARMAN SUS HORRENDAS CIUDADES, EL AMO KANH ESTARA COMPLACIDO DE SABER QUE AUN ASI FUERON UTILES PARA LA INVASION”.
“¿Quién es el amo Kanh?”, Jeannette y Dalia no se atrevían a decir palabra, pero Alakran insistía, Firehead se le acercó hasta el punto de que el asesino sentía el calor del cráneo de su enemigo.
“SIN LUGAR A DUDAS TU ERES BASTANTE PECULIAR, PERO QUE CAREZCAS DE MIEDO NO TE HACE ALGO VALIOSO, COMO TODOS LOS DEMAS GUERREROS ELEGIDOS, MERECES UNA MUERTE LENTA Y DOLOROSA”.
Firehead levantó su cadena rápidamente, lista para dar un profundo golpe, cuando un tractor salió a gran velocidad de la maleza y le dio un fuerte golpe, los Muster perdieron la concentración en ese momento, y sus formas humanoides, falsas para su especie, se difuminaron volviendo a lo que son, simples charcos de lodo con vida.
Arriba del tractor se encontraba Stryker, “rápido, abran la puerta”.
Antes de que los Muster llegaran a cambiar su forma nuevamente, Alakran y Dalia habían abierto la puerta y tras pasar por ella la trabaron con una tabla del lugar.
“Apurémonos”, gritó Stryker, “o esas cosas ingresaran”.
“No”, dijo Alakran, “si algo entendí de lo que dijo ese motoquero sin piel es que a las cosas esas no les gusta el metal, así que no pasaran”.
Se empezaron a escuchar golpes en la puerta.
“Si”, dijo Jeannette, “pero al grandote dudo que eso le importe demasiado”.
Los cuatro empezaron a correr por los pasillos del lugar, no se encontraban muy iluminados, salvo por tenues luces blancas de seguridad que titilaban lentamente, pero eso significaba que había alguien que activó el sistema eléctrico.
De repente detrás de ellos pudieron ver a Firehead que entró corriendo destrozando todo a su paso.
“Bien, supongo que me quedo aquí”, Alakran se frenó para sorpresa de todos.
“¿Acaso estás loco?”, gritó Stryker y estuvo a punto de darse vuelta, pero Dalia lo frenó.
“El no se suicidaría, debe tener alguna idea”.
“No podemos dejarlo solo de todas formas”.
“Mira, en este momento debes concentrarte en ti…”.
“No me importa”, Stryker se dio vuelta, pero Dalia lo dejo inconsciente con un golpe en la nuca, y lo levantó sobre su hombro, “no sé qué idea tienes, Alakran, pero espero que te salga bien”.
En cuanto Firehead llegó frente a Alakran, este saltó y le dio una fuerte patada entre las piernas, pero su enemigo ni se inmutó.
“OK, eso normalmente sirve”, Firehead agarró a Alakran y lo levantó en el aire, una sola de sus manos era necesaria para aplastarlo en su totalidad.
“PATETICO, NO PUEDO NEGAR LA DIVERSION DE ARRANCARTE LA PIEL LENTAMENTE”.
“Tendrás que guardártela, Ghost Rider”, Alakran llevaba su ultima granada en la mano, y la soltó, logrando pegarle con el pie directo para dar en la cara de Firehead, el golpe fue lo suficientemente grande como para que este soltara a Alakran, que al caer salió con rapidez para donde estaban los demás, “buen viaje”.
La explosión de la granada derrumbó buena parte del camino, y mandó a Alakran bien lejos hacia delante.
“Eres un idiota, ¿lo sabías?”, dijo Dalia cuando Alakran se levantó estando cerca de ella.
“De nada”.
Cuando Stryker abrió los ojos se encontraba en medio de una larga sala, se escuchaba el goteo de las cañerías destrozadas, y el caminar de las ratas entre los escombros, no había ni una sola luz, exceptuando por las que venían de la siguiente sala.
“¿Qué pasó?, ¿y Alakran?”, dijo sobresaltado.
“Estoy aquí, idiota”, dijo con pocas ganas el asesino masticando un pan viejo que tenia guardado, “suerte que Dalia te detuvo o hubieras arruinado mi plan, encima de todo me quedé sin cigarrillos”.
“La verdad no sé ni que pasó, ¿me perdí algo importante?”.
“No, el idiota detuvo a ese demonio que nos ataco, por un tiempo, así que mientras tanto intentamos ubicarnos en este lugar”.
“¿Qué han visto?”.
“Nada aun, pero parece que nos encontramos bajo tierra, como el edificio no tenía otras salidas, el único camino posible es a través de las cañerías que deben estar más adelante, nos llevaran a la ciudad otra vez probablemente, pero no hay otro lado a donde ir, el tema es que debemos pasar a la siguiente habitación si o si”.
“¿Cuál es el proble…?”, Stryker se levantó, y notó el gigantesco charco de sangre que se veía en la dirección que señalaban.
“Que hay algo más aquí”.
Continuara…
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Sin mucho para comentar de este capitulo, empieza a haber unos elementos que hacen que el plot se thickee (no existe esa palabra) con la parte troncal, pero todavía falta un toque. A todo esto me sorprende que sigan habiendo onomatopeyas incluidas dentro de los diálogos, pensé que ya las había eliminado para este momento.
“Mira, si puedes moverte, vayamos y ya”, Alakran no estaba de buen humor, desde que empezó esto no tenia tres de sus cinco cosas preferidas: Sexo, alcohol y buena comida. Ahora encima se le había ido la cuarta al terminar su último atado de cigarrillos, y pese a que matar cosas era divertido, el hecho de que no fueran humanas le quitaba algo.
“Espera”, dijo Stryker, “no podemos ir así nomas, tenemos que idear algún plan”.
“Caminar y rezar porque no salga nada que mida más de tres metros a mí me gusta”.
“¿Estás loco o qué?, en este momento no necesitamos suicidas”, dijo Dalia.
“A ver, no sé a qué diablos le llaman idear un plan, la puerta es una sola, lleva a un pasillo, no hay otra manera de pasar e irnos de aquí, y absolutamente ninguna cosa que agarremos aquí marcara la diferencia”.
“Una piedra tal vez sí”, dijo Jeannette.
“…, Miren, yo voy”.
“Espera, Alakran”, gritó Stryker.
“No me va a pasar nada, deja de ser tan estirado”, Alakran avanzó hasta abrir la puerta de cristal, y se quedo viéndolos desde adentro, “¿ven?, no me pasa na…”.
Alakran cayó al suelo estrepitosamente, todos fueron corriendo hacia allí.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 5: “Cambio de escena”.
“Alakran”, gritó Dalia, “despierta, vamos”.
Alakran abrió los ojos, “MMM…, que asco, estoy lleno de sangre”.
Alakran se sacudió el cuerpo lleno del líquido rojo.
“¿Qué paso?”, preguntó Stryker.
“Nada, me resbale con esta ##”@/&#/ sangre, ¿cómo iba a saber que estaba fresca?”.
“Suerte que tu camiseta es roja, JIJI”.
“Cállate, maldito travesti, que te tiro también”.
“Cállense los dos”, dijo Dalia, “lo importante ahora es seguir el camino, y rápido, si la sangre está fresca, significa que esto pasó hace poco”.
El grupo empezó a moverse lentamente, Jeannette tenía problemas para coordinarse sin hacer demasiado ruido de chapoteo, fue entonces cuando escucharon una respiración.
Jeannette ahogó un grito cuando Alakran le tapó la boca con la mano.
“Sabía que ibas a gritar”, dijo este calladamente.
Por unos segundos solo se oía un pequeño goteo y la extraña respiración.
“Debe estar en esta habitación”, dijo Dalia, y se preparó para entrar rápidamente.
“Algo no concuerda”, dijo Alakran, “he oído respiraciones así, y no concuerdan con lo que creo que encontraremos allí”.
“¿A qué te refieres?”.
“AAAAAAAHHHHHHHHH”, gritó Jeannette.
“Oh, maldición”, gritó Alakran y saltó directo hacia la sala de al lado, “quédate quieto”.
Pero encontró justamente lo que sus sentidos le habían dicho, en la habitación solo había un niño.
“Tenía razón, ¿por qué gritaste?”.
“Sentí algo que me tocaba”.
“Créeme…, nada te tocaría a ti”.
El niño tenía lágrimas en los ojos, y parecía a punto de llorar.
“No llores”, dijo Stryker calmadamente, él sabía cómo comportarse con niños, “somos humanos como tú, no te haremos daño”.
El niño levantó la cara y vio hacia Stryker, se sentía bien en su presencia, aunque no confiaba plenamente en él.
Entonces algo salió de la nada y le pegó una patada en la cara a Alakran.
“Uy, ¿qué Carajos?”.
Dalia se acercó a lo que dio el golpe y propinó una patada, pero su enemigo se la cubrió e intentó golpear, entonces Dalia le hizo una toma de Judo y la tiró al suelo.
“Oh, Dios mío”, dijo Jeannette, “¿es una anciana?”.
Efectivamente, una mujer de unos cincuenta años, cercana a los sesenta, se encontraba tirada en el suelo, tenía el pelo de un color grisáceo, y usaba un viejo vestido azul.
“Tiene que ser una broma”, dijo Alakran levantándose del suelo, “será una metamorfa o algo así”.
“No se acerquen al niño”, dijo la anciana.
“Espera”, dijo Dalia, “somos humanos, como tú”.
La mujer se los quedó viendo unos segundos con ira en sus ojos, pero se calmó.
“¿Qué hacen aquí?”, preguntó.
“Yo podría preguntar lo mismo”.
“Cállate, Alakran”, gritó Dalia, “llegamos por aquí escapando de lo que está afuera, y se cerró el camino detrás nuestro”.
“Mejor así, no entrara mas nada”.
“Ahora explíquese usted”.
“No tengo nada que decirles, váyanse, el camino que está allí los llevara a la ciudad de regreso”.
Alakran hizo un rápido movimiento y agarró a la anciana del cuello, “no sé qué piensan mis compañeros, pero yo no tengo problema en matarla si lo deseo”.
“Alakran”, gritó Stryker.
“No me molestes, no estoy bien en este momento, y esta maldita vieja me embocó una patada…, y aun no sé cómo”, el niño se largo a llorar, “oh, por favor, denle un caramelo o algo y que se calle”.
“Señora, ¿ese niño es su hijo?”, preguntó Dalia.
“…, Si, yo vivía con él y mis esposo en una de las granjas, pero él murió cuando nos atacaron esos hombres con garras, nos escondimos aquí”.
“¿Y la sangre?”.
“No sé, ya estaba”.
“No le creo, ¿cuánto llevan aquí?”.
“Yo le digo lo que se, por favor, suélteme, debo estar con mi hijo”.
“Alakran, suéltala”.
“Tú no eres mi jefa”.
“Que la sueltes, imbécil”.
“…, Esta bien”.
Alakran soltó a la anciana, que sin mirar a nadie fue a abrazar al niño, “no te preocupes, yo estoy aquí, nadie te hará daño”.
“¿Cómo hizo lo que hizo?”.
“¿Qué cosa?”.
“La patada, vieja”, gritó Alakran.
“En mi juventud practique artes marciales, algunos hábitos no se olvidan”.
“Claaaaaro”.
“Alakran, deja de interrumpir a Dalia”, se quejó Jeannette.
“Y dígame, ¿hay suministros alimenticios por aquí?”.
“Tenemos una reserva mas allá, había ido a buscar algo cuando ustedes llegaron, no es mucho, pero nos durara a los dos uno o dos meses, espero que esto haya terminado antes”.
“Por cómo se ven las cosas, lo dudo, conviene que venga con nosotros”.
“¿Está loca?, no puedo permitir que mi hijo salga”.
“Algo nos está siguiendo, no puedo asegurar que llegue hasta aquí, pero es posible que los kilos de roca, cemento y metal no lo detengan mucho tiempo, aun con lo que puede hacer, será presa fácil si se queda aquí con el niño”.
“Me da igual, no me iré”.
“Mira, Dalia”, empezó Alakran, “ella no quiere ir y listo, no podemos hacer nada para cambiarlo, en mi opinión tiene tantas posibilidades de morir quedándose aquí como yendo con nosotros, y al menos tiene comida en este lugar”.
“Creo que ellos estarán mejor con nosotros”, dijo Stryker, y se agachó hacia donde estaba Dalia, “mire, señora, se que le preocupa mucho su hijo, pero dadas las circunstancias, quedarse en un solo lugar no cambiara nada, y tal vez no tenga la oportunidad de salir luego”.
“Si, pero…”.
“¿Qué hará si las salidas desaparecen y la comida escasea?, ¿cómo se lo dirá?”.
La mujer vio hacia el niño.
“Yo…, iré con ustedes”.
“Me alegra oírlo, mi nombre es Stryker, ¿y el suyo?”.
“Me llamo Nidia, el niño es Ozymandias”.
“Un rey de reyes, por lo que puedo ver”.
El niño tenía el pelo de color rubio, no parecía tener más que ocho años de edad, y tenía mucho miedo, eso se notaba.
“El problemático es Alakran, y las dos muchachas de allá son Dalia y Jeannette”.
“Hola”, dijo Jeannette.
“Muchachas”, se rio Alakran.
“Bueno, será mejor que nos movamos rápido, vamos, dígame donde están las reservas, tomaremos algo y…”.
Nadie entendió nada, fueron unos segundos, rápidos, certeros, imposibles de definir, y nada fue igual, todo el lugar cambio, pero seguía siendo el mismo, era como si dos cosas estuvieran en el mismo lugar, las luces fueron tapadas por kilos de rocas, y aunque parte de las paredes se conservaban, era como si fuera todo una gigantesca cueva.
“Demonios”, gritó Alakran en la oscuridad, “¿qué fue eso?”.
“No lo sé”, gritó Dalia, “Alakran, ¿tienes fósforos?”.
“Si, aun me quedan algunos”.
“Prende uno, así veremos donde estamos”.
Alakran prendió un fosforo, en el poco tiempo que estuvo prendido vieron algo que brillaba al final del extraño túnel.
“Vayamos hacia allí”, gritó Stryker.
“Espera”, gritó Dalia, pero todos ya se habían ido hacia esa extraña luz.
Y lo que encontraron…, era lo más extraño que habían visto jamás.
Parecía un capullo de un leve color plateado, pegado al techo de la cueva, dentro había un extraño ser, parecía algo así como un insecto humanoide de color azul, tenia tres brazos, y un espacio para un cuarto que se veía cortado, no parecía respirar.
“…, Para mí está muerto”, dijo Alakran, “¿alguien quiere bajarlo para ver si es comestible?”.
“¿Esto estaba aquí antes?”, preguntó Stryker.
“No, nunca lo había visto”, respondió Nidia, tan sorprendida como todos.
“Lo mejor será que nos vayamos, debemos salir de esta cueva, y rápido, con este cambio no sé ni a donde nos llevara”, dijo Dalia.
“Si, vamos”, dijo Jeannette, y el grupo siguió de largo.
Entonces, unos segundos después, el misterioso ser abrió las cuencas de los ojos, una estaba vacía, la otra tenía un siniestro ojo amarillo, con gran furia saco unas cuchillas de los tres brazos que le quedaban y destrozó el capullo.
Todos se dieron vuelta y lo vieron con terror.
Sylphid, el último Heznaguh, vive de nuevo.
Continuara…
“Mira, si puedes moverte, vayamos y ya”, Alakran no estaba de buen humor, desde que empezó esto no tenia tres de sus cinco cosas preferidas: Sexo, alcohol y buena comida. Ahora encima se le había ido la cuarta al terminar su último atado de cigarrillos, y pese a que matar cosas era divertido, el hecho de que no fueran humanas le quitaba algo.
“Espera”, dijo Stryker, “no podemos ir así nomas, tenemos que idear algún plan”.
“Caminar y rezar porque no salga nada que mida más de tres metros a mí me gusta”.
“¿Estás loco o qué?, en este momento no necesitamos suicidas”, dijo Dalia.
“A ver, no sé a qué diablos le llaman idear un plan, la puerta es una sola, lleva a un pasillo, no hay otra manera de pasar e irnos de aquí, y absolutamente ninguna cosa que agarremos aquí marcara la diferencia”.
“Una piedra tal vez sí”, dijo Jeannette.
“…, Miren, yo voy”.
“Espera, Alakran”, gritó Stryker.
“No me va a pasar nada, deja de ser tan estirado”, Alakran avanzó hasta abrir la puerta de cristal, y se quedo viéndolos desde adentro, “¿ven?, no me pasa na…”.
Alakran cayó al suelo estrepitosamente, todos fueron corriendo hacia allí.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 5: “Cambio de escena”.
“Alakran”, gritó Dalia, “despierta, vamos”.
Alakran abrió los ojos, “MMM…, que asco, estoy lleno de sangre”.
Alakran se sacudió el cuerpo lleno del líquido rojo.
“¿Qué paso?”, preguntó Stryker.
“Nada, me resbale con esta ##”@/&#/ sangre, ¿cómo iba a saber que estaba fresca?”.
“Suerte que tu camiseta es roja, JIJI”.
“Cállate, maldito travesti, que te tiro también”.
“Cállense los dos”, dijo Dalia, “lo importante ahora es seguir el camino, y rápido, si la sangre está fresca, significa que esto pasó hace poco”.
El grupo empezó a moverse lentamente, Jeannette tenía problemas para coordinarse sin hacer demasiado ruido de chapoteo, fue entonces cuando escucharon una respiración.
Jeannette ahogó un grito cuando Alakran le tapó la boca con la mano.
“Sabía que ibas a gritar”, dijo este calladamente.
Por unos segundos solo se oía un pequeño goteo y la extraña respiración.
“Debe estar en esta habitación”, dijo Dalia, y se preparó para entrar rápidamente.
“Algo no concuerda”, dijo Alakran, “he oído respiraciones así, y no concuerdan con lo que creo que encontraremos allí”.
“¿A qué te refieres?”.
“AAAAAAAHHHHHHHHH”, gritó Jeannette.
“Oh, maldición”, gritó Alakran y saltó directo hacia la sala de al lado, “quédate quieto”.
Pero encontró justamente lo que sus sentidos le habían dicho, en la habitación solo había un niño.
“Tenía razón, ¿por qué gritaste?”.
“Sentí algo que me tocaba”.
“Créeme…, nada te tocaría a ti”.
El niño tenía lágrimas en los ojos, y parecía a punto de llorar.
“No llores”, dijo Stryker calmadamente, él sabía cómo comportarse con niños, “somos humanos como tú, no te haremos daño”.
El niño levantó la cara y vio hacia Stryker, se sentía bien en su presencia, aunque no confiaba plenamente en él.
Entonces algo salió de la nada y le pegó una patada en la cara a Alakran.
“Uy, ¿qué Carajos?”.
Dalia se acercó a lo que dio el golpe y propinó una patada, pero su enemigo se la cubrió e intentó golpear, entonces Dalia le hizo una toma de Judo y la tiró al suelo.
“Oh, Dios mío”, dijo Jeannette, “¿es una anciana?”.
Efectivamente, una mujer de unos cincuenta años, cercana a los sesenta, se encontraba tirada en el suelo, tenía el pelo de un color grisáceo, y usaba un viejo vestido azul.
“Tiene que ser una broma”, dijo Alakran levantándose del suelo, “será una metamorfa o algo así”.
“No se acerquen al niño”, dijo la anciana.
“Espera”, dijo Dalia, “somos humanos, como tú”.
La mujer se los quedó viendo unos segundos con ira en sus ojos, pero se calmó.
“¿Qué hacen aquí?”, preguntó.
“Yo podría preguntar lo mismo”.
“Cállate, Alakran”, gritó Dalia, “llegamos por aquí escapando de lo que está afuera, y se cerró el camino detrás nuestro”.
“Mejor así, no entrara mas nada”.
“Ahora explíquese usted”.
“No tengo nada que decirles, váyanse, el camino que está allí los llevara a la ciudad de regreso”.
Alakran hizo un rápido movimiento y agarró a la anciana del cuello, “no sé qué piensan mis compañeros, pero yo no tengo problema en matarla si lo deseo”.
“Alakran”, gritó Stryker.
“No me molestes, no estoy bien en este momento, y esta maldita vieja me embocó una patada…, y aun no sé cómo”, el niño se largo a llorar, “oh, por favor, denle un caramelo o algo y que se calle”.
“Señora, ¿ese niño es su hijo?”, preguntó Dalia.
“…, Si, yo vivía con él y mis esposo en una de las granjas, pero él murió cuando nos atacaron esos hombres con garras, nos escondimos aquí”.
“¿Y la sangre?”.
“No sé, ya estaba”.
“No le creo, ¿cuánto llevan aquí?”.
“Yo le digo lo que se, por favor, suélteme, debo estar con mi hijo”.
“Alakran, suéltala”.
“Tú no eres mi jefa”.
“Que la sueltes, imbécil”.
“…, Esta bien”.
Alakran soltó a la anciana, que sin mirar a nadie fue a abrazar al niño, “no te preocupes, yo estoy aquí, nadie te hará daño”.
“¿Cómo hizo lo que hizo?”.
“¿Qué cosa?”.
“La patada, vieja”, gritó Alakran.
“En mi juventud practique artes marciales, algunos hábitos no se olvidan”.
“Claaaaaro”.
“Alakran, deja de interrumpir a Dalia”, se quejó Jeannette.
“Y dígame, ¿hay suministros alimenticios por aquí?”.
“Tenemos una reserva mas allá, había ido a buscar algo cuando ustedes llegaron, no es mucho, pero nos durara a los dos uno o dos meses, espero que esto haya terminado antes”.
“Por cómo se ven las cosas, lo dudo, conviene que venga con nosotros”.
“¿Está loca?, no puedo permitir que mi hijo salga”.
“Algo nos está siguiendo, no puedo asegurar que llegue hasta aquí, pero es posible que los kilos de roca, cemento y metal no lo detengan mucho tiempo, aun con lo que puede hacer, será presa fácil si se queda aquí con el niño”.
“Me da igual, no me iré”.
“Mira, Dalia”, empezó Alakran, “ella no quiere ir y listo, no podemos hacer nada para cambiarlo, en mi opinión tiene tantas posibilidades de morir quedándose aquí como yendo con nosotros, y al menos tiene comida en este lugar”.
“Creo que ellos estarán mejor con nosotros”, dijo Stryker, y se agachó hacia donde estaba Dalia, “mire, señora, se que le preocupa mucho su hijo, pero dadas las circunstancias, quedarse en un solo lugar no cambiara nada, y tal vez no tenga la oportunidad de salir luego”.
“Si, pero…”.
“¿Qué hará si las salidas desaparecen y la comida escasea?, ¿cómo se lo dirá?”.
La mujer vio hacia el niño.
“Yo…, iré con ustedes”.
“Me alegra oírlo, mi nombre es Stryker, ¿y el suyo?”.
“Me llamo Nidia, el niño es Ozymandias”.
“Un rey de reyes, por lo que puedo ver”.
El niño tenía el pelo de color rubio, no parecía tener más que ocho años de edad, y tenía mucho miedo, eso se notaba.
“El problemático es Alakran, y las dos muchachas de allá son Dalia y Jeannette”.
“Hola”, dijo Jeannette.
“Muchachas”, se rio Alakran.
“Bueno, será mejor que nos movamos rápido, vamos, dígame donde están las reservas, tomaremos algo y…”.
Nadie entendió nada, fueron unos segundos, rápidos, certeros, imposibles de definir, y nada fue igual, todo el lugar cambio, pero seguía siendo el mismo, era como si dos cosas estuvieran en el mismo lugar, las luces fueron tapadas por kilos de rocas, y aunque parte de las paredes se conservaban, era como si fuera todo una gigantesca cueva.
“Demonios”, gritó Alakran en la oscuridad, “¿qué fue eso?”.
“No lo sé”, gritó Dalia, “Alakran, ¿tienes fósforos?”.
“Si, aun me quedan algunos”.
“Prende uno, así veremos donde estamos”.
Alakran prendió un fosforo, en el poco tiempo que estuvo prendido vieron algo que brillaba al final del extraño túnel.
“Vayamos hacia allí”, gritó Stryker.
“Espera”, gritó Dalia, pero todos ya se habían ido hacia esa extraña luz.
Y lo que encontraron…, era lo más extraño que habían visto jamás.
Parecía un capullo de un leve color plateado, pegado al techo de la cueva, dentro había un extraño ser, parecía algo así como un insecto humanoide de color azul, tenia tres brazos, y un espacio para un cuarto que se veía cortado, no parecía respirar.
“…, Para mí está muerto”, dijo Alakran, “¿alguien quiere bajarlo para ver si es comestible?”.
“¿Esto estaba aquí antes?”, preguntó Stryker.
“No, nunca lo había visto”, respondió Nidia, tan sorprendida como todos.
“Lo mejor será que nos vayamos, debemos salir de esta cueva, y rápido, con este cambio no sé ni a donde nos llevara”, dijo Dalia.
“Si, vamos”, dijo Jeannette, y el grupo siguió de largo.
Entonces, unos segundos después, el misterioso ser abrió las cuencas de los ojos, una estaba vacía, la otra tenía un siniestro ojo amarillo, con gran furia saco unas cuchillas de los tres brazos que le quedaban y destrozó el capullo.
Todos se dieron vuelta y lo vieron con terror.
Sylphid, el último Heznaguh, vive de nuevo.
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Creo recordar que este fue uno de los capítulos que mas me gusto hacer originalmente. Como que me gusta que los personajes charlen y se den explicaciones, y además tiene una peleíta, o sea tiene todo (?). Mientras releía para ver que capitulo tocaba subir me fije que el anterior no tenia titulo (cuac), capaz tendría que agregarle uno con edición, pero no se. Ah, dato random, aunque es verdad que la idea de "Los Otros" tuvo algunos cambios con respecto a como era originalmente por la recepción de los que comentaban (la opinión de Kanalla influyo mucho), que Sylphid volviera estaba planeado desde que cree al personaje para el prologo de la temporada 3 de batalla, solo que creo que iba a pasar un toque mas adelante en la idea original.
Allí estaba, en frente de ellos, no comprendía que hacia ahí, sus últimos recuerdos se entremezclaban entre el dolor.
Todos los demás habían muerto, al menos eso le había dicho Magedon luego de salvarlo. El acido del Zaterrano que le atacó lo había dejado tuerto y en sufrimiento, pero el Spectral lo salvo, lamentablemente toda vida que tuvo se fue en ese momento, al igual que la de Korg, Neranami y Havok…, pero no la de Rain, el había sido el traidor que reveló su posición, y todos habían fallado al confiar en él.
Sylphid casi ni podía moverse, tenía un brazo menos, e hizo lo que todo Heznaguh hace cuando ya no queda nada más porque luchar, un capullo…
De esa manera, podría permanecer escondido en una de las más recónditas cuevas de Edenia hasta que algo lo encontrara, algo…, o alguien, ahora ese alguien había llegado, y Sylphid no moriría sin luchar, aunque hayan pasado miles de años, aunque sea el único ser que se oponga a la tiranía del emperador, lucharía hasta el final, hasta que de su cuerpo no queden ni rastros, y aunque su alma caiga al infierno luego de eso, escaparía de las mismísimas flamas para volver, y seguir luchando, por el, por su familia, por su especie, por su reino, y por su rey, Jerrod, el más glorioso que jamás haya existido.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 6: “Sobreviviente de un final”.
“Quédense todos quietos”, dijo Stryker con cierto temor, “sea lo que sea esa cosa no creo que nos ataque sin provocación”.
Sylphid estudio lo que veía, pero su furia era demasiado grande, y no iba a dejar que algo lo detuviera, pegó un gigantesco alarido, que llegó hasta los corazones de sus oponentes.
“Maldición, hagan lo que quieran, yo me largo”, dijo Alakran, y salió corriendo hacia el camino.
“No, Alakran”, gritó Stryker, pero en el momento que terminaba su frase, Sylphid había saltado y se colocó delante de su compañero.
“Wo, espera, bicho, no me ganaras”, Alakran dio una patada, Sylphid la esquivó sin dificultad y dio un zarpazo con una de sus cuchillas que pasó rozando al asesino.
Nidia empezó a caminar hacia el lugar, pero Stryker la detuvo, “quédate con Ozymandias, intenta buscar otro camino”.
“Pero…”, dudó la mujer.
“Tu niño es más importante en este momento, Jeannette, ve tu también”.
“Si”, dijo ella.
“Dalia, tenemos que movernos rápido o esa cosa partirá al medio a Alakran, intentare pegarle en el muñón que tiene, debe ser doloroso, cuando lo haga quiero que le des en las rodillas y lo tires, ¿cuento contigo?”.
“Dalo por hecho”.
Sylphid no veía a Alakran, y no era precisamente porque le faltaba un ojo, solo veía todo el odio contenido reflejado en esa persona, toda la destrucción, incluido el nombre del causante, Shao Kanh.
Los recuerdos de su familia siendo destrozada por los soldados del emperador, que se reían mientras lo hacían, el breve intento de Sylphid de salvarlos que terminó con el siendo derrotado y quedando al borde de la muerte de no ser por su líder Havok.
Havok creía que la ira no conducía a la victoria, y por eso le ayudo a controlarla, pero en el fondo el efecto era solo temporal, una herida del corazón no puede sanar, incluso en miles de años, Sylphid se preguntaba cómo se sintió su general cuando supo la traición de su hijo.
Ninguno de los rivales tenia ventaja durante la pelea, Sylphid siempre fue ágil, siempre fue veloz, la fuerza no era su punto hábil, pero al menos era superior a la media de un humano, pero Alakran también la superaba, y el Heznaguh se encontraba cansado por su hibernación…, Aun así esto no cambio el resultado final, y Alakran terminó recibiendo un pequeño tajo en el pecho que lo dejó tirado en el suelo.
Sylphid se preparó para dar un golpe mortal, aunque su furia causaría que no fuera el último golpe que quisiera darle a su oponente, cuando Stryker llegó por el costado y dio una patada en el lugar donde antes Sylphid tenía su cuarto brazo.
Los muñones duelen si son golpeados, pero a veces hay cosas más fuertes que el dolor, el amor, la locura, y la ira, sobre todo, la ira.
Sylphid agarró a Stryker de la pierna con una velocidad impresionante e intentó cortarla con una de sus cuchillas, pero el policía pudo maniobrar para pegar una patada con su otra pierna lo suficientemente veloz para desconcentrar a Sylphid pese a que el golpe no le hiciera daño.
Este se irguió, pero todo lo que sentía se calmó en cuanto vio como la camisa de Stryker se había roto por un pequeño tajo y dejaba ver una extraña marca en su hombro.
El simbolismo fue claro, y al instante Sylphid se detuvo, y se agachó en honor a Stryker, pronunciando unas palabras inentendibles.
“OK, esto pasa de raro a imbécil”, dijo Alakran que sangraba bastante, aunque no lo expresase correctamente, “¿han notado que siempre me atacan en el pecho?”.
Stryker intentó expresarse con Sylphid, pero no tenía la menor idea de cómo hacerlo.
“Eh, perdona, pero…”.
“Vas bien, señor relaciones publicas”.
“Ahora no, Alakran, realmente no se qué hacer…”.
En ese momento Sylphid levantó la mano con la cuchilla ya guardada y tocó la de Stryker.
Hubo unos segundos de extraños destellos, tras lo cual Stryker cayó al suelo.
“NO”, gritó Dalia, que fue corriendo hacia él, sin embargo, no notó que estuviera herido, y cinco segundos después ya se estaba levantando.
“Per-do-ne”, dijo con esfuerzo Sylphid, “pe-ro e-ra la u-ni-ca ma-ne-ra de en-ten-der su i-dio-ma”.
“Ya veo”, dijo Stryker, aunque el comentario fue algo muy dicho sin pensar, porque realmente ni entendía que estaba pasando, habían pasado cosas raras, pero esta era la primera vez que un “algo” le hablaba sin insultarlo, gruñir o expresar deseos de matarlo, aun más raro era el hecho de que hasta hace un minuto la situación era algo similar a eso.
“Yo soy Sylphid, señor”, dijo adecuándose un poco más a la lengua, “perdone, pero es que no pude reconocerlo”.
“¿Reconocerme?”.
“Me sorprende que actué como si no lo sepa, el emblema de su hombro es una clara demostración de su lugar dentro de la casta Edeniana”.
“OK, alguien acá no ha contado mucho que digamos”, dijo Alakran enojado, aunque el enojo duro poco, “aunque realmente ninguno ha dicho nada”.
“Mira, no sé qué significa esto para ti”, dijo Stryker señalándose la marca del hombro, similar a un palo con un punto al costado delantero y un medio circulo en la parte inferior, “pero yo no he pertenecido a ninguna casta, solo fui encontrado cerca de un orfanato en un barrio de bajos ingresos”.
“Que origen humilde, loco, esperaba más de ti”.
“Señor, ¿ese símbolo ha estado en su hombro desde su nacimiento?”.
Stryker estaba en jaque, no sabía el origen de esa extraña mancha, solo sabía que lo había acompañado toda su vida.
“No estoy seguro, pero creo que sí”.
“Entonces no hay ninguna duda, solo los más nobles hombres Edenianos nacen con esa marca, es la expresión de su lugar como lideres”.
“Para con eso”, Stryker nunca había sido de dudar sobre lo que era, pero esta vez sí lo hacía, “de algo estoy seguro, y es que esto no significa nada…, además no sé que es un Edeniano”.
Esa frase llego con sorpresa a Sylphid, pero duro poco, “ya veo, los años deben haber causado que la gente olvide a Edenia, tal vez el emperador ha realizado uno de sus hechizos”.
“Espera”, preguntó Dalia repentinamente, “¿tú sabes lo que está pasando aquí?”.
“Es claro, aquel que ustedes llaman emperador, Shao Kanh, no es más que un déspota que…”.
“¿Quién?”, dijo Alakran, “a mí me queda perfectamente claro que ni siquiera ha pasado un mes desde que esto empezó, así que di algo más concreto”.
“Perdonen, aun los datos que absorbí no son tan concretos como el idioma”, Sylphid forzó la mente, “pero si un mes significa eso para su cultura en márgenes de tiempo, parece que he pasado bastante encerrado aquí dentro, este debe ser otro reino”.
“No tenemos reinos por aquí desde hace mucho”, dijo Alakran, “así que si, ha pasado más tiempo todavía”.
“No, no me refiero a su concepto de reino, los reinos son distintas realidades, todas existen en sincronía, pero ninguna tiene el derecho a conquistar a otra salvo bajo distintas circunstancias, mi reino era Edenia, no conocíamos la existencia de otros reinos mas allá, hasta que fuimos atacados por uno llamado el Outworld, sin embargo, sabemos que hay mas, así que es posible que el ataque también haya llegado a su reino”.
“… ¿Puedes repetirlo un poco más lento?”, preguntó Alakran sin demasiadas ganas.
“Personalmente me ha quedado bastante claro”, dijo Dalia, “¿y ese tal Kanh es el causante?”.
“Totalmente, el es el amo del Outworld, su fuerza va mas allá de nuestra comprensión”.
“Si vamos al tema”, dijo Alakran con unas ganas terribles de fumar algo, aunque sea orégano, “tu estas mas allá de nuestra comprensión”.
“Deja que termine de expresarse”, dijo Stryker.
“No hay nada más que decir, debemos separar a los reinos, si no ha pasado tanto tiempo la fusión aun no debe haber terminado, y hay una oportunidad si llegamos al nexo de salvar su hogar”.
“Espera”, dijo Alakran, “vas demasiado rápido”.
“Alakran”, Dalia ya estaba muy enojada, “no hagas nada de lo que te arrepientas”.
“¿Acaso lo escuchan?, este loco quiere mandarnos a un suicidio”.
“Puedes no venir si no quieres, humano”, dijo Sylphid, “pero debes saber que es la única manera”.
“Admito tu punto de vista, eh, Silpif, pero convendría que lo decidiéramos entre todos”, dijo Stryker.
“Es Sylphid”, acotó Alakran.
Nidia no se sentía muy bien de tener al insecto humanoide cerca de ella y Ozymandias, pero al menos participaría en la discusión, Sylphid avisó que no obligaría a nadie, y Stryker definió que solo si la votación fuera a favor irían para allí.
“Ozymandias es muy chico”, dijo Dalia, “creo que no conviene que lo involucremos en esta decisión, además de esa forma no podría haber empate”.
“No tengo problema, opino lo mismo”, dijo Nidia.
“El tema ya ha sido expuesto”, dijo Stryker, “si no detenemos esto desde la raíz, no habrá manera segura de sobrevivir, yo creo que deberíamos intentarlo al menos, es mejor que no hacer nada”.
A Nidia le costaba tomar una decisión, “lo siento, pero yo votare por no ir, no quiero arriesgar a mi hijo, pero si los demás deciden ir lo hare, es más seguro con ustedes allá que estando en otro lugar sola con él”.
“Para mi tiene razón”, dijo Dalia intentando marcar bien sus puntos, “o sea, no hemos podido enfrentarnos a nada en igualdad de condiciones, incluso con armas, que ahora no tenemos. El insecto es fuerte, pero aunque lleguemos al nexo sin cruzarnos al tal Kanh”, tomo un breve respiro lúgubre, “no podemos definir que no haya algo de poder similar cerca”.
Todos miraron a Jeannette, “oh, realmente…, no quiero tener que votar”.
“No es necesario”, dijo Stryker calmadamente, “en caso de empate aceptare el hecho de quedarnos”.
“No, es solo que…”, Jeannette miro a Nidia y a Dalia, “perdonen, pero no quiero morir sabiendo que tuve una oportunidad aunque mínima de salvar todo”.
Dalia abrazó a Jeannette, “está bien, no te sientas mal, expresaste lo que crees correcto, eres muy valiente”.
“¿Alakran?”, dijo Stryker.
“¿Qué?, no estoy de humor para estas mariconadas”.
“Tienes que decidirlo”.
Todos miraron a Alakran, pasaron varios segundos incómodos.
“Ya fue, vamos y ya, cualquier cosa es mejor que seguir huyendo”.
“Sylphid, ¿has oído?”, dijo Stryker.
“Si, señor, síganme, no tengo problemas para manejarme en las cuevas, así que saldremos fácilmente”.
“Por favor no me llames señor”.
El grupo comenzó el viaje, la cueva era grande, pero Sylphid supo llevarlos bien, Nidia no ocultaba que no estaba a favor de la idea, pero no dijo nada.
Finalmente lograron salir por una pequeña abertura, todos se quedaron callados al instante.
“Eso sí que es raro”, dijo Alakran rompiendo el silencio.
A una distancia enorme, una gigantesca fortaleza se erguía, de color opaco, la parte de arriba parecía tener un rostro demoniaco, y un extraño agujero negro del que salían tormentas giraban a su alrededor.
Para Sylphid era una visión que ya había pasado por su cabeza, para los demás no, pero de todas formas, la esperanza se apagó por un tiempo.
Continuara…
Allí estaba, en frente de ellos, no comprendía que hacia ahí, sus últimos recuerdos se entremezclaban entre el dolor.
Todos los demás habían muerto, al menos eso le había dicho Magedon luego de salvarlo. El acido del Zaterrano que le atacó lo había dejado tuerto y en sufrimiento, pero el Spectral lo salvo, lamentablemente toda vida que tuvo se fue en ese momento, al igual que la de Korg, Neranami y Havok…, pero no la de Rain, el había sido el traidor que reveló su posición, y todos habían fallado al confiar en él.
Sylphid casi ni podía moverse, tenía un brazo menos, e hizo lo que todo Heznaguh hace cuando ya no queda nada más porque luchar, un capullo…
De esa manera, podría permanecer escondido en una de las más recónditas cuevas de Edenia hasta que algo lo encontrara, algo…, o alguien, ahora ese alguien había llegado, y Sylphid no moriría sin luchar, aunque hayan pasado miles de años, aunque sea el único ser que se oponga a la tiranía del emperador, lucharía hasta el final, hasta que de su cuerpo no queden ni rastros, y aunque su alma caiga al infierno luego de eso, escaparía de las mismísimas flamas para volver, y seguir luchando, por el, por su familia, por su especie, por su reino, y por su rey, Jerrod, el más glorioso que jamás haya existido.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 6: “Sobreviviente de un final”.
“Quédense todos quietos”, dijo Stryker con cierto temor, “sea lo que sea esa cosa no creo que nos ataque sin provocación”.
Sylphid estudio lo que veía, pero su furia era demasiado grande, y no iba a dejar que algo lo detuviera, pegó un gigantesco alarido, que llegó hasta los corazones de sus oponentes.
“Maldición, hagan lo que quieran, yo me largo”, dijo Alakran, y salió corriendo hacia el camino.
“No, Alakran”, gritó Stryker, pero en el momento que terminaba su frase, Sylphid había saltado y se colocó delante de su compañero.
“Wo, espera, bicho, no me ganaras”, Alakran dio una patada, Sylphid la esquivó sin dificultad y dio un zarpazo con una de sus cuchillas que pasó rozando al asesino.
Nidia empezó a caminar hacia el lugar, pero Stryker la detuvo, “quédate con Ozymandias, intenta buscar otro camino”.
“Pero…”, dudó la mujer.
“Tu niño es más importante en este momento, Jeannette, ve tu también”.
“Si”, dijo ella.
“Dalia, tenemos que movernos rápido o esa cosa partirá al medio a Alakran, intentare pegarle en el muñón que tiene, debe ser doloroso, cuando lo haga quiero que le des en las rodillas y lo tires, ¿cuento contigo?”.
“Dalo por hecho”.
Sylphid no veía a Alakran, y no era precisamente porque le faltaba un ojo, solo veía todo el odio contenido reflejado en esa persona, toda la destrucción, incluido el nombre del causante, Shao Kanh.
Los recuerdos de su familia siendo destrozada por los soldados del emperador, que se reían mientras lo hacían, el breve intento de Sylphid de salvarlos que terminó con el siendo derrotado y quedando al borde de la muerte de no ser por su líder Havok.
Havok creía que la ira no conducía a la victoria, y por eso le ayudo a controlarla, pero en el fondo el efecto era solo temporal, una herida del corazón no puede sanar, incluso en miles de años, Sylphid se preguntaba cómo se sintió su general cuando supo la traición de su hijo.
Ninguno de los rivales tenia ventaja durante la pelea, Sylphid siempre fue ágil, siempre fue veloz, la fuerza no era su punto hábil, pero al menos era superior a la media de un humano, pero Alakran también la superaba, y el Heznaguh se encontraba cansado por su hibernación…, Aun así esto no cambio el resultado final, y Alakran terminó recibiendo un pequeño tajo en el pecho que lo dejó tirado en el suelo.
Sylphid se preparó para dar un golpe mortal, aunque su furia causaría que no fuera el último golpe que quisiera darle a su oponente, cuando Stryker llegó por el costado y dio una patada en el lugar donde antes Sylphid tenía su cuarto brazo.
Los muñones duelen si son golpeados, pero a veces hay cosas más fuertes que el dolor, el amor, la locura, y la ira, sobre todo, la ira.
Sylphid agarró a Stryker de la pierna con una velocidad impresionante e intentó cortarla con una de sus cuchillas, pero el policía pudo maniobrar para pegar una patada con su otra pierna lo suficientemente veloz para desconcentrar a Sylphid pese a que el golpe no le hiciera daño.
Este se irguió, pero todo lo que sentía se calmó en cuanto vio como la camisa de Stryker se había roto por un pequeño tajo y dejaba ver una extraña marca en su hombro.
El simbolismo fue claro, y al instante Sylphid se detuvo, y se agachó en honor a Stryker, pronunciando unas palabras inentendibles.
“OK, esto pasa de raro a imbécil”, dijo Alakran que sangraba bastante, aunque no lo expresase correctamente, “¿han notado que siempre me atacan en el pecho?”.
Stryker intentó expresarse con Sylphid, pero no tenía la menor idea de cómo hacerlo.
“Eh, perdona, pero…”.
“Vas bien, señor relaciones publicas”.
“Ahora no, Alakran, realmente no se qué hacer…”.
En ese momento Sylphid levantó la mano con la cuchilla ya guardada y tocó la de Stryker.
Hubo unos segundos de extraños destellos, tras lo cual Stryker cayó al suelo.
“NO”, gritó Dalia, que fue corriendo hacia él, sin embargo, no notó que estuviera herido, y cinco segundos después ya se estaba levantando.
“Per-do-ne”, dijo con esfuerzo Sylphid, “pe-ro e-ra la u-ni-ca ma-ne-ra de en-ten-der su i-dio-ma”.
“Ya veo”, dijo Stryker, aunque el comentario fue algo muy dicho sin pensar, porque realmente ni entendía que estaba pasando, habían pasado cosas raras, pero esta era la primera vez que un “algo” le hablaba sin insultarlo, gruñir o expresar deseos de matarlo, aun más raro era el hecho de que hasta hace un minuto la situación era algo similar a eso.
“Yo soy Sylphid, señor”, dijo adecuándose un poco más a la lengua, “perdone, pero es que no pude reconocerlo”.
“¿Reconocerme?”.
“Me sorprende que actué como si no lo sepa, el emblema de su hombro es una clara demostración de su lugar dentro de la casta Edeniana”.
“OK, alguien acá no ha contado mucho que digamos”, dijo Alakran enojado, aunque el enojo duro poco, “aunque realmente ninguno ha dicho nada”.
“Mira, no sé qué significa esto para ti”, dijo Stryker señalándose la marca del hombro, similar a un palo con un punto al costado delantero y un medio circulo en la parte inferior, “pero yo no he pertenecido a ninguna casta, solo fui encontrado cerca de un orfanato en un barrio de bajos ingresos”.
“Que origen humilde, loco, esperaba más de ti”.
“Señor, ¿ese símbolo ha estado en su hombro desde su nacimiento?”.
Stryker estaba en jaque, no sabía el origen de esa extraña mancha, solo sabía que lo había acompañado toda su vida.
“No estoy seguro, pero creo que sí”.
“Entonces no hay ninguna duda, solo los más nobles hombres Edenianos nacen con esa marca, es la expresión de su lugar como lideres”.
“Para con eso”, Stryker nunca había sido de dudar sobre lo que era, pero esta vez sí lo hacía, “de algo estoy seguro, y es que esto no significa nada…, además no sé que es un Edeniano”.
Esa frase llego con sorpresa a Sylphid, pero duro poco, “ya veo, los años deben haber causado que la gente olvide a Edenia, tal vez el emperador ha realizado uno de sus hechizos”.
“Espera”, preguntó Dalia repentinamente, “¿tú sabes lo que está pasando aquí?”.
“Es claro, aquel que ustedes llaman emperador, Shao Kanh, no es más que un déspota que…”.
“¿Quién?”, dijo Alakran, “a mí me queda perfectamente claro que ni siquiera ha pasado un mes desde que esto empezó, así que di algo más concreto”.
“Perdonen, aun los datos que absorbí no son tan concretos como el idioma”, Sylphid forzó la mente, “pero si un mes significa eso para su cultura en márgenes de tiempo, parece que he pasado bastante encerrado aquí dentro, este debe ser otro reino”.
“No tenemos reinos por aquí desde hace mucho”, dijo Alakran, “así que si, ha pasado más tiempo todavía”.
“No, no me refiero a su concepto de reino, los reinos son distintas realidades, todas existen en sincronía, pero ninguna tiene el derecho a conquistar a otra salvo bajo distintas circunstancias, mi reino era Edenia, no conocíamos la existencia de otros reinos mas allá, hasta que fuimos atacados por uno llamado el Outworld, sin embargo, sabemos que hay mas, así que es posible que el ataque también haya llegado a su reino”.
“… ¿Puedes repetirlo un poco más lento?”, preguntó Alakran sin demasiadas ganas.
“Personalmente me ha quedado bastante claro”, dijo Dalia, “¿y ese tal Kanh es el causante?”.
“Totalmente, el es el amo del Outworld, su fuerza va mas allá de nuestra comprensión”.
“Si vamos al tema”, dijo Alakran con unas ganas terribles de fumar algo, aunque sea orégano, “tu estas mas allá de nuestra comprensión”.
“Deja que termine de expresarse”, dijo Stryker.
“No hay nada más que decir, debemos separar a los reinos, si no ha pasado tanto tiempo la fusión aun no debe haber terminado, y hay una oportunidad si llegamos al nexo de salvar su hogar”.
“Espera”, dijo Alakran, “vas demasiado rápido”.
“Alakran”, Dalia ya estaba muy enojada, “no hagas nada de lo que te arrepientas”.
“¿Acaso lo escuchan?, este loco quiere mandarnos a un suicidio”.
“Puedes no venir si no quieres, humano”, dijo Sylphid, “pero debes saber que es la única manera”.
“Admito tu punto de vista, eh, Silpif, pero convendría que lo decidiéramos entre todos”, dijo Stryker.
“Es Sylphid”, acotó Alakran.
Nidia no se sentía muy bien de tener al insecto humanoide cerca de ella y Ozymandias, pero al menos participaría en la discusión, Sylphid avisó que no obligaría a nadie, y Stryker definió que solo si la votación fuera a favor irían para allí.
“Ozymandias es muy chico”, dijo Dalia, “creo que no conviene que lo involucremos en esta decisión, además de esa forma no podría haber empate”.
“No tengo problema, opino lo mismo”, dijo Nidia.
“El tema ya ha sido expuesto”, dijo Stryker, “si no detenemos esto desde la raíz, no habrá manera segura de sobrevivir, yo creo que deberíamos intentarlo al menos, es mejor que no hacer nada”.
A Nidia le costaba tomar una decisión, “lo siento, pero yo votare por no ir, no quiero arriesgar a mi hijo, pero si los demás deciden ir lo hare, es más seguro con ustedes allá que estando en otro lugar sola con él”.
“Para mi tiene razón”, dijo Dalia intentando marcar bien sus puntos, “o sea, no hemos podido enfrentarnos a nada en igualdad de condiciones, incluso con armas, que ahora no tenemos. El insecto es fuerte, pero aunque lleguemos al nexo sin cruzarnos al tal Kanh”, tomo un breve respiro lúgubre, “no podemos definir que no haya algo de poder similar cerca”.
Todos miraron a Jeannette, “oh, realmente…, no quiero tener que votar”.
“No es necesario”, dijo Stryker calmadamente, “en caso de empate aceptare el hecho de quedarnos”.
“No, es solo que…”, Jeannette miro a Nidia y a Dalia, “perdonen, pero no quiero morir sabiendo que tuve una oportunidad aunque mínima de salvar todo”.
Dalia abrazó a Jeannette, “está bien, no te sientas mal, expresaste lo que crees correcto, eres muy valiente”.
“¿Alakran?”, dijo Stryker.
“¿Qué?, no estoy de humor para estas mariconadas”.
“Tienes que decidirlo”.
Todos miraron a Alakran, pasaron varios segundos incómodos.
“Ya fue, vamos y ya, cualquier cosa es mejor que seguir huyendo”.
“Sylphid, ¿has oído?”, dijo Stryker.
“Si, señor, síganme, no tengo problemas para manejarme en las cuevas, así que saldremos fácilmente”.
“Por favor no me llames señor”.
El grupo comenzó el viaje, la cueva era grande, pero Sylphid supo llevarlos bien, Nidia no ocultaba que no estaba a favor de la idea, pero no dijo nada.
Finalmente lograron salir por una pequeña abertura, todos se quedaron callados al instante.
“Eso sí que es raro”, dijo Alakran rompiendo el silencio.
A una distancia enorme, una gigantesca fortaleza se erguía, de color opaco, la parte de arriba parecía tener un rostro demoniaco, y un extraño agujero negro del que salían tormentas giraban a su alrededor.
Para Sylphid era una visión que ya había pasado por su cabeza, para los demás no, pero de todas formas, la esperanza se apagó por un tiempo.
Continuara…
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Lider de la asociasion Barras de Pescado, unetenos, quiquecomadreja@hotmail.com
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- Lin Kuei
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Che este fic ya lo habian subido en el foro antes de que lo tiraran, tremendo ladron sos. Te vas a comer una demanda de aca a la china.
Goro: Banana-Logica
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- Shirai Ryu
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Wow, no recordaba que este capitulo existía. Solamente voy a decir eso, la verdad una de las cosas que creo mejor me salió alguna vez. Sobretodo teniendo en cuenta que fue para darle desarrollo a un personaje que no era mío, que solo tenia un diseño que su creador me había dado (la misma persona que inventó a Alakran), y que básicamente era Ghost Rider mas grandote. Y lo mas bizarro, es que tiene detalles de lore que son bastante importantes para todo Batalla de los 6 reinos, lo que lo hace mas extraño todavía.
Una imponente figura se movía dentro de la fortaleza de Kanh, sus gigantescos pies resonaban en la penumbra, abrió una puerta con fuerza, y su rostro llameante vio directo a los ojos del emperador.
Este vio a Firehead, y sabía porque estaba ahí.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los otros: capitulo 7: “Interludio”.
No hay un límite que marque el bien y el mal, Kochal lo sabe, el es caos, caos puro, y según sus pensamientos, los límites no son más que pequeñas líneas que se tuercen con demasiada facilidad, por esa simple razón, es que sus creaciones no tienen más designios que los que les son impuestos.
Onis, así es como los llaman, demonios, si se busca un nombre más cerrado, creaciones de las más diferentes formas y tamaños, caóticas, sin razonamiento propio, hasta el punto de que poco pueden hacer si no tienen un amo, más que comer y dormir cuando tienen ganas.
Pero a veces, lo que sale es un poquitín diferente, y este es el caso, tal vez por accidente, tal vez por decisión, el dios elemental del caos creo algo más pensante que de costumbre.
Era grande, musculoso, y su cráneo generaba fuego a su alrededor, no hacía nada, solo estaba sentado, pero si algo se le acercaba, no sobrevivía mucho, Firehead había nacido, nombre simple, para una creación muy avanzada.
Kochal no sabía qué hacer con él, era una criatura extraña, nunca jamás había creado algo así, en general todos los onis inteligentes nacían sin pensamiento y lo recibían de sus futuros amos según designios muy ordenados.
Intentar matarlo podía ser una salida, pero dejarlo con vida y esperar un poco más seria mucho más divertido, y caótico, así que decidió enviarlo junto con otros al Outworld, un cargamento había sido solicitado.
Los onis no pertenecen realmente a un reino, pero Kochal no los quiere en el suyo, esa sería la única regla, fueron creados para servir a Lucifer en el Netherrealm, pero desde que este misteriosamente dejó de solicitarlos en las cantidades usuales, Kochal empezó a acordar con otros reinos, no disfrutaba tener que cortar su arte por la baja demanda, sorprendentemente, esto no contradecía ningún reglamento, así que no había problema en lo que hacía.
De esa forma, Firehead llegó al Outworld, dirigido por el emperador Shao Kanh, un reino que supo ser pacifico hasta que los gobernantes lo transformaron en algo difícil de definir.
La solicitud de Onis para funcionar como guardias se había vuelto algo regular, en general eran más grandes, mas fuertes y más resistentes que los guardias normales, además de que no tenían problemas en custodiar cuevas, catacumbas y cementerios, de hecho, preferían custodiar esos lugares, disfrutaban la oscuridad y los cadáveres gratis.
Pero Firehead era diferente, y el emperador lo notó desde su llegada, ningún Oni se encontraba cerca de él, todos parecían tenerle miedo, y este seguía sentado, como si nada importara.
Firehead era fuerte, esto se comprobó rápido, no importara cuantos Shokans lo atacaran, los destrozaba sin piedad, los Centauros ofrecían un rival de mayor poder, pero en combate de uno a uno, podía vencerlos con ciertas dificultades que lo dejaban muy malherido.
Pero lo principal eran sus sentimientos, o mejor dicho, la carencia de los mismos, ni ira, ni deseo, ni alegría, ni tristeza, nada, era lo más extraño, pero la razón era simple, Firehead era un intermedio entre un animal, como los demás Onis, y un ser pensante, esa era su principal causa, el instinto seguía siendo su principal fuente de reacción, pero su manera de conseguirlo era más razonada, más perfecta.
Y Shao Kanh sabía como darle lo que le faltaba, y simplemente, lo golpeó con toda su furia, no dejó que se levantara, y siguió golpeándolo, cada día, el emperador nuevamente iba, y lo golpeaba, no era una pelea, el Oni siquiera podía intentar defenderse, era como si fuera una gigantesca bolsa diseñada para recibir golpes.
Y el primer sentimiento surgió en Firehead, pero no fue odio, como muchos pensarían, sino un gran respeto, puede ser que no fuera más que el respeto que un animal que luego de años siendo el macho alfa sufre al ser desplazado por otro sin siquiera poder hacer nada, pero de todas formas, era respeto.
Pero un día el emperador se encontró con algo diferente, Firehead había roto una de las cadenas de la celda donde vivía la mayor parte de su tiempo, y la usó como arma, Kanh terminó con un tajo en su rostro, y con su casco en el suelo.
Y luego, Firehead simplemente arrojó la cadena, su objetivo era simple, no podría vencer de ninguna forma, pero quería herir a su oponente antes de morir, como un último daño antes de su muerte, pero eso era todo lo que el emperador quería, aunque fuera más por la sorpresa que por la gravedad del golpe, nadie le había quitado el casco desde que él se lo pusiera por primera vez, y nadie había visto su verdadero rostro. Luego de colocárselo, hizo una oferta al demonio, una que no rechazaría, simplemente porque su amo se lo pedía.
Así fue como Firehead se convirtió en soldado del emperador, vistiendo ropas negras, expresando todo lo que su corazón mostraba, el mismo vacio, y llevando cadenas, en recordatorio de su primera arma.
Sus batallas fueron recordadas, cada vez su rango en el ejército aumentaba más y más, hasta que se convirtió en uno de los principales generales del Outworld. Los años habían cambiado su forma de ser, ya sentía odio por sus rivales, tristeza por sus soldados caídos en batalla, a los que enterraba con orgullo, desprecio por los inútiles, pero nunca alegría, incluso luego de un triunfo.
Y siempre respeto, respeto por quien fue su único y verdadero amo, aquel que lo transformó en lo que ahora era, en lo que sería por el resto de su existencia, nunca jamás contradeciría su opinión…, hasta ahora.
La orden era clara, ya no tenía sentido rastrear mas humanos, todos los que podían ser considerados amenazas para el imperio se encontraban en una zona ya ubicada, las tropas debían permanecer en sus lugares hasta próximo aviso, y eso iba para todos, ningún humano valdría la pena, a excepción de los que colaboraban con Liu Kang y sus aliados.
Firehead nunca dejaba una pelea a medias, y aunque esto significara desobedecer a su amo, lo haría, un pequeño grupo de humanos se le había escapado, pocos, débiles, inútiles, ninguna amenaza, pero escurridizos, molestos, dañinos, odiosos.
Es por eso que por primera vez Firehead desafío a su amo y señor sin que este fuera a atacarlo primero, y el emperador escuchó.
No habría manera de que el Oni entrara en razón, pero Kanh sabía que si dijera cualquier orden, este la acataría, aun sin desearlo, así que le dio un mes, sin tropas, solo, para encontrar y aniquilar a esos humanos, no gozaría ni de un día mas, ni de un día menos, el mismísimo Motaro, líder de los Centauros, tal vez el único ser que podría vencer a Firehead sin problemas, se encargaría de traerlo cuando ese día llegara, si no los hubiera vencido para entonces, debía admitir su fallo, y mantener su puesto, a la espera de los enemigos del imperio que realmente ofrecían algo de poder.
Y Firehead se marchó, solo, yendo a un destino incierto, este mes definiría para siempre su lugar en el ejercito de su amo.
Y el emperador simplemente analizó la situación, tal vez, Firehead al igual que todos los Onis, necesitaba enseñanza directa, y lo que lo había transformado en lo que es, fue el no dársela, y esperar que las batallas se la dieran solas, sería interesante probarlo con otros Onis, pero de momento, había cosas más importantes a tener en cuenta, sobre todo el hecho de que un extraño poder, parecía avecinarse sobre él.
Continuara…
Una imponente figura se movía dentro de la fortaleza de Kanh, sus gigantescos pies resonaban en la penumbra, abrió una puerta con fuerza, y su rostro llameante vio directo a los ojos del emperador.
Este vio a Firehead, y sabía porque estaba ahí.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los otros: capitulo 7: “Interludio”.
No hay un límite que marque el bien y el mal, Kochal lo sabe, el es caos, caos puro, y según sus pensamientos, los límites no son más que pequeñas líneas que se tuercen con demasiada facilidad, por esa simple razón, es que sus creaciones no tienen más designios que los que les son impuestos.
Onis, así es como los llaman, demonios, si se busca un nombre más cerrado, creaciones de las más diferentes formas y tamaños, caóticas, sin razonamiento propio, hasta el punto de que poco pueden hacer si no tienen un amo, más que comer y dormir cuando tienen ganas.
Pero a veces, lo que sale es un poquitín diferente, y este es el caso, tal vez por accidente, tal vez por decisión, el dios elemental del caos creo algo más pensante que de costumbre.
Era grande, musculoso, y su cráneo generaba fuego a su alrededor, no hacía nada, solo estaba sentado, pero si algo se le acercaba, no sobrevivía mucho, Firehead había nacido, nombre simple, para una creación muy avanzada.
Kochal no sabía qué hacer con él, era una criatura extraña, nunca jamás había creado algo así, en general todos los onis inteligentes nacían sin pensamiento y lo recibían de sus futuros amos según designios muy ordenados.
Intentar matarlo podía ser una salida, pero dejarlo con vida y esperar un poco más seria mucho más divertido, y caótico, así que decidió enviarlo junto con otros al Outworld, un cargamento había sido solicitado.
Los onis no pertenecen realmente a un reino, pero Kochal no los quiere en el suyo, esa sería la única regla, fueron creados para servir a Lucifer en el Netherrealm, pero desde que este misteriosamente dejó de solicitarlos en las cantidades usuales, Kochal empezó a acordar con otros reinos, no disfrutaba tener que cortar su arte por la baja demanda, sorprendentemente, esto no contradecía ningún reglamento, así que no había problema en lo que hacía.
De esa forma, Firehead llegó al Outworld, dirigido por el emperador Shao Kanh, un reino que supo ser pacifico hasta que los gobernantes lo transformaron en algo difícil de definir.
La solicitud de Onis para funcionar como guardias se había vuelto algo regular, en general eran más grandes, mas fuertes y más resistentes que los guardias normales, además de que no tenían problemas en custodiar cuevas, catacumbas y cementerios, de hecho, preferían custodiar esos lugares, disfrutaban la oscuridad y los cadáveres gratis.
Pero Firehead era diferente, y el emperador lo notó desde su llegada, ningún Oni se encontraba cerca de él, todos parecían tenerle miedo, y este seguía sentado, como si nada importara.
Firehead era fuerte, esto se comprobó rápido, no importara cuantos Shokans lo atacaran, los destrozaba sin piedad, los Centauros ofrecían un rival de mayor poder, pero en combate de uno a uno, podía vencerlos con ciertas dificultades que lo dejaban muy malherido.
Pero lo principal eran sus sentimientos, o mejor dicho, la carencia de los mismos, ni ira, ni deseo, ni alegría, ni tristeza, nada, era lo más extraño, pero la razón era simple, Firehead era un intermedio entre un animal, como los demás Onis, y un ser pensante, esa era su principal causa, el instinto seguía siendo su principal fuente de reacción, pero su manera de conseguirlo era más razonada, más perfecta.
Y Shao Kanh sabía como darle lo que le faltaba, y simplemente, lo golpeó con toda su furia, no dejó que se levantara, y siguió golpeándolo, cada día, el emperador nuevamente iba, y lo golpeaba, no era una pelea, el Oni siquiera podía intentar defenderse, era como si fuera una gigantesca bolsa diseñada para recibir golpes.
Y el primer sentimiento surgió en Firehead, pero no fue odio, como muchos pensarían, sino un gran respeto, puede ser que no fuera más que el respeto que un animal que luego de años siendo el macho alfa sufre al ser desplazado por otro sin siquiera poder hacer nada, pero de todas formas, era respeto.
Pero un día el emperador se encontró con algo diferente, Firehead había roto una de las cadenas de la celda donde vivía la mayor parte de su tiempo, y la usó como arma, Kanh terminó con un tajo en su rostro, y con su casco en el suelo.
Y luego, Firehead simplemente arrojó la cadena, su objetivo era simple, no podría vencer de ninguna forma, pero quería herir a su oponente antes de morir, como un último daño antes de su muerte, pero eso era todo lo que el emperador quería, aunque fuera más por la sorpresa que por la gravedad del golpe, nadie le había quitado el casco desde que él se lo pusiera por primera vez, y nadie había visto su verdadero rostro. Luego de colocárselo, hizo una oferta al demonio, una que no rechazaría, simplemente porque su amo se lo pedía.
Así fue como Firehead se convirtió en soldado del emperador, vistiendo ropas negras, expresando todo lo que su corazón mostraba, el mismo vacio, y llevando cadenas, en recordatorio de su primera arma.
Sus batallas fueron recordadas, cada vez su rango en el ejército aumentaba más y más, hasta que se convirtió en uno de los principales generales del Outworld. Los años habían cambiado su forma de ser, ya sentía odio por sus rivales, tristeza por sus soldados caídos en batalla, a los que enterraba con orgullo, desprecio por los inútiles, pero nunca alegría, incluso luego de un triunfo.
Y siempre respeto, respeto por quien fue su único y verdadero amo, aquel que lo transformó en lo que ahora era, en lo que sería por el resto de su existencia, nunca jamás contradeciría su opinión…, hasta ahora.
La orden era clara, ya no tenía sentido rastrear mas humanos, todos los que podían ser considerados amenazas para el imperio se encontraban en una zona ya ubicada, las tropas debían permanecer en sus lugares hasta próximo aviso, y eso iba para todos, ningún humano valdría la pena, a excepción de los que colaboraban con Liu Kang y sus aliados.
Firehead nunca dejaba una pelea a medias, y aunque esto significara desobedecer a su amo, lo haría, un pequeño grupo de humanos se le había escapado, pocos, débiles, inútiles, ninguna amenaza, pero escurridizos, molestos, dañinos, odiosos.
Es por eso que por primera vez Firehead desafío a su amo y señor sin que este fuera a atacarlo primero, y el emperador escuchó.
No habría manera de que el Oni entrara en razón, pero Kanh sabía que si dijera cualquier orden, este la acataría, aun sin desearlo, así que le dio un mes, sin tropas, solo, para encontrar y aniquilar a esos humanos, no gozaría ni de un día mas, ni de un día menos, el mismísimo Motaro, líder de los Centauros, tal vez el único ser que podría vencer a Firehead sin problemas, se encargaría de traerlo cuando ese día llegara, si no los hubiera vencido para entonces, debía admitir su fallo, y mantener su puesto, a la espera de los enemigos del imperio que realmente ofrecían algo de poder.
Y Firehead se marchó, solo, yendo a un destino incierto, este mes definiría para siempre su lugar en el ejercito de su amo.
Y el emperador simplemente analizó la situación, tal vez, Firehead al igual que todos los Onis, necesitaba enseñanza directa, y lo que lo había transformado en lo que es, fue el no dársela, y esperar que las batallas se la dieran solas, sería interesante probarlo con otros Onis, pero de momento, había cosas más importantes a tener en cuenta, sobre todo el hecho de que un extraño poder, parecía avecinarse sobre él.
Continuara…
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Lider de la asociasion Barras de Pescado, unetenos, quiquecomadreja@hotmail.com
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
En su momento comenté que este spin off pegó un volantazo enorme en base a la recepción de las personas que lo leían en su momento, yo no recordaba igual que fuera algo tan brusco y tan rápido. Estoy releyendo todo para el preview a escribir la última temporada del fic troncal, y es bastante notorio como Los Otros terminaría teniendo kilos de lore por aquí y por allá que esta bueno saber que en algún lado están para no tener que explicarlo de nuevo. Ya voy por este punto de relectura del fic, así que intentare cada dos o tres días subir un capitulo de Los Otros, así para cuando terminé la relectura y comience a escribir la temporada final, el fic entero ya este en el foro nuevamente. Creo que este momento entre el fic troncal y este fue la parte que fui mas feliz escribiendo Batalla de los 6 reinos, porque en el fic troncal tenía a los personajes en el momento de la trama que mas cariño le tenía de los juegos, con los diseños y poderes que mas recuerdo, y acá hacia lo que se me cantaba. Por alguna razón este capitulo tiene guiones largos en vez de comillas, supongo que por que en fan fiction . net manejan las cosas así en general, no se cuanto dura este estilo, no lo edite porque mucho laburo.
—Esto es más raro que cualquier otra cosa que hayamos visto hasta ahora— dijo Alakran, y los demás no sabían si darle la razón o no.
Hacía varias semanas, tal vez tres, tal vez mas, que el grupo no se había encontrado con nada en su camino, la mayoría de las ciudades ya no eran lo que habían sido antes, y se habían superpuesto con partes de tierra y rocas gigantes, resultado de la fusión entre los reinos.
La razón de porque habían estado tan solitarios era muy simple, ya la situación estaba tan establecida, que no era necesario seguir movilizando tropas por zonas demasiado lejanas de la fortaleza del emperador, era poco probable que quedaran sobrevivientes a campo traviesa con posibilidades de ser una molestia.
Ellos habían sobrevivido, pero de todas formas no contaban como molestia, estaban un poquito por debajo de eso.
De todas formas, en este momento las cosas no iban demasiado bien, si no fuera por la dificultad de conseguir comida y agua, todo estaría de maravillas, pero casi ni quedaban pueblos lo suficientemente intactos para encontrar algo de utilidad, ni ríos o animales salvajes.
La fusión entre los reinos había dejado muchas de esas cosas fuera de sitio, además, Shao Kanh había tomado las almas también de todos sus súbditos que habitaban las regiones fusionadas que no fueran parte del ejercito, para asegurase de que no hubiera “civiles” en el medio que pudieran incluso rebelarse contra su amo. De todas formas no eran demasiados en la pequeña zona que se había fusionado hasta el momento, para cuando Estados Unidos se viera cubierto por ese proceso, seguramente la situación estaría en su recta final, y los habitantes de la región volverían a sus respectivos lugares.
Para los demás habitantes del Outworld, las zonas que ya se habían fusionado no les permitían el paso, de esa forma todos tendrían que esperar a que lo que pasaba terminara, incluyendo los que no estaban de acuerdo con la situación actual.
El grupo dirigido en cierta forma por Stryker, intentaba llegar a un pequeño pueblo en el límite de New York, pero en vez de eso se encontraron con un gigantesco bosque que atravesaba los distintos techos.
Y lo peor de todo, es que los arboles tenían bocas.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los otros: Capitulo 9: “La realidad de la situación”.
Todos seguían viendo directo al extraño y macabro grupo de árboles, hasta que uno del grupo rompió el silencio.
—Deberíamos intentar rodear el bosque de alguna forma— dijo Dalia dejando de tomar en cuenta lo que veía por unos segundos.
—No.
Todos se dieron vuelta, Sylphid era quien había hablado, era extraño, nunca decía nada, nunca lo veían dormir, incluso llegó a desaparecer breves periodos de tiempo que alternaban entre unas horas e incluso una vez dos días, regresando con carne de quien sabe que animales con él.
—Mira, se que tu sabes mucho más que nosotros—habló Stryker intentando ser razonable—. Pero no veo razón alguna para correr el riesgo.
—El bosque viviente es peligroso, pero si uno sabe moverse por él, los arboles no lo atacaran, y nos permitirá llegar mucho más rápido a nuestro destino final.
—Creo que queda bastante claro que no todos sabemos cómo movernos por el— dijo Dalia, pero no recibió respuesta, Sylphid solo respondía ante Stryker.
—Mi compañera lo expresa bien, seguramente has pasado por aquí y sabes cómo funciona esto, pero nosotros no, y una clase práctica es muy riesgosa, recuerda que no todos estamos en el estado físico optimo para algo así.
Sylphid lo pensó unos segundos—. Como desees.
El grupo empezó un lento camino alrededor del bosque. Nidia paró un tiempo para mirarlo, había algo extraño, que la hacía sentirse tan bien.
Curiosamente, dos guerreros se encontraban en el bosque en este momento, bastante cerca de la zona por donde ellos pasaron, teniendo ciertos impedimentos con los árboles, pero con su poder, nada demasiado peligroso, las consecuencias de un encuentro entre esta pareja y el grupo hubiera sido algo muy interesante, pero lamentablemente no se producirá.
Tras cierto tiempo de caminata, el cansancio y la falta de alimento empezaron a golpear en la mayoría de los que se encontraban ahí, incluso Alakran, que solía disimularlo, parecía afectado.
La única a excepción de Sylphid que no sentía nada, era Nidia, solo miraba al bosque, tan hermoso, tan caótico, tan peligroso.
— ¿Te sucede algo? — preguntó Jeannette sacándola de sus pensamientos.
—No, nada— respondió ella—. Solo me siento extraña por ese bicho que viene con nosotros.
—Mejor de nuestro lado que en otro.
—Lo sé, pero igual me hace sentir mal.
Jeannette no sabía que decir, entonces notó que Ozymandias se estaba durmiendo—. Hey, ¿puedo cargarlo?
Nidia no se sentía muy a gusto, pero asintió, y su compañera levantó al niño en sus hombros.
—Uf, es pesado, ¿cómo haces para llevarlo en brazos a veces?
—Supongo que es la costumbre.
—Vamos, no puede ser solo eso.
—Jeannette, no molestes— dijo Alakran—. La verdad que escucharte una vez al día es mucho, pero dos ya es demasiado.
—Alakran, no molestes ahora— le dijo Dalia.
—Yo no tengo la culpa de que tenga una voz masculina afeminada, me confunde.
Dalia siguió discutiendo incesantemente con Alakran, mientras que este eventualmente hacia un comentario sobre lo linda que se veía enojada.
Pero Nidia ni siquiera prestaba atención, solo veía al bosque, Stryker se dio cuenta de cómo su mirada se perdía, pero no entendía a que se debía.
No pasó mucho tiempo para que finalmente el grupo decidiera descansar, lamentablemente no había ningún lugar cerca, salvo el bosque, que parecía no tener fin.
Y cada vez se veía más atractivo para Nidia.
—Tendremos que quedarnos a la intemperie— dijo Stryker.
Dalia quiso protestar, incluso aunque el simple hecho de que Sylphid al sentarse, ya marcaba que la orden debía ser acatada, pero se guardó el comentario tras notar que Jeannette también estaba muy cansada.
Supuestamente la ex soldado se encargaría de ser el primer guardia, pero empezó a sentir una extraña somnolencia que no sabía de dónde venía, y se quedó dormida misteriosamente.
Fue así que en un momento de la noche Jeannette se despertó y notó que nadie vigilaba.
Intentó acercarse a Dalia para ver qué pasaba, pero entonces vio una misteriosa luz que provenía desde dentro del bosque.
La luz se veía tan atrapante para ella, que no dudó en dirigirse hacia ese lugar sin saber lo que podría esperarle.
Ingresó de esa forma al bosque, los arboles parecían también estar ensimismados en sus propios pensamientos, esa luz era extraña, porque era irreal, y parecía doler, pero no se sufría, tan… caótico.
Y entonces llegó a la fuente, una hermosa mujer se alzaba en el medio de una parte sin árboles, generando tanta luz, tan hermosa.
Pero cuando se dio vuelta y vio a Jeannette bajó rápidamente al suelo, no se la veía muy contenta.
—Jeannette— se escuchó su voz, que pudo ser reconocida por la mencionada—. ¿Qué haces aquí?
— ¿Nidia?
El instante fue un poco extraño para ambas, hasta que Nidia volvió a hablar—. Yo…
—Oh, mi dios, ¿qué es esto? — Jeannette caminó hacia atrás lentamente pero se tropezó con una rama.
Esta pertenecía a uno de los arboles, que dio un fuerte rugido, pero su boca se partió al medio con un rayo, Nidia lo había arrojado, y se acercó a Jeannette.
—No me mates— decía esta.
—No lo haría por nada del mundo— le respondió Nidia, y su aspecto volvió a ser el de una anciana—. Mira, quiero que te calmes, ¿sí?, te explicare todo si lo haces.
—Si— respondió débilmente.
—Sé que esto te pareció algo muy raro y que crees que no soy lo que digo, pero a grandes rasgos no he mentido con lo que conté, y yo tampoco sé como hago eso.
—No entiendo.
—Mira, yo soy huérfana, fui encontrada en la puerta de un orfanato, me adoptaron, y eso es todo lo que se. De momento para mí es un misterio como hago lo que puedo hacer, simplemente se que aunque pasaran los años, podía hacer cosas muy extrañas, como magia o algo similar.
— ¿Ozymandias es tu hijo de verdad?
—No, no lo es —respondió Nidia, aunque le costó hacerlo—. Nunca tuve hijos, ni familia en mucho tiempo, lo encontré luego de que empezara la invasión, y el confió en mí, yo…, nunca pensé en quedármelo si algún día esto terminaba, sé que tiene su familia, pero ahora esta solo.
—Espera, es mucho, no puedo siquiera pensar, ¿ese charco de sangre que vimos fue obra tuya?
—No te preocupes, los que maté eran de esas cosas con dientes como clavos.
—Ya veo— Jeannette no se veía bien en ese momento—. ¿Por qué te veías diferente?
—No lo sé…, supongo que es este bosque, se siente tan bien, es como caos puro, tan suave, cuando llegue aquí me sentí como cuando tenía setenta años menos.
—Nunca pareces tener setenta años.
—Lo sé, he vivido mucho más tiempo del que parezco.
Pasaron unos segundos incómodos, pero entonces se escuchó una explosión lejana.
—Eso viene del campamento —gritó Jeannette—. Maldición, Dalia estaba dormida.
—¿Qué?, debe haber sido mi culpa, me aseguré que se durmieran para estar tranquila, no era mi intención que el efecto fuera tan fuerte y duradero—la piel de Nidia se despojó de su cuerpo volviendo a la forma joven de antes, y salió volando del lugar a gran velocidad, hasta encontrar lo que había pasado.
Alakran, Dalia y Stryker se encontraban preparados para una pelea, mientras que Sylphid estaba siendo golpeado por Firehead, que sin preocuparse por nada lo arrojó lejos dentro del bosque al sentir algo diferente.
—QUE INTERESANTE —dijo el demonio—. ESENCIA DEL CAOS, HACE MUCHO QUE NO LA SENTÍA, ¿ACASO SE TRATA DE UN ONI COMO YO?, O TAL VEZ ALGO DIFERENTE, UN ENGENDRO.
— ¿De qué hablas? —gritó Nidia.
—Maldición, ¿eso de ahí es Nidia? —gritó Alakran, identificando la voz.
—NO PODIA CREERLO CUANDO LO SENTÍ —continuo Firehead—. PERO ERA VERDAD, ESA ENERGIA PERTENECE AL CHAOSREALM, MI LUGAR DE ORIGEN, DIME, ¿QUÉ HACES AQUÍ?
Nidia en ese momento no pensó, y vio que Ozymandias, a diferencia de los demás, seguía dormido, en parte porque ella lo había dormido con sus poderes—. Vete de aquí, monstruo.
—MI MISION DEBE SER CUMPLIDA, NO TENGO NADA EN CONTRA TUYA, PERO TE DESTRUIRE SI TE METES ENTRE ESOS HUMANOS Y YO, TAL COMO HARE CON EL HEZNAGUH.
—Entonces sufrirás todo lo que yo puedo hacer.
Alrededor del lugar los arboles empezaron a rugir con mas furia, sentían lo que se avecinaba, caos, fuerte, imposible de vencer, imparable, muchos de ellos murieron, se marchitaron para dar paso a tal energía, porque alguien perteneciente a la especie que los creó solicitaba su ayuda.
Y así, la tierra misma se resquebrajó por el poder de Nidia.
—¿Sientes eso?, monstruo, ¿lo sientes?
Firehead tambaleaba mientras el magma brotaba de las aberturas, aun con su cuerpo resistente, las quemaduras eran importantes.
—Si, esto es hermoso, tan hermoso —gritó Nidia, pero notó a Ozymandias y fue volando para recogerlo, luego se lo entregó a Jeannette que recién había llegado.
—¿Qué?
—Cuida de él, ¿sí?, asegúrate de que vuelva con su familia pronto, como es joven mis poderes lo mantuvieron dormido más que a los demás.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó Alakran que se encontraba cerca de ellos, pero Nidia no respondió, y se acercó al cuerpo de Firehead.
—ESTO NO ME DETENDRA MUCHO TIEMPO, SOY LA MAXIMA CREACIÓN DE KOCHAL, TU DIOS, NO PUEDES MATARME.
—Lo sé, y no sé que pasara ahora, pero al menos daré todo de mí.
Nidia solo juntó energía, y lanzó una potente ráfaga, cubriendo todo de luz intensa.
Cuando Alakran despertó, se encontraba junto a Dalia, Jeannette y Ozymandias, había un gigantesco cráter detrás de ellos, y del otro lado lo que quedaba del bosque.
Stryker llegó lo más rápido que pudo corriendo hacia allí.
— ¿Qué diablos fue todo eso?
—Eso sería una buena pregunta —dijo Dalia—. Pero en este momento no importa, sea lo que sea que pasó, Nidia se sacrificó por nosotros, y eso no lo podemos dejar de lado.
—¿Sylphid se encuentra bien? —preguntó Jeannette.
—Vi como cayó en los arboles —respondió Stryker—. Pero no sé si estará bien, tendremos que buscarlo.
El grupo se dirigió hacia lo que quedaba del bosque, pero Alakran no se movió.
—¿Qué pasa?—. Le preguntó Stryker.
Alakran no dijo nada, estiró la soga de su Spear, y lo clavó en la ladera que daba al gigantesco cráter.
—Stryker, si no salgo, cuida de las chicas, ¿sí?, sé que puedo confiar contigo para eso.
—¿De qué hablas?
—Se que en esta situación debería decir que me siento muy mal por haber matado tanto, y que tú me enseñaste muchas cosas sobre cómo hay que ser en esta vida durante los últimos días, pero la verdad seria mentir, sigo siendo el mismo cabeza dura de siempre, y no me gusta tener que irme sin resolver nuestra pelea antes.
—Alakran, no lo hagas —dijo Stryker dándose cuenta que pasaba.
—No insistas, ambos lo sabemos, Nidia lo supo también, el bicho no ha muerto, pero estará debilitado.
—No es necesario que lo hagas.
—Que si lo es, aunque no lo venza, podre mantenerlo ocupado hasta que ustedes se alejen.
—¿Pero qué ganas con eso?
—Nada, nunca en mi vida he ganado nada realmente, así que no tengo ganas de empezar ahora, cuídalas, y si salvan al mundo y vuelves con tu familia, vive cada momento con ellos, recuerda que a diferencia de mi, tienes algo a lo que volver.
Alakran se arrojó por el acantilado, Stryker corrió hacia él, pero para cuando llegó, este ya se encontraba abajo y el Spear se había soltado.
Tenía que intentarlo, tenía que bajar y ayudarlo en cualquier cosa, tal vez juntos, el demonio no fuera tan poderoso, pero se quedó, y se alejó lentamente.
Alakran se sacudió las manos al llegar abajo, no tenia ningún arma salvo su Spear, nada para defenderse, ni creía que lo necesitara, lentamente vio como algo iba saliendo de una pila de magma endurecido.
Su cuerpo ya no tenía ropa cubriéndolo, parecía el de un cadáver musculoso, esgrimiendo ese cráneo en llamas que seguía brillando sin parar, aun teniendo partes agrietadas y rotas.
Le faltaba uno de sus brazos, pero con el otro agarro una cadena que se encontraba tirada en el suelo.
Alakran levantó la mano—. Bailemos, maldito demonio.
Continuara…
—Esto es más raro que cualquier otra cosa que hayamos visto hasta ahora— dijo Alakran, y los demás no sabían si darle la razón o no.
Hacía varias semanas, tal vez tres, tal vez mas, que el grupo no se había encontrado con nada en su camino, la mayoría de las ciudades ya no eran lo que habían sido antes, y se habían superpuesto con partes de tierra y rocas gigantes, resultado de la fusión entre los reinos.
La razón de porque habían estado tan solitarios era muy simple, ya la situación estaba tan establecida, que no era necesario seguir movilizando tropas por zonas demasiado lejanas de la fortaleza del emperador, era poco probable que quedaran sobrevivientes a campo traviesa con posibilidades de ser una molestia.
Ellos habían sobrevivido, pero de todas formas no contaban como molestia, estaban un poquito por debajo de eso.
De todas formas, en este momento las cosas no iban demasiado bien, si no fuera por la dificultad de conseguir comida y agua, todo estaría de maravillas, pero casi ni quedaban pueblos lo suficientemente intactos para encontrar algo de utilidad, ni ríos o animales salvajes.
La fusión entre los reinos había dejado muchas de esas cosas fuera de sitio, además, Shao Kanh había tomado las almas también de todos sus súbditos que habitaban las regiones fusionadas que no fueran parte del ejercito, para asegurase de que no hubiera “civiles” en el medio que pudieran incluso rebelarse contra su amo. De todas formas no eran demasiados en la pequeña zona que se había fusionado hasta el momento, para cuando Estados Unidos se viera cubierto por ese proceso, seguramente la situación estaría en su recta final, y los habitantes de la región volverían a sus respectivos lugares.
Para los demás habitantes del Outworld, las zonas que ya se habían fusionado no les permitían el paso, de esa forma todos tendrían que esperar a que lo que pasaba terminara, incluyendo los que no estaban de acuerdo con la situación actual.
El grupo dirigido en cierta forma por Stryker, intentaba llegar a un pequeño pueblo en el límite de New York, pero en vez de eso se encontraron con un gigantesco bosque que atravesaba los distintos techos.
Y lo peor de todo, es que los arboles tenían bocas.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los otros: Capitulo 9: “La realidad de la situación”.
Todos seguían viendo directo al extraño y macabro grupo de árboles, hasta que uno del grupo rompió el silencio.
—Deberíamos intentar rodear el bosque de alguna forma— dijo Dalia dejando de tomar en cuenta lo que veía por unos segundos.
—No.
Todos se dieron vuelta, Sylphid era quien había hablado, era extraño, nunca decía nada, nunca lo veían dormir, incluso llegó a desaparecer breves periodos de tiempo que alternaban entre unas horas e incluso una vez dos días, regresando con carne de quien sabe que animales con él.
—Mira, se que tu sabes mucho más que nosotros—habló Stryker intentando ser razonable—. Pero no veo razón alguna para correr el riesgo.
—El bosque viviente es peligroso, pero si uno sabe moverse por él, los arboles no lo atacaran, y nos permitirá llegar mucho más rápido a nuestro destino final.
—Creo que queda bastante claro que no todos sabemos cómo movernos por el— dijo Dalia, pero no recibió respuesta, Sylphid solo respondía ante Stryker.
—Mi compañera lo expresa bien, seguramente has pasado por aquí y sabes cómo funciona esto, pero nosotros no, y una clase práctica es muy riesgosa, recuerda que no todos estamos en el estado físico optimo para algo así.
Sylphid lo pensó unos segundos—. Como desees.
El grupo empezó un lento camino alrededor del bosque. Nidia paró un tiempo para mirarlo, había algo extraño, que la hacía sentirse tan bien.
Curiosamente, dos guerreros se encontraban en el bosque en este momento, bastante cerca de la zona por donde ellos pasaron, teniendo ciertos impedimentos con los árboles, pero con su poder, nada demasiado peligroso, las consecuencias de un encuentro entre esta pareja y el grupo hubiera sido algo muy interesante, pero lamentablemente no se producirá.
Tras cierto tiempo de caminata, el cansancio y la falta de alimento empezaron a golpear en la mayoría de los que se encontraban ahí, incluso Alakran, que solía disimularlo, parecía afectado.
La única a excepción de Sylphid que no sentía nada, era Nidia, solo miraba al bosque, tan hermoso, tan caótico, tan peligroso.
— ¿Te sucede algo? — preguntó Jeannette sacándola de sus pensamientos.
—No, nada— respondió ella—. Solo me siento extraña por ese bicho que viene con nosotros.
—Mejor de nuestro lado que en otro.
—Lo sé, pero igual me hace sentir mal.
Jeannette no sabía que decir, entonces notó que Ozymandias se estaba durmiendo—. Hey, ¿puedo cargarlo?
Nidia no se sentía muy a gusto, pero asintió, y su compañera levantó al niño en sus hombros.
—Uf, es pesado, ¿cómo haces para llevarlo en brazos a veces?
—Supongo que es la costumbre.
—Vamos, no puede ser solo eso.
—Jeannette, no molestes— dijo Alakran—. La verdad que escucharte una vez al día es mucho, pero dos ya es demasiado.
—Alakran, no molestes ahora— le dijo Dalia.
—Yo no tengo la culpa de que tenga una voz masculina afeminada, me confunde.
Dalia siguió discutiendo incesantemente con Alakran, mientras que este eventualmente hacia un comentario sobre lo linda que se veía enojada.
Pero Nidia ni siquiera prestaba atención, solo veía al bosque, Stryker se dio cuenta de cómo su mirada se perdía, pero no entendía a que se debía.
No pasó mucho tiempo para que finalmente el grupo decidiera descansar, lamentablemente no había ningún lugar cerca, salvo el bosque, que parecía no tener fin.
Y cada vez se veía más atractivo para Nidia.
—Tendremos que quedarnos a la intemperie— dijo Stryker.
Dalia quiso protestar, incluso aunque el simple hecho de que Sylphid al sentarse, ya marcaba que la orden debía ser acatada, pero se guardó el comentario tras notar que Jeannette también estaba muy cansada.
Supuestamente la ex soldado se encargaría de ser el primer guardia, pero empezó a sentir una extraña somnolencia que no sabía de dónde venía, y se quedó dormida misteriosamente.
Fue así que en un momento de la noche Jeannette se despertó y notó que nadie vigilaba.
Intentó acercarse a Dalia para ver qué pasaba, pero entonces vio una misteriosa luz que provenía desde dentro del bosque.
La luz se veía tan atrapante para ella, que no dudó en dirigirse hacia ese lugar sin saber lo que podría esperarle.
Ingresó de esa forma al bosque, los arboles parecían también estar ensimismados en sus propios pensamientos, esa luz era extraña, porque era irreal, y parecía doler, pero no se sufría, tan… caótico.
Y entonces llegó a la fuente, una hermosa mujer se alzaba en el medio de una parte sin árboles, generando tanta luz, tan hermosa.
Pero cuando se dio vuelta y vio a Jeannette bajó rápidamente al suelo, no se la veía muy contenta.
—Jeannette— se escuchó su voz, que pudo ser reconocida por la mencionada—. ¿Qué haces aquí?
— ¿Nidia?
El instante fue un poco extraño para ambas, hasta que Nidia volvió a hablar—. Yo…
—Oh, mi dios, ¿qué es esto? — Jeannette caminó hacia atrás lentamente pero se tropezó con una rama.
Esta pertenecía a uno de los arboles, que dio un fuerte rugido, pero su boca se partió al medio con un rayo, Nidia lo había arrojado, y se acercó a Jeannette.
—No me mates— decía esta.
—No lo haría por nada del mundo— le respondió Nidia, y su aspecto volvió a ser el de una anciana—. Mira, quiero que te calmes, ¿sí?, te explicare todo si lo haces.
—Si— respondió débilmente.
—Sé que esto te pareció algo muy raro y que crees que no soy lo que digo, pero a grandes rasgos no he mentido con lo que conté, y yo tampoco sé como hago eso.
—No entiendo.
—Mira, yo soy huérfana, fui encontrada en la puerta de un orfanato, me adoptaron, y eso es todo lo que se. De momento para mí es un misterio como hago lo que puedo hacer, simplemente se que aunque pasaran los años, podía hacer cosas muy extrañas, como magia o algo similar.
— ¿Ozymandias es tu hijo de verdad?
—No, no lo es —respondió Nidia, aunque le costó hacerlo—. Nunca tuve hijos, ni familia en mucho tiempo, lo encontré luego de que empezara la invasión, y el confió en mí, yo…, nunca pensé en quedármelo si algún día esto terminaba, sé que tiene su familia, pero ahora esta solo.
—Espera, es mucho, no puedo siquiera pensar, ¿ese charco de sangre que vimos fue obra tuya?
—No te preocupes, los que maté eran de esas cosas con dientes como clavos.
—Ya veo— Jeannette no se veía bien en ese momento—. ¿Por qué te veías diferente?
—No lo sé…, supongo que es este bosque, se siente tan bien, es como caos puro, tan suave, cuando llegue aquí me sentí como cuando tenía setenta años menos.
—Nunca pareces tener setenta años.
—Lo sé, he vivido mucho más tiempo del que parezco.
Pasaron unos segundos incómodos, pero entonces se escuchó una explosión lejana.
—Eso viene del campamento —gritó Jeannette—. Maldición, Dalia estaba dormida.
—¿Qué?, debe haber sido mi culpa, me aseguré que se durmieran para estar tranquila, no era mi intención que el efecto fuera tan fuerte y duradero—la piel de Nidia se despojó de su cuerpo volviendo a la forma joven de antes, y salió volando del lugar a gran velocidad, hasta encontrar lo que había pasado.
Alakran, Dalia y Stryker se encontraban preparados para una pelea, mientras que Sylphid estaba siendo golpeado por Firehead, que sin preocuparse por nada lo arrojó lejos dentro del bosque al sentir algo diferente.
—QUE INTERESANTE —dijo el demonio—. ESENCIA DEL CAOS, HACE MUCHO QUE NO LA SENTÍA, ¿ACASO SE TRATA DE UN ONI COMO YO?, O TAL VEZ ALGO DIFERENTE, UN ENGENDRO.
— ¿De qué hablas? —gritó Nidia.
—Maldición, ¿eso de ahí es Nidia? —gritó Alakran, identificando la voz.
—NO PODIA CREERLO CUANDO LO SENTÍ —continuo Firehead—. PERO ERA VERDAD, ESA ENERGIA PERTENECE AL CHAOSREALM, MI LUGAR DE ORIGEN, DIME, ¿QUÉ HACES AQUÍ?
Nidia en ese momento no pensó, y vio que Ozymandias, a diferencia de los demás, seguía dormido, en parte porque ella lo había dormido con sus poderes—. Vete de aquí, monstruo.
—MI MISION DEBE SER CUMPLIDA, NO TENGO NADA EN CONTRA TUYA, PERO TE DESTRUIRE SI TE METES ENTRE ESOS HUMANOS Y YO, TAL COMO HARE CON EL HEZNAGUH.
—Entonces sufrirás todo lo que yo puedo hacer.
Alrededor del lugar los arboles empezaron a rugir con mas furia, sentían lo que se avecinaba, caos, fuerte, imposible de vencer, imparable, muchos de ellos murieron, se marchitaron para dar paso a tal energía, porque alguien perteneciente a la especie que los creó solicitaba su ayuda.
Y así, la tierra misma se resquebrajó por el poder de Nidia.
—¿Sientes eso?, monstruo, ¿lo sientes?
Firehead tambaleaba mientras el magma brotaba de las aberturas, aun con su cuerpo resistente, las quemaduras eran importantes.
—Si, esto es hermoso, tan hermoso —gritó Nidia, pero notó a Ozymandias y fue volando para recogerlo, luego se lo entregó a Jeannette que recién había llegado.
—¿Qué?
—Cuida de él, ¿sí?, asegúrate de que vuelva con su familia pronto, como es joven mis poderes lo mantuvieron dormido más que a los demás.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó Alakran que se encontraba cerca de ellos, pero Nidia no respondió, y se acercó al cuerpo de Firehead.
—ESTO NO ME DETENDRA MUCHO TIEMPO, SOY LA MAXIMA CREACIÓN DE KOCHAL, TU DIOS, NO PUEDES MATARME.
—Lo sé, y no sé que pasara ahora, pero al menos daré todo de mí.
Nidia solo juntó energía, y lanzó una potente ráfaga, cubriendo todo de luz intensa.
Cuando Alakran despertó, se encontraba junto a Dalia, Jeannette y Ozymandias, había un gigantesco cráter detrás de ellos, y del otro lado lo que quedaba del bosque.
Stryker llegó lo más rápido que pudo corriendo hacia allí.
— ¿Qué diablos fue todo eso?
—Eso sería una buena pregunta —dijo Dalia—. Pero en este momento no importa, sea lo que sea que pasó, Nidia se sacrificó por nosotros, y eso no lo podemos dejar de lado.
—¿Sylphid se encuentra bien? —preguntó Jeannette.
—Vi como cayó en los arboles —respondió Stryker—. Pero no sé si estará bien, tendremos que buscarlo.
El grupo se dirigió hacia lo que quedaba del bosque, pero Alakran no se movió.
—¿Qué pasa?—. Le preguntó Stryker.
Alakran no dijo nada, estiró la soga de su Spear, y lo clavó en la ladera que daba al gigantesco cráter.
—Stryker, si no salgo, cuida de las chicas, ¿sí?, sé que puedo confiar contigo para eso.
—¿De qué hablas?
—Se que en esta situación debería decir que me siento muy mal por haber matado tanto, y que tú me enseñaste muchas cosas sobre cómo hay que ser en esta vida durante los últimos días, pero la verdad seria mentir, sigo siendo el mismo cabeza dura de siempre, y no me gusta tener que irme sin resolver nuestra pelea antes.
—Alakran, no lo hagas —dijo Stryker dándose cuenta que pasaba.
—No insistas, ambos lo sabemos, Nidia lo supo también, el bicho no ha muerto, pero estará debilitado.
—No es necesario que lo hagas.
—Que si lo es, aunque no lo venza, podre mantenerlo ocupado hasta que ustedes se alejen.
—¿Pero qué ganas con eso?
—Nada, nunca en mi vida he ganado nada realmente, así que no tengo ganas de empezar ahora, cuídalas, y si salvan al mundo y vuelves con tu familia, vive cada momento con ellos, recuerda que a diferencia de mi, tienes algo a lo que volver.
Alakran se arrojó por el acantilado, Stryker corrió hacia él, pero para cuando llegó, este ya se encontraba abajo y el Spear se había soltado.
Tenía que intentarlo, tenía que bajar y ayudarlo en cualquier cosa, tal vez juntos, el demonio no fuera tan poderoso, pero se quedó, y se alejó lentamente.
Alakran se sacudió las manos al llegar abajo, no tenia ningún arma salvo su Spear, nada para defenderse, ni creía que lo necesitara, lentamente vio como algo iba saliendo de una pila de magma endurecido.
Su cuerpo ya no tenía ropa cubriéndolo, parecía el de un cadáver musculoso, esgrimiendo ese cráneo en llamas que seguía brillando sin parar, aun teniendo partes agrietadas y rotas.
Le faltaba uno de sus brazos, pero con el otro agarro una cadena que se encontraba tirada en el suelo.
Alakran levantó la mano—. Bailemos, maldito demonio.
Continuara…
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Me acabo de leer este ultimo capitulo sin haber releido ninguno de los anteriores, casi no entendi nada, pero a la vez recordaba algunas cosas de cuando lo lei originalmente (como Alakran que siempre me parecio que era tu Scorpion Clase B xd). Creo que es algo que cambio un poco con el tiempo, pero en esa epoca como que las peleas se resolvian super rapido, generalmente en uno o dos movimientos. El sacrificio de Nidia fue tan rapido que creo que no llegue a asimilarlo para el momento que Alakran se lanzo a pelear al crater.
¿Leere en algun momento los capitulos anteriores? No hay forma de saberlo.
¿Leere en algun momento los capitulos anteriores? No hay forma de saberlo.
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Al final los guiones largos no duraron nada, no se que fue eso, pero teniendo en cuenta que puede que en el momento original que escribí esto pasaron uno o dos meses entre capitulo y capitulo, puede que haya cambiado de idea. Aprovecho la presencia de Jimmy para no hacer tanto doble post. Como dije, me agarro muy raro ver que tan rápido este fic se iba a cualquier lado. Y para contestar la pregunta de Jimmy (?), Alakran era el Scorpion clase B del usuario Alakran, que me pidió que saliera en el fic, y yo hice esto de acá (o sea un spin off entero), Firehead también es un personaje suyo, así que este capitulo es iconico (?) en ese sentido. A todo esto el capitulo anterior es el 8, pero dice 9, errores de la vida.
El agua caía sin parar, mojando la calle y a las pobres personas que intentaban pasar por ella.
Los autos levantaban olas mientras el suelo se inundaba.
Y un niño, miraba todo desde la vereda, pero no parecía que prestara atención a nada.
“James, ¿qué haces ahí?”, le gritó una mujer desde adentro de una casa, “ven adentro, vas a resfriarte”.
El niño no respondía, seguía mirando el agua, había algo que le molestaba de ella, caía en cualquier lugar, era libre de hacer lo que quisiera, algo que él no podía.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos: Los Otros, capitulo 9: “La contradicción de la sangre”.
Firehead no esperó para atacar, lanzó su cadena con una ferocidad inusitada, pero Alakran logró esquivarla con facilidad, y se preparó para usar su Spear.
Antes de lograrlo, un pedazo de roca que Firehead levantó con su cadena le dio en la espalda, no tanto como para dañarlo demasiado, porque el ataque de Nidia había dejado el terreno muy suave, pero si para que cayera al suelo.
“VANO INTENTO, HUMANO, AUN EN ESTE ESTADO, MI PODER ES SUPERIOR AL TUYO”.
Alakran logró levantarse y dio una fuerte patada en la cara de su enemigo, que sin embargo no se inmutó demasiado y solo retrocedió unos centímetros, listo para atacar de nuevo con un puñetazo, que no llegó a conectar.
Alakran logró agarrar la cuchilla de su Spear, y la clavó en el hombro de su rival, saltando por atrás de él.
Tras dar un giro, la soga quedó perfecta, tirando del cuello carnoso del Oni.
“No eres tan rudo con una soga al cuello”.
Una pequeña llama salió de la boca de Firehead, expandiéndose por la soga hasta llegar al brazo de Alakran, que empezó a quemarse.
El dolor lo hizo caer al suelo, aunque había logrado apagarlo, se habían producido unas quemaduras bastante graves.
Firehead se quitó los restos de la soga sin preocuparse demasiado, sin embargo, una pequeña marca estaba alrededor de su cuello, de la cual brotaba una sangre demasiado negra para lo que un humano vio alguna vez.
El demonio pegó un salto, para caer al lado de su rival, pero este logró rodar, y dio una fuerte patada en el muñón del brazo que le faltaba a Firehead, lo que lo desorientó unos segundos, lo que aprovechó para golpear en el agujero del cráneo, pero el calor era muy intenso, y sacó el brazo rápidamente.
“James, ¿por qué hiciste esto?”, una mujer recriminó al mismo niño de antes, este tenía un pájaro muerto en las manos.
“No lo sé, solo quise hacerlo”.
“James, toda vida es preciosa, no puedes tomarla simplemente por placer, tienes que aprenderlo”.
“¿Entonces por qué?”.
“¿Por qué, qué?”.
“¿Por qué fui abandonado?, ¿no es que toda vida es preciosa?, ¿la mía no lo era?”.
La mujer lo abrazó, “James, tus padres seguro te querían mucho, pero no podrían cuidarte, pensaron en tu futuro, y por eso te trajeron aquí”.
“¿Cómo puede decir eso?”.
“Nadie puede odiar a su hijo como para abandonarlo por placer”.
James no dijo nada, solo se fue corriendo, pese a los gritos de la mujer que intentaban detenerlo.
Ya había pasado doce malditos años en ese orfanato religioso, no era adoptado simplemente porque él no quería serlo, no quería estar con otras personas, eran tan insoportables.
Un pájaro llegó volando cerca suyo, era un gorrión común, pero para James era algo totalmente diferente.
El podía sentirlo, cada célula, cada gota de sangre que manaba por las venas del ave, se sentía tan fantástico, todo en perfecto orden, nada fuera de lugar.
Y le molestaba, le molestaba fascinarse por algo, no quería eso, odiaba que se sintiera bien, y agarró al pájaro, y lo mató.
Y ya estaba, no sentía nada, ya no era algo interesante para él, solo era un simple cuerpo sin vida, como el que había matado antes, al arrojarlo lejos, se sentía horrible, era como destruir lo que él era, pero él no quería ser lo que era.
Alakran arrojó arena a los ojos de su adversario, que seguía acercándose, no parecía que le causara algún efecto, como una de las cuencas parecía estar a punto de ser destruida totalmente era posible que su vista no estuviera relacionada con ellas.
Firehead golpeó el suelo de un pisotón, haciendo que Alakran cayera, y luego dio un potente golpe apuntando al pecho.
El asesino logró frenarlo, y se agarró al brazo, se sentía correoso al tacto, como tocar músculos en carne viva.
Sin su otro brazo, y debido a lo gruesas que eran sus piernas como para levantarlas ágilmente, el demonio no podía hacer nada más que forcejear con el brazo que le quedaba, llegando al punto de hundir a Alakran un poco en el suelo, pero este dio una patada en el rostro flameante, y luego otra, y otra más.
El demonio se vio obligado a retirar su brazo, y mientras seguía recibiendo golpes uno tras otro, uso su cadena con toda la furia, haciendo un profundo tajo en el pecho de Alakran, y sin dejarlo reaccionar a eso, le dio un fuerte puñetazo en el mismo punto, escuchándose el ruido de huesos rotos.
“Puedo darte trabajo aquí si lo deseas”, le dijo la mujer, pero James ya tenía la decisión tomada, ese orfanato no podía seguir siendo su hogar.
“No te preocupes, estaré bien”.
“James, por favor, al menos recuérdalo, la vida no puede tomarse a la ligera, no es simplemente una serie de procesos, es más que eso”.
Pero James no creía en eso, para él, las vidas, tanto humanas como de cualquier otro ser vivo, no eran más que el resultado de algo biológico, de un orden fascinante, algo que odiaba, no le gustaba que todo fuera tan perfecto, y por eso, se dedicaría de ahora en más a encargarse de que cada vez hubiera un poco mas de caos en el mundo, no sería como el escorpión, que solo sigue su naturaleza, el iría totalmente en contra.
Firehead no perdió la oportunidad, y golpeó en el rostro de Alakran, tirándole varios dientes en el proceso.
Este tenía varias costillas quebradas, e intentó alejarse, pero falló al recibir un cadenazo muy fuerte en la pierna, tirándolo al suelo.
“TODO TERMINA AQUÍ, HUMANO, HAS SIDO UNA PERDIDA DE TIEMPO DEMASIADO GRANDE PARA MI”.
Firehead dio varios pasos acercándose al agonizante Alakran, cuando el suelo debajo de sus pies se hundió cubriéndole hasta la cintura, causando que se le cayera la cadena y quedara atrapado.
“¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?”.
“Parece que la suerte esta de mi parte”, a Alakran le costaba moverse, pero pudo arrastrarse hasta donde estaba su rival, “deberías haberte puesto a dieta, pero ahora es muy tarde”, arrancó la Spear que le había clavado a su oponente en el cuello, y con gran furia la estrelló contra el cráneo semi destrozado, haciéndolo explotar en mil pedazos, con un fuerte grito por parte de Firehead. El resto de su cuerpo dejó de moverse en ese momento.
Y Alakran cayó al suelo, herido, pero feliz, su pierna estaba dañada, pero al menos podía cojear un poco, probablemente las fracturas podrían recuperarse, nunca había estado en una situación así antes, pero daba igual, siempre era lo mismo, no importaba que hiciera, algo lo salvaba, no era la primera vez que el terreno flaqueaba durante una de sus peleas, la suerte siempre se ponía de su lado. Resultaba muy gracioso, desde que salió del orfanato no había parado de escapar continuamente del orden, aprendiendo a odiarlo con los años, pero este no parecía hacer nada para impedirlo, el caos siempre se ponía de su parte.
Se dio vuelta, pensando en cómo haría para subir de nuevo, y manejándose con cierto cuidado por temor a hundirse el también en la suave tierra.
Entonces le pareció ver algo raro, tal vez una ilusión por el dolor, pero alrededor de él aparecieron seres como caballos, pero tenían torsos humanos, se veía tan extraño, tan onírico.
Todos lo miraban extrañados, no parecían peligrosos, pero entonces vieron a otro lado, mientras ruidos de pasos de caballo se escuchaban.
Y en frente de él, apareció, era también un caballo con torso humano, pero se veía más grande, con unos impresionantes cuernos como los de un carnero, mirada siniestra, y una larga cola con ciertos implantes mecánicos que movía con rapidez.
“Es sorprendente que hayas vencido a Firehead”, dijo el ser, “pero tu suerte terminara aquí, soy el líder del ejercito Centauro, Motaro, y te matare en nombre el emperador Shao Kanh”.
Alakran quiso decir algo, pero sin siquiera llegar a modular palabras, una esfera de energía salió de la cola de su rival, y explotó justo al lado de él, arrojándolo lejos.
Intentó levantarse, pero le dolía mucho la pierna derecha, parece que se la había quebrado, acercó su mano a su ojo izquierdo, le dolía mucho, y no estaba pudiendo ver con él, debía ser por la sangre. Intentó arrastrarse, pero antes de llegar a cualquier lugar, pudo ver al Centauro de nuevo frente a él, ¿se había teletransportado?
Este agarró a Alakran con su brazo, y le dio un fuerte golpe en el estomago, lo que seguro perforaría varios de sus órganos internos, y lo arrojó al suelo de nuevo.
El Centauro se acercó, cuando algo lo detuvo, y se dirigió a sus tropas, “al fin lo han encontrado. No tiene sentido seguir perdiendo el tiempo aquí. Ustedes vuelvan a la fortaleza, yo me encargare solo”, y al instante desapareció.
Todos los Centauros se marcharon rápidamente del lugar, de la misma forma que habían aparecido.
Alakran seguía vivo, si se podía decir eso en el estado en que se encontraba, la sangre bañaba totalmente el suelo debajo de su cuerpo, muy probablemente no saldría de esta, había matado la suficiente gente como para saber que esto era más que suficiente para acabar con alguien.
Y solo pudo reír, aunque le doliera horriblemente hacerlo, porque al sacrificarse por otros por primera vez había entendido que la vida tal vez valga un poco, pero no demasiado.
Entonces notó algo que se acercaba, una persona. Al ver su cara, no pudo evitar reír aun mas, y el ser también se rio.
“Bueno, bueno, James”, dijo el curioso personaje, aguantándose la risa, “¿qué tal si te preparamos para la misión para la que fuiste traído a este reino en primer lugar?”.
Continuara…
El agua caía sin parar, mojando la calle y a las pobres personas que intentaban pasar por ella.
Los autos levantaban olas mientras el suelo se inundaba.
Y un niño, miraba todo desde la vereda, pero no parecía que prestara atención a nada.
“James, ¿qué haces ahí?”, le gritó una mujer desde adentro de una casa, “ven adentro, vas a resfriarte”.
El niño no respondía, seguía mirando el agua, había algo que le molestaba de ella, caía en cualquier lugar, era libre de hacer lo que quisiera, algo que él no podía.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos: Los Otros, capitulo 9: “La contradicción de la sangre”.
Firehead no esperó para atacar, lanzó su cadena con una ferocidad inusitada, pero Alakran logró esquivarla con facilidad, y se preparó para usar su Spear.
Antes de lograrlo, un pedazo de roca que Firehead levantó con su cadena le dio en la espalda, no tanto como para dañarlo demasiado, porque el ataque de Nidia había dejado el terreno muy suave, pero si para que cayera al suelo.
“VANO INTENTO, HUMANO, AUN EN ESTE ESTADO, MI PODER ES SUPERIOR AL TUYO”.
Alakran logró levantarse y dio una fuerte patada en la cara de su enemigo, que sin embargo no se inmutó demasiado y solo retrocedió unos centímetros, listo para atacar de nuevo con un puñetazo, que no llegó a conectar.
Alakran logró agarrar la cuchilla de su Spear, y la clavó en el hombro de su rival, saltando por atrás de él.
Tras dar un giro, la soga quedó perfecta, tirando del cuello carnoso del Oni.
“No eres tan rudo con una soga al cuello”.
Una pequeña llama salió de la boca de Firehead, expandiéndose por la soga hasta llegar al brazo de Alakran, que empezó a quemarse.
El dolor lo hizo caer al suelo, aunque había logrado apagarlo, se habían producido unas quemaduras bastante graves.
Firehead se quitó los restos de la soga sin preocuparse demasiado, sin embargo, una pequeña marca estaba alrededor de su cuello, de la cual brotaba una sangre demasiado negra para lo que un humano vio alguna vez.
El demonio pegó un salto, para caer al lado de su rival, pero este logró rodar, y dio una fuerte patada en el muñón del brazo que le faltaba a Firehead, lo que lo desorientó unos segundos, lo que aprovechó para golpear en el agujero del cráneo, pero el calor era muy intenso, y sacó el brazo rápidamente.
“James, ¿por qué hiciste esto?”, una mujer recriminó al mismo niño de antes, este tenía un pájaro muerto en las manos.
“No lo sé, solo quise hacerlo”.
“James, toda vida es preciosa, no puedes tomarla simplemente por placer, tienes que aprenderlo”.
“¿Entonces por qué?”.
“¿Por qué, qué?”.
“¿Por qué fui abandonado?, ¿no es que toda vida es preciosa?, ¿la mía no lo era?”.
La mujer lo abrazó, “James, tus padres seguro te querían mucho, pero no podrían cuidarte, pensaron en tu futuro, y por eso te trajeron aquí”.
“¿Cómo puede decir eso?”.
“Nadie puede odiar a su hijo como para abandonarlo por placer”.
James no dijo nada, solo se fue corriendo, pese a los gritos de la mujer que intentaban detenerlo.
Ya había pasado doce malditos años en ese orfanato religioso, no era adoptado simplemente porque él no quería serlo, no quería estar con otras personas, eran tan insoportables.
Un pájaro llegó volando cerca suyo, era un gorrión común, pero para James era algo totalmente diferente.
El podía sentirlo, cada célula, cada gota de sangre que manaba por las venas del ave, se sentía tan fantástico, todo en perfecto orden, nada fuera de lugar.
Y le molestaba, le molestaba fascinarse por algo, no quería eso, odiaba que se sintiera bien, y agarró al pájaro, y lo mató.
Y ya estaba, no sentía nada, ya no era algo interesante para él, solo era un simple cuerpo sin vida, como el que había matado antes, al arrojarlo lejos, se sentía horrible, era como destruir lo que él era, pero él no quería ser lo que era.
Alakran arrojó arena a los ojos de su adversario, que seguía acercándose, no parecía que le causara algún efecto, como una de las cuencas parecía estar a punto de ser destruida totalmente era posible que su vista no estuviera relacionada con ellas.
Firehead golpeó el suelo de un pisotón, haciendo que Alakran cayera, y luego dio un potente golpe apuntando al pecho.
El asesino logró frenarlo, y se agarró al brazo, se sentía correoso al tacto, como tocar músculos en carne viva.
Sin su otro brazo, y debido a lo gruesas que eran sus piernas como para levantarlas ágilmente, el demonio no podía hacer nada más que forcejear con el brazo que le quedaba, llegando al punto de hundir a Alakran un poco en el suelo, pero este dio una patada en el rostro flameante, y luego otra, y otra más.
El demonio se vio obligado a retirar su brazo, y mientras seguía recibiendo golpes uno tras otro, uso su cadena con toda la furia, haciendo un profundo tajo en el pecho de Alakran, y sin dejarlo reaccionar a eso, le dio un fuerte puñetazo en el mismo punto, escuchándose el ruido de huesos rotos.
“Puedo darte trabajo aquí si lo deseas”, le dijo la mujer, pero James ya tenía la decisión tomada, ese orfanato no podía seguir siendo su hogar.
“No te preocupes, estaré bien”.
“James, por favor, al menos recuérdalo, la vida no puede tomarse a la ligera, no es simplemente una serie de procesos, es más que eso”.
Pero James no creía en eso, para él, las vidas, tanto humanas como de cualquier otro ser vivo, no eran más que el resultado de algo biológico, de un orden fascinante, algo que odiaba, no le gustaba que todo fuera tan perfecto, y por eso, se dedicaría de ahora en más a encargarse de que cada vez hubiera un poco mas de caos en el mundo, no sería como el escorpión, que solo sigue su naturaleza, el iría totalmente en contra.
Firehead no perdió la oportunidad, y golpeó en el rostro de Alakran, tirándole varios dientes en el proceso.
Este tenía varias costillas quebradas, e intentó alejarse, pero falló al recibir un cadenazo muy fuerte en la pierna, tirándolo al suelo.
“TODO TERMINA AQUÍ, HUMANO, HAS SIDO UNA PERDIDA DE TIEMPO DEMASIADO GRANDE PARA MI”.
Firehead dio varios pasos acercándose al agonizante Alakran, cuando el suelo debajo de sus pies se hundió cubriéndole hasta la cintura, causando que se le cayera la cadena y quedara atrapado.
“¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?”.
“Parece que la suerte esta de mi parte”, a Alakran le costaba moverse, pero pudo arrastrarse hasta donde estaba su rival, “deberías haberte puesto a dieta, pero ahora es muy tarde”, arrancó la Spear que le había clavado a su oponente en el cuello, y con gran furia la estrelló contra el cráneo semi destrozado, haciéndolo explotar en mil pedazos, con un fuerte grito por parte de Firehead. El resto de su cuerpo dejó de moverse en ese momento.
Y Alakran cayó al suelo, herido, pero feliz, su pierna estaba dañada, pero al menos podía cojear un poco, probablemente las fracturas podrían recuperarse, nunca había estado en una situación así antes, pero daba igual, siempre era lo mismo, no importaba que hiciera, algo lo salvaba, no era la primera vez que el terreno flaqueaba durante una de sus peleas, la suerte siempre se ponía de su lado. Resultaba muy gracioso, desde que salió del orfanato no había parado de escapar continuamente del orden, aprendiendo a odiarlo con los años, pero este no parecía hacer nada para impedirlo, el caos siempre se ponía de su parte.
Se dio vuelta, pensando en cómo haría para subir de nuevo, y manejándose con cierto cuidado por temor a hundirse el también en la suave tierra.
Entonces le pareció ver algo raro, tal vez una ilusión por el dolor, pero alrededor de él aparecieron seres como caballos, pero tenían torsos humanos, se veía tan extraño, tan onírico.
Todos lo miraban extrañados, no parecían peligrosos, pero entonces vieron a otro lado, mientras ruidos de pasos de caballo se escuchaban.
Y en frente de él, apareció, era también un caballo con torso humano, pero se veía más grande, con unos impresionantes cuernos como los de un carnero, mirada siniestra, y una larga cola con ciertos implantes mecánicos que movía con rapidez.
“Es sorprendente que hayas vencido a Firehead”, dijo el ser, “pero tu suerte terminara aquí, soy el líder del ejercito Centauro, Motaro, y te matare en nombre el emperador Shao Kanh”.
Alakran quiso decir algo, pero sin siquiera llegar a modular palabras, una esfera de energía salió de la cola de su rival, y explotó justo al lado de él, arrojándolo lejos.
Intentó levantarse, pero le dolía mucho la pierna derecha, parece que se la había quebrado, acercó su mano a su ojo izquierdo, le dolía mucho, y no estaba pudiendo ver con él, debía ser por la sangre. Intentó arrastrarse, pero antes de llegar a cualquier lugar, pudo ver al Centauro de nuevo frente a él, ¿se había teletransportado?
Este agarró a Alakran con su brazo, y le dio un fuerte golpe en el estomago, lo que seguro perforaría varios de sus órganos internos, y lo arrojó al suelo de nuevo.
El Centauro se acercó, cuando algo lo detuvo, y se dirigió a sus tropas, “al fin lo han encontrado. No tiene sentido seguir perdiendo el tiempo aquí. Ustedes vuelvan a la fortaleza, yo me encargare solo”, y al instante desapareció.
Todos los Centauros se marcharon rápidamente del lugar, de la misma forma que habían aparecido.
Alakran seguía vivo, si se podía decir eso en el estado en que se encontraba, la sangre bañaba totalmente el suelo debajo de su cuerpo, muy probablemente no saldría de esta, había matado la suficiente gente como para saber que esto era más que suficiente para acabar con alguien.
Y solo pudo reír, aunque le doliera horriblemente hacerlo, porque al sacrificarse por otros por primera vez había entendido que la vida tal vez valga un poco, pero no demasiado.
Entonces notó algo que se acercaba, una persona. Al ver su cara, no pudo evitar reír aun mas, y el ser también se rio.
“Bueno, bueno, James”, dijo el curioso personaje, aguantándose la risa, “¿qué tal si te preparamos para la misión para la que fuiste traído a este reino en primer lugar?”.
Continuara…
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Primera y unica vez que Motaron hace algo (?
Ahi va el personaje mas relevante del fic, veremos que pasa con esa persona del final
Ahi va el personaje mas relevante del fic, veremos que pasa con esa persona del final

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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Bueno, otro capitulo mas por aquí. Tuve un párate en la revisión del fic pero ya estoy terminando la tercera temporada (y por ende la primera de los Otros) así que cada vez mas cerca de releer los capítulos infinitos. Como ya comenté varias veces toda esta parte del fic en particular es la que mas disfruté haciendo, aunque también luego de este capitulo Los Otros va a convertirse en algo medio raro, con muchas secuencias intercaladas capitulo a capitulo con el fic troncal, y además como una especie de detrás de escena de la guerra. Como que en el fic troncal tenemos la trama del rescate de Sonya y en que andan Liu Kang y Kung Lao, mientras que la posta posta de la guerra en si (o la batalla, cuac), se cuenta acá mientras "Los Otros" andan por ahí sin importar demasiado realmente, porque medio que su trama "cierra" en parte, con este capitulo. Lo raro de todo esto es que no se como pensaba contar todas esas otras cosas (ya que esto fue cambiando mucho para donde iba capitulo a capitulo, nomas que me suena que hasta acá era la idea masomenos inicial que tenia), o si simplemente fue impro en el momento, y ya que este espacio era mas "lo que se me cantara", lo fui metiendo acá, así no desviaba el fic troncal de los personajes de MK.
Stryker abrió los ojos, y vio el rostro de Dalia enfrente del suyo, en medio de la noche.
“¿Pasa algo?”, preguntó Stryker secamente, a lo que Dalia se sonrojó y retrocedió.
“No, nada, sigue durmiendo”.
Stryker no se preocupo mucho por la actuación de Dalia, aunque era raro en ella, tampoco es que la conociera tanto y siguió durmiendo.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat: Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 10: “La verdad del corazón”.
Pese a todos los intentos de encontrar a Sylphid, habían fallado, el bosque de los arboles vivientes no ofrecía muchas oportunidades para buscar libremente.
De esa forma, habían vagado sin rumbo, mientras se acercaron a la ciudad, donde actualmente residían, no habían sufrido muchos problemas en el medio, al fin y al cabo las tropas enemigas aparentaban haberse replegado ante la falta de humanos en las zonas registradas.
La ciudad seguía bastante en pie pese a los extraños cambios que tenia, era difícil definir como era, como dos imágenes replegándose juntas. Lo que más sobresalía, sin embargo, era la fortaleza gigantesca, que al hacerse cada vez más y más cercana, su último piso recordaba a un rostro humano con cuernos.
“Dalia”, la llamó Stryker, intentando sonar tranquilo, aunque le incomodaba un poco la situación. Creía que tenía que dejarlo de lado lo más rápidamente posible, “me parece que debemos hablar acerca de lo de anoche”.
“Por favor, Stryker, no toques el tema”, Dalia se oía molesta, “en estos momentos no hay nada más importante que sobrevivir”.
Stryker decidió hacerle caso y no decir nada, pero Dalia al poco tiempo volvió a hablar.
“¿Realmente crees que podremos salvar a tu familia?”.
“¿Qué?, claro que sí”, Stryker no se sentía tan seguro como decía.
“Mira, no quiero sonar mal ni nada, pero Alakran murió peleando contra esa cosa que nos atacó, y quien sabe cuántos mas habrá como ese, y Nidia…, realmente no sé ni siquiera que era Nidia”, Dalia dirigió su mirada al pequeño Ozymandias, “deberíamos preguntarle a él”.
“Espera”, le dijo Stryker, al ver que Dalia se daba vuelta, “el chico no se encuentra bien ahora, no ha dicho palabra desde lo que pasó”.
Detrás de ellos, el niño se escondía detrás de Jeannette.
“Maldición, ¿por qué eres tan bueno aun con todo lo que nos ha venido pasando?”, dijo Dalia poniéndose la mano en el rostro.
“Hare todo lo posible por salvarlos a todos, se que Alakran y Nidia hubieran querido eso”.
“Solo me haces mas difícil todo esto”.
“¿Eh?”.
Dalia levantó el rostro, tenía lágrimas en los ojos, “código 545”.
Cuando una persona cae inconsciente, suele creer que hay un breve segundo durante el cual siente el desvanecimiento, pero Stryker nunca sintió nada, era como si toda la realidad hubiera cambiado sin siquiera pestañear, y se encontraba dentro de un gigantesco laboratorio, lleno de tubos, líquidos extraños, maquinas, computadoras y cables.
Varios barrotes a su alrededor separándolo de las maravillas tecnológicas marcaban que salir de allí no era una opción válida para su persona.
No se sorprendió de saber que no tenía armas, pero le molesto estar con una bata en vez de su ropa convencional.
El ruido de ruedas girando empezó a sonar en el fondo del oscuro lugar, el policía decidió moverse rápidamente, pero el mas mínimo toque de los barrotes le dio un Shock que lo arrojo al suelo de su prisión.
“No haría eso si fuera tu”, dijo una voz que se oía extremadamente cansada, y parecía ser una grabación, “dudo que la electricidad llegue a matarte, pero te quemara bastante a la larga”.
De una de las esquinas vino una extraña figura en silla de ruedas, debido a una manta negra que cubría casi todo su cuerpo, solo se veían sus ancianas manos, y una cabeza cubierta por un extraño casco negro con partes plateadas, conectada a una extraña maquina en su espalda, sin lugar a dudas no parecía alguien que disfrutara su situación.
“¿Qué diablos eres tú?”, dijo Stryker con cierto asco.
“Jejeje”, se rio el extraño sujeto, y se escucho una fuerte inhalación, “mi nombre no es que importe ahora demasiado, pero puedes llamarme Malcolm. Doctor Malcolm si es posible”.
El sujeto se quedo callado, tal vez esperando que Stryker reaccionara, pero al no haber respuesta continuó, “ya veo, no debes ser alguien de tan algo rango pese a las capacidades físicas que has demostrado, sino sabrías de mi persona”, el doctor avanzó con su silla de manera automática hasta llegar a un panel donde presionó algunos botones, “bien, he pensado en diseccionarte, pero si te parece podría dejarte vivir para participar en algún experimento que tenga guardado por ahí. Si fuera tu elegiría la primera opción, tu muerte será rápida, para que tus músculos no se contraigan, no cambia demasiado mi trabajo, pero aun guardo cierta misericordia que me impulsa a hacerlo”.
“No voy a dejar que me toques, bastardo”, Stryker volvió a intentar tocar los barrotes, pero se electrocutó de nuevo.
“Por favor, no me gusta que mis recursos se quemen, Dalia, dile algo”.
Stryker no entendió nada cuando vio a Dalia aparecer por la misma esquina de la que Malcolm había salido antes, “Stryker, por favor, no gastes tu energía, no tienes forma de escapar de aquí”.
“Maldito”, gritó Stryker, “¿qué les has hecho a Dalia?”.
“MMM”, dio vueltas al tema Malcolm simulando que pensaba, “no demasiado, no es un trabajo del que me haya sentido tan orgulloso, prefería al chico de los insectos, aunque sus signos vitales desaparecieron hace meses, lastima, era una obra de arte”.
“No estás respondiendo a mi pregunta”.
“No es necesario que lo haga”, dijo Dalia, “el no me ha hecho nada, yo simplemente soy así”.
“Dalia, ¿qué diablos dices?”.
“Tiene razón en parte en eso”, volvió a hablar el científico, “las modificaciones realizadas a su estructura mental fueron realizadas solo unos minutos luego del parto, así que se podría decir que entre nacer así y esto no hubo mucha diferencia”, Stryker miraba sin entender nada, “se podría decir que Dalia es algo así como un prototipo de agente durmiente, alguien que pudiera tener una vida cotidiana, y ser algo diferente a voluntad de sus programadores, no recuerdo en estos momentos quien me había pedido algo así, pero el diseño final fue muy diferente, Dalia carece de personalidad fuera de la que le fue impuesta”.
“Dalia, dime que es mentira”.
“No lo es”, respondió la aludida con autosuficiencia, “¿nunca te preguntaste lo extraño que era que una soldado de rango elevado apareciera salvándolos de una muerte segura con una gran cantidad de armas?”.
Stryker se quedó sin palabras luego de eso.
“Nunca pensé que Dalia me sería útil, si me lo preguntas a mí, pero cuando mis últimos empleadores me encerraron en su calabozo, fue lo único con lo que pude contactar para usar mis teletransportadores y traerme a esta base mía. Curioso que casi todas mis creaciones que se encontraban bajo mi control desaparecieran de la faz de la Tierra a excepción de ella, no obstante, no me preocupe en lo más mínimo. No soy muy amante de mis trabajos que no tienen la rebeldía para ponerse en mi contra, y a cambio de eso, se abrió una nueva posibilidad de experimentación. Todas esas especies nuevas, esas cosas con dientes como clavos y garras en sus antebrazos, que maravillosamente resistentes que son”, su tono había derivado a una especie de ensoñación, “y por todas las cosas, su grupo, que bueno que mande a Dalia a vigilarlos, no sé que tienen de especial, pero todos tienen algo raro dentro, y espero encontrarlo, seguro será maravilloso”.
“Me niego a creer eso, Dalia nos ayudó en todo, siempre estuvo de nuestro lado”.
“Solo para asegurarse que ustedes llegaran aquí lo más pronto posible, le dije que acelerara el proceso cuando tres de los futuros especímenes desaparecieron, el bicho raro humanoide, la anciana y el asesino loco, así que mi linda durmiente colocó un pequeño artilugio en sus nucas durante la noche”.
Stryker estiró su mano hacia atrás.
“No esperes encontrarlo, ya fue retirado, solo fue puesto para dejarlos inconscientes cuando fuera necesario, un riesgo por si los atrapaba alguien más, pero últimamente no he sentido mucha actividad externa”.
“¿No recuerdas lo que pasó a la noche?”, preguntó Dalia.
Stryker recordó cuando se despertó con Dalia cerca de él, al principio se sintió mal, pero entonces algo raro pasó por su mente.
“Espera”, gritó, “recuerdo claramente otra cosa que pasó anoche”, hubo varios segundos de silencio, “te sonrojaste cuando me desperté”.
“¿Qué?, no digas patrañas”, gritó Dalia enojada.
“Interesante”, pensó Malcolm, “tal vez haya una cierta inestabilidad debido a ese nervio que deje suelto, suerte que solo fue en el prototipo”, el doctor abrió un cajón debajo del panel, y recogió un arma, “bueno, será mejor que te mate”.
“Pero mi amo”, dijo Dalia pidiendo misericordia.
“No tienes opción, eres solo una esclava a mi merced”.
No pasó un segundo más hasta que un disparo saliera del arma del científico dando directo a Dalia, que cayó al suelo.
“Maldito”, gritó Stryker con furia, “¿cómo te atreves?”, con sus manos, el policía agarró los barrotes que le daban terribles shocks eléctricos.
“Desiste, no podrás hacerlo”, le dijo Malcolm.
Pero se equivocó, lentamente, los barrotes se abrieron, permitiendo que Stryker pasara por dentro con quemaduras en las manos, agarrando al científico del cuello y sacándolo de la silla.
“Sorprendente, nunca pensé que pudieras hacer eso”.
“Cállate”, le gritó Stryker, y lo arrojó lejos, se preparó para atacarlo, pero notó que debajo de la manta, solo había un hombre muy decrepito con un short negro, “no, no vales la pena”.
Stryker se acercó a Dalia, y se puso muy alegre al saber que seguía viva, la bala había errado el corazón, atravesando su hombro de largo, ¿sería posible que la chica se hubiera corrido rápidamente?, pensar eso causo que por su mente pasara si fue azar que ella le hubiera hecho recordar la noche anterior o no.
Sin preocuparse por nada mas, empezó a caminar llevando a la chica con él, ni siquiera notó que el científico había desaparecido.
En una de las muchas salas, encontró a Ozymandias y a Jeannette, esta última se encargó de la herida de Dalia, se recuperaría rápido.
Stryker no quiso que vieran sus manos, pero se sorprendió que estas parecieran haberse recuperado más rápido que lo normal.
“Sera mejor que se queden aquí”, le dijo a Jeannette, “cuida de Ozymandias, parece que el científico que vivía aquí tenía suficiente comida para sobrevivir por años, por lo que parece no hay trampas en el lugar, y las cámaras registran el exterior, así sabrán si viene algo. No se preocupen, el lugar parece estar bajo tierra, así que sellare todas las puertas detrás de mí”.
“¿Por qué no te quedas con nosotros?”, le preguntó Jeannette.
“No, tengo que encontrar a Sylphid y terminar el trabajo que empezamos, luego vendré por todos, tu y el niño no están hechos para esto”.
“¿Y Dalia?”.
“Explícale todo cuando despierte, y si quiere ir detrás de mí, no intentes detenerla”.
Jeannette asintió tristemente, y vio como Stryker se iba por los túneles del extraño lugar, tal vez nunca lo volvería a ver.
Continuara…
Epilogo: Agonizante, con dolor en cada parte de su cuerpo, Malcolm cayó en medio de la ciudad, tal vez este sería su último momento, al menos pudo escapar de ese extraño ser, alguien con la capacidad de enviar esa cantidad de energía no era un humano común.
“Volvemos a vernos, Doctor”, dijo una curiosa figura que apareció allí.
“Tu”, dijo el doctor de manera graciosa, “de todas las personas que podrían haber aparecido, ¿vienes a matarme?”.
“Obvio que no, dadas las ultimas circunstancias, debería saber que mi grupo no debe estar como para matar gente útil hasta que todo esto termine”.
“No pensaste igual cuando me destrozaste la tráquea”.
“Lo sé, y pido perdón por eso, pero mi líder quería un último favor”.
“¿De qué se trata?”.
“¿Sabes lo que es la clonación?”.
Malcolm miró a la persona que se le acercó, y si no fuera por la máscara, se hubiera visto una sonrisa.
Stryker abrió los ojos, y vio el rostro de Dalia enfrente del suyo, en medio de la noche.
“¿Pasa algo?”, preguntó Stryker secamente, a lo que Dalia se sonrojó y retrocedió.
“No, nada, sigue durmiendo”.
Stryker no se preocupo mucho por la actuación de Dalia, aunque era raro en ella, tampoco es que la conociera tanto y siguió durmiendo.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat: Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 10: “La verdad del corazón”.
Pese a todos los intentos de encontrar a Sylphid, habían fallado, el bosque de los arboles vivientes no ofrecía muchas oportunidades para buscar libremente.
De esa forma, habían vagado sin rumbo, mientras se acercaron a la ciudad, donde actualmente residían, no habían sufrido muchos problemas en el medio, al fin y al cabo las tropas enemigas aparentaban haberse replegado ante la falta de humanos en las zonas registradas.
La ciudad seguía bastante en pie pese a los extraños cambios que tenia, era difícil definir como era, como dos imágenes replegándose juntas. Lo que más sobresalía, sin embargo, era la fortaleza gigantesca, que al hacerse cada vez más y más cercana, su último piso recordaba a un rostro humano con cuernos.
“Dalia”, la llamó Stryker, intentando sonar tranquilo, aunque le incomodaba un poco la situación. Creía que tenía que dejarlo de lado lo más rápidamente posible, “me parece que debemos hablar acerca de lo de anoche”.
“Por favor, Stryker, no toques el tema”, Dalia se oía molesta, “en estos momentos no hay nada más importante que sobrevivir”.
Stryker decidió hacerle caso y no decir nada, pero Dalia al poco tiempo volvió a hablar.
“¿Realmente crees que podremos salvar a tu familia?”.
“¿Qué?, claro que sí”, Stryker no se sentía tan seguro como decía.
“Mira, no quiero sonar mal ni nada, pero Alakran murió peleando contra esa cosa que nos atacó, y quien sabe cuántos mas habrá como ese, y Nidia…, realmente no sé ni siquiera que era Nidia”, Dalia dirigió su mirada al pequeño Ozymandias, “deberíamos preguntarle a él”.
“Espera”, le dijo Stryker, al ver que Dalia se daba vuelta, “el chico no se encuentra bien ahora, no ha dicho palabra desde lo que pasó”.
Detrás de ellos, el niño se escondía detrás de Jeannette.
“Maldición, ¿por qué eres tan bueno aun con todo lo que nos ha venido pasando?”, dijo Dalia poniéndose la mano en el rostro.
“Hare todo lo posible por salvarlos a todos, se que Alakran y Nidia hubieran querido eso”.
“Solo me haces mas difícil todo esto”.
“¿Eh?”.
Dalia levantó el rostro, tenía lágrimas en los ojos, “código 545”.
Cuando una persona cae inconsciente, suele creer que hay un breve segundo durante el cual siente el desvanecimiento, pero Stryker nunca sintió nada, era como si toda la realidad hubiera cambiado sin siquiera pestañear, y se encontraba dentro de un gigantesco laboratorio, lleno de tubos, líquidos extraños, maquinas, computadoras y cables.
Varios barrotes a su alrededor separándolo de las maravillas tecnológicas marcaban que salir de allí no era una opción válida para su persona.
No se sorprendió de saber que no tenía armas, pero le molesto estar con una bata en vez de su ropa convencional.
El ruido de ruedas girando empezó a sonar en el fondo del oscuro lugar, el policía decidió moverse rápidamente, pero el mas mínimo toque de los barrotes le dio un Shock que lo arrojo al suelo de su prisión.
“No haría eso si fuera tu”, dijo una voz que se oía extremadamente cansada, y parecía ser una grabación, “dudo que la electricidad llegue a matarte, pero te quemara bastante a la larga”.
De una de las esquinas vino una extraña figura en silla de ruedas, debido a una manta negra que cubría casi todo su cuerpo, solo se veían sus ancianas manos, y una cabeza cubierta por un extraño casco negro con partes plateadas, conectada a una extraña maquina en su espalda, sin lugar a dudas no parecía alguien que disfrutara su situación.
“¿Qué diablos eres tú?”, dijo Stryker con cierto asco.
“Jejeje”, se rio el extraño sujeto, y se escucho una fuerte inhalación, “mi nombre no es que importe ahora demasiado, pero puedes llamarme Malcolm. Doctor Malcolm si es posible”.
El sujeto se quedo callado, tal vez esperando que Stryker reaccionara, pero al no haber respuesta continuó, “ya veo, no debes ser alguien de tan algo rango pese a las capacidades físicas que has demostrado, sino sabrías de mi persona”, el doctor avanzó con su silla de manera automática hasta llegar a un panel donde presionó algunos botones, “bien, he pensado en diseccionarte, pero si te parece podría dejarte vivir para participar en algún experimento que tenga guardado por ahí. Si fuera tu elegiría la primera opción, tu muerte será rápida, para que tus músculos no se contraigan, no cambia demasiado mi trabajo, pero aun guardo cierta misericordia que me impulsa a hacerlo”.
“No voy a dejar que me toques, bastardo”, Stryker volvió a intentar tocar los barrotes, pero se electrocutó de nuevo.
“Por favor, no me gusta que mis recursos se quemen, Dalia, dile algo”.
Stryker no entendió nada cuando vio a Dalia aparecer por la misma esquina de la que Malcolm había salido antes, “Stryker, por favor, no gastes tu energía, no tienes forma de escapar de aquí”.
“Maldito”, gritó Stryker, “¿qué les has hecho a Dalia?”.
“MMM”, dio vueltas al tema Malcolm simulando que pensaba, “no demasiado, no es un trabajo del que me haya sentido tan orgulloso, prefería al chico de los insectos, aunque sus signos vitales desaparecieron hace meses, lastima, era una obra de arte”.
“No estás respondiendo a mi pregunta”.
“No es necesario que lo haga”, dijo Dalia, “el no me ha hecho nada, yo simplemente soy así”.
“Dalia, ¿qué diablos dices?”.
“Tiene razón en parte en eso”, volvió a hablar el científico, “las modificaciones realizadas a su estructura mental fueron realizadas solo unos minutos luego del parto, así que se podría decir que entre nacer así y esto no hubo mucha diferencia”, Stryker miraba sin entender nada, “se podría decir que Dalia es algo así como un prototipo de agente durmiente, alguien que pudiera tener una vida cotidiana, y ser algo diferente a voluntad de sus programadores, no recuerdo en estos momentos quien me había pedido algo así, pero el diseño final fue muy diferente, Dalia carece de personalidad fuera de la que le fue impuesta”.
“Dalia, dime que es mentira”.
“No lo es”, respondió la aludida con autosuficiencia, “¿nunca te preguntaste lo extraño que era que una soldado de rango elevado apareciera salvándolos de una muerte segura con una gran cantidad de armas?”.
Stryker se quedó sin palabras luego de eso.
“Nunca pensé que Dalia me sería útil, si me lo preguntas a mí, pero cuando mis últimos empleadores me encerraron en su calabozo, fue lo único con lo que pude contactar para usar mis teletransportadores y traerme a esta base mía. Curioso que casi todas mis creaciones que se encontraban bajo mi control desaparecieran de la faz de la Tierra a excepción de ella, no obstante, no me preocupe en lo más mínimo. No soy muy amante de mis trabajos que no tienen la rebeldía para ponerse en mi contra, y a cambio de eso, se abrió una nueva posibilidad de experimentación. Todas esas especies nuevas, esas cosas con dientes como clavos y garras en sus antebrazos, que maravillosamente resistentes que son”, su tono había derivado a una especie de ensoñación, “y por todas las cosas, su grupo, que bueno que mande a Dalia a vigilarlos, no sé que tienen de especial, pero todos tienen algo raro dentro, y espero encontrarlo, seguro será maravilloso”.
“Me niego a creer eso, Dalia nos ayudó en todo, siempre estuvo de nuestro lado”.
“Solo para asegurarse que ustedes llegaran aquí lo más pronto posible, le dije que acelerara el proceso cuando tres de los futuros especímenes desaparecieron, el bicho raro humanoide, la anciana y el asesino loco, así que mi linda durmiente colocó un pequeño artilugio en sus nucas durante la noche”.
Stryker estiró su mano hacia atrás.
“No esperes encontrarlo, ya fue retirado, solo fue puesto para dejarlos inconscientes cuando fuera necesario, un riesgo por si los atrapaba alguien más, pero últimamente no he sentido mucha actividad externa”.
“¿No recuerdas lo que pasó a la noche?”, preguntó Dalia.
Stryker recordó cuando se despertó con Dalia cerca de él, al principio se sintió mal, pero entonces algo raro pasó por su mente.
“Espera”, gritó, “recuerdo claramente otra cosa que pasó anoche”, hubo varios segundos de silencio, “te sonrojaste cuando me desperté”.
“¿Qué?, no digas patrañas”, gritó Dalia enojada.
“Interesante”, pensó Malcolm, “tal vez haya una cierta inestabilidad debido a ese nervio que deje suelto, suerte que solo fue en el prototipo”, el doctor abrió un cajón debajo del panel, y recogió un arma, “bueno, será mejor que te mate”.
“Pero mi amo”, dijo Dalia pidiendo misericordia.
“No tienes opción, eres solo una esclava a mi merced”.
No pasó un segundo más hasta que un disparo saliera del arma del científico dando directo a Dalia, que cayó al suelo.
“Maldito”, gritó Stryker con furia, “¿cómo te atreves?”, con sus manos, el policía agarró los barrotes que le daban terribles shocks eléctricos.
“Desiste, no podrás hacerlo”, le dijo Malcolm.
Pero se equivocó, lentamente, los barrotes se abrieron, permitiendo que Stryker pasara por dentro con quemaduras en las manos, agarrando al científico del cuello y sacándolo de la silla.
“Sorprendente, nunca pensé que pudieras hacer eso”.
“Cállate”, le gritó Stryker, y lo arrojó lejos, se preparó para atacarlo, pero notó que debajo de la manta, solo había un hombre muy decrepito con un short negro, “no, no vales la pena”.
Stryker se acercó a Dalia, y se puso muy alegre al saber que seguía viva, la bala había errado el corazón, atravesando su hombro de largo, ¿sería posible que la chica se hubiera corrido rápidamente?, pensar eso causo que por su mente pasara si fue azar que ella le hubiera hecho recordar la noche anterior o no.
Sin preocuparse por nada mas, empezó a caminar llevando a la chica con él, ni siquiera notó que el científico había desaparecido.
En una de las muchas salas, encontró a Ozymandias y a Jeannette, esta última se encargó de la herida de Dalia, se recuperaría rápido.
Stryker no quiso que vieran sus manos, pero se sorprendió que estas parecieran haberse recuperado más rápido que lo normal.
“Sera mejor que se queden aquí”, le dijo a Jeannette, “cuida de Ozymandias, parece que el científico que vivía aquí tenía suficiente comida para sobrevivir por años, por lo que parece no hay trampas en el lugar, y las cámaras registran el exterior, así sabrán si viene algo. No se preocupen, el lugar parece estar bajo tierra, así que sellare todas las puertas detrás de mí”.
“¿Por qué no te quedas con nosotros?”, le preguntó Jeannette.
“No, tengo que encontrar a Sylphid y terminar el trabajo que empezamos, luego vendré por todos, tu y el niño no están hechos para esto”.
“¿Y Dalia?”.
“Explícale todo cuando despierte, y si quiere ir detrás de mí, no intentes detenerla”.
Jeannette asintió tristemente, y vio como Stryker se iba por los túneles del extraño lugar, tal vez nunca lo volvería a ver.
Continuara…
Epilogo: Agonizante, con dolor en cada parte de su cuerpo, Malcolm cayó en medio de la ciudad, tal vez este sería su último momento, al menos pudo escapar de ese extraño ser, alguien con la capacidad de enviar esa cantidad de energía no era un humano común.
“Volvemos a vernos, Doctor”, dijo una curiosa figura que apareció allí.
“Tu”, dijo el doctor de manera graciosa, “de todas las personas que podrían haber aparecido, ¿vienes a matarme?”.
“Obvio que no, dadas las ultimas circunstancias, debería saber que mi grupo no debe estar como para matar gente útil hasta que todo esto termine”.
“No pensaste igual cuando me destrozaste la tráquea”.
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“¿De qué se trata?”.
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Malcolm miró a la persona que se le acercó, y si no fuera por la máscara, se hubiera visto una sonrisa.
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- The ST. Jimmy
- Lin Kuei
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Ver que el Dr Malcom aparece en un fic me llevo de vuelta a una epoca dorada del fandom hahahah
Bah, recuerdo que tipo por 2010 estaba muy de moda hablar de el y tomarlo practicamente como canon, pero despues en ningun lado jamas confirmaron su existencia (de hecho, hasta olvide de donde sale, ¿comics? ¿algun manual que lo menciona? Todo el mundo lo tomaba como el causante de los cyber ninjas, pero ahora siempre pareceria haber sido Sektor).
Las interacciones de Stryker al principio con Dalhia fueron demasiado bizarras hahaha
No se si era algo de esa epoca (es decir, lo escribiste en una epoca donde quiza no te hizo ruido) o si la idea es que fuese bizarro. Pero Stryker como que no se cuestiona nada, parece personaje de creepypasta que no le da importancia a los avisos de que todo anda para el orto.
Muchos eventos en poco tiempo, y no termino de entender como entra Malcom en todo esto (no ayuda que no lei todavia los primeros capitulos hshshs), pero como comentaste me imagino que aca se vuelve mas necesario leer batalla 3 y los otros al mismo tiempo para las tramas que se cruzan.
PD: Me encanta el intercambio final que tiene un "Tú" bien neutral, solo para que le respondan un "obvio que no" que no puedo evitar leer con tonada argenta xd
Bah, recuerdo que tipo por 2010 estaba muy de moda hablar de el y tomarlo practicamente como canon, pero despues en ningun lado jamas confirmaron su existencia (de hecho, hasta olvide de donde sale, ¿comics? ¿algun manual que lo menciona? Todo el mundo lo tomaba como el causante de los cyber ninjas, pero ahora siempre pareceria haber sido Sektor).
Las interacciones de Stryker al principio con Dalhia fueron demasiado bizarras hahaha
No se si era algo de esa epoca (es decir, lo escribiste en una epoca donde quiza no te hizo ruido) o si la idea es que fuese bizarro. Pero Stryker como que no se cuestiona nada, parece personaje de creepypasta que no le da importancia a los avisos de que todo anda para el orto.
Muchos eventos en poco tiempo, y no termino de entender como entra Malcom en todo esto (no ayuda que no lei todavia los primeros capitulos hshshs), pero como comentaste me imagino que aca se vuelve mas necesario leer batalla 3 y los otros al mismo tiempo para las tramas que se cruzan.
PD: Me encanta el intercambio final que tiene un "Tú" bien neutral, solo para que le respondan un "obvio que no" que no puedo evitar leer con tonada argenta xd
- Error Macross
- Shirai Ryu
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- Registrado: Lun, 20 Nov 2006, 01:04
Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)
Este capitulo tiene dos cosas raras, la primera, un extra, no recordaba que Los Otros tenían extras (de hecho, es el único). Lo otro, es una referencia a Josephyro, que hará re poco escribí algo sobre eso en el fic troncal (alto spoiler) y me olvidé que acá hubo un tercer (y ultimo) Josephyro (Josephyro era un usuario del foro que creo que leyó el fic muy al principio, entonces incluía extras con su nombre solo para que murieran, la idea es que fueran mas pero usé el chiste tres veces nomas hasta donde se). Y también sale el tarkata Bladstor, que ya salió alguna vez y (SPOILER ALERT) vuelve a salir varias veces (hay varios tarkatas con dicho nombre, ya que se muere varias veces ese personaje) y nunca pasa nada realmente importante con el. No se si era un chiste interno mío o que onda, o solamente que me confundí, o que había algún plan que no me acuerdo, pero terminó quedando como una de esas cosas que no se para que estaban. Creería que es un chiste con el nombre de Blestang del fic de St Jimmy, que yo sugerí algo similar a Bladstor, pero la primera aparición de Bladstor creo que es anterior incluso a que Jimmy este en el foro, así que ni idea. A todo esto mientras releí el fic me di cuenta que un plot point importante que yo recordaba que estaba en la segunda temporada, no solo no esta ahí sino que creo que no esta en ninguna parte, y es tarde para introducirlo. Mejor, porque era una idea vieja que no me gustaba, el único problema es que ahora tengo que ver con que lo reemplazo. ¿El fic corre peligro? obvio que no, soy Error Macross, te resuelvo un plot hole antes de que se forme.
Muchas cosas pueden destrozar el alma, muchas cosas pueden hacerte perder las esperanzas, pero también todas ellas pueden darte más en lo que creer que antes, solo depende como lo tomes.
Para los Edenianos, pensar en el sufrimiento les era algo ajeno, ya que su Reino era semi perfecto, con una eterna paz que llevaba varios milenios, desde que el rey Jerrod había reunido a las distintas especies en el tratado de Mancorian por orden de Argus, el Dios Elemental protector del Reino.
Y aunque hubo asperezas en los años venideros, la sabiduría de Jerrod permitió que su gobierno las soportara, además, Argus siempre se mostró listo para ayudar.
¿Entonces cuando empezó a decaer?, el primer punto fue sin lugar a dudas la muerte del Dios, nadie supo quien lo hizo, pero él y su mujer, la diosa Delia, fueron aniquilados, en el día que llovió sangre sobre el Reino por los poderes del fallecido.
Si hay alguna manera para elegir Dioses Elementales Protectores, es algo que nadie sabe, ya que los seis conocidos fueron elegidos al principio de los tiempos por los Dioses Ancianos, y varios reinos llevaban más tiempo que Edenia sin guardianes, dejando el pensamiento de que alguna prueba ya había empezado para elegir al próximo como única esperanza en los corazones Edenianos.
Pero nada pasó, sea cual fuere la prueba, en caso de existir, nadie jamás llegó para reemplazar a Argus, y las cosas empezaron a flaquear en el Reino.
Y el Mortal Kombat contra el Outworld comenzó, no importaba cuantos guerreros enviaba Jerrod al torneo, todos morían frente a los guerreros del reino rival, principalmente frente a Gorbak, príncipe de los Shokan, una especie de cuatro brazos y enormes poderes, perteneciente al Outworld.
Las guerras civiles no tardaron en empezar a surgir, sin embargo se calmaron cuando nació la primogénita de Sindel y Jerrod, Kitana, lo que fue un alivio ya que el anterior embarazo de la reina había sido infructuoso.
Pero todos sabían que la perdición ya estaba tocando a la puerta, solo faltaba una victoria de Gorbak para asegurar el fin del reino entero.
Y así fue.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: “Los Otros”, capitulo extra 1: “Muerto en vida”.
“Sylphid, nos están destrozando”, gritó Josephyro, uno de los más fuertes guerreros Heznaguh, ante el ataque masivo que estaban recibiendo.
De todos los lugares donde la invasión del Outworld podía haber comenzado, justo había sido elegido el monte Fiscopan, hogar de los Heznaguh, una raza Edeniana de insectos humanoides de gran importancia en el reino.
“Josephyro, resiste, nuestras familias están evacuando”, le respondió Sylphid, un guerrero honorable, aunque tal vez muy ingenuo por su juventud, “si llegan ante el rey Jerrod el sabrá que hacer”.
“Ve con ellos”, dijo Josephyro mientras sus cuatro brazos destrozaban un Tarkata.
“No, no te dejare aquí”.
“Tienes una familia que proteger, ojala todos tengamos la fuerza que tienes tu en tu corazón”.
Antes de que Sylphid pudiera detenerlo, Josephyro se arrojó contra los Tarkatans lanzando una fuerte llamarada de su boca, prendiendo fuego todo alrededor suyo, incluyendo a la larga a sí mismo.
“Josephyro”, gritó Sylphid, pero ya era demasiado tarde, al menos sabia que eso detendría a los Tarkatans el tiempo suficiente para que el abandonara la línea principal, y volviera atrás.
Desde el vamos se notaba que la batalla iba a ser perdida por ellos, por eso solo unos pocos, entre los que estaban Sylphid y su compañero, se habían quedado en el frente.
Sylphid entró a la colmena principal, tallada con néctar solidificado, el hogar de su raza. Le pareció extraño no ver a otros saliendo del lugar, no podrían haber evacuado tan rápido.
Cuando ingresó a la cueva central, vio algo que le heló el corazón.
Todo el lugar estaba lleno de cadáveres de los de su especie, bañando de sangre el suelo de color miel.
Y en medio de todo ello había muchos Tarkatans alrededor del mismísimo emperador del Outworld, Shao Kanh, y Gorbak, príncipe de los Shokans y diez veces campeón del Mortal Kombat.
Sylphid no llegó a hacer nada, antes de que dos Tarkatans le dieran un golpe en la nuca desorientándolo y agarrándolo de los cuatro brazos.
“ESTOY HARTO DE ESTO, KANH”, dijo de muy malhumor Gorbak, “ME PARECE UNA FALTA DE RESPETO AL ENEMIGO DESTROZARLO POR LA ESPALDA”.
“Por esa razón yo soy Emperador y tu un príncipe, Gorbak”, le dijo Kanh, “recuérdalo, el honor gana peleas, pero también pierde las guerras”.
Sylphid no comprendía, ¿los enemigos habían encontrado las rutas de escape?, ¿todo el ataque frontal no era más que una farsa?
Pero algo mas llegaba para terminar la tortura, un Tarkata arrastrando a una pequeña Heznaguh, demasiado asustada como para decir palabra, que Sylphid reconoció como su hija.
“Hemos encontrado esto”, dijo el Tarkata sin poder ocultar su sed de sangre, “¿qué quiere que le hagamos?”.
“Mátala”, dijo el emperador simplemente sin el más mínimo remordimiento, Gorbak miró hacia el costado, no quería ver algo como eso.
“Por favor, no lo hagas”, gritó Sylphid con todas sus fuerzas, “mátame a mí, conviérteme en tu esclavo, en un soldado de tu patria, lo que quieras, pero no la mates”.
Kanh por unos segundos pareció pensar, Gorbak no esperó para expresar su opinión, “AUNQUE ESE SOLDADO NO TIENE NADA QUE DARNOS QUE NOS SIRVA, ELLA NO ES MAS QUE UNA PEQUEÑA NIÑA”.
“Está bien”, dijo Kanh, lo que hizo que el corazón de Sylphid volviera a latir regularmente, “hazlo rápido entonces”.
No llegaron a pasar dos segundos, y ya la niña yacía en el suelo sin vida luego de que su corazón fuera destrozado por la Blade del Tarkata, ni siquiera pudo gritar.
“En cuanto a ti…”, dijo Kanh, pero no llegó a completar su frase.
Sylphid se movió de manera tan rápida que los soldados soltaron tres de sus brazos por la sorpresa, pero uno de ellos siguió firme amarrando al cuarto, que se arrancó de cuajo. Pero el Heznaguh no sentía dolor, y al sacar sus cuchillas rebanó con furia el brazo con el que el Tarkata había matado a su hija, pese a que supuestamente los huesos del enemigo deberían haberlo resistido.
Luego dirigió su mirada al emperador y dio un gran salto para continuar con él.
Kanh no tenía ninguna expresión en el rostro, y era obvio que no tendría problemas para terminar con su enemigo, pero fue Gorbak quien hizo el movimiento final, agarrando al Heznaguh en el aire y estrellándolo contra el suelo.
“YA ESTA, AL MENOS MURIO COMO UN GUERRERO”, dijo Gorbak, “EN CUANTO A TI, KANH, NO ME PONDRE EN TU CONTRA, PERO NO ESPERES QUE PARTICIPE EN ESTE ESPECTACULO DESHONROSO”.
“Haz lo que quieras”, le respondió el emperador, “pero recuerda que me debes el lugar en el consejo aun, y cuando los Mortal Kombats vuelvan a empezar, si lo deseo, puedo tomar al Shokan que quiera para participar, y eso incluiría a tus hijos Durak y Goro”.
Gorbak no dijo nada en respuesta, solo se marchó, tal vez arrepintiéndose de lo que hizo para proteger a su raza.
Por orden del emperador, todos los cadáveres Heznaguh fueron tirados a un pozo junto con el Tarkata que mató Sylphid, parecía una gigantesca piscina de sangre una vez que estuvo terminado.
Varios minutos después, un cuerpo emergió de la misma, Sylphid seguía con vida, y el sabia porque, el Shokan no lo había matado, quería que siguiera viviendo, y así iba a ser, el iba a seguir viviendo, y así como la sangre de sus congéneres lo bañaba por dentro y por fuera, la sangre del emperador Shao Kanh eventualmente bañaría los campos Edenianos.
FIN.
Dalia se limpió la sangre que salía de su rostro, su enemigo no era algo normal y eso se había notado a simple vista.
Bladstor acercó su Blade a su boca, y tomó la sangre que había cortado de su oponente, riendo con fuerza en el proceso.
“Hace mucho que no veía a un humano por aquí, me servirás de alimento”.
“No lo creas, bestia del infierno”, le gritó Dalia con ira.
Dalia no llevaba mucho tiempo fuera de la guarida del Doctor Malcolm. Cuando despertó, se entero de lo que había pasado, y sintió que debía salir a buscar a Stryker. Su cabeza realmente daba muchas vueltas, no parecía tener una lógica clara de que hacer, pero eso significaba que había logrado quitarse la programación mental, ¿sería algo bueno o malo al final?
Aunque le dolió separarse de Jeannette y Ozymandias, sabía que debía hacerlo si quería encontrar su verdadero lugar en este mundo, saber si sería un santo o un pecador en el momento final.
Y entonces encontró a este Tarkata, aunque tenía un brazo menos su fuerza era como la de cualquiera de su especie, e incluso mas, y no parecía preocuparle carecer de una extremidad.
“Dime, ¿tu estas con el de la máscara negra?”, preguntó Bladstor maliciosamente.
“¿De qué hablas?”, preguntó Dalia, pero su mente termino derivando hacia el lugar incorrecto, “¿conoces al Doctor Malcolm?”.
“¿Así se llama el que me cortó el brazo?, curioso”.
Dalia no entendía muy bien lo último, el Doctor estaba en pésimo estado físico cuando lo vieron, y era muy poco probable que pudiera cortarle el brazo a un Tarkata.
De todas formas en ese momento solo se preocupaba por sobrevivir a los ataques del enemigo, y aunque su entrenamiento militar era bueno, se enfrentaba a alguien que no volvería a subestimar a nadie, y con una certera patada logro dejarla sin aire en el suelo, lista para recibir el ataque final.
Pero este no llegó, Dalia había cerrado los ojos, y cuando los abrió, vio a Sylphid parado entre ella y Bladstor, atravesando al oponente con sus cuchillas mientras frenaba la Blade con uno de sus brazos.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: “Los Otros” capitulo 11: “La guerra”, primera parte.
“Aun después de todos estos años sigues con vida, maldito”, dijo Sylphid con una voz sombría dirigiéndose al Tarkata.
“¿De qué estás hablando?”, intentó decir Bladstor mientras escupía sangre, “yo nunca te había vis…”.
No llegó a completar la frase y cayó al suelo con la vida dejándolo lentamente.
“Sylphid”, llegó a decir Dalia al verlo, “¿dónde estuviste todo este tiempo?”.
El Heznaguh solo miraba al Tarkata caído en el suelo, “no es él, ya me parecía que no tendría sentido por los años que han pasado”.
Sylphid empezó a irse del lugar, pero Dalia lo agarró del brazo.
“Espera, no te vayas”.
“Stryker no está contigo”, dijo Sylphid sin preocuparse, “no te obedeceré”.
“Si estás conmigo hay más posibilidades de encontrar a Stryker”.
“No veo porque”.
“Porque yo estuve con él hasta hace poco, ¿o acaso te has olvidado?”.
Realmente Dalia no tenía la menor idea de dónde buscar a Stryker, pero necesitaba a Sylphid a su lado para sobrevivir.
“Está bien”, dijo Sylphid secamente, “pero de todas formas creo que la prioridad seria buscar el nexo y separar los reinos, buscar a Stryker quedara en segundo lugar”.
Sylphid empezó a caminar, a Dalia le costaba seguirle el paso por las calles, se le ocurrió preguntarle donde había estado todo este tiempo, pero seguramente solo seria ignorada, así que prefirió callar.
Sus pensamientos estaban en eso, cuando Sylphid le ordenó detenerse con la mano, y le indicó que se quedara callada y se escondieran en una de las ruinas de lo que habían sido casas.
No pasó mucho tiempo hasta que el lugar se llenara de una serie de extrañas figuras, Dalia no sabía que eran, pero Sylphid sí. O eso creía, eran Shokans, pero tenían seis brazos en vez de cuatro, lo que no parecía tener sentido.
Llenaron la calle totalmente en pocos segundos, y uno de los que estaba al frente frenó al grupo, y dirigió su mirada hacia donde estaban Dalia y Sylphid, entrecerrando los ojos.
Antes de que Sylphid y Dalia pudieran reaccionar, el Shokan había arrancado el muro que los separaba a una gran velocidad, y los tenia frente a él.
Continuara…
Muchas cosas pueden destrozar el alma, muchas cosas pueden hacerte perder las esperanzas, pero también todas ellas pueden darte más en lo que creer que antes, solo depende como lo tomes.
Para los Edenianos, pensar en el sufrimiento les era algo ajeno, ya que su Reino era semi perfecto, con una eterna paz que llevaba varios milenios, desde que el rey Jerrod había reunido a las distintas especies en el tratado de Mancorian por orden de Argus, el Dios Elemental protector del Reino.
Y aunque hubo asperezas en los años venideros, la sabiduría de Jerrod permitió que su gobierno las soportara, además, Argus siempre se mostró listo para ayudar.
¿Entonces cuando empezó a decaer?, el primer punto fue sin lugar a dudas la muerte del Dios, nadie supo quien lo hizo, pero él y su mujer, la diosa Delia, fueron aniquilados, en el día que llovió sangre sobre el Reino por los poderes del fallecido.
Si hay alguna manera para elegir Dioses Elementales Protectores, es algo que nadie sabe, ya que los seis conocidos fueron elegidos al principio de los tiempos por los Dioses Ancianos, y varios reinos llevaban más tiempo que Edenia sin guardianes, dejando el pensamiento de que alguna prueba ya había empezado para elegir al próximo como única esperanza en los corazones Edenianos.
Pero nada pasó, sea cual fuere la prueba, en caso de existir, nadie jamás llegó para reemplazar a Argus, y las cosas empezaron a flaquear en el Reino.
Y el Mortal Kombat contra el Outworld comenzó, no importaba cuantos guerreros enviaba Jerrod al torneo, todos morían frente a los guerreros del reino rival, principalmente frente a Gorbak, príncipe de los Shokan, una especie de cuatro brazos y enormes poderes, perteneciente al Outworld.
Las guerras civiles no tardaron en empezar a surgir, sin embargo se calmaron cuando nació la primogénita de Sindel y Jerrod, Kitana, lo que fue un alivio ya que el anterior embarazo de la reina había sido infructuoso.
Pero todos sabían que la perdición ya estaba tocando a la puerta, solo faltaba una victoria de Gorbak para asegurar el fin del reino entero.
Y así fue.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: “Los Otros”, capitulo extra 1: “Muerto en vida”.
“Sylphid, nos están destrozando”, gritó Josephyro, uno de los más fuertes guerreros Heznaguh, ante el ataque masivo que estaban recibiendo.
De todos los lugares donde la invasión del Outworld podía haber comenzado, justo había sido elegido el monte Fiscopan, hogar de los Heznaguh, una raza Edeniana de insectos humanoides de gran importancia en el reino.
“Josephyro, resiste, nuestras familias están evacuando”, le respondió Sylphid, un guerrero honorable, aunque tal vez muy ingenuo por su juventud, “si llegan ante el rey Jerrod el sabrá que hacer”.
“Ve con ellos”, dijo Josephyro mientras sus cuatro brazos destrozaban un Tarkata.
“No, no te dejare aquí”.
“Tienes una familia que proteger, ojala todos tengamos la fuerza que tienes tu en tu corazón”.
Antes de que Sylphid pudiera detenerlo, Josephyro se arrojó contra los Tarkatans lanzando una fuerte llamarada de su boca, prendiendo fuego todo alrededor suyo, incluyendo a la larga a sí mismo.
“Josephyro”, gritó Sylphid, pero ya era demasiado tarde, al menos sabia que eso detendría a los Tarkatans el tiempo suficiente para que el abandonara la línea principal, y volviera atrás.
Desde el vamos se notaba que la batalla iba a ser perdida por ellos, por eso solo unos pocos, entre los que estaban Sylphid y su compañero, se habían quedado en el frente.
Sylphid entró a la colmena principal, tallada con néctar solidificado, el hogar de su raza. Le pareció extraño no ver a otros saliendo del lugar, no podrían haber evacuado tan rápido.
Cuando ingresó a la cueva central, vio algo que le heló el corazón.
Todo el lugar estaba lleno de cadáveres de los de su especie, bañando de sangre el suelo de color miel.
Y en medio de todo ello había muchos Tarkatans alrededor del mismísimo emperador del Outworld, Shao Kanh, y Gorbak, príncipe de los Shokans y diez veces campeón del Mortal Kombat.
Sylphid no llegó a hacer nada, antes de que dos Tarkatans le dieran un golpe en la nuca desorientándolo y agarrándolo de los cuatro brazos.
“ESTOY HARTO DE ESTO, KANH”, dijo de muy malhumor Gorbak, “ME PARECE UNA FALTA DE RESPETO AL ENEMIGO DESTROZARLO POR LA ESPALDA”.
“Por esa razón yo soy Emperador y tu un príncipe, Gorbak”, le dijo Kanh, “recuérdalo, el honor gana peleas, pero también pierde las guerras”.
Sylphid no comprendía, ¿los enemigos habían encontrado las rutas de escape?, ¿todo el ataque frontal no era más que una farsa?
Pero algo mas llegaba para terminar la tortura, un Tarkata arrastrando a una pequeña Heznaguh, demasiado asustada como para decir palabra, que Sylphid reconoció como su hija.
“Hemos encontrado esto”, dijo el Tarkata sin poder ocultar su sed de sangre, “¿qué quiere que le hagamos?”.
“Mátala”, dijo el emperador simplemente sin el más mínimo remordimiento, Gorbak miró hacia el costado, no quería ver algo como eso.
“Por favor, no lo hagas”, gritó Sylphid con todas sus fuerzas, “mátame a mí, conviérteme en tu esclavo, en un soldado de tu patria, lo que quieras, pero no la mates”.
Kanh por unos segundos pareció pensar, Gorbak no esperó para expresar su opinión, “AUNQUE ESE SOLDADO NO TIENE NADA QUE DARNOS QUE NOS SIRVA, ELLA NO ES MAS QUE UNA PEQUEÑA NIÑA”.
“Está bien”, dijo Kanh, lo que hizo que el corazón de Sylphid volviera a latir regularmente, “hazlo rápido entonces”.
No llegaron a pasar dos segundos, y ya la niña yacía en el suelo sin vida luego de que su corazón fuera destrozado por la Blade del Tarkata, ni siquiera pudo gritar.
“En cuanto a ti…”, dijo Kanh, pero no llegó a completar su frase.
Sylphid se movió de manera tan rápida que los soldados soltaron tres de sus brazos por la sorpresa, pero uno de ellos siguió firme amarrando al cuarto, que se arrancó de cuajo. Pero el Heznaguh no sentía dolor, y al sacar sus cuchillas rebanó con furia el brazo con el que el Tarkata había matado a su hija, pese a que supuestamente los huesos del enemigo deberían haberlo resistido.
Luego dirigió su mirada al emperador y dio un gran salto para continuar con él.
Kanh no tenía ninguna expresión en el rostro, y era obvio que no tendría problemas para terminar con su enemigo, pero fue Gorbak quien hizo el movimiento final, agarrando al Heznaguh en el aire y estrellándolo contra el suelo.
“YA ESTA, AL MENOS MURIO COMO UN GUERRERO”, dijo Gorbak, “EN CUANTO A TI, KANH, NO ME PONDRE EN TU CONTRA, PERO NO ESPERES QUE PARTICIPE EN ESTE ESPECTACULO DESHONROSO”.
“Haz lo que quieras”, le respondió el emperador, “pero recuerda que me debes el lugar en el consejo aun, y cuando los Mortal Kombats vuelvan a empezar, si lo deseo, puedo tomar al Shokan que quiera para participar, y eso incluiría a tus hijos Durak y Goro”.
Gorbak no dijo nada en respuesta, solo se marchó, tal vez arrepintiéndose de lo que hizo para proteger a su raza.
Por orden del emperador, todos los cadáveres Heznaguh fueron tirados a un pozo junto con el Tarkata que mató Sylphid, parecía una gigantesca piscina de sangre una vez que estuvo terminado.
Varios minutos después, un cuerpo emergió de la misma, Sylphid seguía con vida, y el sabia porque, el Shokan no lo había matado, quería que siguiera viviendo, y así iba a ser, el iba a seguir viviendo, y así como la sangre de sus congéneres lo bañaba por dentro y por fuera, la sangre del emperador Shao Kanh eventualmente bañaría los campos Edenianos.
FIN.
Dalia se limpió la sangre que salía de su rostro, su enemigo no era algo normal y eso se había notado a simple vista.
Bladstor acercó su Blade a su boca, y tomó la sangre que había cortado de su oponente, riendo con fuerza en el proceso.
“Hace mucho que no veía a un humano por aquí, me servirás de alimento”.
“No lo creas, bestia del infierno”, le gritó Dalia con ira.
Dalia no llevaba mucho tiempo fuera de la guarida del Doctor Malcolm. Cuando despertó, se entero de lo que había pasado, y sintió que debía salir a buscar a Stryker. Su cabeza realmente daba muchas vueltas, no parecía tener una lógica clara de que hacer, pero eso significaba que había logrado quitarse la programación mental, ¿sería algo bueno o malo al final?
Aunque le dolió separarse de Jeannette y Ozymandias, sabía que debía hacerlo si quería encontrar su verdadero lugar en este mundo, saber si sería un santo o un pecador en el momento final.
Y entonces encontró a este Tarkata, aunque tenía un brazo menos su fuerza era como la de cualquiera de su especie, e incluso mas, y no parecía preocuparle carecer de una extremidad.
“Dime, ¿tu estas con el de la máscara negra?”, preguntó Bladstor maliciosamente.
“¿De qué hablas?”, preguntó Dalia, pero su mente termino derivando hacia el lugar incorrecto, “¿conoces al Doctor Malcolm?”.
“¿Así se llama el que me cortó el brazo?, curioso”.
Dalia no entendía muy bien lo último, el Doctor estaba en pésimo estado físico cuando lo vieron, y era muy poco probable que pudiera cortarle el brazo a un Tarkata.
De todas formas en ese momento solo se preocupaba por sobrevivir a los ataques del enemigo, y aunque su entrenamiento militar era bueno, se enfrentaba a alguien que no volvería a subestimar a nadie, y con una certera patada logro dejarla sin aire en el suelo, lista para recibir el ataque final.
Pero este no llegó, Dalia había cerrado los ojos, y cuando los abrió, vio a Sylphid parado entre ella y Bladstor, atravesando al oponente con sus cuchillas mientras frenaba la Blade con uno de sus brazos.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: “Los Otros” capitulo 11: “La guerra”, primera parte.
“Aun después de todos estos años sigues con vida, maldito”, dijo Sylphid con una voz sombría dirigiéndose al Tarkata.
“¿De qué estás hablando?”, intentó decir Bladstor mientras escupía sangre, “yo nunca te había vis…”.
No llegó a completar la frase y cayó al suelo con la vida dejándolo lentamente.
“Sylphid”, llegó a decir Dalia al verlo, “¿dónde estuviste todo este tiempo?”.
El Heznaguh solo miraba al Tarkata caído en el suelo, “no es él, ya me parecía que no tendría sentido por los años que han pasado”.
Sylphid empezó a irse del lugar, pero Dalia lo agarró del brazo.
“Espera, no te vayas”.
“Stryker no está contigo”, dijo Sylphid sin preocuparse, “no te obedeceré”.
“Si estás conmigo hay más posibilidades de encontrar a Stryker”.
“No veo porque”.
“Porque yo estuve con él hasta hace poco, ¿o acaso te has olvidado?”.
Realmente Dalia no tenía la menor idea de dónde buscar a Stryker, pero necesitaba a Sylphid a su lado para sobrevivir.
“Está bien”, dijo Sylphid secamente, “pero de todas formas creo que la prioridad seria buscar el nexo y separar los reinos, buscar a Stryker quedara en segundo lugar”.
Sylphid empezó a caminar, a Dalia le costaba seguirle el paso por las calles, se le ocurrió preguntarle donde había estado todo este tiempo, pero seguramente solo seria ignorada, así que prefirió callar.
Sus pensamientos estaban en eso, cuando Sylphid le ordenó detenerse con la mano, y le indicó que se quedara callada y se escondieran en una de las ruinas de lo que habían sido casas.
No pasó mucho tiempo hasta que el lugar se llenara de una serie de extrañas figuras, Dalia no sabía que eran, pero Sylphid sí. O eso creía, eran Shokans, pero tenían seis brazos en vez de cuatro, lo que no parecía tener sentido.
Llenaron la calle totalmente en pocos segundos, y uno de los que estaba al frente frenó al grupo, y dirigió su mirada hacia donde estaban Dalia y Sylphid, entrecerrando los ojos.
Antes de que Sylphid y Dalia pudieran reaccionar, el Shokan había arrancado el muro que los separaba a una gran velocidad, y los tenia frente a él.
Continuara…
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