Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)

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Error Macross
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Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)

Mensaje por Error Macross » Mié, 09 Ene 2019, 07:25

Alto ahí, joven creyente (?). Lo que estas a punto de ver, es "Los Otros", el spin off de Batalla de los 6 reinos. ¿Qué es Batalla de los 6 reinos? pues el mega fic que escribo masomenos desde que entre al foro donde doy mi versión (originalmente intentaba ser canon) de la historia de las 7 sagas clásicas de MK una por una. Actualmente al momento de esta resubida me encuentro por la ¿mitad? de la temporada 6, que suena a que falta poco, pero ando subiendo dos capitulos por año con suerte, así que no. ¿Y que es "Los Otros"?, bueno, es complicado, pero tiene que ver con la tercera temporada del fic (la del MK3) pero la idea es que fuera un fic que tomara como protagonistas humanos comunes (o casi) en medio de la invasión de Kanh, alguien lo describió como un "Survival Horror" ambientado en MK. ¿Se puede leer sin leer el fic troncal? Ni, al principio un poco si, pero luego se entrelaza. De hecho la primer temporada de Los Otros esta pensada para que cada uno de sus 19 capítulos se lean después del capitulo correspondiente del fic troncal (que la tercera temporada duro 20), o sea, el orden de lectura seria:
Fic troncal, temporada 3, capitulo 1.
Los Otros capitulo 1.
Fic troncal, temporada 3, capitulo 2.
Los Otros capitulo 2.
Etc.
Esto no es super mega importante (salvo una o dos veces) pero es la manera en que se concibió esto.
¿Este fic importa para "Batalla de los 6 reinos"? pareceria que no, de hecho, es mi idea que no lo parezca, pero si, importa, pasa en el mismo mundo, y los personajes que salen aca aunque algunos son creados por mi, son importantes a su forma. Parte de eso ya se vio, parte no.
Ahora bien, "Los Otros" tiene una segunda temporada de 5 capítulos que se entrelaza con la cuarta del fic troncal (la del MK4), cada dos capitulos del troncal, se lee un capitulo de esta. Tambien lo voy a subir aca cuando termine la primera, asi no lleno de (mas) posts el foro, y queda todo juntito y mas facil. Ya hablare de ella cuando la resuba. Como siempre que hago resubidas, hay algo de corrección, pero mas que nada ortografica y gramatical, la idea es que se siga notando el espiritu del original.

Links al fic troncal:
Temporada 1: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewtopic.php?t=20167
Temporada 2: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20210
Temporada 3: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20251
Temporada 4: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=18917
Temporada 5: http://www.mortal-kombat.org/foro/viewt ... =9&t=20417
Temporada 6 (Actual): viewtopic.php?f=9&t=21572&p=331370#p331370

Todavía es de noche en el Earthrealm, pero lentamente el día se acerca. En una pequeña casa en las afueras de la ciudad, una familia duerme plácidamente sin saber lo que acontecerá dentro de muy poco tiempo.
Un sonido de alarma detiene el silencio.
Una mujer se mueve en la cama somnolienta con su largo cabello rojo tapando su bello rostro, y golpea a su marido, “levántate, ya está sonando tu alarma”.
El hombre del otro lado, de pelo rubio brillante, se levanta y da un pequeño bostezo.
“Buenos días, querida”.
“Son las cinco de la mañana, aun no es de día, déjame dormir un poco más”.
El hombre sonríe, “puedes dormir pero no te olvides de despertarte a las seis”.
“A partir de la semana que viene”.
La risa ahora es notoria, “siempre la misma”.
El hombre dio un beso a su mujer, se puso su remera de color azul, y sus pantalones negros, una gorra en la cabeza, y se preparó para salir, no sin antes ver a su hija que dormía tranquilamente en su cama.
“Bien, hora de trabajar”.
Unos pocos minutos después, el hombre se encontraba con sus compañeros formando un cordón y portando gigantescos escudos.
“Como odio esto”, dijo uno de los hombres, “¿acaso estos malditos manifestantes no duermen?”.
“No deberías decir eso”, nuevamente, era el hombre rubio el que hablaba, “ellos defienden lo que quieren, y está bien, pero nosotros también tenemos que defender lo que valoramos”.
“Si…, el salario mínimo…, Stryker, ¿por qué no dejas de ser tan simplón?”.
“¿De qué hablas?”.
“La vida no es siempre pura alegría como tú la ves, solo porque has tenido suerte por un tiempo, no significa que el infierno no te alcance algún día, tenlo por seguro”.
“Yo podría decirte exactamente lo contrario a ti”.
“Pero…”.
“Ya cállate, Gus”, levantó la voz otro hombre de gran altura y brazos que resaltaban debajo del escudo, “sabes que no puedes ganarle una discusión, allí vienen”.
Los manifestantes se acercaron lentamente al ministerio que Stryker y su grupo cuidaban, los policías se prepararon para cualquier problema, pero no para esto.
Uno a uno los manifestantes soltaron cada elemento que portaban, carteles, cacerolas, cualquier cosa, y todos miraron al cielo.
Los policías no sabían qué hacer, hasta que lentamente se dieron vuelta y sacaron sus cascos.
En lo alto, un gigantesco rayo había partido el cielo en dos y lo cubría todo con un color rojo como la sangre.
Lentamente, cada persona que se encontrara allí se fue desvaneciendo hasta convertirse en una vaga luz que salió flotando al infinito.
Todos no, Stryker quedó allí, rodeado de la nada en medio de la calle, estaba solo…, tal vez para siempre.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 1: “Solos”.

Alakran pestañeó varias veces, de una cosa estaba muy seguro, hasta hace un segundo, enfrente de él estaba una mujer muy hermosa a punto de recibir su cuchillo directo en el cuello, y no metafóricamente, pero ahora, no había nada.
Miró hacia el cielo, el color rojo era algo extraño, pero Alakran había visto cosas peores y no se sorprendió. Tarde o temprano, se adaptaría a lo que esto significara, como siempre.
Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió fácilmente, decidió empezar a caminar.
El es un asesino, no solo porque se gane la vida con eso, el directamente es un asesino por naturaleza, buscado en más de treinta países a lo largo de tres continentes, se ha hecho muchos enemigos a lo largo de los años, y amigos…, en general no le duran mucho.
Se sacó su chaqueta negra, de repente hacía mucho calor, raro, porque estaban en otoño, y se apoyó en un pequeño Mercedez abandonado en medio de la calle.
A lo lejos había explosiones, fuego por todos lados, pero nada vivo, significaba que alguien había hecho su trabajo mejor que él.
Al menos no tendría problemas para conseguir cigarrillos.
En medio del rojo, Alakran no resaltaba mucho, su remera era de ese color, rota en varias partes por los años y sin mangas, sus pantalones raidos de color negro, como su pelo.
Muchas chicas opinaban que entraba en la categoría de guapo, algunas de ellas murieron, las otras solo se sintieron un poco utilizadas.
Una persona apareció caminando en la calle, se lo veía desorientado, aunque se notaba que era un policía o algo similar.
De repente, sacó una pistola.
“Tu, quédate quieto”, gritó.
“No pienso ir a ningún lado”, respondió Alakran sin expresar el menor sentimiento.
El policía se acercó lentamente.
“¿Qué ha pasado aquí?”.
“Yo diría, oficial, que llegó el apocalipsis y solo quedamos nosotros, habrá que repoblar la tierra, pero tu serás el pasivo”.
“No te pases de listo conmigo”, el policía estaba nervioso, tal vez demasiado, pero Alakran sabía que no dispararía, era conocido, Curtis Stryker, un oficial modelo, salía en la televisión o en los diarios a veces, “espera, yo te conozco, ¿eres…?”.
“Si, soy Santa Claus”.
“No te rías de mi”, Stryker levantó la pistola, “eres el tal Alakran, se bien de ti, te buscan en muchos lados”.
“Me halagas”.
“No te muevas o disparo”.
“No lo hare, no quiero un hoyo en la cabeza”.
“…, Toma, ponte esto”.
Stryker le tiró unas esposas.
“Eres el primer policía que le da las esposas al criminal”.
“Póntelas o disparo”.
“Mira, lo voy a hacer, pero dudo que sirva de algo, no sé adónde podrás llevarme”.
“Dije que te las pongas”.
“…, Si, si, ya va”, Alakran se las puso, miró a Stryker, que sudaba en grandes cantidades mientras jadeaba sin parar, “¿feliz?”.
“Bien, ahora date vuelta con las manos en la espalda”.
“Me hubieras avisado antes de ponerme las esposas, sácamelas y empezamos de nuevo”.
“Da igual, ponte contra el auto”.
Alakran se apoyó en el auto, Stryker palpó los bolsillos y sacó dos cuchillos muy afilados y una Desert Eagle.
“Tienes derecho a un abogado, en caso de no…”.
“Ya, párale, no tiene sentido nada de lo que haces, dudo que haya un maldito abogado vivo”.
“Y sobre todo tiene derecho a guardar silencio, y espero que lo cumpla”.
Después de unos segundos así, Stryker volvió a hablar, “levántate”.
“¿Para qué me pusiste aquí ya que estamos?”.
“Ahora dime… ¿Qué está pasando?”.
“Tengo tanta idea como tú”.
“No te pases de listo”.
“Mira, tienes suerte de que no suelo matar policías, pero si quisiera te hubiera arrancado la tráquea sin problemas…”.
“Cállate”.
“Cállate tu”, el asesino largó un insulto, “me harte de esta basura”, Alakran rompió las esposas con una pequeña púa que tenía en el dedo y de una patada arrojó el arma de Stryker lejos.
Stryker se corrió hacia atrás, Alakran agarró uno de sus cuchillos y lo lanzó con precisión apuntando a la cara de su enemigo, pero este lo frenó con la mano en el aire.
“Ah, esto será más interesante de lo que esperaba”.
Alakran golpeó una patada pero Stryker la frenó, y devolvió con un golpe. Alakran agarró el brazo de su oponente y se preparo para doblarlo, pero antes de que pudiera hacerlo recibió una patada en el estomago, y al caer lejos vio como caía una granada de humo al lado suyo.
“No me hagas reír”, de todas formas Alakran al no ver nada empezó a sufrir golpes por todos lados, hasta que logró agarrar la mano de Stryker y con una toma lo mandó lejos.
Stryker se levantó con dolor, y recibió una patada en la nariz que lo hizo sangrar, cuando abrió los ojos Alakran lo miraba con un cuchillo en la mano, y lo arrojó.
Dio al lado de la cara de Stryker.
“Vamos, levántate”, dijo Alakran.
“¿Qué haces?”.
“No sé qué piensas tu realmente, pero me parece que somos los únicos dos en kilómetros a la redonda, así que mejor que trabajemos juntos”.
“No hago acuerdos con criminales”.
“No sé si tienes otra opción ahora”.
Stryker quedó con mala cara unos segundos, y entonces le dio la mano a su oponente.
“No estoy de acuerdo con esto”.
“¿Te crees que yo sí?, pero es lo que hay, ¿me pregunto dónde estarán todos?”.
De repente se escuchó un ruido.
“¿Qué fue eso?”.
“Abajo”, gritó Alakran.
Un extraño rayo pasó por arriba de ellos.
Un ser de aspecto arrugado y dientes horribles salió de arriba de una loma, y con furia sacó dos cuchillas de sus manos.
“OK, esto se está poniendo raro”.
“Al menos es uno solo”, dijo Stryker.
Entonces por todos lados siguieron saliendo seres con esa forma.
“Hubiera preferido que te callaras”.

Continuara…
Todavía es de noche en el Earthrealm, pero lentamente el día se acerca. En una pequeña casa en las afueras de la ciudad, una familia duerme plácidamente sin saber lo que acontecerá dentro de muy poco tiempo.
Un sonido de alarma detiene el silencio.
Una mujer se mueve en la cama somnolienta con su largo cabello rojo tapando su bello rostro, y golpea a su marido, “levántate, ya está sonando tu alarma”.
El hombre del otro lado, de pelo rubio brillante, se levanta y da un pequeño bostezo.
“Buenos días, querida”.
“Son las cinco de la mañana, aun no es de día, déjame dormir un poco más”.
El hombre sonríe, “puedes dormir pero no te olvides de despertarte a las seis”.
“A partir de la semana que viene”.
La risa ahora es notoria, “siempre la misma”.
El hombre dio un beso a su mujer, se puso su remera de color azul, y sus pantalones negros, una gorra en la cabeza, y se preparó para salir, no sin antes ver a su hija que dormía tranquilamente en su cama.
“Bien, hora de trabajar”.
Unos pocos minutos después, el hombre se encontraba con sus compañeros formando un cordón y portando gigantescos escudos.
“Como odio esto”, dijo uno de los hombres, “¿acaso estos malditos manifestantes no duermen?”.
“No deberías decir eso”, nuevamente, era el hombre rubio el que hablaba, “ellos defienden lo que quieren, y está bien, pero nosotros también tenemos que defender lo que valoramos”.
“Si…, el salario mínimo…, Stryker, ¿por qué no dejas de ser tan simplón?”.
“¿De qué hablas?”.
“La vida no es siempre pura alegría como tú la ves, solo porque has tenido suerte por un tiempo, no significa que el infierno no te alcance algún día, tenlo por seguro”.
“Yo podría decirte exactamente lo contrario a ti”.
“Pero…”.
“Ya cállate, Gus”, levantó la voz otro hombre de gran altura y brazos que resaltaban debajo del escudo, “sabes que no puedes ganarle una discusión, allí vienen”.
Los manifestantes se acercaron lentamente al ministerio que Stryker y su grupo cuidaban, los policías se prepararon para cualquier problema, pero no para esto.
Uno a uno los manifestantes soltaron cada elemento que portaban, carteles, cacerolas, cualquier cosa, y todos miraron al cielo.
Los policías no sabían qué hacer, hasta que lentamente se dieron vuelta y sacaron sus cascos.
En lo alto, un gigantesco rayo había partido el cielo en dos y lo cubría todo con un color rojo como la sangre.
Lentamente, cada persona que se encontrara allí se fue desvaneciendo hasta convertirse en una vaga luz que salió flotando al infinito.
Todos no, Stryker quedó allí, rodeado de la nada en medio de la calle, estaba solo…, tal vez para siempre.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 1: “Solos”.

Alakran pestañeó varias veces, de una cosa estaba muy seguro, hasta hace un segundo, enfrente de él estaba una mujer muy hermosa a punto de recibir su cuchillo directo en el cuello, y no metafóricamente, pero ahora, no había nada.
Miró hacia el cielo, el color rojo era algo extraño, pero Alakran había visto cosas peores y no se sorprendió. Tarde o temprano, se adaptaría a lo que esto significara, como siempre.
Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió fácilmente, decidió empezar a caminar.
El es un asesino, no solo porque se gane la vida con eso, el directamente es un asesino por naturaleza, buscado en más de treinta países a lo largo de tres continentes, se ha hecho muchos enemigos a lo largo de los años, y amigos…, en general no le duran mucho.
Se sacó su chaqueta negra, de repente hacía mucho calor, raro, porque estaban en otoño, y se apoyó en un pequeño Mercedez abandonado en medio de la calle.
A lo lejos había explosiones, fuego por todos lados, pero nada vivo, significaba que alguien había hecho su trabajo mejor que él.
Al menos no tendría problemas para conseguir cigarrillos.
En medio del rojo, Alakran no resaltaba mucho, su remera era de ese color, rota en varias partes por los años y sin mangas, sus pantalones raidos de color negro, como su pelo.
Muchas chicas opinaban que entraba en la categoría de guapo, algunas de ellas murieron, las otras solo se sintieron un poco utilizadas.
Una persona apareció caminando en la calle, se lo veía desorientado, aunque se notaba que era un policía o algo similar.
De repente, sacó una pistola.
“Tu, quédate quieto”, gritó.
“No pienso ir a ningún lado”, respondió Alakran sin expresar el menor sentimiento.
El policía se acercó lentamente.
“¿Qué ha pasado aquí?”.
“Yo diría, oficial, que llegó el apocalipsis y solo quedamos nosotros, habrá que repoblar la tierra, pero tu serás el pasivo”.
“No te pases de listo conmigo”, el policía estaba nervioso, tal vez demasiado, pero Alakran sabía que no dispararía, era conocido, Curtis Stryker, un oficial modelo, salía en la televisión o en los diarios a veces, “espera, yo te conozco, ¿eres…?”.
“Si, soy Santa Claus”.
“No te rías de mi”, Stryker levantó la pistola, “eres el tal Alakran, se bien de ti, te buscan en muchos lados”.
“Me halagas”.
“No te muevas o disparo”.
“No lo hare, no quiero un hoyo en la cabeza”.
“…, Toma, ponte esto”.
Stryker le tiró unas esposas.
“Eres el primer policía que le da las esposas al criminal”.
“Póntelas o disparo”.
“Mira, lo voy a hacer, pero dudo que sirva de algo, no sé adónde podrás llevarme”.
“Dije que te las pongas”.
“…, Si, si, ya va”, Alakran se las puso, miró a Stryker, que sudaba en grandes cantidades mientras jadeaba sin parar, “¿feliz?”.
“Bien, ahora date vuelta con las manos en la espalda”.
“Me hubieras avisado antes de ponerme las esposas, sácamelas y empezamos de nuevo”.
“Da igual, ponte contra el auto”.
Alakran se apoyó en el auto, Stryker palpó los bolsillos y sacó dos cuchillos muy afilados y una Desert Eagle.
“Tienes derecho a un abogado, en caso de no…”.
“Ya, párale, no tiene sentido nada de lo que haces, dudo que haya un maldito abogado vivo”.
“Y sobre todo tiene derecho a guardar silencio, y espero que lo cumpla”.
Después de unos segundos así, Stryker volvió a hablar, “levántate”.
“¿Para qué me pusiste aquí ya que estamos?”.
“Ahora dime… ¿Qué está pasando?”.
“Tengo tanta idea como tú”.
“No te pases de listo”.
“Mira, tienes suerte de que no suelo matar policías, pero si quisiera te hubiera arrancado la tráquea sin problemas…”.
“Cállate”.
“Cállate tu”, el asesino largó un insulto, “me harte de esta basura”, Alakran rompió las esposas con una pequeña púa que tenía en el dedo y de una patada arrojó el arma de Stryker lejos.
Stryker se corrió hacia atrás, Alakran agarró uno de sus cuchillos y lo lanzó con precisión apuntando a la cara de su enemigo, pero este lo frenó con la mano en el aire.
“Ah, esto será más interesante de lo que esperaba”.
Alakran golpeó una patada pero Stryker la frenó, y devolvió con un golpe. Alakran agarró el brazo de su oponente y se preparo para doblarlo, pero antes de que pudiera hacerlo recibió una patada en el estomago, y al caer lejos vio como caía una granada de humo al lado suyo.
“No me hagas reír”, de todas formas Alakran al no ver nada empezó a sufrir golpes por todos lados, hasta que logró agarrar la mano de Stryker y con una toma lo mandó lejos.
Stryker se levantó con dolor, y recibió una patada en la nariz que lo hizo sangrar, cuando abrió los ojos Alakran lo miraba con un cuchillo en la mano, y lo arrojó.
Dio al lado de la cara de Stryker.
“Vamos, levántate”, dijo Alakran.
“¿Qué haces?”.
“No sé qué piensas tu realmente, pero me parece que somos los únicos dos en kilómetros a la redonda, así que mejor que trabajemos juntos”.
“No hago acuerdos con criminales”.
“No sé si tienes otra opción ahora”.
Stryker quedó con mala cara unos segundos, y entonces le dio la mano a su oponente.
“No estoy de acuerdo con esto”.
“¿Te crees que yo sí?, pero es lo que hay, ¿me pregunto dónde estarán todos?”.
De repente se escuchó un ruido.
“¿Qué fue eso?”.
“Abajo”, gritó Alakran.
Un extraño rayo pasó por arriba de ellos.
Un ser de aspecto arrugado y dientes horribles salió de arriba de una loma, y con furia sacó dos cuchillas de sus manos.
“OK, esto se está poniendo raro”.
“Al menos es uno solo”, dijo Stryker.
Entonces por todos lados siguieron saliendo seres con esa forma.
“Hubiera preferido que te callaras”.

Continuara…
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)

Mensaje por Error Macross » Lun, 17 Jul 2023, 23:20

Bueno, me re colgué con actualizar esto, se me fueron un toque las ganas porque estaba en otra cosa, la idea es no hacer tanto flooding, así que masomenos a medida que vaya actualizando el fic troncal, que sigue en la temporada 6, iré actualizando esto. Hice un poco de edición en este capitulo, se nota que es algo que escribí hace mucho (es del 2009 masomenos). Le mantuve las onomatopeyas y los localismos que es algo que ya no uso, pero reduje un poco las partes donde los insultos a los transexuales se ponen un poco molestos, aunque casi todos quedan de parte de un personaje en particular lo que lo hace un poco menos pior (además de que esto esta ambientado en 1997, era otra época). La idea no es alterar mucho del material original, pero bueno, yo me veía venir que esto no iba a envejecer tan bien.

Las misteriosas figuras se acercaron lentamente esgrimiendo sus cuchillas y sus dientes afilados.
Alakran y Stryker se encontraban en el medio de tan curioso grupo.

“Pueden ser pacíficos”, dijo Stryker.

“No pienso arriesgarme”, dijo Alakran, y tomó la pistola de la cartuchera de Stryker.

“Hey”.

De un disparo, la bala dio en el pecho de uno de los seres cayendo al suelo estrepitosamente, los otros se taparon los oídos por el ruido y no entendían lo que pasaba.

“Bueno, parece que ha servido de todos modos, pero avisa antes de…”, en ese momento Stryker notó que estaba hablando solo.

“Vamos, idiota, ¿acaso quieres que te maten?”, gritó Alakran a bastante distancia.

Stryker lo siguió sin dificultad, Alakran había seleccionado un auto en medio de la calle, y estaba pateando la puerta.

“¿Qué haces?”.

“Necesitamos irnos de aquí rápido”.

“Pero ese auto no te pertenece”.

“¿Si?, pero que problema, ¿sabías que esta pistola tampoco?, claro, pero tu arrojaste la mía, que seguro valía el doble”.

Finalmente la puerta cedió y Alakran y Stryker ingresaron.

“Parece que este tipo estaba a punto de arrancar el auto y dejo la llave puesta, genial, odio tener que sacar la ganzúa”.

Alakran aceleró con furia, dio una vuelta y siguió hacia los seres de dientes puntiagudos.

“¿Qué haces?”, le gritó Stryker.

“Enseñarles lo que se merecen”.

Uno a uno fueron atropellados sin darse cuenta de lo que pasaba, hasta que algunos empezaron a clavarse en el auto, llegando a romper el parabrisas y todo.

“Mueran, malditos bastardos”.

Uno de los “malditos bastardos”, empezó a disparar rayos de sus cuchillas pinchando las ruedas del auto.

Alakran se arrojó antes de estrellarlo contra un muro disparando sin parar…, es un decir, solo disparo cinco veces.
“Que #)=$, solo tiene seis balas”.

Stryker, que a duras penas había logrado salir del automóvil empezaba a correr hacia Alakran, “así nos las dan en el trabajo, tengo otro cartucho”.

Stryker le arrojó un rectángulo que se sacó del cinturón, y Alakran lo pone en el arma.

“Bien, tomen esto”, empieza a disparar con suma precisión hasta que se le acaban las balas, “vamos, pásame otro”.

“No dije que tenía más de uno de reserva”.

“Como te odio”.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 2: “Asistencia médica”.

Los seres con cuchillas, conocidos como Tarkatans, seguían saliendo de todos lados, y empezaron a reírse mientras Alakran y Stryker seguían corriendo.

“Genial, ahora se ríen, AAAGGG”, Alakran recibió un disparo en el pecho.

“Alakran”.

“No te preocupes por mí, sigue corriendo”, Alakran tenía una mueca de dolor en el rostro mientras salía humo de su pecho, “metete ahí”.

Ambos entraron corriendo a una farmacia y trabaron la puerta tirando unas cuantas góndolas del lugar.

“¿Crees que esto los detendrá?”.

“Ni de coña, pero al menos quiero agonizar unos momentos más”, Alakran se arrojó al suelo, tenía una herida por quemadura bastante grande en medio del pecho, “parece que tendré que conseguirme otra remera”.

“Espera, buscare algo para la quemadura”.

“Gay”.

“…, Solo quédate ahí, ¿sí?”.

Stryker empezó a caminar entre las góndolas buscando algo, pero no sabía tanto de medicamentos, fue entonces cuando sintió una respiración.

Fue corriendo rápidamente y encontró a alguien agachado en el mostrador, parecía una mujer vista de atrás.

“Señorita, ¿se encuentra bien?”.

“Ay, gracias a Dios que vino alguien, ya pensaba que estaba sola, encima un hombre tan guapo”, La mujer resaltaba por tener una gruesa mandíbula, y la nuez sobresaliendo en el cuello, dio un gran abrazo a Stryker que no podía soltarse.

“Hey, ¿qué pasa ahí?”, preguntó Alakran que se había levantado, “oh, por favor”.

Se empezaron a escuchar ruidos de golpes en la puerta del lugar.

La mujer se separó de Stryker y con una voz sumamente gruesa dijo, “¿trajeron a esos bichos para acá?, si no fuera porque también me matarían a mí los tiraría allá con ellos”.

“…, Eso porque eres un maldito travesti”, dijo Alakran.

“Por favor, Alakran, no molestes, mira, ¿hay alguna otra salida de este negocio?”.

“Si la hubiera, ¿no crees que ya me hubiera ido?”.

“Yo no, eres un maldito travesti cagón y te hubieras quedado aquí dentro”.

“¿Podrías decirle a tu amigo que se calle?”.

“Alakran, cállate, en este momento hay cosas más importantes…, la verdad no se que podríamos hacer, ¿armas?”.

“Es una farmacia”, gritó Alakran.

“Si, si, entiendo que la pregunta fue medio estúpida, ¿tienes alguna pomada a mano para quemaduras?”.

“Si, justamente tengo una aquí”.

“¿En serio?”.

“No, dudo que encuentre algo antes de que entren y nos maten a todos, pero al menos podre hacer algo que me recuerde a mi vida hasta hoy a la mañana”, y empezó a buscar mientras entonaba una canción.

Alakran se levantó con esfuerzo, “ojo, Stryker, que estas casado”.

“No molestes… ¿Cómo lo sabes?”.

“Dah, tienes el anillo ahí para que todos lo vean”.

“Cierto, me había olvidado por unos segundos”, la expresión de Stryker cambio de una sonrisa a una de terror, “no, tengo que irme de aquí, rápido”.

“¿Eh?”.

“Necesito saber si mi mujer y mi hija están bien”.

Stryker empezó a correr todas las cosas que tapaban la puerta.

“Maldito, ¿estás loco?”.

Alakran intentó agarrarlo para detenerlo.

“¿Saben qué?, encontré algo y…, bueno, no se detengan por mí, me quedare aquí sentada”.

Finalmente la puerta terminó cediendo ante los Tarkatans.

“Si”, dijo uno, “al fin tomaremos a nuestras presas”.

“¿Estas cosas hablan?”, dijo Alakran.

Uno de los Tarkatans sacó su lengua bífida exhibiendo los dientes, cuando una gigantesca explosión lo hizo pedazos y mandó a Alakran y a Stryker lejos.

“Uh, ¿alguien anotó la matricula?”, Alakran abrió bien los ojos y vio a una hermosa mujer de pelo rojo largo levantando una Bazooka.

“Rápido, suban al Jeep”, gritó.

“No te preocupes por el travesti, es todo tuyo”, le dijo Alakran a Stryker.

Subieron rápidamente al Jeep, mientras la chica apuntaba a los Tarkatans con la Bazooka, que acechaban pero no se atrevían a atacar.

Al rato ya estaban arrancando.

“Bien hecho, pero yo los hubiera destrozado a todos con la Bazooka”.

“Solo tenía una bala, suerte que no se dieron cuenta”.

“…, Uh”.

“… ¿Y como se llaman?”.

“Claro, mi nombre es Alakran, este es Stryker y el de allá se llama travesti de #)/@%”.

“Me llamo Jeannette”.

“Claro, claro, lo que yo dije”.

La chica pelirroja sacó un arma y apuntó a la cabeza de Alakran.

“Hey, baja eso, créeme que no querrás quedarte sola con estos dos”.

“Eres un criminal buscado, podría destrozarte aquí y ahora”.

“¿Y qué ganas?”.

“Buen punto”, la chica bajó el arma, “me llamo Dalia, soy oficial del ejército de los Estados Unidos, hay algunas armas en el baúl, cuando bajemos podrán tomar las que quieran, aunque créanme, contra esas cosas no son tan útiles como deberían”.

“Espera”, dijo Stryker, “¿adónde vamos?”.

“Donde sea que no haya de esas cosas, pero hay algunas peores”.

“No, tenemos que ir a mi casa, mi familia podría seguir con vida en alguna parte”.

“¿MMM?, bueno, supongo que es prácticamente lo mismo, dime la dirección”.

“Si morimos va a ser por culpa de esos dos”, le dijo Alakran a Jeannette, “y sigues siendo un maldito travesti”.

Continuara…
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Re: Batalla de los 6 reinos: Los otros (En resubida)

Mensaje por Error Macross » Mar, 06 Feb 2024, 17:27

Bueno, realmente no esperaba respuestas, pero como dije iba a seguir subiendo esto a medida que actualizó el fic troncal. Este capitulo compite para ser una de las peores cosas que escribí para batalla, y de hecho la recepción en su momento fue tan negativa que cambió bastante el enfoque que iba a tener Los Otros, abandonando el concepto "Survival horror de gente sin poderes durante el Mortal Kombat 3 enfrentándose a peligros distintos en cada capítulo" yendo hacia una trama mas general y menos episódica. El plan era eventualmente llegar a eso pero después de "divertirme" un rato mas. De hecho la trama de la primera temporada de Los Otros se resuelve unos cuantos capítulos antes del final, y después son como unas historias que se cruzan con lo que pasaba en el fic principal, como para que fuera mas molesto seguirle el hilo. En si no se si decir que es tan malo, pero se nota que es distinto a lo que viene después.



“Veo, veo”.

“¿Qué ves?”.

“Vos no jugas”, le dijo Alakran a Jeannette.

“…”.

“Nah, bromeo, dale, adivina, es de color rojo”.

“¿El cielo?”.

“No, eso sería tonto”.

“MMM, ¿la sangre coagulada de tu herida?”.

“…, Eso es trampa”.

“¿Eh?”.

“Seguro lees mentes o algo de eso”.

“…, Espero que lleguemos rápido a donde sea que vayamos”.

“¿Siempre son así?”, preguntó Dalia.

“No los conozco”, respondió Stryker con la mano en el rostro.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat Batalla de los 6 reinos: Los Otros capitulo 3: “Nadie”.


El Jeep siguió camino por calles desoladas, alejándose de la ciudad y llegando a los suburbios, ningún animal se veía a la vista, los arboles eran la única expresión de vida fuera de los que se encontraban en el vehículo.

Al notar su casa, Stryker no razonó y saltó del Jeep en movimiento, corriendo hasta abrir la puerta. Dalia frenó como pudo y salió rápidamente yendo hacia la casa también.

“Maldita, se llevó la llave”, se quejó Alakran revisando el asiento del conductor.

Stryker abrió rápidamente la puerta de su hogar, y dio varias vueltas por ella, pero era como en todas partes, ni un alma rondaba allí.

“No”, dijo, y se sentó en el suelo con las manos en la cabeza, “maldición, esto no puede estar pasando…, tal vez este en el mercado”, terminó diciendo con esperanza.

Se levantó para salir, pero Dalia lo detuvo, “no”, le dijo, “ya es tarde”.

“No, no puede ser”, Stryker dio un golpe pero Dalia lo barrió y lo arrojó al suelo.

“Sé que es doloroso, pero tienes que seguir viviendo, además, no sabemos que les ha pasado, tal vez siguen en alguna parte, y cualquier cosa es mejor que lo que nosotros estamos pasando aquí”.

“Pero no lo entiendes, ellas eran mi vida, si no están, ¿qué sentido tiene que este aquí?”.

“Eras policía, ¿no?”.

“¿Qué tiene que ver?”.

“Servir y proteger, eso es lo que tu hacías, demuéstralo, no sabemos cuántas personas quedan con vida ahora, pero esas cosas que nos atacaron irán a por ellas también, necesitan a alguien que las proteja…, alguien como tú”.

Stryker no se levantó por unos segundos, siguió pensando en el suelo, eventualmente habló, “tienes…, razón, vamos, no conviene que nos quedemos mucho tiempo acá”.

“Espera”, dijo Alakran entrando a la casa, “¿tienes cereal o algo?”.

“¿Qué?, no, largo de aquí, no te vas a llevar la comida”.

“Hey, algo tenemos que comer”.

“Alakran tiene razón”, dijo Dalia, con una clara voz de soldado, “necesitamos provisiones”.

“¿Ves?”.

“Pero no es necesario que las tomemos de aquí”, siguió la mujer, “¿dijiste que hay un mercado cerca?”.

“Si, unas cinco cuadras hacia allá”, marcó Stryker señalando hacia el Norte.

“Perfecto, será más eficiente si vamos allí”.

Así, dejaron la casa detrás, pero antes de que todos suban al Jeep, Alakran se dio vuelta y arrojó algo en dirección a Jeannette.

“AAAAAHHHHH”, gritó ella, pero el objeto pasó al lado de su rostro y se clavó en algo a lo lejos.
Una larga soga salía del brazo de Alakran, conectándose con el objeto que había arrojado.

“¿Estás loco?”, le gritó Jeannette.

Alakran no dijo nada, se encontraba extremadamente serio, y lentamente la soga se fue acercando a él, en la punta tenía algo similar a un puñal.

“¿De dónde sacaste ese Spear?”, preguntó Stryker, “te había sacado todas las armas”.

“Estaba dividido en varias partes en mi ropa, no me cuesta nada armarlo y es muy útil, aunque preferiría mi Desert”.

“Olvida eso, ¿por qué hiciste esto?”, se quejó Jeannette.

“Mira”, Alakran levantó la punta del Spear, había algo clavado en ella, como un pequeño insecto.

“¿Qué es eso?”, preguntó Stryker.

“Ugh”, hizo Jeannette.

“No lo sé, pero no me gusta”.

Alakran arrojó la cosa al suelo, esta parecía una mosca, pero tenía las patas mucho más largas y peludas, y un extraño aguijón debajo de los ojos, del que goteaba un líquido negro.

El vehículo arrancó, y justo detrás de ellos varios insectos como el anterior empezaron a revolotear.

El mercado estaba tan abandonado como todo lo demás, pero la comida seguía en buen estado salvo la que había sido atacada por las ratas, además, las heladeras aun seguían funcionando.

Dalia agarró varias cajas de alimentos deshidratados, latas y algunas botellas de agua, “no agarren nada que no podamos conservar sin frio, no sabemos cuánto duraran los sistemas eléctricos antes de caer”.

“Esto no me gusta”, se quejó Stryker, “se que necesitamos sobrevivir, pero puede haber personas en alguna parte de la zona y si nos llevamos tantas cosas…”.

“Espabílate”, dijo Alakran, “no hay nadie, tendrían que haber aparecido si no, en este momento lo importante es seguir adelante”.

No tardaron mucho en agarrar alimentos en el pequeño lugar.

“Está oscureciendo”, dijo Jeannette.

“Si, me di cuenta”, ¿hace falta decir quien lo dijo?, “este lugar me da escalofríos, vámonos de una maldita vez”.

“MMM”, Dalia se sentía extraña, “algo anda mal aquí”.

“Yo también lo siento”, dijo Stryker.

“¿Nadie nota que hay muchos más insectos?”.

El comentario de Alakran causó que Dalia y Stryker notaran muchas cosas como la de la otra vez sobrevolando por la zona.

“Todos al auto”, gritó Dalia, y rápidamente todos saltaron al mismo.

De una fuerte patada Dalia aceleró con fuerza. Al instante detrás de ellos notaron una gigantesca nube negra formada por esos extraños insectos que se acercaba rápidamente.

“Ve más rápido”, gritó Alakran.

“Esta cosa no puede acelerar mas”.

Stryker agarró una de las armas y empezó a disparar, pero muy pocos de los disparos llegaban a su objetivo.

“Eso no sirve”, Alakran usó su Spear y rebanó a la mitad un montón de insectos en un solo ataque, pero muchos de ellos se quedaban unidos a la soga y la mordían, “estos malditos son fuertes, si uso esto unas tres veces más la cortaran, ¿hay algún lanzallamas por aquí?”.

“No, estas armas las saque de una armería cerca de mi casa, no tenía cosas que no fueran de venta al público general”.

“Eso no suele cambiar la facilidad con la que yo conseguía de esas cosas”.

Dalia dobló en una esquina a gran velocidad haciendo que los demás estuvieran cerca de caerse del Jeep, pero no pudo alejar a los insectos.

“Stryker”, gritó Alakran, “tu vivías por aquí, ¿hay alguna fuente de agua considerable cerca?”.

“Hay un parque doblando en la próxima esquina a la izquierda, tres cuadras mas para allá, tiene un lago en el medio, ¿por qué lo necesitas?”.

“Dalia, acelera hacia al parque”.

“Ya estamos al máximo de velocidad”.

“Pero entendiste lo que dije. Travesti, fíjate si hay granadas entre las armas”.

“No me digas así”.

“OK, POR FAVOR, travesti, fíjate si hay granadas, ¿ahí está mejor?”.

“…, Ya busco”.

“Debería haber una caja de cinco por allí”, dijo Dalia, “¿para que las quieres?”.

“Solo ve al parque y ya”.

Los insectos cada vez estaban más cerca, y los intentos de Stryker para alejarlos no servían de mucho.

Para el momento que el Jeep ingresó al parque los insectos ya habían llegado y comenzaron a picar a Jeannette y Stryker.

“Demonios, ¿dónde está el maldito lago?, ahí”.

Alakran arrojó con precisión dos granadas de las que Jeannette le había pasado y la explosión mojó a todos, matando a muchos de los insectos que no podían volar con las alas mojadas, pero la cantidad seguía siendo grande.

“Esto no sirvió demasiado, todos, arrojen las armas afuera del Jeep”, gritó Alakran.

“¿Qué?”, llegó a responder Dalia.

Antes de que pasara cualquier otra cosa, Alakran había cambiado la dirección del volante y el Jeep cayó directo al lago.
Los insectos dieron varias vueltas y se fueron, luego cuatro cabezas salieron del agua.

“Idiota, ¿por qué hiciste eso?, podrías haber arrojado las demás granadas”, dijo Dalia.

“Prefiero guardarlas por si acaso aparece algo mas grande, ¿que lograron arrojar afuera?”.

Cinco segundos después.

“Malditos idiotas”, gritó Alakran, “solo arrojaron comida y una estúpida nueve mm, ¿cómo esperan sobrevivir sin armas?”.

“Mira, en esa situación hice lo que pude, además, tenemos las tres granadas que te quedaron”, dijo Stryker.

“Oh, claro, con tres granadas y tres cartuchos de balas vamos a sobrevivir contra un ejército de cosas que…, son cosas, eres un maldito genio”.

Mientras tanto, dos figuras se encontraban cerca de allí, una de ellas estaba rodeada de esos insectos, era un hombre con una túnica blanca, pelo negro corto y anteojos de sol.

“MMM, parece que se arrojaron al lago, es probable que hayan sobrevivido”.

La otra figura se mostró, parecía un gigantesco motoquero con el cráneo en llamas al aire, su nombre era Firehead.

“¿POR QUÉ NO HICISTE QUE TUS INSECTOS ESPERARAN?”.

“No te preocupes, el veneno de mis insectos para los hombres es doloroso, pero no mortal salvo que se realicen cerca de cien picaduras, en cambio, a las mujeres les plantan huevos al picarlas, y al nacer salen unos doscientos insectos destrozando el cuerpo del huésped en solo unos pocos minutos”.

“¿PICARON A UNA DE LAS MUJERES?”.

“Si, ellos me dijeron que llegaron a hacerlo…, ahora bien, ¿qué opina Kanh de mis experimentos?”.

“DICE QUE TIENES UN GRAN NIVEL”.

“Gracias”.

“Y POR LO TANTO ERES PELIGROSO”.

“¿Qué?”.

En segundos una cuchilla que colgaba del brazo de Firehead rebanó la cabeza del científico, el demonio luego se subió a una moto y se alejo rápidamente, debía cerciorarse de que sus victimas habían muerto, no confiaba en el Guerrero elegido al que acababa de matar, aunque hubiera prometido ayudarlo a cambio de vivir.

Los insectos se acercaron al cuerpo de su creador, y empezaron a devorarlo.

“¿Te duele mucho?”, preguntó Dalia.

“Si, ay, parece que hubieran querido picarme más a mí que a los demás”, se quejó Jeannette.

“Veremos de pasar por una farmacia, espero que no sea venenoso”.

“¿A ti no te picaron?”, preguntó Alakran.

“No, por suerte no llegaron a mi”.

Así, caminando lentamente, los cuatro se alejaron, Alakran nunca supo que la operación de Jeannette les había salvado la vida, se hubiera reído bastante.

Continuara…

Epilogo: Una mujer abraza a un niño llorando en una habitación oscura mientras canta una canción de cuna, de repente, se escuchan unos ruidos extraños.

La mujer se levanta, pero el niño quiere detenerla, “no te preocupes”, dice ella, “solo son mas de esos seres con cuchillas”.

La mujer sale lentamente por la puerta, aunque su pelo no es completamente blanco se nota que tiene unos cincuenta años.

Se escuchan unos ruidos raros y algunos gritos.

La mujer vuelve a entrar y abraza al niño, entonces sigue cantando.
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Lider de la asociasion Barras de Pescado, unetenos, quiquecomadreja@hotmail.com

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