Hola a todos, aquí les traigo el capitulo numero 7. Quería que el capitulo 7 y 8 fueran el mismo, pero como juntaría los eventos que ocurren en las Catacumbas de Sangre y los Archivos del Kahn, no encontré la narrativa adecuada para contar dos historias que ocurren al mismo tiempo.
Sin mas preambulos, espero les guste este nuevo capitulo. Como podrán ir viendo, sera un fic largo y espero terminar todo esta "etapa" del Outworld en el capitulo 10. Saludos y, como siempre, la retroalimentación es bienvenida.
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CAPITULO 7: El Archivo del Kahn.
Tanya se encontraban caminando por los pasillos de la fortaleza acompañada de su guardia personal y Faran. Los enormes vitrales pintaban sus relucientes colores en el suelo mientras los dos se dirigían hacia una gran puerta vigilada varios soldados y caballeros edenianos. En la puerta los esperaba otro de los capitanes de la resistencia: Kana. Kana era una mujer alta y musculosa, usando un set completo de la armadura de la Orden de los Caballeros Sagrados de Argus, una orden bendecida por el antiguo Dios protector de Edenia que tomaron el manto de proteger a su reino cuando su Dios desapareció. Su armadura era unica entre el resto de la orden, su casco tenía la forma de la cabeza de un león y contaba con un largo penacho rojo. La armadura también contaba con una mayor protección por la larga escarcela que tenía a sus costados y en su espalda. Todo cubierto en un brillante dorado que hacía a su armadura resplandecer con la luz del sol.
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Armadura de Kana (basada en Ornstein de la serie Dark Souls)

– Tanya. – Kana hizo una informal reverencia, colocando su mano derecha en su corazón, como si realmente no quisiera mostrar el respeto que debería mostrar. – Esperamos sus órdenes.
– No perdamos más el tiempo ¿quieres? – dijo Tanya, colocando una de sus manos en su cintura. Kana expreso disgusto ante su presencia, como si realmente no la respetara. – ¿Tu equipo ya está listo?
– La Orden esta lista, tenemos ya a varios hombres dentro de los Archivos.
– Nuestros espías encontraron un escrito que menciona el libro que buscamos, un análisis hecho por Shang Tsung y los Sacerdotes Oscuros. – Tanya le dio el pergamino, desenrollándolo. – Se encuentra en lo más profundo del Archivo, más allá del Laboratorio del Hechicero (Flesh Pits).
– Entendido, mis guerreros entraran ahora. – dijo mientras dio otra forzada reverencia y dándose media vuelta.
Kana parecía mostrar su respeto por obligación. Ella parecía no confiar en la Líder de la Resistencia. Tanya, en cambio, no mostraba el mismo respeto a una capitana de la Orden Sagrada de Argus. Los consideraba inferiores pues ella sabía que no responden ante la Líder de la Resistencia, lo único que comparten es el mismo objetivo: salvara a Edenia, pero los métodos difieren. Faran notaba esto, a un kilómetro de distancia. Últimamente las relaciones entre ambos grupos han sido, molestas por decir poco.
– ¿Qué harás ahora Faran? – pregunto Tanya mientras caminaba de regreso por el pasillo.
– Un grupo de soldados y caballeros entraran a los Calabozos de Sangre a llevarse el cuerpo. – la voz de Faran se agravo más cuando se colocó su yelmo. – Iré apoyar a nuestros hombres y mujeres en las murallas, Reiko y sus hombres han iniciado su ataque.
– Se nos está acabando el tiempo. – Tanya se detuvo en el pasillo. Faran siguió avanzando, pero se detuvo para ver a Tanya. – No me falles Faran, ya sabes que pasara si eso sucede.
Tanya continúo caminado. Su cabello corto y negro se movía al ritmo de sus pasos, que retumbaban por todo el pasillo. Tanya paso al lado de Faran sin voltearlo a ver y a tras de ella lo seguía su guardia personal. Faran se fue por otro camino, reuniéndose con sus hombres que lo esperaban para ir a combatir.
Kana y sus hombres abandonaron la fortaleza, cruzando por la puerta hacia un puente que lleva a las tres torres que componen el archivo. El enorme puente contaba con varias estatuas a los costados, representando a los hechiceros del archivo y, debido a su altura, se podía ver los patios traseros de la Fortaleza, las chimeneas de la fundidora que se encontraba debajo y los puestos de armada. En corto, el archivo era el punto más alto de la Fortaleza. El sol empezaba a mostrarse por las montañas y a lo lejos se escuchaba los gritos de guerra, Reiko había comenzado su ataque y eso significaba que debían apurarse.
Al fondo se encontraba la entrada a la primera torre, construida encima de una montaña a partir de roca, con varias ventanas y decorada en un estilo barroco, un estilo que se diferenciaba del resto de la fortaleza. El Archivo era una enorme biblioteca y estudio, ubicada en las torres más altas de la Fortaleza. Una compleja estructura, con diferentes niveles, escaleras oblicuas que llevan a diferentes áreas y azoteas, salas y columnas de libreros llenos de diferentes pergaminos y libros. Usada por Shang Tsung y los hechiceros del Kahn, aquí el conquistador guardaba los secretos más grandes de los mundos y reinos que conquistaba, todo su conocimientos e investigaciones en las artes oscuras, el control de alma y creación de diferentes criaturas a partir de la magia.
Kana y sus soldados ya habían entrado, enfrentándose a algunos hechiceros que protegían el contenido del enorme Archivo. Los hechiceros, usando largas, decoradas y oscuras túnicas moradas y tiaras triangulares del mismo color. Algunos guardias de la fortaleza también se encontraban dentro del archivo, combatiendo contra la orden de Kana. La orden de caballeros usaba los libreros para protegerse de la magia de los hechiceros mientras avanzaban hacia la torre más alta, con el apoyo de algunos arqueros y de sus propios hechiceros lograban luchar contra ellos a distancia. Los caballeros de la orden lograron subir a los niveles más alto, esquivando la ráfaga de proyectiles que les lanzaban varios hechiceros. Los primeros en subir fueron los arqueros, pues los hechiceros se encontraban dispersos por toda la biblioteca, y dispararon sus flechas, para cubrirlos mientras continuaban avanzando. Los soldados se enfrentaban en un combate de cuerpo a cuerpo contra la guardia de la fortaleza y poco a poco iban ganando terreno.
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Hechiceros del Kahn

Los hechiceros se retiraron y la orden pudo tomar un descanso para cuidar a sus heridos y analizar su situación. Kana ordeno que los arqueros subieran a los puntos más altos acompañados de algunos soldados mientras llevaban al centro a la mayoría de los heridos al igual que un grupo de reconocimiento avanzaran hacia las siguientes torres para analizar el terreno de más adelante.
– Kana. – un hombre usando ropajes oscuros, una túnica con una lisa armadura de cuero negro en el pecho, una capucha y mascara que cubrían su rostro menciono el nombre de la guerrera detrás de ella.
– Alken. – Kana se dio media vuelta y coloco el pomo de su enorme lanza cruzada en el suelo. – Pensé que tu grupo ya se había retirado.
– Envié solo a dos de mis guerreros a darle la noticia a nuestra señora Tanya. – Alken se quitó la capucha y bajo la máscara, mostrando su suave y joven rostro. – El resto nos quedamos investigando ese sector del Archivo.
– ¿El resto de tu grupo está contigo entonces? – Kana le hizo una seña para que lo acompañaran a la salida de la primera torre. – Necesito a alguien que conozca bien el camino a donde necesitamos llegar.
– Creo que habías dicho que no te gustaba fraternizar con la Resistencia Edeniana. –
– No apoyo las ideas de Tanya. – Kana continuaba caminando, sin voltear a ver a Alken que caminaba detrás de ella. – Yo seguía a su padre y la orden trabajaba hombro con hombro para liberar a Edenia. Sin embargo, los tiempos han cambiado, la Resistencia ya no es lo que solía ser.
– Cuidado con las palabras que eliges Kana. – Alken se detuvo, apuntando a Kana con su dedo índice. – Nosotros somos leales a los ideales de Thanos y su hija, Tanya es nuestra líder y si te interpones en su camino, te interpones al camino de toda Edenia.
– Edenianos peleándose entre sí ¿ese es el futuro de nuestra amada Edenia? – Kana se detuvo ante la puerta que lleva hacia las azoteas de la primera torre. – ¿Sabes que yo misma fui la que ofreció nuestros servicios a Tanya? Nosotros somos voluntarios, pero ya no más después de esto.
– Por eso la gente todavía respetaba a tu orden, Argus nos abandonó hace mucho tiempo y ustedes también. Dejar a la Resistencia es dejar a Edenia. –
– Mi misión es proteger y rescatar a Edenia – Kana se dio media vuelta, parecía ofendida por las palabras de Alken. – Esa es la misión de Argus y de toda la orden. –
– Los Dioses no hicieron nada para protegernos. Es hora de que te des cuenta que Edenia les pertenece a sus habitantes, no a los Dioses. –
– Hereje. El pueblo de Edenia abandono primero a los dioses, antes que ellos a su pueblo. – Kana se retiró, dejando a Alken atrás.
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Alken

El grupo de Kana salía por las ventanas de la primera torre para salir a la azotea y de ahí llegar a las de la tercera torre, ahorrándose camino. El camino era amplio, pero seguro, sin hechiceros ni soldados del imperio. Los soldados subían unas escaleras de metal para poder llegar a las azoteas de la tercera torre, cruzando los techos de teja y llegando a los primeros pisos de la última y más alta de las torres. Ahí los esperaban la última resistencia de los hechiceros, los cuales habían creado diferentes trampas mágicas e invocado algunas criaturas elementales. Los guerreros de la orden, sin embargo, los agarraron por sorpresa y obtuvieron una pequeña ventaja gracias a eso, dominando por largo tiempo el terreno. Arken y sus asesinos no se unieron a Kana y su Orden, se quedaron atrás pero no abandonaron el archivo.
La Orden de los Caballeros Sagrados de Argus resulto victoriosa, logrando alejar o eliminar a los hechiceros y guerreros del Archivo. Aseguraron las puertas para evitar que los que todavía estaban en la segunda torre los atacara. Aun así, algunos hechiceros lograban penetrar sus defensas por medio de tele-transportación, pero la orden lograba lidiar rápidamente con ellos. En poco tiempo, el archivo era suyo y Kana avanzo con sus caballeros de élite hacia la bodega donde se encontraba los pergaminos que buscaban. Cuando los hechiceros de la orden lograron destruir el hechizo que protegía a la puerta de la bodega, Kana y sus caballeros entraron.
La bodega era amplia y contaba con dos pisos unidos por una escalera de caracol. La bodega era iluminada por un tragaluz que se encontraba en el techo y candelabros de piso. Todas las paredes de la bodega contenían pergaminos o libros, ordenados delicadamente en los libreros. En el centro del primer piso se encontraba un enorme talismán verde sobre un pedestal y protegido por una tapa vidrio. Kana y sus hombres lo ignoraron y subieron al segundo piso que contaba con un estudio y diferentes herramientas de laboratorio. Los caballeros empezaron a saquear la bóveda del archivo.
Los pergaminos estaban escritos con la letra del Shang Tsung, el hechicero más importante del Kahn, y formaban parte de un estudio completo sobre las almas, sus transmutaciones, y otras aplicaciones. Los pergaminos eran de la más grande calidad y estaban hechos de tal forma que duraran décadas sin algún deterioro, contaba con los rituales y procedimientos necesarios para poder aprender a manipular las almas y usarlas como fuente de poder o control. Kana no lograba comprender la mayoría de los procedimientos que se involucraban, lo que le hacía cuestionarse aún más que es lo que Tanya buscaba lograr con ellos. Kana le dio el pergamino que estaba leyendo a sus caballeros, cuando observo un libro con una funda muy peculiar que uno de sus caballeros había tomado para llevárselo. Kana le pidió que se lo entregara y este se lo entrego sin dudarlo, la funda era rasposa, áspera y completamente negra. El libro estaba sellado y no parecía tener alguna cerradura visible, Kana leyó el título de dicho libro: Necromancia, tomo de las Artes Oscuras. Kana le pregunto a su caballero si este libro era necesario llevárselo, y este asintió, era de los más importantes. Kana se dio media vuelta, dándole la espalda y dejo el libro en el escritorio.
– Este tomo pertenece a la Hermandad de las Sombras, el culto oscuro al Dios Caído Shinnok, señor de la Necromancia y la muerte. – Kana observo sus manos, sentía como si con solo tocarlo sus manos y armadura empezara a corroerse. – Tengo un mal presentimiento ¿Por qué Tanya necesita algo tan oscuro y vil como esto? Déjalo todo aquí, cierren las puertas. Es hora de irnos.
– No estas cumpliendo con tu misión Kana. – Una vos familiar se escuchó detrás de ella y sintió como el filo de un sable se acercaba a su cuello. – Nos llevaremos todo lo que han recolectado tus hombres.
Kana dio media vuelta y vio a uno de sus caballeros, pero sabía que debajo de esa dorada armadura se encontraba Alken, el asesino y espía de Tanya. Todos los caballeros desenfundaron sus espadas y sables, algunos incluso invocaron sus poderes mágicos, iluminando sus manos en un arcoíris de colores relucientes o llamas intensas. Sin embargo, algunos de estos caballeros, hombres y mujeres, apuntaron la punta de sus espadas y sables entre ellos.
– ¿Qué has hecho con mi caballero sucio ladrón? – Kana estaba furiosa y se podía notar en su rostro y tono de voz.
– Tanya estaba en lo correcto en sospechar de ti y tu orden ¿y te atreves a llamarme a mi sucio? – Alken ordeno a uno de los caballeros que cargaran con los pergaminos que habían recolectado.
– ¿Qué has hecho con mis caballeros? – Kana parecía comenzar a perder la paciencia, pues no estaba de humor para jugar los juegos de Alken y Tanya.
– Ellos se encuentran bien, pero no lo estarán si no cooperas y terminas tu misión.
– Es la segunda vez que me amenazas, ni tu ni Tanya se saldrán con la suya. – Kana dio un paso adelante y Alken coloco el filo de su sable curvo en su cuello, rozándolo y cortándolo superficialmente. – No sé qué planean, pero esto termina aquí y ahora.
– Pero si esto esta apenas empezando, este día es el primero en la resurrección de Edenia. – Algunos de los asesinos de Alken que usaban la armadura de la orden empezaron a salir de la bodega, cargando los pergaminos. – No permitiré que tu o nadie logre que alcancemos la paz que tanto hemos deseado.
– Es una declaración de guerra entonces.
Kana, veloz como un rayo, tomo el brazo de Alken que sujetaba el sable y con un fuerte golpe en el pecho, Alken golpeo de espaldas contra uno de los libreros. El resto de los caballeros que seguían en la bodega empezaron atacarse entre ellos, usando tanto sus sables como su magia. La armadura de la orden protegió a Alken del fuerte impacto, pero antes de recobrarse Kana ya había tomado su lanza cruzada y se preparaba para clavársela para matarlo. Alken logro esquivar el ataque por poco, pero Kana lo había previsto y logro conectar una fuerte patada que lanzo a Alken del segundo piso al primero. El asesino encubierto en la armadura cayo en seco, lastimándose sus piernas y brazos, pero rodo justo a tiempo para cuando Kana salto del segundo piso con el filo de su lanza apuntando hacia abajo. Alken se puso de pie, pero en eso tumbo el pedestal que sujetaba el gran talismán verde. La tapa de vidrio que lo cubría cayo y se rompió, pero el talismán permaneció en el aire, flotando y emitiendo unas extrañas pulsaciones. El talismán empezó a elevarse y la energía que desprendía de él era cada vez más fuerte hasta que una onda expansiva tumbo a todos los que estaban en la bodega al suelo. Alken se levantó, aprovechando que todos estaban caídos en el suelo y corrió, Kana se puso de pie para interceptarlo, pero una extraña aura verde la sujeto, impidiéndole moverse. Kana volteo arriba, hacia donde estaba el talismán, pero ahora se encontraba en la mano de una persona cubierta en vendas ya desgastadas de color negro. Partes de su rostro estaban descubiertos, mostrando su piel en descomposición, sus dientes putrefactos y sus ojos de color verde. La extraña persona entonces hablo, pero su voz era como la de miles de almas y personas en sufrimiento, cuyos gritos podían erizar la piel de cualquiera: Nosotros somos Ermac.
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Ermac y la gema en su pecho
