Batalla de los 6 reinos: La Alianza Mortal, completa

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The Shaolin Nun
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Mensaje por The Shaolin Nun » Dom, 26 Feb 2012, 06:48

Muy bueno el capitulo (me tarde en contestar ya que me acabo de percatar que había nuevo). Me dan coraje Tsung y Quan Chi. me gustó como de sus planes perversos pasamos a la solemnidad con los de Raiden y los demas con Liu Kang. Muy conmovedora esa parte, me encantó. y Cage no deja de ser impertinente.


Excelente capítulo! :D
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Future's coming from the past - Who's first and who's last?

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Error Macross
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Mensaje por Error Macross » Lun, 23 Abr 2012, 06:29

Bueno, seguimos con esto. Se que paso muuuucho tiempo, pero me fui de vacaciones, y despues cuando volvi tenia bocha de cosas para hacer acumuladas (aun tengo muchas), empece la facu, y una cosa llevo a la otra, el tema es que recien ahora me di la escapada para seguir este fic. No esperen que prometa que ahora estare mas activo y no se que cosa, porque no creo que pueda cumplirlo, pero bueno, aca hay un nuevo chapter. Hacerlo fue curioso, porque me dio algunas sensaciones raras, y me hizo pensar mucho en el hecho de que estos personajes ya se conocen desde hace muuuucho tiempo, y nada, que se siente como estar escribiendo "American Pie: el reencuentro"( pelicula que no vi y no creo que vea en el corto plazo), pero con personajes de MK, XD.

El anciano y gastado cuerpo cayó sin vida al suelo. Para aquellos que lo habían seguido ciegamente hasta el momento, significaba el fin de una época, si, había sido una época oscura, de poderes gastados y leyendas olvidadas, pero habían luchado para seguir adelante a pesar de las dificultades, para que su clan no fuera olvidado, para ser temidos en cada rincón del mundo como hacia tantos siglos.
Todos dirigieron sus ojos hacia aquel que había arrojado el cuerpo de su líder. Nadie lo miraba con respeto, pero si con vergüenza, porque lo que miraban era aquello que habían permitido existir, aquello que no podían superar, lo único que podía salvarlos, aunque significara una desgracia para todos ellos, eso era su futuro.
El robótico ser no tardó demasiado en empezar a hablar, su voz sonaba lejana, pero todos sabían que una mente capaz se encontraba detrás de ella, y que solo decía mentiras, mentiras que igual iban a creer, porque era todo lo que podían hacer.
“Compañeros del Lin Kuei”, bramó el Cyberninja mientras el metal rojo de su pecho brillaba pese a la oscuridad del templo, “nuestro Gran Maestro ha muerto, agotado por su enfermedad. Es una gran pérdida, si, pero también el comienzo de algo nuevo, de una nueva era para todos nosotros, una era que yo dirigiré, donde nos llevare a la grandeza, donde seremos fuertes otra vez, y todos nuestros enemigos caerán bajo nuestras manos, y así, yo, Sektor, me proclamo el nuevo Gran Maestro de…”.
Su mano había tomado un extraño y curioso Medallón del gastado cuerpo, pero una descarga gélida causó que lo soltara.
“¿Quién osa?”.
Todos los Ninjas observaron al recién llegado, el exiliado, la escoria, aquel que no debía volver, Sub Zero.
“Sektor”, dijo con furia, “has asesinado al Gran Maestro, e intentas hacernos creer que una muerte natural fue la causante, alguien capaz de tal atrocidad, no merece dirigirnos, yo, sexto de la casta de los Sub Zeros, te reto a una batalla para definir quién será el nuevo superior”.
Sektor se irguió expresando superioridad por cada uno de sus poros.
“El hijo prodigo ha vuelto, por lo que puedo ver”, dijo con malicia, “representas una casta obsoleta, algo antiguo, bien, tu muerte servirá para demostrar que las cosas cambiaran para siempre”.
Nadie dijo nada mas, los Lin Kueis observaban, Sub Zero era un traidor, si, pero Sektor tal vez lo era aun mas. Se quedaron quietos, hasta que llegara el momento. El Cyberninja atacó primero.
El guerrero abrió los ojos, vio hacia el horizonte, una isla se encontraba en medio del agua, su barco se acercaba.
“¿Es esa?”, preguntó sin ganas la chica que lo acompañaba.
“Si”, le respondió, “hemos llegado”.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “La alianza Mortal”, capitulo 6: “El cruce”.

Kung Lao entrenaba. Rayden les había dicho que aun faltaba llegar alguien más al lugar antes de irse, pero no podía precisar exactamente quien seria, por lo que solo se dedicaba a lo único que podía hacer. No sabía exactamente qué harían sus compañeros en esos tiempos de espera, pero ninguno parecía tener el estado como para librar una conversación. Fue entonces que vio el barco venir, y se acercó a la costa.
Dos sujetos bajaron del mismo, antes de que este se marchara. De los dos, una era una joven de un extraño cabello similar al hielo, y ropa azul claro, su boca estaba tapada por una máscara Ninja. Su compañero era un hombre algo anciano, de ropa similar, y brazos hechos de hielo puro, parecía alguien de respeto, y por alguna razón, Lao creyó conocerlo, aunque nunca había visto a alguien así.
El guerrero notó su rostro, y por alguna razón parecía verse alegre por encontrarlo.
“Lao, tiempo sin vernos, sabía que los rumores de tu muerte serian falsos”, dijo acercándose.
“Lo siento, pero no puedo recordar quién eres”, se excusó Lao, no sentía maldad en su interlocutor.
“Si, han pasado muchas cosas, lo entiendo, tanto mi cuerpo como mi espíritu han cambiado por ellas, pero supongo que me reconocerás al final”.
“Espera, eres…”.
El sujeto asintió en ese momento, “fuimos aliados muy poco tiempo, pero igual es una alegría saber que sigues aquí con nosotros”.
“Te llevare ante Rayden, supongo que era a ti a quien estaba esperando”.
“Si, siento haber tardado tanto, pero mis nuevas ocupaciones me dificultaron llegar antes”.
A medida que avanzaban, la chica iba con ellos, Lao se dio cuenta que sería una aliada, sino no habría venido con su compañero, pero se veía muy fría y distante, y eso le preocupaba.
Los demás se sorprendieron en gran medida al verlo, era muy diferente a como lo recordaban, pero sabían que sería un aliado poderoso. Este, sin embargo, notó la tristeza y preocupación en los demás, y no se sintió bien.
Cage fue el último en llegar, ninguno de sus compañeros realmente esperaban que hiciera acto de presencia, nadie lo había visto desde el incidente con Rayden.
El anciano guerrero, al verlo, perdió todo acto de serenidad, y le dio un abrazo.
“Cage, no esperaba verte de nuevo”, dijo con alegría separándose de él, “sabía que tenias el poder como para sobrevivir a esa batalla, pero luego de la misma la esperanza en mi se había acabado. Estoy feliz de haberme equivocado”.
“¿Sub Zero?”, preguntó Cage con cierta sorpresa, pero no demasiada.
“Sí, soy yo”, respondió Zero con solemnidad.
“Has cambiado”.
“Lo sé, pero no te preocupes, aunque mi aspecto no lo demuestre, sigo como antes, o incluso mejor”.
“Sub Zero ahora se ha convertido en el nuevo Gran Maestro del Lin Kuei”, dijo Rayden, “y ha cambiado al clan como nunca nadie lo había hecho hasta ahora, transformándolo en una fuerza del bien”.
Casi todos se sorprendieron de escuchar eso, pero se sentían bien de saber que su compañero había logrado lo imposible. Sin embargo, Sub Zero solo se preocupaba por Cage, que se marchó de la sala sin expresar nada. Sus ojos se quedaron viendo hacia la puerta unos largos segundos.
“Gran Maestro”, habló Rayden con respeto, “supongo que querrás rendir tus respetos hacia Liu Kang”.
“Si”, respondió el Ninja volviendo a la situación.
El Dios lo llevo hacia la Sala de los Campeones, la chica los acompañó sin expresar emoción alguna.
Sub Zero observó el cuerpo sin decir palabra, pero un gran peso llenaba su corazón.
“Frost”, le dijo a la chica, que permanecía sin expresar sentimiento alguno, “por favor, déjanos solos”.
“Si, Gran Maestro”, dijo la muchacha, y se fue.
Pasaron varios segundos sin que nadie dijera nada.
“Fue un gran guerrero”, dijo Rayden tristemente, “todos lloraremos su perdida”.
“Este no es momento para llorar, Rayden, una gran batalla se avecina, debemos estar listos”.
“Lo sé”.
“He visto sus rostros, ellos no lo están”.
“No entiendo qué debo hacer”.
“Termina esto ahora”.
“No, la Alianza Mortal es demasiado peligrosa como para tomarla a la ligera”.
“No niego eso, pero estamos yendo al matadero”.
“Si los esperamos, podría ser peor que cuando Shinnok y sus fuerzas invadieron”.
“No, estamos más preparados, el Lin Kuei ahora está en el bando correcto”.
“Ya la decisión está echada, iremos, ¿vendrás con nosotros?”.
“Si, iré, pero recuerda mis palabras, ellos aun no están listos para esto”.
Sub Zero abandonó la sala, dejando a Rayden solo.
El Dios sabía que el guerrero tenía razón, ¿pero qué podía hacer ahora?, nada, la suerte estaba echada, y si era necesario, haría eso. Y cada vez estaba más seguro de que tendría que tomar esa decisión.
La extraña chica conocida como Frost permanecía en la sala, cercana a Sonya, que parecía cerrada en su mundo. En el otro extremo, Lao, Jax y Kitana discutían acerca de lo que podrían llegar a encontrarse en el Outworld.
“¿Qué te sucede?”, rompió el silencio Frost, su voz era gélida y distante, “pareces un perrito enfermo”.
“No me molestes”, fue todo lo que respondió Sonya.
“Tal vez tus compañeros sean unos inútiles, pero al menos parecen tener espíritu de pelea, es posible que maten algunos enemigos antes de caer, ¿qué puedes ofrecer tu?”, Frost esperó una respuesta que no llegó, “¿estás tan feliz en tu miseria que no quieres responderme?, no eres más que basura, serás la primera en morir”.
“Dije que no me molestes”, gritó Sonya levantándose, pero antes de que pudiera llegar a hacer algo mas, Frost había generado una daga de hielo.
Fue entonces que Sub Zero se colocó entre ambas.
“Frost, ¿qué significa esto?”, dijo con furia, la daga se había clavado en sus brazos, rompiéndose sin hacerle nada.
“Ella fue la que me provocó”, dijo la chica de hielo.
“Cuida tu lengua”.
Frost retrocedió, “lo siento, Gran Maestro, no volverá a pasar”.
“Bien”.
Frost se marchó hacia la pared contraria, sentándose allí, mientras Sonya hizo lo mismo en la que ya estaba, Jax se acercó a Zero.
“En el estado en que Sonya está, sé que no fue la causante”, le dijo por lo bajo, “esta chica podría ser un problema”.
“Jax, no diré nada porque te respeto y ya hemos peleado juntos en el pasado, pero tengo mis razones para que esa chica este aquí, así que deja que ese sea mi problema”.
Jax no dijo nada mas, fue en ese momento que Rayden apareció en la sala.
“Ya estamos listos, es hora de irnos”.
Los guerreros se reunieron afuera, no eran los únicos que estaban allí. Fujin, Dios elemental del Viento, y actual protector del Earthrealm, los acompañaba.
“Rayden, déjame que los acompañe, sería una gran ayuda”, pidió Fujin con firmeza.
“No, hermano, quédate aquí. Si fallamos, debes estar para hacer frente a las consecuencias. Yo te confié el Earthrealm, y sé que podrás protegerlo, pero no participes de una venganza”.
Fujin no dijo nada más, y al instante, combinó sus poderes con los de Rayden, abriendo un portal. El cielo se oscureció en ese momento.
“Guerreros”, dijo Rayden a sus compañeros, “una vez que crucemos este portal, no volveremos hasta que obtengamos la victoria, esta es su última oportunidad para cambiar su opinión”, nadie dijo nada, “bien, partamos entonces”.
Atravesaron el portal lentamente, y al llegar al otro lado, se sorprendieron en gran medida. Aunque el cielo se veía tan amenazador como siempre, a su alrededor se formaba un tranquilo y simple bosque. No solo la oscuridad domina el Outworld, retazos de su hermoso pasado siguen con vida.
“¿Dónde está Lao?”, preguntó Jax al notar la ausencia de su compañero.
“Se encuentra en este reino, si, pero en un lugar distinto, el tiene otras cosas que hacer ahora”.
Kung Lao se encontró en medio unas gigantescas montañas, el frio dominaba todo, pero se esforzaba por soportarlo. Una figura encapuchada se le acercó, al quitarse lo que cubría su rostro, se vio el de un hombre afable de gran peso, y prominente barba.
“Bienvenido, Kung Lao, es una alegría verte, ven conmigo”.
“Maestro Borraicho, es un gran honor para mi persona…”.
“Ahórrate los saludos, debes descansar y cuidarte del frio”.
“¿Descansar?”.
“Si, tu entrenamiento comenzara mañana”.
“Pero aun es de día”.
“Descansa”, el aspecto del maestro se veía siniestro de repente, “si no, morirás”.

Continuara…

Avance: Que comiencen los juegos.
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Mensaje por Phyro » Jue, 24 May 2012, 20:18

Perdon por mi atraso en comentar, pero como siempre, un buen escritor crea obras de arte. lei los dos ultimos caps, y de verdad me gusto la forma en que demostraste los sentimientos de dolor e impotencia de no haber salvado a liu kang. tambien me gusto el flashback de Sub Zero y su subida al Puesto de Grand master, pero esperaba una pelea grossa, pero no importa, excelente ambos.
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Mensaje por Peter » Mar, 26 Jun 2012, 20:27

Tiempo sin pasarme por aca y aproveche que tuve hoy el dia libre para ponerme al dia. Sigo pensando que eres de esos escritores que mejoran con el tiempo. Me encanta como expresas los sentimientos de Cage y Sonya por ejemplo, especialmente del primero. Espero no demores mucho para el siguiente cap.
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Mensaje por Error Macross » Sab, 28 Jul 2012, 08:15

3 meses, casi todo el tiempo que estuve estudiando para la facu y demas, quien lo diria, pensaba que habia pasado mas tiempo, pero bueno, aqui tenemos un nuevo capitulo, y seguimos con la improvisacion, recien revise que onda al terminarlo, y vi que lo canon mucho altera lo que escibi, me vale, XD.

En medio del bosque, dos figuras salieron grácilmente saltando entre los árboles, una chica y un chico, la cacería había salido perfecta, y llevaban varios ciervos para alimentar a su pueblo, reían con alegría, todo iba perfecto.
Entonces el chico arrancó una gran rama, y se la arrojó a la chica, que la esquivó fácilmente, pero se retrasó.
“Oye, no vale”.
“Nadie dijo que no pudiera hacer eso para ganar”.
“Ah, lo pagaras caro”, la chica siguió riendo, y empezó a acelerar hasta pasar a su compañero.
“Hey, sí que vas rápido”, este también aceleró, hasta que eventualmente por estarla viendo chocó contra un árbol.
La chica rió estrepitosamente, el chico se levantó, y se sobó la cabeza, posiblemente la saldría un chichón.
“Si, es muy gracioso, Li”.
“Oh, vamos, Fao, no seas tonto, vamos, o nuestro padre se enojara si tardamos tanto, espero que puedas alcanzarme”.
“Niña tonta”, Fao se levantó con dificultad, y vio que su hermana menor se quedaba como absorta observando algo a lo lejos, “¿qué pasa?”.
Pero ya tuvo una idea antes de llegar al lugar, una gran cantidad de humo subía a los cielos. Y al ver por el precipicio, debajo, su pueblo, estaba en llamas.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “La alianza mortal”, capitulo 7: “Historia de dos hermanos”.

“Vamos, no te escapes”, le gritaba el pequeño Fao, “sino madre se enojara conmigo”.
La niña no le hizo caso, y se reía mientras corría entre las mujeres que llevaban mercadería por las calles del pueblo, haciendo que muchas se tropezaran, teniendo cuidado para no tirar sus pertenencias. Su hermano pedía perdón sin detenerse, sintiendo una gran vergüenza.
“Li, me estás haciendo quedar en ridículo”, gritó enojado, pero la niña seguía riendo, hasta que lo vio.
El hombre estaba de frente a ella, su mirada seria acompañado de un rostro fuerte, portando una pequeña barba oscura. Se quedó viéndola sin que nadie dijera una palabra, hasta que finalmente se fue.
La chica no podía moverse, y al final su hermano la alcanzó.
“Hasta que al fin llego, no vuelvas a hacer eso”.
“Él estaba enojado”.
“¿De quién hablas?”.
“Nuestro padre”.
Fao se entristeció al escuchar eso.
“No importa, vamos”, dijo finalmente.
Los años pasaron, Fao se hizo un nombre entre los guerreros del pueblo, sus capacidades para el combate eran enormes, manejaba el Bo como ningún otro, y dominaba un estilo único con una gran velocidad en las piernas, movimientos certeros y veloces, y a la vez bellos. Sus facciones se hicieron esbeltas y firmes, y sus músculos se marcaron en cada parte de su cuerpo sin llegar a extremos, convirtiéndolo en un galán entre las mujeres, pero había una que siempre le causaba problemas cuando volvía a casa.
“Dale, Fao, a que no me ganas esta vez”, le instó su hermana. Ella también había crecido, aunque aun no llegaba a la mayoría de edad. Su cuerpo ya se había desarrollado, y sus atributos se encontraban muy marcados, aportaba mucho que ni siquiera se preocupara por ocultarlos en ningún momento, usando ropas mínimas siempre que le fuera posible.
“Li, sabes que no puedo perder el tiempo contigo”, le respondió serio Fao, “ahora soy un guerrero de elite en la aldea, no tienes oportunidad contra mí”.
Un pedazo de barro se le estrelló en la cara, y la risa de Li Mei fue todo lo que escuchó.
“Bien, tú te lo has buscado”.
Fao saltó al combate al instante, y Li respondió. Pero aunque el choque de movimientos era hermoso y continuo, no tardó en darse cuenta que él no estaba peleando con toda su habilidad, y le molestaba.
“Hey, hermano, vamos, se que puedes más que esto”, replicó enojada.
“Esto es más que suficiente, tienes un nivel muy alto para tu edad”.
“En serio, quiero que pelees con toda tu fuerza”.
“De acuerdo”.
Fao hizo un movimiento con mucha más velocidad que fuerza, y terminó tirándola al suelo de una barrida que su hermana no pudo prever, luego apuntó con furia hacia el cuello de la caída, con su brazo, pero se frenó a último segundo.
“¿Ves?, estas lejos, querida hermana, muy lejos”.
En ese momento Li Mei logró barrerlo, dejándolo en el suelo a él, y cambiando la situación.
“¿Eso crees?”.
“¿Cómo…?”.
“¿Qué significa esto?”.
Ambos se sobresaltaron, y vieron a su padre, ahora ya con su pelo y su barba de color blanco, pero la misma mirada de siempre.
“Que deshonra que significa todo esto”, dijo una vez se hubieran encontrado en la sala principal, sin contenerse, “mi hijo, un guerrero del más alto nivel, peleando contra su hermana”.
“Perdona, padre”, se excusó Fao, “no volverá a pasar”.
“Y así lo espero, eres joven, aun no comprendes como son las cosas, valora más el cargo que tanto te costó obtener, o lo perderás sin darte cuenta”.
Li Mei se sorprendió, las palabras eran fuertes, pero no tantas como cuando se dirigía a ambos.
“Y en cuanto a ti”, continuó, sobresaltando a la chica, “una dama no debería hacer eso, tu lugar no se encuentra en el campo de batalla, ni vestida de esa forma. Tu hermano ya tiene la edad para defender tu honor en mi lugar, pero si alguna vez llegara a perder contra otro guerrero por ti, te convertirás en la mujer del mismo, y espero que demuestres la importancia de nuestra familia una vez allí”.
El padre no dijo más, y se levantó, dejando a ambos solos.
“Lo siento, hermano, fue mi error, no pensé que…”
“No”.
“¿No qué?”.
“Al pelear contra mí, has demostrado tu valía. Tu lugar está en el campo de batalla, no como mujer de algún inútil. De ahora en mas, hermana, luchare por ti, y me asegurare de no perder nunca contra nadie”.
“No durara por siempre eso”.
“No importa, que venga el mismo Emperador si así lo desea, no perderé. Y mientras, te preparare para tu verdadero destino, y alguna vez podrás mostrarle a padre la verdad que se encuentra en ti. A partir de mañana, entrenaremos”.
Y así fue, cada día, cuando el sol recién salía, Fao Mei y Li Mei, se dirigieron al bosque cercano a su aldea, entrenando con fuerza y decisión. Al principio para la chica era muy difícil lograr estar a la par de su hermano, pero el esfuerzo obtuvo su resultado a medida que el tiempo avanzó, hasta el punto de que sus niveles se equilibraron.
Li Mei nunca supo manejar el Bo correctamente, pero aprendiendo por su cuenta, logró dominar un arma terriblemente letal y peligrosa, lo que potencio aun más sus habilidades.
Y fue así que se llegó a este día.
“¿Qué significa esto?, no lo entiendo”.
“Ahora no es tiempo de llorar, nos necesitan allí abajo”, dijo Fao firmemente, y su hermana asintió.
La aldea se estaba prendiendo fuego, diversos guerreros, en su mayoría humanos, deambulaban por la misma, ninguno presentaba alguna característica que lo relacionara con algún ejercito o grupo, parecía un ataque surgido del mero azar. Aunque la aldea era famosa por sus soldados, muchas veces enviados en grandes cantidades para formar parte del ejército del gran Kanh, ahora, estaban siendo derrotados sin problemas.
Fao y Li Mei defendieron a muchos de sus amigos y conocidos, pero pese a todos sus esfuerzos, a su alrededor el suelo se llenaba de cadáveres de sus compañeros, o en su defecto, eran capturados.
“No sé donde esta nuestro padre, sigue siendo un gran guerrero, seguro es quien dirige a nuestros soldados, aunque es raro no verlo en el campo de batalla”.
“Iré a ver a nuestro hogar, quédate aquí”.
“De acuerdo”.
Li Mei fue corriendo, pateando enemigos sin problemas, en general no necesitaba dar dos golpes para que estos quedaran fuera de combate, y llegó hasta su hogar.
Abrió la puerta rápidamente, pero solo había oscuridad, parte del lugar se había derrumbado trabando las ventanas, y el humo se había acumulado en gran medida.
“¿Padre?, ¿estás aquí?”.
Un extraño brillo rojo la puso a la defensiva, unos brazos llegaron hasta ella, pero pudo cubrir el golpe. Pero su enemigo era rápido, y golpeó su cuello antes de que se diera cuenta. El movimiento había sido astuto, Li Mei inhaló una gran bocanada de aire, el humo la hacía toser, pero igual no iba a flaquear. Dio una patada, sintiendo la quijada de una persona sobre su pie, mientras caía al suelo, el humo se disipaba en el proceso.
Su enemigo tenía una plancha metálica cubriendo la mitad de su rostro, se lo veía sucio y desgarbado, vestía como un mercenario, al igual que los demás atacantes, pero su rostro no pasaba desapercibido para la chica.
“Kano, eres uno de los generales del Emperador, ¿qué significa esto?, nuestro pueblo siempre fue fiel a tu amo”.
“Parece que las noticias no han llegado, jovencita”, sonrió el susodicho, mientras se levantaba masajeando su mandíbula, “Kanh ya no manda aquí, y a los nuevos dirigentes tu pueblo les parece lo suficientemente capaz para el incipiente rubro de la esclavitud”.
“Entonces, todo esto fue una farsa, desde el principio”.
“Claro, hay que guardar las apariencias, mala suerte que no podrás contárselo a nadie”.
Kano lanzó una esfera de energía de su mano, ya se había dado cuenta que esta chica no era alguien a quien tomar a la ligera. La misma esquivó con una pirueta, pero solo logró que su enemigo aumentara la copiosidad de su ataque. Cada vez le costaba más esquivarlos.
“¿Dónde estás, padre?”, gritó desconsolada, atravesando las puertas de la casa durante un breve segundo de respiro, “te necesito, padre, necesito tu fuerza”.
Al abrir una de las habitaciones, se le heló la sangre, el cuerpo de Pai Mei, quien hubiera sido su padre, se encontraba muerto en el suelo, desde esa distancia ni siquiera podía ver cual había sido la causa, ya que no parecía presentar heridas graves, pero el simple hecho de ver esos ojos tan firmes y decididos, desorbitados y mirando a la nada, fue suficiente para que se quebrara.
“Que sorpresa, ¿no?, no esperaba que fueras la hija del jefe, así nos serás mucho más útil”.
Kano se acercó a Li Mei, pero entonces esta se dio vuelta, sus ojos cubiertos de lágrimas demostraban la más pura y destructora furia, y antes de que siquiera el ex criminal se diera cuenta, ya había tomado un par de sais que descansaban en su espalda.
“Bastardo, pagaras por esto”.
“¿Acaso crees que…?”.
Kano no tuvo tiempo de terminar la frase, con un ágil movimiento, la chica había logrado hacerle un corte en el rostro con una de sus armas, sin darle siquiera tiempo de pensar en esquivarlo, luego continuó con más y más ataques, pero Kano ya estaba preparado, y los esquivó, hasta dar un puñetazo. Que igual no llegó a destino, la chica había logrado esquivarlo por el costado, y de una patada lo envió al suelo, para luego arrojarle uno de sus sais.
Kano logró frenarlo con la mano, y con gran enojo, lo quebró en pedazos, se suponía que esto iba a ser fácil. Li Mei ya estaba golpeándolo para cuando terminaba de pensar eso, el arrojar el sai había sido solo una tapadera, el otro ya estaba atravesando la carne de uno de los brazos de Kano.
“Maldita perra”, Kano intentó golpear una vez más, pero solo lograba el mismo efecto. Solo que esta vez un pequeño rayo laser salió de su ojo bionico, quemando la mano de Li Mei levemente, haciendo que soltara su arma. La chica no se frenó, ni por el dolor ni por el hecho, pero Kano ya había embestido con un puñetazo sobre su rostro. No se quedó ahí, siguió golpeando, pero pese a esto, la chica aun lo miraba firme.
“Ya muérete de una vez”, gritó Kano, hasta que finalmente Li Mei no se movió mas.
La mente de la chica desvarió en el mundo de los sueños, vio el rostro de su padre, tanto en vida, como en muerte, y vio a su hermano, quien sabe que le habría pasado, o a su madre, posiblemente muerta también, nada quedaba de aquello que había vivido, más que cenizas, cuerpos sin vida, y unos pocos sobrevivientes sin deseos de seguir adelante.
Y entonces abrió los ojos.
Se encontraba en una habitación no muy ostentosa, pero dentro de todo mejor que la que muchos de sus conocidos poseían. La cama no era perfectamente cómoda, pero cumplía su función. Se levantó, alguien había cambiado sus ropas por un simple camisón, pero las mismas seguían estando, colgadas de una silla, no había sangre en ellas, y se veían en perfectas condiciones. Se cambió rápidamente, y como si fuera una señal, cuando se preparaba para irse, la puerta se abrió.
Su primera reacción fue atacar a lo que sea que ingresara en el cuarto, pero una barrera invisible la frenó.
“Te dije que era impulsiva”, se enojó Shang Tsung, “no nos sirve”.
“Como siempre, ignoras lo que un potencial guerrero puede realizar”, sonrió Quan Chi, como siempre, su actitud desconcertaba a su compañero.
“¿Qué…? ¿Qué es esto?”, preguntó la chica como si aun estuviera dormida.
“Ah, joven Li Mei, permítenos presentarnos, yo soy Quan Chi, y él es…”.
“Shang Tsung, no me es desconocido”.
“Bien, eres una señorita informada”.
“¿Qué quieren de mi?, ¿acaso no han tomado ya todo lo que querían de mi gente?”.
“Si, debo decir que honestamente tu pueblo ha resultado muy trabajador, es una alegría tenerlos aquí”, la chica parecía dispuesta a saltar a le menor oportunidad, aun mas luego de escuchar eso, “pero no importa ahora, hablemos de negocios”.
“¿Negocios?”.
“Si, negocios…, lo que hiciste durante el asedio, fue realmente sorprendente, no esperábamos encontrar guerreros tan poderosos en un pequeño sucucho como ese, más allá de tu padre, hay muchas leyendas sobre su nombre”.
“Se directo, ¿de qué hablas?”.
“Has dañado a Kano”, Shang Tsung intervino, con voz firme, a él no le gustaban los juegos, “ya de por si eso es una gran hazaña”.
“No me uniré a ustedes”.
“No te estamos pidiendo eso”.
“Espera, Tsung, déjame a mí”, habló tranquilamente Chi, “dentro de poco organizaremos un torneo para inaugurar oficialmente nuestro gobierno sobre el reino, estaríamos interesados en verte participar”.
“Ni lo sueñes”.
“No dirías eso si supieras que es lo que obtendrá el ganador”.
“¿Qué?”.
“Aquello que mas desee, si se encuentra en nuestro poder dárselo”.
“¿Lo que más desee?”.
“Si, incluso…”.
“¿Liberar a mi pueblo?”.
“Creo que lo estas entendiendo. Serás la única que representara a tu poblado, espero que eso no te resulte molesto”.
“No, no lo hace”.
“Bueno, tendrás tiempo para pensarlo, puedes quedarte aquí todo el tiempo que desees, y además, tenemos un pequeño regalo para ti”.
En ese momento, una extraña sombra se movió como brea, formando al ninja Noob Saibot, que llevaba una extraña caja, y la abrió.
La chica se sorprendió, eran unos sais, pero no como los que usaba normalmente, estos eran mucho más brillantes, y con el mero hecho de tocarlos, se sintió poderosa.
“Espero que los disfrutes, pertenecían a la princesa Mileena”.
“Eso no puede ser, el metal del que estaban hechos era rarísimo, se supone que ella fue enterrada con ellos”.
“No te creas, puede que sea raro, pero para los dirigentes del Outworld, nada realmente lo es, ni para el Emperador, ni para la Alianza Mortal, que te quede claro, esperamos tu respuesta para mañana”.
Quan Chi y Shang Tsung abandonaron la sala lentamente, Noob Saibot simplemente ya no estaba allí.
“Esperen”.
“¿Qué pasa?”, preguntó Quan Chi.
“¿Y mi hermano?”.
“Está muerto”, respondió secamente Shang Tsung, “no tienes por qué preocuparte por él”.
Los hechiceros dejaron sola a la chica, que agarraba con furia las armas, no mas lagrimas, ¿un torneo?, bien, ella saldría victoriosa, a cualquier costo.

Continuara…

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Mensaje por Peter » Lun, 30 Jul 2012, 01:02

Por suerte yo no tuve que esperar tres meses porque lei los anteriores tarde xD
Pero hey no te demores tanto! Porque va genial, no importante que tanto se separe de la historia original, tu siempre sabes armar bien tramas locas.
Espero el siguiente cap.
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Mensaje por Error Macross » Dom, 16 Sep 2012, 19:48

Que feliz estoy de haber podido escribir esto, fue como que los ultimos dias estaba teniendo unas conmociones escritoras tremendas, hasta el punto de que me podria haber pegado un tiro si no escribia (bueh, no tanto, pero realmente tenia muchas ganas), y empece a tirar ideas por todos lados de cosas que se vienen y que quiero podes escribir ya ya, y bueno, al final pude avanzar un capitulin con la trama, y eso que se vienen los examenes (SHIT), este capitulo tiene la curiosa caracteristica de que en gran parte fue muy improviso, yeah yeah, XD, pero bueno, comence a flashear, y salio esto. Jojojo.

Rayden observaba el firmamento, y sus ojos se perdían en la línea del horizonte.
Sus recuerdos lo invadían, esos segundos que fueron años, en los que supo todo, en los que era el todo, y en los que no podía comprender nada, el sentirse así era tan asombroso, pero no sentía poder por ello, no sentía nada, y es que él era el todo, y la nada.
“Rayden”.
La voz devolvió al Dios al presente, al templo en el que se encontraban, y al rostro de Jax que lo observaba con leve temor.
“Perdona mi ensimismamiento, ¿qué deseas?”.
Jax se tomó el tiempo para armar las palabras.
“Rayden, entiendo que nos has traído aquí para esperar a que el entrenamiento de Lao concluya, pero sabes que la verdadera razón por la que Sonya y yo vinimos en primer lugar fue para localizar a dos de nuestros compañeros perdidos”.
“En efecto”.
“Nos gustaría poder partir a buscarlos, si no te molesta”.
“No, lo entiendo, pero recuerden que solamente han visto una pequeña parte del Outworld, puede haber grandes peligros mas allá de su imaginación en cualquier lugar”.
“Lo sabemos, y gracias”.
Jax y Sonya se fueron alejando, Sub Zero ofreció su ayuda, pero el mayor la rechazó.
“En estos momentos eres en el que más confió por aquí, Jonny no está bien, y Rayden oculta algo, pero no puedo determinar que, convendría que te quedes aquí para asegurarte de que no suceda algo malo”.
“Lo mismo podría decir de ti”.
“Gracias por los halagos, Zero, pero créeme, no es lo mismo”.
Kitana observó a los dos que se iban alejando, y luego a Rayden, pero no encontró comprensión en su rostro.
“Padres, hermanos, ¿por qué siguen distanciados?, ¿no se dan cuenta que así no logran nada?”, pensó el Dios, pero no hubo respuesta.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “La Alianza Mortal”, capitulo 8: “Que comiencen los juegos”.

“Debo decir que estoy algo decepcionado, solamente ocho participantes en el torneo”, se lamentó Quan Chi.
“No veo que es lo que te sorprende, los Tarkatans no valoran esta clase de competencias, lo consideran un insulto a las guerras y a la muerte en el campo de batalla, los Shokans siguen sin definir qué decisión tomar tras la muerte de Goro, los centauros no nos han jurado fidelidad todavía, y son inteligentes como para notar que algo no cuadra aquí, y los humanos tienen bien marcado que son la especie más débil del reino, no se arriesgarían”.
“Lo que nos deja solamente a los raros, si, lo entiendo, pero pensé que ofrecer cualquier cosa a nuestro alcance como premio los convencería”.
“No creo que confíen en nuestra palabra, o en el potencial que tenemos”.
“Además, Li Mei es la única dama que participara, me cuesta creer que Kanh haya llegado tan lejos con un pensamiento tan retrograda y machista, en el Netherrealm no teníamos problema en tener hembras en el ejercito, de todas formas, realmente no hay onis hembras, ya que de por si no es una especie que presente reproducción, aunque he oído de ciertos casos que…”.
“En serio, detente, odio cuando empiezas así”.
“Perdona, es solo que es una lástima que no hayan quedado grandes guerreros a nuestra disposición, como Reiko o Reptile, y escuche que el tal Ermac era todo un espectáculo”.
“Mandarlos al torneo hubiera sido una perdida inútil”.
“No sé si comprendes el poder del ejercito del Rey Dragon”.
“Me cuesta creer que sea algo tan poderoso que nos haya llegado regalado”.
“Si, lo entiendo, pero no te preocupes, las cosas irán mejor cada vez, lo veras”.
Shang Tsung ignoró a Quan Chi, lo que le preocupaba era que en la lista, uno de los participantes figuraba como anónimo, participar con un nombre falso era algo muy sencillo, su compañero ya se había quejado de que el Outworld no tuviera ningún medio de identificación, pero ese hecho hacia ridículo figurar de esa forma, no había necesidad alguna, salvo que quisiera llamar la atención, y lo había logrado.
Li Mei tragó saliva con temor, los demás participantes del torneo se veían impresionantes, llevaban varias horas en una sala muy lujosa, con una mesa abarrotada de manjares que ninguno había tocado, colocados de manera que lucieran perfectos. Lo único que arruinaba el efecto hipnótico de la habitación, es que curiosamente no había ninguna puerta ni ventana a la vista.
“No te asustes, tienes un gran poder”.
Li Mei se asustó al escuchar esas palabras, y se puso a la defensiva con sus Sais, pero sorprendentemente, el que le hablaba tenía el aspecto de un chico común y corriente, de pelo rubio, y mirada tranquila.
“Perdona si te sobresalte”, se excusó con voz dulce, “mi nombre es Faired, ¿y el tuyo?”.
Li Mei titubeó, pero no sentía maldad en su enemigo, “Li Mei”.
“Es un honor conocerte, Li Mei, es curioso que una dama decida participar en esta competencia”.
“¿Por qué me dices esto?”.
“No quería ofenderte”, Faired le hizo una reverencia, “es solo que me sorprende”.
“Tu tampoco pareces un guerrero”.
“Si, admito que tiene razón, pero no es necesario tener aspecto para serlo”.
Li Mei dirigió su mirada a los distintos participantes, la mayoría tenían un aspecto fiero y mortífero, uno parecía un ogro gigantesco de grandes músculos, otro vestía una armadura negra como la noche llena de protuberancias y pinches, y había un sujeto gigantesco con bandas de cinta negra cubriendo su cuerpo, a excepción de unos ojos amarillos y unas horribles garras agrietadas. El único que no la superaba en tamaño, era un ser grotesco flacucho y de piel de un color blanco pálido, que se mantenía oculto en una esquina.
Pero al ver a Faired, por alguna razón no notó que fuera más débil, pero igual no se quería confiar de su persona.
En ese momento uno de los muros de piedra se abrió, y entró Kano con cara de desgano.
“Bien, perdedores, es el momento de salir afuera”.
En ese momento, del suelo salió una figura hecha de barro, de gran tamaño y potentes brazos, y se sumo al grupo, avanzando hacia afuera.
Li Mei tuvo que taparse el rostro, ya que el cielo estaba brillante, ¿cuánto hacia que el Sol no salía en el Outworld de verdad?, mucho tiempo, pero eso no hacía que las cosas se vieran mejor.
La pequeña tarima se encontraba rodeada por muchas gradas en las que se observaban seres de todas las especies que ella hubiera conocido alguna vez, y más aun, muchos observaban entretenidos la situación, otros simplemente toqueteaban a unas hembras que se encontraban con ellos, o comían con voracidad sin temor a mancharse. La mayoría vestía ropas de telas suaves y finas, y portaban joyas brillantes de hermosos colores, pero en la parte de atrás, bien arriba, se veían algunos que vestían ropas de campesinos, y había unos cuantos soldados.
“¿Qué es lo que esperan ver aquí?”, se preguntó Li Mei, fue entonces cuando Shang Tsung y Quan Chi subieron a una tarima cercana, que intentaba verse ostentosa, pero no resaltaba demasiado. Ambos hechiceros portaban largas túnicas, que aunque galantes, quedaban opacadas por las de algunos de los espectadores.
“Damas y caballeros del Outworld”, habló con solemnidad Quan Chi, “han llegado aquí con el deseo de disfrutar de un gran espectáculo, y créanme que eso es lo que tendrán, los guerreros más poderosos del reino están aquí, con el objetivo de obtener su más preciado deseo. Pero no les será fácil, tendrán que vencer a sus oponentes, y solo el mejor sobrevivirá y podrá llevarse el premio, que de inicio el Mortal Kombat de la Alianza Mortal”.
Aunque los gritos fueron escasos, la mayoría de los visitantes se veían entretenidos, y eso ya era más que suficiente, si los combates resultaban atractivos, grandes posibilidades se abrirían, la Alianza Mortal llegaría lejos.
“El orden de los combates ya ha sido definido”, Shang Tsung no parecía tener la misma soltura que Quan Chi para hablar, pero no se debía a falta de capacidad, sino más bien porque no disfrutaba de la situación, pero casi nadie lo notó, “el día de hoy se celebraran los cuartos de final, en que cada uno de los ocho participantes se enfrentaran uno contra uno, hasta que solo queden cuatro”.
“¿Ocho participantes?”, se preguntó Li Mei, solo había siete en ese lugar, ¿otro estaría oculto también como el de barro?
“Y el primer combate, será entre Li Mei, hija del gobernador de la aldea Guai Mei, destruida recientemente”, Li Mei no pudo evitar su enojo al escuchar eso, “y Frozen, venido de las montañas del Ocaso”.
Li Mei se sorprendió al escuchar eso, ese lugar quedaba muy lejos de su pueblo, y tenía entendido que nadie vivía allí. El sujeto pálido fue quien subió a la tarima, sus huesos se marcaban con cada movimiento, y prácticamente arrastraba los brazos, que eran muy largos, la chica subió sin saber que esperar.
“Comiencen”, gritó Shang Tsung.
De los brazos de Frozen unas extrañas cuchillas salieron, y se dirigió hacia Li Mei, que ni siquiera había tenido oportunidad de verlo bien, y saltó hacia el costado para esquivarlo. Su oponente era veloz, y no tuvo problemas en cambiar de dirección sin bajar la velocidad. Los abucheos comenzaron al poco tiempo, mientras Li Mei seguía esquivando, eso no serviría mucho tiempo más, así que saco sus sais frenando las cuchillas, preferiría no haberlo hecho.
Recién en ese punto había notado que su oponente no tenia parpados, y sus ojos la observaban fijamente con las venas rojas y marcadas, mientras que sus labios se encontraban cosidos de manera horrible, pero lo peor, es que las cuchillas no eran cuchillas, ni siquiera eran como las blades de los Tarkatans, eran huesos, que salían de sus propios brazos.
Li Mei comenzó a notar que algo extraño se movía dentro del pecho de su oponente, pero no tuvo tiempo de escapar. Las propias costillas crecieron hacia afuera del cuerpo, y se clavaron en sus brazos, haciendo que soltara sus sais por el dolor, y se alejara. Estaba sangrando, pero sus heridas no eran mortales, ni siquiera eran realmente graves, pero por la manera en que la atacó, su enemigo tal vez podría incluso matarla sin problemas.
Los huesos de Frozen volvieron dentro de su cuerpo, y el sujeto dobló su encorvado cuerpo, acercándose a la sangre en el suelo, y usando sus manos, la pasó por su piel. El líquido desapareció al instante, y por unos segundos, pareció que su epidermis había cambiado de color. Los gritos de júbilo resonaron entre la multitud.
“Maldito bastardo”, Li Mei fue hacia él, sin armas, y dolorida, pero dispuesta a todo, pero antes de llegar, Frozen levantó sus manos, y sus propias venas salieron hacia afuera de su cuerpo, amarrándole los pies, y causando que cayera. El golpe hizo que su boca y su nariz comenzaran a sangrar.
Las venas se injertaron dentro de la piel de la chica, causando que gritara y que se olvidara del dolor en las otras partes de su cuerpo, mientras sentía su sangre siendo absorbida. Aunque su oponente prácticamente no podía expresar emociones en el estado deplorable que se encontraba su rostro, se lo veía feliz.
Li Mei se esforzó, intentó levantarse, pero le dolía demasiado, y lo peor es que las heridas seguían sin ser mortales, solo quería consumirla, jugar con ella, probablemente ni siquiera le interesara el torneo, y solo quisiera alimentarse.
“Bastardo”, algo extraño pasó, y Frozen fue arrojado hacia atrás, y sus venas volvieron adentro de su cuerpo, mientras caía al suelo.
Li Mei aprovechó esas circunstancias para levantarse, tomar sus sais, y atacarlo. Aunque logró penetrar la piel de su oponente, y la sangre cayó al suelo, esta se detuvo al poco tiempo. Era solo la suya que Frozen aun no había digerido, no había más para tomar.
La piel del sujeto comenzó a moverse, apretujando los sais, y metiéndolos dentro de su cuerpo, pero sintió un gran dolor y los expulsó.
“¿Demasiado puro para ti?”, Li Mei le dio una patada en el rostro, y antes de que pudiera hacer cualquier de sus trucos, lo golpeó de nuevo, y cada vez mas y mas, sin que siquiera pudiera reaccionar. En medio de la situación, un gran chorro de sangre salió de una de las heridas de su brazo, y cayó en el cuerpo de Frozen, y los ojos de este brillaron.
La onda resultante arrojó a Li Mei hacia atrás. El cuerpo de Frozen ya no estaba pálido, tenía un color brillante, y lentamente comenzó a flotar, en sus manos unas gigantescas esferas de energía se iban formando, y todo al viento a su alrededor se arremolinaba alrededor de su persona.
Li Mei se levantó, la gente estaba ovacionando a su rival, que se erguía ahí, tan poderoso, tan implacable, ¿es que ella no podía hacer nada?
Y entonces Frozen estiró las manos, juntándolas, y largando una cantidad abismal de energía. Li Mei solo atinó a levantar las manos para defenderse.
La explosión al chocar con sus palmas, liberó una gran cantidad de humo, cubriendo todo, la expectación mantenía a todos en vilo, solamente Quan Chi y Shang Tsung permanecían impávidos.
Entonces, el humo se fue disipando, Frozen llegó al suelo, su cuerpo volvía a estar pálido, y parecía estar poco unido, pero lentamente se fue recuperando.
“Así que esto es lo que las montañas del ocaso pueden generar, parece que tendremos un ganador aquí”, sonrió Kano, sin ocultar su odio por la maldita perra que le había hecho daño.
Pero cuando el humo se disipó, Li Mei estaba allí, aun con sus manos levantadas, y todo a su alrededor prácticamente había colisionado. La chica se observó las palmas, y estas brillaban levemente, pero la luz se extinguió al poco tiempo.
Nadie podía decir nada, solo los hechiceros permanecían seguros de lo que había pasado.
Li Mei no podía detenerse ahora, con su cuerpo sangrando y dolorido, se movió rápidamente, y levantando uno de sus sais, cortó transversalmente el cuerpo de Frozen, su mitad superior intentó arrastrarse al tocar el suelo, mientras los restos de su columna vertebral se movían sin encontrar rumbo.
“¿Por qué no te mueres de una maldita vez?”, con gran furia, Li Mei clavó su sai en el cráneo de Frozen, lo sacó, y volvió a clavarlo, una y otra vez, hasta que estuvo segura de que ya no se movía.
Entonces se levantó, y vio como los ojos de la gente la veían, ensangrentada, sucia, con gran parte de su ropa cayéndosele a jirones. Entonces alguien gritó su nombre, y todos los demás le siguieron.
“La ganadora, Li Mei”, gritó Quan Chi.
Sin saber exactamente porque, sin preocuparse por la suciedad, la sangre o su *banned*, Li Mei levantó lo poco que quedaba del torso de su enemigo, exhibiéndolo, y los gritos aumentaron.
“Estas hecha un desastre”, le dijo Faired cuando bajó de la tarima.
“Lo sé”, dijo la chica, mientras tomaba las toallas que le traían los soldados cercanos a ella.
“Pero luchaste bien”.
“Lo sé”, volvió a decir, “no pierdas cuando te toque”.
“No lo hare”.
Li Mei observó a Faired, no le caía mal, pero no tenía misericordia con él tampoco, este torneo seria suyo, y si tenía que perder todo lo que había sido hasta ahora, no importaba, ya no, solo el triunfo, solo su pueblo.

Continuara…

Avance: Los cuatro semifinalistas.
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Mensaje por Peter » Vie, 21 Sep 2012, 00:59

Me gusto mucho este capitulo centrado en Li Mei, me doy cuenta que te alejas bastante en algunos detellas de la historia original pero como siempre sabes llevarlo exelente.

A esperar el siguiente.
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Mensaje por Error Macross » Lun, 29 Oct 2012, 04:01

Wo, me olvide de editar el titulo con el ultimo chapter, cosas que pasan.
Esto es extraño, senti este tiempo entre capitulos muy largo, pero paso un mes y algo, como que cada vez llego mejor, que raro, XD, pero bueno, un nuevo capitulo es un nuevo capitulo. Este tiene la curiosa caracteristica de que..., no, ni idea, no se que onda, cuac cuac, pasenlo lindo, y nada, eso.

La bestia levantó los ojos, y se quedo observando el extraño color del cielo.
“Hacía mucho tiempo que no observaba esto, lo recordaba tan poco”.
Su compañero no dijo ninguna palabra, casi nunca hablaba, solo se movió con su pesado cuerpo entre la hierba.
El primero avanzó, su cuerpo era similar al de un muerto, y entonces, una mosca se acercó y se posó en su brazo. Se quedo observándola, luego sonrió, y la piel devoró al insecto.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “La alianza mortal”, capitulo 9: “Cuatro finalistas, una vez más”.

El guerrero de la armadura negra atacaba con sus sables con precisión inusitada, el extraño ser cubierto de vendas negras lo esquivaba, pero desde que el combate había comenzado, hacia poco mas. Las armas de su enemigo no le permitían acercarse demasiado.
El público se entusiasmó cuando finalmente una de las armas perforó el hombro del gigante, y este lanzó un grito atronador. Una curiosa sangre violeta manchó la tarima. Pero no fue suficiente como para entorpecerlo, y sus musculosos brazos tomaron el sable, y lo partieron por la mitad.
Darkblade, tal era el nombre de la armadura negra con vida, se dirigió hacia atrás, los sables partían del extremo de sus brazos, por lo que al romperse el de su brazo derecho, se había producido una ligera torcedura en el mismo, lo que era una clara desventaja.
La sangre paró de manar de la herida de su contrincante al instante, mientras el sable se deshacía hasta ser solo una pequeña montaña de polvo. No pronuncio palabra, y fue rápidamente apuntando hacia el otro brazo, con el objetivo de romperlo también, pero Darkblade ahora estaba más cuidadoso, y lo esquivó hacia un costado, para clavar su sable a la altura del riñón. Esta vez el grito fue más grande, y ya no parecía ser fácil para el competidor mantenerse en pie.
Darkblade se preparó para realizar el ataque final mientras la multitud clamaba su nombre, cuando su enemigo le escupió, se cubrió con su arma, pero la misma quedó partida a la mitad, separada de su brazo, era acido lo que había recibido.
El caído se levantó con sus garras firmes, y destrozó el casco del guerrero, y el asombro llenó a todos los presentes, ya que debajo no había nada más que oscuridad.
La misma se precipitó como un gran humo, formando dos sables hechos de esta sustancia, más largos que los anteriores. El destrozado brazo derecho se separó del cuerpo, y surgió uno nuevo hecho de la misma masa gaseosa.
Esta vez, el sujeto de las vendas comenzó a sentirse ahogado, y pese a que el humo no parecía especialmente fuerte, los daños que causaba agrietaban la piel, y extraían el agua de la misma, deshidratándolo lentamente. Sin embargo, cada vez el humo disminuía mas, Darkblade no podía mantenerse estable, y la reconstrucción de la armadura era muy lenta, si no terminaba pronto, se difuminaría completamente, pero su enemigo no flaqueaba, e incluso adormecido y debilitado, sus garras seguían arrancando pedazos de su protección.
Eventualmente el musculoso ser se arrodillo, su final parecía cerca, pero aspiró con fuerza, absorbiendo gran parte del humo. El dolor que sus ojos expresaban era indescriptible, pero lo soportó. Poco quedaba de Darkblade, y lentamente, la armadura fue deshaciéndose, intentó un último ataque, pero antes de que el sable llegara, ya el proceso había terminado, y nada quedaba de él.
“El participante Darkblade ha sido eliminado, Rep Zero es el ganador”.
El susodicho expulso el humo que había absorbido, ya no era suficiente como para siquiera volver a formar al guerrero, y se fue con él viento.
Li Mei ya se encontraba aseada y descansada, solo había presenciado la parte final del combate, y había sido impresionante. Pese a sus heridas, Rep Zero simplemente se sentó en el mismo lugar en que se encontraba antes de ingresar, como si nada hubiera pasado, y rechazó cualquier ayuda por parte de los servidores de la Alianza Mortal.
“Un rival difícil”, dijo Faired, “pero confió en que podrás superarlo”.
“Gracias”, respondió Li Mei, se llevaba bien con el chico, aunque aún no se confiaba demasiado de él.
“Es mi turno ahora, deséame suerte”.
Li Mei asintió, pero aun se sentía algo tensa al conversar con él.
“El siguiente combate será entre Faired, del estado de Wran, y Raksumor”.
Los abucheos comenzaron al ver al chico flaco, definitivamente su rival, la gran figura de barro, se veía más impresionante, pero aun así, estaba confiado.
“Que mala suerte”, se quejó Quan Chi, “la carcasa de antes no tenía alma para nosotros, pensaba que estos cinco combates siguientes serian más útiles, pero los Muster carecen de alma, no creo que esa bestia llegue a la final, pero su muerte no nos servirá de nada”.
“No, se que los Muster deberían ser de una forma, pero por alguna extraña razón, este es distinto, y posee alma”.
“Curioso”.
“Molesto, más que nada, pero hace tiempo que deje de intentar entender a esta raza, ni siquiera sé como puede entrar a la tarima, que es de roca”.
El extraño ser atacó unos segundos antes de que el combate fuera iniciado, pero nadie se preocupo por eso, ni siquiera Faired, que esquivó la gran cascada de barro que le cayó encima hacia el costado sin demasiados problemas, hecha con el propio cuerpo de su enemigo.
El charco resultante volvió a formarse en tan solo unos segundos, y sus brazos musculosos golpearon con furia varias veces, pero Faired esquivaba con facilidad. Los gritos en su contra se multiplicaron, querían ver sangre. La expectación aumento cuando ya Faired no pudo esquivar y el puñetazo fue directo a su rostro. Su brazo se movió rápidamente, girando la mano hacia arriba, y el brazo de Raksumor se separó de su cuerpo.
“¿Demasiado macho para gritar?”, sonrió Faired, pero antes de que pudiera hacer nada mas, recibió un impacto de lleno con el otro brazo, y fue arrojado hacia atrás. Mientras escupía sangre al levantarse, los gritos de alegría resonaron en todo el lugar.
Raksumor ya había vuelto a formar su brazo, y se precipitaba fuera de sí.
“OK, parece que quieres pelear en serio”.
Faired levantó la mano, y una ráfaga de fuego atravesó a su oponente, dejando sus pedazos por todas partes.
Li Mei estaba ensimismada, pero no se sorprendió de algo así, a diferencia del público, cuando Faired cortó el brazo de su oponente, lo había hecho usando flamas tan finas que a duras penas se podían ver, incluso para ella.
Del cuerpo de Raksumor solo quedaba la base, pasada la sorpresa, nadie parecía especialmente alegre por este resultado.
Pero Faired seguía firme, como esperando el ataque, pero este fue rápido y certero, los charcos que habían quedado esparcidos por el suelo, se levantaron en el aire y se estrellaron contra su cuerpo, hasta cubrirlo totalmente, y volver a formar a Raksumor.
La bestia largó un grito que fue continuado por festejos y aplausos, y ya Tsung se preparaba para declarar al ganador, cuando algo extraño pasó. La gran masa de barro comenzó a convulsionarse, y una gran cantidad de luz salió de su boca, hasta finalmente explotar, pero no en más barro, sino en roca, roca pura, que cubrió toda la tarima. Debajo estaba Faired, cubierto por llamas, que lentamente se extinguieron, sin embargo, su ropa no se había quemado.
Tsung le entregó el triunfo, no hubo gritos del público, solo admiración.
“Antes de que se formara, ya estabas cargando calor alrededor de tu cuerpo”, le marcó Li Mei cuando Faired ingresó a la sala de los participantes una vez más.
“Ah, veo que te diste cuenta”.
“¿Acaso sabias que te iba a atacar?”.
“Si, y también sabía que me tocaba pelear antes de que lo dijeran”.
Li Mei se quedó ensimismada al escuchar eso, pero era verdad.
“Es mi turno ahora, deséame suerte”.
“¿Acaso…?”.
“No creas que te revelare todo lo que puedo hacer así de fácil, ya que nos veremos en la final”.
Li Mei no sabía que decir, pero igual se mantuvo seria, pese a que su compañero esbozaba una sonrisa, una extraña sensación los estremeció de repente.
Salieron afuera, se suponía que los participantes del último combate recién estaban ingresando, pero el cuerpo del sujeto musculoso que había visto antes, ya se encontraba ensangrentado y sin vida en el suelo, todo había sido muy rápido, y el ganador se encontraba erguido en medio de la tarima, y ni siquiera parecía cansado.
Shang Tsung estaba furioso, pero se contenía, aun así, Quan Chi seguía sonriendo, y fue él quien se levantó a dar el resultado.
“El participante Kanalla ha muerto, el ganador, Scorpion”.
Nadie dijo nada, todos observaron al Ninja, que mantenía la vista fija en los hechiceros, sin emociones.
Li Mei tragó saliva.

Continuara…

Avance: ¿que paso con el miembro de los Special Forces desaparecido? no esta 100% garantizado que trate de eso.
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Mensaje por kanalla » Sab, 03 Nov 2012, 00:24

Con que así moriré...

Este capítulo se leyó algo corto, rápido, no es que sea malo, solo escapa a lo que normalmente el fic acostumbra. Las peleas son precisas y bien descritas, y me sorprendió un poco la derrota de DarkBlade, tomando en cuenta la descripción que tengo de ese personaje según Abbadon el Saqueador.

Entretenido, aunque entre tanto personaje fan-made me pareció estar leyendo "Los Otros". Se extrañó a Nagini, la escena al final con el detalle de Li Mei quedó genial.


PD: Tal vez no deberías incuir a Kanalla, eso te quita posteos...
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Mensaje por Peter » Sab, 03 Nov 2012, 14:45

"El participante Kanalla ha muerto" buena esa xDD

Seeh, no paso mucho en este capitulo, no es de los mejores que has hecho, pero igual entretiene. Espero a los siguientes a ver que tal.
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Mensaje por Error Macross » Lun, 19 Nov 2012, 05:01

¿Cuando salio Nagini aca?

Bueno, no se si alguna vez les habra pasado, de estar asi re tranquilos (lalalala), y que de repente tienen unas ganas de escribir tremendas y no pueden porque no estan cerca de su compu, o de un papel?, pues bueno, a mi me paso muchas veces, pero ayer si estaba en casa, y tire todo al diablo y me puse a escribir. No se que idea tenia originalmente para manejar este capitulo, tal vez algo totalmente distinto, y en vez de eso, salio esto, una idea que me gusto mucho y que ademas me permitio darle un enfoque interesante a un personaje cuya personalidad no tenia muy bien armada. Como casi siempre que tengo estos impulsos, escribi hasta terminar, y luego me fije revisando capitulos viejos si me habia mandado un error fulero, por suerte no se dio, ah, y que casi no tenga dialogos es a proposito, quise ver que onda como salia, espero que les guste.

Las montañas del Outworld se yerguen intocables, llegando hasta el inmenso cielo rojo, mucho más grandes que aquellas que coronan la lejana Tierra. Sin embargo, entre las mismas no hay valles, ni siquiera ríos o llanuras, solo yermos eternos, secos, donde escasas plantas y animales pueden sobrevivir.
Una serie de extraños lagartos de aspecto deforme y globoso, escapan entre las grietas de las rocas, a medida que Jax y Sonya avanzan.
Finalmente el hombre se agacha, tomando una pequeña plancha metálica, que resaltaba en el medio de tanta desolación.
“Si, es su comunicador”, dijo crípticamente, “está totalmente destrozado, por eso no pudo pasarnos sus coordenadas, pero si su cuerpo no está, es posible que haya sobrevivido a lo que lo atacó”.
Sonya solo miraba el horizonte, no dijo nada.
Jax suspiró con sufrimiento, “Cyrax”, pensó, “¿dónde estás?”.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “La alianza Mortal”, capitulo 10, “la historia de Cyrax”.

Un mes atrás.
Las risas se escuchaban a medida que las extrañas criaturas consumían alcohol en demasía, y toqueteaban a las camareras. Nadie pareció preocupado por las nuevas noticias que habían llegado, Kanh, La Alianza Mortal, no importaba quien estuviera a cargo, la vida seguiría su curso de la misma forma, seguramente el gran Rey Dragón, Onaga, no era tan buen gobernante como las leyendas contaban, todos eran iguales al final, y los dos hechiceros también lo serian.
La puerta se abrió con estrepito, y la figura ingresó con dificultad, todos se callaron, tal vez en ese reino las más extrañas formas vivían en conjunto, pero este sujeto era algo distinto, era tecnología.
Cyrax tenía el brazo prácticamente inutilizado, sumado a grietas en varias partes de su cuerpo, pero aun así podía moverse. Se acercó al dirigente del lugar, y le solicitó una habitación, el dinero que llevaba encima era más que suficiente para pagar, pero las miradas siguieron fijas en él cuando llegó a lo más alto de las escaleras.
No había tenido tiempo para realizar reparaciones, recordaba el ataque, aunque no lo comprendía perfectamente. Estaba realizando unos estudios de fotosíntesis sobre unas gramíneas hechas de cristal orgánico, cuando de entre las rocas apareció repentinamente ese extraño ser, de aspecto similar a un cocodrilo humanoide. Por alguna razón sus sensores le indicaban que ya se había encontrado antes con él, y su ataque lo confirmó, ácido, ácido derritiendo sus circuitos.
No se preocupó por quien fuera el extraño ser, así que simplemente respondió con fuerza, su puñetazo seguramente le hubiera roto varias costillas, pero cuando quiso terminar con su otro brazo, prácticamente solo le acarició la mandíbula, el ácido le había hecho mella, y los músculos artificiales se encontraban dañados, posiblemente cortados. Retrocedió y lanzó una de sus redes, pero en ese momento ya no había nadie allí para recibirla. Aun podía sentir el olor de su enemigo, por lo que seguramente se encontraba camuflado de alguna forma, pero se estaba alejando, y revisar el daño era más importante.
Las reparaciones que necesitaba eran imposibles en un lugar tan atrasado, pero al menos podía realizar lo suficiente como para seguir funcional algunos años, solo con algunas piezas de metal. El problema es que el daño en su brazo había destrozado su comunicador, si hubiera sido solo daño mecánico podría repararlo, pero el ácido había derretido las partes, los circuitos de poco y nada le servirían en ese estado, así que los dejó atrás, no era conveniente llevar cosas, podía encontrar más peligros antes de llegar al pueblo más cercano.
El viaje fue lento, ya que se encontraba bastante alejado, las bestias dejaron de atacarlo luego de que destrozara a varias de ellas. Al llegar al pueblo, tomó la vida y las pertenencias de algunos transeúntes, tenía algo de dinero del reino de viajes anteriores, pero probablemente insuficiente para pagarse un mísero lugar de descanso, y lo que necesitara.
Y allí estaba, sentado en una cama mientras intentaba modificar las escasas piezas metálicas que el posadero le había entregado por mucho más dinero del que valían. Pese a los intentos de Icy, Cyrax no se llevaba con la tecnología, tenía una mínima comprensión del funcionamiento de ciertas cosas, y de cómo reparar algunas de sus partes, pero diseñar el comunicador nuevamente iba más allá de sus capacidades. Su brazo ya había vuelto a ser funcional para cuando había terminado, y había soldado las escasas heridas que se le habían causado en el cuerpo. El problema sería encontrar la manera de volver, sin su comunicador, no había manera de indicar donde se encontraba para ser devuelto al Earthrealm. Aun le quedaban unos cuantos años antes de que sus daños internos fueran indetenibles, pero lo mejor era intentar encontrar la forma lo más rápido posible.
Los golpes en la puerta hicieron que fuera a abrirla, tal vez por el hecho de que había pagado una suma tan astronómica, el posadero le enviaba una hermosa dama de compañía, le cerró la puerta en la cara.
Aunque hubiera tenido los órganos para realizar el acto sexual, el resultado hubiera sido el mismo. Era curioso, pero desde que su alma había sido completada, Cyrax se había vuelto menos humano que cuando solo tenía fragmentos de la misma, las viejas costumbres del Lin Kuei, para los cuales el acto sexual solo funciona a fines reproductivos, se encontraban firmes en su mente, tal vez la única razón por la que aun seguía en los Special Forces era por respeto y agradecimiento, y por el odio que sentía hacia sus superiores, no solo por haberlo sometido al tratamiento sin su consentimiento, sino también por haberlo dejado a la deriva en el desierto luego de la invasión de Kanh.
Cyrax había sido un Lin Kuei ejemplar, y por lo tanto, siguió siéndolo cuando asesinó a su líder de escuadrón, en el momento que su conciencia fue infectada por una plaga de parásitos mentales, durante una misión. Y más aun cuando se entregó a sus compañeros, aunque su superior ya no podía ser salvado, el hecho de haberlo matado seguía siendo un crimen que debía ser castigado. Cyrax esperó su condena en paz, solamente sintiéndose culpable por no haber servido más tiempo al clan que lo había tomado cuando era tan solo un niño huérfano que robaba para sobrevivir. Pero la condena nunca llegó, en vez de eso, lo entregaron a un psicópata, que jugó con su cuerpo y su mente, y lo convirtió en lo que es ahora. Pero Cyrax aun cree en el deber, y ya no siente devoción por los Lin Kuei, pero si por los Special Forces.
La puerta volvió a ser tocada, pero esta vez ni bien Cyrax se levantó, unos poderosos brazos la destrozaron.
No hubo sorpresa, uso sus láseres, y rebanó las extremidades del musculoso hombre, que se encontraba totalmente borracho, aunque eso no evitó que gritara por el intenso dolor. Había sido un idiota, el dinero que usó era demasiado, y eso había llamado la atención de los imbéciles hambrientos no de gloria, sino de unas simples monedas. Por esa razón es que durante sus excursiones al Outworld, en lo posible evitaba meterse en los pueblos, ya sea por dinero, o por la brillante armadura que creían que portaba, siempre alguien lo atacaba.
Si sus atacantes hubieran estado sobrios, el resultado no se hubiera visto alterado, las bombas pasaron por el agujero de la puerta mientras estos se apretujaban para pasar. Ya había saltado por la ventana cuando la explosión derrumbó totalmente el edificio, en gran parte por los pésimos cimientos que tenia.
En el Outworld, las autoridades funcionaban muy rara vez, la derrota de Kanh y la guerra sin final contra Edenia causaban que pocos hombres capaces se encontraran protegiendo pueblos alejados de las ciudades más importantes, por eso fue más sorprendente que alguien se le acercara.
El muchacho probablemente no fuera más que un niño, pero se lo oía seguro, le dijo que lo que había hecho era impresionante, y que alguien estaría muy interesado en verlo y que podría darle lo que quisiera a cambio de que trabajara para él.
Cyrax asintió, y siguió al pequeño, tuvieron que marcharse del pueblo e ir hacia la ciudad más cercana, la gran Banakushna. El Cyberninja nunca se había acercado tanto, ciudades grandes indican peligros grandes, sobre todo en un reino tan podrido como este.
El viaje fue largo, pero Cyrax no se cansaba, negó todos los intentos de su acompañante de ofrecerle comida, y no durmió cada vez que paraban en medio de la ruta. Nada los atacó, las personas se les alejaban, e incluso las grandes bestias, que no sentían temor de atacar incluso los pueblos según las circunstancias, se les escapaban. Según el niño, tal era el poder que su jefe tenia.
Al llegar a Banakushna las cosas no cambiaron, la gente seguía alejándose, el hombre del negocio donde dejaron los Gilards, grandes lagartos del desierto, que habían usado para movilizarse, temblaba mientras asentía a todo lo que el niño le decía.
Este fue llevando a Cyrax por callejuelas, pero no hacia la oscuridad, sino hacia la luz, a las zonas de la clase alta e importante, donde nada de lo que acontecía en esas épocas parecía afectarlos.
Lo único de lo que la gente hablaba era del próximo torneo que la Alianza Mortal planeaba realizar, todo un acontecimiento, entre los participantes incluso figuraba un habitante de las lejanas Montañas del Ocaso.
Y así, entre castillos de jade y metal de aguamarina, Cyrax fue llevado a la más impresionante de todas las construcciones.
El interior del lugar, realmente gigantesco, parecía de oro puro, obras de arte llenaban las habitaciones que iba pasando. En él Outworld, los escasos artistas solo servían a los gobernantes y a la religión, la mayoría de esos objetos guardaban historias de civilizaciones enteras saqueadas y asesinadas.
Finalmente lo llevó a una pequeña habitación, que contrastaba con la opulencia de las demás, solo había un escritorio, que ni siquiera parecía hecho de algún material raro, pero con detenimiento uno se daba cuenta que era madera de un árbol del mismísimo bosque viviente. Los adornos, por otro lado, eran esqueletos, incluyendo uno de un Shokan, y uno de un Centauro, entre otros, pero nada de piedras preciosas o metales raros.
El niño le dijo que espere ahí, Cyrax no se sentó. Arriba del escritorio solo había dos copas y una extraña jarra, con un líquido de color miel muy brillante. Casi al instante otra persona ingresó.
Se trataba de un Tarkata, pero uno que curiosamente, portaba un brazo hecho de metal, similar al cuerpo de Cyrax, le invitó a sentarse, y ahí el Cyberninja lo hizo.
El Tarkata fue simple y rápido, luego de notar que sus primeros rodeos no afectaban a su interlocutor, su nombre era Bladstor, un antiguo soldado menor que logro hacerse un nombre luego de la derrota de Kanh. Había perdido su brazo en la batalla con el Earthrealm, pero la tecnología que pudo robar le permitió reconstruírselo. Con el tiempo, logró hacerse un nombre y dominó los bajos fondos. El lugar en donde se encontraban era el castillo del gobernador, pero Bladstor era quien dirigía realmente las cosas desde hacía ya tres años. Y prácticamente todo estaba a su alcance, gracias a la gran cantidad de objetos mágicos que había obtenido con los años. Pero nunca había visto algo como Cyrax, sus hombres lo veían todo, y le contaron lo que sucedió allá a lo lejos, eso no era magia, era ciencia. Ah, la ciencia, Bladstor se había enamorado de ella, algo a la mano de todos, que no requiriera ninguna clase de capacidad nata para poder utilizarla, robó toda la que pudo durante el tiempo que pasó en el Earthrealm, y en medio del caos, logró sumar a varios detractores del gobierno del Emperador, y usarla para obtener el poder. Pero ya hacía tiempo que se habían agotado todas las posibilidades. El Outworld estaba a cientos de años de generar algo como lo que él había traído, y sus intentos de comprenderlo y recrearlo, habían sido inútiles, además, nadie con el poder para ello se interesaba por algo que podría igualar a los plebeyos con las castas altas, ahora, se veía obligado a confiar en gran medida en sus hombres dominantes de la magia para lograr sus objetivos. Pero Cyrax podía cambiarlo todo, el era ciencia pura, era el soldado que tanto necesitaba, le entregaría cualquier cosa que estuviera a su alcance con tal de que trabajara para él. El Cyberninja le preguntó si tenía medios para volver al Earthrealm, aunque ya sabía que la respuesta seria negativa, sino ya hubiera vuelto a tomar más cosas. Le preguntó si entre sus objetos tenía algo que le permitiera comunicarse.
Bladstor no comprendió totalmente la pregunta, pero le enseño que tenía en su poder. Nada era útil, la mayoría de las cosas hacía tiempo que carecían de energía para funcionar, pero tampoco hubieran servido de todas formas.
Cyrax arrancó súbitamente el brazo metálico de Bladstor, que ni siquiera pudo gritar porque al mismo tiempo le cortó la cabeza, destrozándola, ya conocía la resistencia que los Tarkatans tenían al dolor y las mutilaciones, como para hacer las cosas de manera sencilla. El brazo era algo atrasado en cuanto a sus funciones, pero le serviría para complementar sus partes faltantes mejor que el metal que había recibido antes en la posada, lo que le podría extender incluso un mes su tiempo funcional. Se marchó lo más rápido que pudo, y se internó una vez más en las montañas. No tenía interés en luchar, así que mantuvo sus funciones al mínimo hasta salir de la fortaleza, lo que sumado a su entrenamiento Ninja, causó que muy pocos de los guardias del Tarkata siquiera se enteraran que él estaba ahí.
Probablemente la ciudad tardaría en recuperarse de algo así, incluso podría llegar a desaparecer, le importó poco y nada, las guerras civiles y las grandes ciudades que caían para dar paso a otras, eran moneda corriente en el Outworld.
Entonces detectó algo muy curioso, algo diferente a lo que normalmente sentía, y se giró.
Una mujer se encontraba allí, de piel muy blanca sin llegar a ser pálida, y unos brillantes labios rojos, su ropa, de color negro, cubría solo lo necesario de sus grandes atributos, y unas grandes alas negras salían de su espalda.
“Hasta que te encontré”, dijo con una sonrisa, enseñando dos grandes colmillos, “mi nombres es Nitara, y tengo la llave que necesitas para volver a tu reino”.
Los sensores de Cyrax indicaban que decía la verdad, no podía confiarse, pero parecía útil.
“Escucho”, dijo finalmente.

Continuara…

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kanalla
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Mensaje por kanalla » Lun, 19 Nov 2012, 19:57

Kanalla escribió:Se extrañó a Nagini (...)
Error Macross escribió:¿Cuando salio Nagini aca?
Nunca dije que salió Nagini...


Tal como en los viejos tiempos, se lee poco y se publica poco. En fin... como siempre me gusta el estilo de Batalla, cuenta los eventos de MK y agrega unos detalles inéditos para complementar, haciéndolos entretenidos y nunca tan denso como un documental, ñam, aunque a veces me da la impresión de que te desvías demasiado de la trama al detallar eventos en demasía. Por eso decía que la Batalla se está pareciendo un poco a Los Otros. El flashback al inicio es una buena idea, aunque me quedó la duda sobre esos estudios de fotosíntesis sobre unas gramíneas hechas de cristal orgánico, muy técnico como para se ficticio.

No hay mucho kombate, aunque fue interesante leer sobre Cyrax y su travesía, más sicológica que kombativa, para ser una máquina; aparte también me gustó la descripción de Banakushna.

Vas por buen camino para crear tu propio Star Wars, para ser el nuevo Tolkien o Toriyama, ñam. Ojala que en el próximo capítulo Kenshi se manifieste con algunos cortes.
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Peter
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Mensaje por Peter » Sab, 15 Dic 2012, 22:05

No se porque no habia leido esto antes, pero bueno... Me gusto mucho mas que el anterior, como siempre agregas esos detalles que no ocurrieron en realidad pero que anexas a la historia que quedan como siempre exelentes.

El siguiente de Kenshi? Genial, lo espero.
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Mensaje por Error Macross » Mar, 15 Ene 2013, 03:53

Bueno, al fin (se podria decir) quede libre de tooooodo lo que tenia encima para leer y demas, asi que vuelvo a la escritura, y termine un capitulo que deje trunco masomenos como desde final del año pasado. Como dije muchas veces, no tengo mucha idea de la historia de los juegos post MK4 mas alla de cosas que lei por aca (bueno, en realidad de los juegos anteriores tambien me entere toda a historia por aca, XD), asi que lo que van a ver, con muchos agregados, es la base que yo creo recordar que era la historia de Kenshi, ¿Revise para ver si estaba bien?, ni en pedo, me salio lindo y no tenia ganas de editar, asi que pasenlo bomba, parece que esta temporada va a dar para largo al paso que vamos.

El tarkata sonreía mientras caminaba, en si los Tarkatans siempre sonríen, sus grandes dientes muchas veces no les permiten expresar las diferentes emociones que pueden llegar a sentir, pero de todas formas este si se encontraba sonriendo, el día de hoy había sido muy fructífero. Gracias al patético torneo de la Alianza Mortal, las calles de las ciudades estaban vacías, y nadie se preocupaba por un asesino caníbal. Lamió la sangre que caía de sus blades, su presa hoy había sido otro como él, pero no le importaba, era un disfrute tan grande como cuando comía un humano, ya que la carne tenía ese sabor dulzón tan similar.
Tardó unos segundos en sentir la espada que lo atravesaba por detrás, y cayó al suelo expulsando sangre de a litros.
“Seré directo contigo”, dijo una voz, “¿dónde puedo encontrar a Shang Tsung?”.
“Maldito bastardo, no te burles de mi”, el Tarkata intentó levantarse, pero la espada volvió a clavarse, dejándolo agarrado al piso.
“Si, sé que mi pregunta parece tonta, pero no soy de por aquí, ¿vas a decirme dónde encontrar a Shang Tsung?”.
El tarkata sintió la espada que giraba dentro de su cuerpo, acompañada de un gran dolor.
“Al sur, tienes que ir al sur, solo desvíate al encontrar las montañas por un valle, es fácil notarlo, la fortaleza se verá a lo lejos una vez que pases por allí”.
“Bien, perfecto, tu muerte será rápida”.
El tarkata al escuchar eso se levantó, sintiendo como el filo iba pasando por su cuerpo, incluso hasta llegar al mango, e intentó salir pese al dolor.
“Siempre me sorprendo de la resistencia de tu especie”.
Lo último que sintió el tarkata fue un leve corte en su cuello, y cayó al suelo muerto.
Kenshi tomó su espada, otro tarkata ya le había indicado la ubicación de los puntos cardinales, y pese a que no veía, podía recordar esas indicaciones, y si no, su espada lo hacía por él, y había sido así desde hace mucho.

Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, batalla de los 6 reinos, “la alianza mortal”, capitulo 11, “Ojos que no quieren ver”.

Hace varios años, Kenshi aun podía ver, y pese a su juventud, era un prodigioso y excelso espadachín, con una gran reputación, que muchos estaban dispuestos a intentar poner a prueba.
En este último caso, el retador era un sujeto de unos cincuenta años, que llevaba viajando por el mundo desde hace mucho buscando gente con quien poner a prueba sus habilidades, no tanto por la victoria, sino por mejorar su capacidad con cada pelea, y que salvo que fuera necesario, nunca mataba a sus rivales.
La lucha fue larga, pero más porque a Kenshi le gustaba burlarse de su enemigo que otra cosa, este se mantenía serio ante la situación. Le molestaba más la rapidez del joven para bloquear todos sus ataques, que las bromas que salían de su boca.
El proceso siguió bastante tiempo, eventualmente Kenshi se aburrió y empezó a tomar la pelea más en serio, aunque esto no hizo que le fuera más fácil, y terminó sudando y con varios cortes para el momento en que logró realizar el golpe final, atravesando el pecho de su enemigo.
“Debo admitir que fuiste el rival más complicado que jamás tuve, pero al final mueres bajo mi filo, como todos los demás”.
“Eres un gran guerrero”, le dijo el hombre con dificultad, “pero si no mejoras tu actitud, algún día te encontraras con alguien superior a ti, y caerás”.
El hombre murió, y Kenshi observó su cadáver con desprecio, dándole una patada.
“El que está muerto eres tú, viejo, no yo”.
A la noche, Kenshi se dirigió al bar donde trabajaba como guardia de seguridad, para jactarse junto a los borrachos recurrentes de su último logro. Matar era ilegal, eso es así en cualquier lugar del mundo, pero gracias a su jefe, los antecedentes de Kenshi eran impecables, y los cuerpos desaparecían al mismo tiempo que los registros de que alguno de sus rivales siquiera se hubiera acercado a la ciudad. A cambio Kenshi cumplía su trabajo protegiendo el bar, y de vez en cuando realizaba algunos asesinatos por encargo, o participaba en duelos clandestinos. Todo el mundo sabía que era un asesino de todas formas, y de que los más grandes espadachines del mundo tarde o temprano iban llegando solo con el objetivo de enfrentarle, pero no había nunca pruebas para llevarlo tras las rejas.
“Y ese maldito creyó que podía hacerme frente, pero antes de que se diera cuenta, mi acero ya estaba entre sus tripas”, Kenshi golpeó con fuerza la mesa, pero en vez de partirse esta, fue la espada la que sufrió el hecho, “diablos, esta ha durado menos que la anterior, tendré que conseguir otra pronto”.
Kenshi se preparó para dirigirse al despacho de su jefe, con los dividendos que le generaba, otra espada nueva no sería nada, pero un extraño sujeto encapuchado llamó su atención. Se encontraba sentado en una mesa en las sombras, solo, tomando un sencillo te, que humeaba de lo caliente que estaba.
“Eh, viejo, ¿qué hace un tipo solo como tú por estos lados y encima tomando té con este calor?”, le dijo despectivamente Kenshi, sin saber exactamente porque lo hacía.
“¿Tu eres Kenshi?”.
“El mismo, ¿me conoces?”.
“Tienes una gran reputación”.
Kenshi se sentó al escuchar eso, “si, es verdad, pero eso no es conocimiento público, ¿vienes a ponerme a prueba o necesitas que realice un trabajo?”.
“Supongo que un poco de ambos”.
Kenshi se extrañó, ese sujeto era muy diferente a lo que solía verse por esos lares, “explícate mejor”.
“Eres un gran guerrero, pero creo que te estás quedando con pocos desafíos, Archibald es uno de los más grandes espadachines del mundo, y lo has vencido”.
“¿Así se llamaba el otro viejo?, si, me causó algunos problemas, nada muy especial, las he pasado peores”.
“De todas formas, creo que ya estás por encima del nivel normal, que necesitarías retos más grandes, ¿has oído hablar del Mortal Kombat?”.
“¿El torneo?, si, me han dicho varias cosas, pero es algo de artes marciales, el cuerpo a cuerpo no es lo mío”.
“No hay problema si usas armas, creo que será algo que te vendrá muy bien”.
“¿Y qué tienes que ver tu con todo esto?”.
“Pues yo soy el organizador”.
El viejo levantó el rostro en ese momento, era detestable, tenía una barba desaliñada que alternaba entre grises y blancos, cayendo de una cara con una boca llena de dientes amarillentos, y unos ojos fijos y penetrantes, que causaron que el espadachín se sobresaltara.
“Interesante, ¿y que obtendría si participo en tu torneíto?”.
“¿Además de demostrar que eres el mejor?, bueno, si decides participar, puedo llevarte a un lugar donde encontraras una espada mucho mejor que las que has usado hasta ahora, te aseguro que no se romperá por mas que la fuerces al máximo”.
Kenshi lo pensó con detenimiento, su jefe para ese momento había salido a ver cómo iba el negocio.
“Hey, Kenshi, ¿otra vez has roto una espada?, me parece que tendrás que conformarte con una de mala calidad para esta noche, no tengo nada mejor por hoy”, Kenshi no prestó atención a lo que le decía, “¿me estas escuchando?”.
Kenshi se levantó apuntando con lo que quedaba de su arma al susodicho.
“Tengo que hacer algo, nos veremos luego”.
El anciano se levantó, y Kenshi lo siguió.
“¿Qué haces?, ¿estás borracho?, sabes que tienes que quedarte, tienes una pelea programada, ¿qué voy a decirle a la gente que vendrá a verte?”.
“Ya se te ocurrirá algo”.
Kenshi acompañó al viejo un largo trecho, no sabía porque, pero sabía que tenía que seguirlo, que la respuesta a todas sus dudas estaba con él. Pese a que intentó iniciar una conversación, no le contestaba, así que la travesía permaneció en silencio.
Eventualmente dejaron atrás la ciudad, el tiempo caminando se había vuelto más del que Kenshi esperaba, y no sabía si por el alcohol, o por la confianza que el viejo le transmitía, no sentía temor.
Luego de deambular por un terreno boscoso, pasaron un gran umbral, se veía como que alguna vez había sido muy ostentoso, pero ahora se encontraba agrietado y oxidado. A Kenshi le resultaba conocido, pero no sabía de qué.
Pasando el umbral, eventualmente se podía ver una vieja mansión derruida y abandonada. La puerta no ofreció ninguna resistencia cuando el viejo la abrió, directamente cayó al suelo con estrepito.
“¿Estás seguro que es por aquí?”, preguntó temeroso Kenshi. Su atención se posó en los cuadros que colgaban en las paredes, en algunos aun podían observarse los rostros de las personas, pese a que la deformidad les daba un aire macabro, le parecían conocidos, pero no podía precisar de qué.
“Si”, lo quitó de sus pensamientos el viejo, era la primera vez que hablaba desde que habían comenzado el camino, “hay que bajar”.
Fueron por una extraña escalera hacia lo que seguramente sería el sótano o algo similar. La misma era muy resistente, lo que resultaba extraño luego de ver el estado general de la mansión.
La sala inferior era mucho más grande de lo que esperaba, una serie de antorchas iluminaban las paredes de piedra, todo para honrar a una urna extraña que se encontraba en el medio.
“El arma se encuentra allí dentro”.
“¿Esto es seguro?”, el efecto del alcohol hacía tiempo que había dejado la mente de Kenshi, pero aun así, se sentía como ensimismado, como si no pudiera pensar correctamente.
“Si, ¿acaso no querías una buena espada?, esta es la mejor que podrás conseguir”.
“Si, necesito una buena espada”, ¿a quién le importaban sus dudas?, ¿a quién le importaba que todo fuera tan extraño?, el viejo le había prometido una espada, y eso era lo que se iba a llevar.
Se acerco a la urna, la misma llevaba una inscripción que no pudo comprender, pero parecía un apellido. La tapa se veía pesada, pero para su sorpresa era muy liviana, y la levantó, y fue lo último que pudo ver.
El dolor fue indescriptible, una luz más brillante que el mismo sol destrozó sus ojos, y solo hubo oscuridad detrás. Cayó al suelo, sintió que la sangre caía de sus cuencas, e intentó que parara, pero no podía entender nada, solo entendía que sentía dolor, y entonces resonó la risa.
“¿Eres tú, viejo?, ¿qué ha pasado?, háblame”.
“Eres aun mas idiota de lo que pensé, para ser el ultimo de tu casta, no representas la nobleza de la misma”.
“No entiendo lo que me dices, el dolor, haz que pare”.
“Eso es lo que te tienes merecido, has traicionado a toda tu familia, Kenshi”.
“¿Mi familia?”.
Kenshi recordó, el cómo se había peleado con su padre, y se había ido, porque no quería vivir para siempre sirviendo a algo en lo que no creía. Recordó las paredes de su hogar, y lentamente se dio cuenta porque todo le había parecido tan conocido, esa mansión era su antigua casa.
“No es posible, aunque me fui hace mucho, debería haber recordado algo”.
“Ah, yo me encargue de eso, pero déjame decirte que fue lo único que hice, tu idiotez fue totalmente de tu lado”.
“La urna… oh, dios mío”.
“Claro, la urna, yo sabía que tu familia guardaba un cierto poder ancestral por el manejo de las almas, pero estúpidamente los mate a todos antes de saber de qué se trataba. Una urna con todas sus almas, que solo podía ser abierta por otro miembro de la familia, supuestamente cuando comprendiera el gran misterio de la vida después de la muerte, ¿lo has comprendido acaso?”.
“¿Por qué has hecho esto?”.
“Claro que no lo comprendes, no tienes ni idea de que pasa después de morir, y seguramente le tienes miedo a la muerte, como todos, como tu familia, que cada vez que uno moría su alma descansaba en ese lugar, si se le puede llamar descansar a eso”.
“¿De qué te servían?, ¿por qué tuviste que arruinarlo todo?”.
“Como te dije, soy el organizador del Mortal Kombat, y las almas, mas aun si son fuertes, me vienen perfecto, dentro de poco será el torneo definitivo, y tengo que estar preparado”.
“Eres un maldito, ven, pelea conmigo si eres tan fuerte”.
Pero ya no hubo respuesta.
Kenshi hubiera llorado, pero el dolor era demasiado grande para pensar en otra cosa, fue entonces que sintió algo, algo que lo llamaba.
Se levantó con dificultad, y se dirigió hasta ese lugar, y sus manos palparon algo, algo que no había notado antes, era una espada, una espada que le indicaba que tenía que hacer.
Influenciado por la misma, Kenshi ignoró el dolor, y curó sus heridas, no vería de nuevo, pero no lo necesitaría. Su entrenamiento fue largo, permaneció en los bosques que lindaban la vieja mansión, hasta que sus movimientos fueron perfectos, y su vista faltante no alteraba ya los mismos.
Buscó información, y supo el nombre de quien había organizado el torneo, Shang Tsung, pero no dejaría que sus emociones lo afectaran, no de nuevo. El último torneo ya se había disputado, si tan solo hubiera llegado un poco antes podría haber participado. Nadie sabía dónde estaba Tsung ahora, y esperó.
La espada le ayudó a sobrevivir a la invasión de los infiernos, y a entrar en contacto con miembros de los Special Forces. Pese a su ceguera, su capacidad hablaba por él, y participó en cuanta misión se le presentara, a la espera de la que sería su oportunidad. No sabía que era el Outworld, pero sabía que allí encontraría a Tsung.
El nunca quiso ser un Special Force, nunca le interesó eso, solo estaba esperando este momento, su misión era rastrear a Cyrax, pero no la cumpliría, ya sabía la ubicación de la fortaleza, y cuando encontrara a Tsung, su espada probaría la sangre de aquel que había tomado las almas de su familia, y ahí, podría descansar en paz finalmente junto con ellos.

Continuara…

Avance: Una pelea de dos ¿amigos?
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